Olaf Scholz, cambiarlo todo para que todo siga igual
El nuevo canciller no gan¨® las elecciones porque prometiera hacer todo de manera distinta, sino porque supo representar la continuidad del merkelismo mejor que el candidato conservador
?Ser¨¢ todo mejor ahora? Este mi¨¦rcoles ha tomado posesi¨®n el Gobierno alem¨¢n y tras las traum¨¢ticas experiencias de la era Merkel, el sur de Europa se pregunta si Olaf Scholz ¡ªen su condici¨®n de jefe de una coalici¨®n entre socialdem¨®cratas, verdes y liberales¡ª abrir¨¢ un nuevo cap¨ªtulo. ?Cabe esperar m¨¢s flexibilidad o, por el contrario, Alemania seguir¨¢ actuando como comisario del ahorro y exigiendo el cumplimiento estricto de las normas de la deuda y la austeridad?
Los espa?oles deber¨ªan guardar un buen recuerdo de Scholz, ya que, al fin y al cabo, durante su etapa como ministro de Finanzas de Angela Merkel impuls¨® el fondo de reconstrucci¨®n europeo del que Espa?a tanto se ha beneficiado. Pero no hay que pasar por alto que en el establecimiento del fondo intervino el inter¨¦s particular de Alemania. La potencia exportadora alemana, dependiente del consumo exterior, obtiene provecho de las inversiones estatales. El fondo en respuesta a la pandemia de la covid-19 no respond¨ªa solo a un intento de ayudar, sino que tambi¨¦n ha servido para estimular la econom¨ªa, lo que para alguien como Scholz significa ante todo estimular la econom¨ªa alemana.
Pero, ?no es Scholz un socialdem¨®crata? ?No deber¨ªa la solidaridad ser irrenunciable para ¨¦l? La pen¨ªnsula ib¨¦rica, la aldea gala de la socialdemocracia europea, se aferra a esta esperanza. No cabe duda de que Scholz est¨¢ magn¨ªficamente relacionado en el plano internacional. Sin embargo, es m¨¢s Helmut Schmidt que Willy Brandt. En su partido se le considera un representante del ala pr¨®xima al mundo de la econom¨ªa. Cuando el nuevo canciller se convirti¨® en ministro de Finanzas del Gobierno de Angela Merkel, nombr¨® secretario de Estado a un ejecutivo de Goldman Sachs, lo que le supuso duras cr¨ªticas de su partido. Al final, el Partido Socialdem¨®crata (SPD) solo le permiti¨® que fuese candidato a canciller porque el partido cre¨ªa que ten¨ªa perdidas las elecciones.
Sin embargo, ahora ha logrado ganar esas elecciones. Pero no porque quiera hacer todo de manera distinta. Scholz representa m¨¢s bien la continuidad, es decir, la prolongaci¨®n del merkelismo. Para eso ha sido elegido. En Alemania uno no llega a la canciller¨ªa porque sea miembro del SPD, sino a pesar de ello.
Que el socialdem¨®crata Scholz haya encarnado esta continuidad con m¨¢s fuerza que el compa?ero de partido de Merkel, el candidato conservador Armin Laschet, solo resulta parad¨®jico a primera vista. Scholz ha servido durante cuatro a?os a la canciller democristiana con lealtad y eficacia como ministro de Finanzas. En la campa?a electoral dej¨® claro en todo momento que, en materia de pol¨ªtica europea, insistir¨¢ en unas normas estrictas; y en la reuni¨®n de los ministros de Econom¨ªa y Finanzas de la Uni¨®n Europea de septiembre rechaz¨® relajar el Pacto de Estabilidad, lo cual le vali¨® un duro encontronazo con Francia y Espa?a, que exig¨ªan m¨¢s flexibilidad. ¡°Un ministro de Finanzas alem¨¢n es un ministro de Finanzas alem¨¢n¡±, es el mantra que ha repetido con frecuencia. Sus socios de Gobierno, Los Verdes y los liberales del FDP, comparten esta l¨ªnea con el canciller, como se infiere de la lectura del acuerdo de coalici¨®n. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento ha demostrado su flexibilidad, dice el texto, lo que significa que no es necesario hacer grandes cambios.
No obstante, en lo que al trato personal se refiere, el sur de Europa s¨ª puede esperar un nuevo estilo. Durante una vista a Madrid en 2019, siendo ministro de Finanzas, Scholz alab¨® los logros de Espa?a en vez de se?alar solo las carencias, como hac¨ªa el ap¨®stol suabo de la austeridad Wolfgang Sch?uble. Como canciller, el hanse¨¢tico Scholz actuar¨¢ con m¨¢s destreza y empat¨ªa que su predecesora del distrito de Uckermark, en el este de Alemania, quien a menudo daba sensaci¨®n de inhibici¨®n y terquedad. Pero, a la hora de la verdad, ¡°el Mr. Cool del SPD¡±, como lo llam¨® una vez la revista Stern, probablemente seguir¨¢ siendo duro, pr¨¢ctico y reservado, tal y como les gusta a los alemanes que sean sus cancilleres.
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