Reconstrucci¨®n de un tiroteo mortal con muchas se?ales de aviso ignoradas
El joven de 15 a?os que acab¨® con la vida de cuatro compa?eros de colegio en M¨ªchigan dio muestras de inestabilidad y ni sus padres, que le regalaron un arma, ni el centro educativo tomaron medidas serias para evitarlo
Los tiroteos en los centros educativos en Estados Unidos suelen acabar con el autor de los disparos abatido por las fuerzas del orden, detenido o quit¨¢ndose la vida con su propia arma. En alg¨²n caso, como en la tragedia vivida en Newtown (Connecticut) ¡ªde la que se cumplen nueve a?os el pr¨®ximo d¨ªa 14¡ª, el pistolero incluso mata a su madre en el hogar de ambos para luego iniciar una sangrienta escalada que dej¨® 26 personas fallecidas, entre ellas 20 ni?os. Lo que no suele ocurrir es que los padres del ejecutor acaben siendo detenidos y acusados de homicidio involuntario.
James y Jennifer Crumbley, padres de Ethan Crumbley, de 15 a?os, fueron arrestados en la madrugada del pasado s¨¢bado en un almac¨¦n de arte en Detroit despu¨¦s de que la justicia los declarase pr¨®fugos. En su b¨²squeda y captura intervinieron agentes del FBI, miembros de la agencia federal de seguridad de los US Marshalls y un equipo especializado de Oakland (M¨ªchigan). Para la fiscal de ese condado, Karen McDonald, los pormenores de lo sucedido antes, durante y despu¨¦s del tiroteo son lo suficientemente perturbadores para presentar cargos contra el matrimonio Crumbley. Tanto Ethan como sus progenitores est¨¢n en la c¨¢rcel de Oakland, aislados de la poblaci¨®n reclusa general y con protocolo de vigilancia antisuicidio.
Para reconstruir lo sucedido de forma cronol¨®gica, que sirva para depurar responsabilidades en el tiroteo de Oxford, hay que remontarse al d¨ªa siguiente de Acci¨®n de Gracias. El viernes 26 de noviembre, el padre de Ethan, de 45 a?os, le compr¨® a su hijo como regalo anticipado de Navidad una pistola Sig Sauer semiautom¨¢tica de nueve mil¨ªmetros. El joven se apresur¨® a presumir de su nueva posesi¨®n en las redes sociales: ¡°Mi nueva belleza¡±, escribi¨®.
Al d¨ªa siguiente, el s¨¢bado 27 de noviembre, un d¨ªa de descanso y que tradicionalmente se pasa en familia por una de las festividades m¨¢s importantes de EE UU, la madre de Ethan, de 43 a?os, colg¨® informaci¨®n en sus perfiles en las redes en la que probaba el arma junto a su hijo. Hasta aqu¨ª, podr¨ªa parecer un d¨ªa normal en una naci¨®n cuyos habitantes tienen una fuerte y estrecha relaci¨®n con las armas de fuego desde la infancia. Cuando el fin de semana lleg¨® a su fin, el arma de Ethan se guard¨® en la habitaci¨®n de sus padres, en un lugar donde el joven ten¨ªa libre acceso a ella.
El lunes 29, M¨ªchigan retom¨® las clases tras el festivo. Durante la ma?ana lectiva, un profesor inform¨® a Jennifer Crumbley de que su hijo estaba buscando en internet munici¨®n para un arma de fuego. Aqu¨ª es donde falla estrepitosamente la primera alarma. A la madre del adolescente no le pareci¨® nada fuera de lo com¨²n e incluso mand¨® un mensaje de texto a su hijo en el que le dec¨ªa: ¡°LOL [Laugh Out Loud, risas]. No estoy enfadada contigo¡±. La recomendaci¨®n de la se?ora Crumbley explica por qu¨¦ ignor¨® la primera alarma: ¡°Lo que tienes que hacer es aprender a que no te pillen¡±, le recomend¨®.
Lleg¨® el martes 30, el d¨ªa de los asesinatos. Por la ma?ana, uno de los profesores de Ethan Crumbley encontr¨® una nota en la que el adolescente hab¨ªa garabateado una pistola, una persona herida de bala, un emoticono sonriente y tres frases premonitorias: ¡°Sangre por todos lados¡±; ¡°Los pensamientos no van a parar¡±; ¡°Ay¨²denme¡±. Los responsables del instituto se pusieron en contacto con los padres de Ethan, quienes acudieron a una reuni¨®n esa misma ma?ana en la que se les aconsej¨® que buscaran ayuda profesional para su hijo, seg¨²n la fiscal McDonald.
Pero no solo el matrimonio Crumbley no quiso que Ethan abandonara las aulas, sino que ni siquiera le preguntaron si el arma estaba en su posesi¨®n o revisaron su mochila. Tampoco lo hizo el centro escolar. Alarmas ignoradas. ¡°La simple idea de que un padre pueda leer esas palabras y adem¨¢s sea consciente de que su hijo tiene acceso a un arma mortal, que le dieron ellos mismos, es inconcebible y creo que es criminal¡±, asegura la fiscal que ha decretado la detenci¨®n de los Crumbley.
As¨ª las cosas, Ethan regres¨® a clase. A partir de ese momento, se desat¨® la peor pesadilla de cualquier padre que deja a su hijo por las ma?anas en un centro educativo. Este fue el tiroteo n¨²mero 222 en un colegio en 2021, el a?o con m¨¢s sucesos de este tipo, 100 m¨¢s que en 2019, lo que le convierte en el m¨¢s mort¨ªfero.
Seg¨²n el relato de las autoridades, a las 12.50, Ethan entr¨® en el ba?o con su mochila y sali¨® empu?ando su regalo de Navidad, con el que comenz¨® a disparar. A las 13.22, cuando empezaron a conocerse las primeras informaciones de un posible tiroteo en el instituto Oxford, la madre del adolescente envi¨® un escalofriante SMS a su hijo: ¡°Ethan, no lo hagas¡±. A las 13.37, el padre de Ethan llamaba a emergencias para notificar que el arma que le regal¨® a su hijo no estaba en casa. Con esa arma, el joven de 15 a?os dispar¨® m¨¢s de 30 balas matando a Tate Myre, de 16 a?os; Madisyn Baldwin, de 17; Justin Shilling, de 17, y Hana St. Juliana, de 14. Otras siete personas resultaron heridas antes de que Ethan fuera reducido y detenido.
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