Olaf Scholz, el l¨ªder inesperado de Alemania que devuelve la sonrisa a la socialdemocracia
El exministro de Finanzas y exalcalde de Hamburgo, que arrastra una fama de pol¨ªtico discreto y con escaso carisma, logr¨® dar la vuelta a una campa?a que parec¨ªa perdida
Olaf Scholz, el socialdem¨®crata que este mi¨¦rcoles se ha convertido en canciller federal de Alemania, logr¨® en unos pocos meses darle la vuelta a una carrera electoral que amenazaba con arrastrarle a ¨¦l y a su partido a la irrelevancia. En primavera, el SPD parec¨ªa resignado a acabar en tercer lugar, por detr¨¢s de los democristianos de Angela Merkel y Los Verdes, que entonces acariciaban el sue?o de tener la primera canciller ecologista. Pocos apostaban por este pol¨ªtico discreto, con escaso carisma y tono de voz cercano al susurro. A los alemanes les convenci¨® su promesa de continuidad del legado de Merkel y su fama de gestor eficaz y profesional. ?l jug¨® la carta de erigirse en sucesor de la canciller sin ser siquiera de su mismo partido. Lleg¨® a fotografiarse en la portada de una revista haciendo con las manos el famoso gesto del rombo por el que es conocida Merkel. Y en un juego de palabras con la versi¨®n femenina de canciller (Kanzlerin) asegur¨® que aspiraba a ser cancillera.
Durante la campa?a, Scholz se concentr¨® en no cometer errores y en sentarse a ver c¨®mo los comet¨ªan sus adversarios. Quienes han tratado con ¨¦l le describen como un l¨ªder pragm¨¢tico, que huye de la confrontaci¨®n y busca el acuerdo a trav¨¦s de negociaciones en las que, al final, nadie tiene la sensaci¨®n de haber salido perdiendo. Como Merkel. Tampoco ella era una l¨ªder carism¨¢tica ni especialmente dotada para la oratoria. De Scholz no se esperan discursos conmovedores ni declaraciones grandilocuentes. ¡°No se puede esperar que se convierta de repente en Barack Obama o Emmanuel Macron. No lo har¨¢. ?l es como es¡±, asegura sobre su limitado magnetismo el periodista Lars Haider, que acaba de publicar una biograf¨ªa sobre el pol¨ªtico. Es la primera. La larga carrera pol¨ªtica de Scholz, que se afili¨® al SPD con 17 a?os, no hab¨ªa interesado hasta ahora a ning¨²n bi¨®grafo.
Se sabe poco de la adolescencia y la juventud del nuevo canciller. Que ten¨ªa el pelo largo y rizado y que era m¨¢s de izquierdas que ahora, comenta Haider en un encuentro con corresponsales extranjeros. Nacido en Osnabr¨¹ck, en el noroeste de Alemania, el 14 de junio de 1958, Scholz estudi¨® Derecho en Hamburgo y se especializ¨® en legislaci¨®n laboral. Entr¨® como diputado en el Bundestag con 40 a?os, en 1998, el mismo a?o que se cas¨® con su esposa, Britta Ernst, tambi¨¦n militante socialdem¨®crata con una larga trayectoria pol¨ªtica. La pareja, que no tiene hijos, ha ido trasladando su residencia en funci¨®n de los cargos que ocupaban uno u otro. Ahora residen en Potsdam, a media hora de Berl¨ªn. Desde 2017, Ernst es ministra de Educaci¨®n en el Estado de Brandeburgo. De las aficiones de Scholz, como ocurre con Merkel, apenas se conocen un par de pinceladas: hace deporte ¡ªcorre o rema¡ª y lee mucho, sobre todo de pol¨ªtica.
El socialdem¨®crata empez¨® a ganar relevancia para la opini¨®n p¨²blica en 2002, cuando se convirti¨® en secretario general del SPD. En aquellos a?os le toc¨® salir muy a menudo ante las c¨¢maras para dar explicaciones sobre las controvertidas reformas del mercado laboral del canciller socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, que en 2005 perdi¨® las elecciones ante Merkel. En aquel primer Gobierno de gran coalici¨®n de la canciller, Scholz ocup¨® su primera cartera ministerial, Trabajo y Asuntos Sociales.
Despu¨¦s volvi¨® a su ciudad, Hamburgo, donde en 2011 gan¨® las elecciones con el 48,4% de los votos. Fue alcalde de la segunda urbe alemana, y gran puerto europeo, hasta 2018, cuando Merkel volvi¨® a llamarle. En el cuarto y ¨²ltimo Gobierno de la canciller se erigi¨® como hombre fuerte del Ejecutivo al ocupar el segundo despacho m¨¢s importante de Berl¨ªn, el del ministro de Finanzas. Sustitu¨ªa al democristiano Wolfgang Sch?uble, garante de la ortodoxia presupuestaria y bestia negra de Grecia durante la crisis de deuda.
El G20, el gran borr¨®n de su carrera
La popularidad de Scholz empez¨® a crecer como responsable de Hamburgo. En cuanto lleg¨® a la alcald¨ªa se propuso mejorar la accesibilidad a la vivienda y a facilitar la conciliaci¨®n de las familias. Entonces, como ahora con la crisis del coronavirus, consider¨® que era necesario relajar las normas fiscales y permitir el endeudamiento para financiar la inversi¨®n p¨²blica. Consigui¨® que en la ciudad se triplicara el n¨²mero de viviendas construidas anualmente, de las que casi un tercio est¨¢n subvencionadas para familias con rentas bajas. Durante su mandato aument¨® el n¨²mero de guarder¨ªas, que pasaron a ser p¨²blicas.
Pero de esta ¨¦poca le queda a Scholz el que considera un borr¨®n en su carrera: los disturbios del G20. La izquierda radical y grupos antisistema convirtieron una protesta contra la reuni¨®n de los l¨ªderes mundiales en Hamburgo en una batalla campal de varios d¨ªas que dej¨® al menos 190 polic¨ªas heridos y medio centenar de manifestantes detenidos. Cuenta su bi¨®grafo que hace poco le pregunt¨® si hab¨ªa algo que querr¨ªa deshacer, con lo que todav¨ªa sue?a por las noches, y el canciller confes¨® que fueron aquellos d¨ªas de julio de 2017. Haider, redactor jefe del Hamburger Abendblatt y gran conocedor del pol¨ªtico, asegura que fue ¡°su mayor derrota pol¨ªtica¡±: ¡°Hizo mal todo lo que se pod¨ªa hacer mal¡±.
El impulso definitivo a su reconocimiento p¨²blico lleg¨® con la pandemia. Scholz supo reaccionar y sac¨® la chequera ¡ªel bazuca, lo llam¨® ¨¦l¡ª a tiempo para regar de millones a empresas y aut¨®nomos afectados por la crisis. Una relajaci¨®n en el rigor presupuestario ¡ªdel que es el mayor defensor en tiempos de bonanza¡ª que extendi¨® al contexto europeo. Ante la situaci¨®n de algunos Estados vecinos especialmente golpeados por el virus impuls¨® el hist¨®rico fondo de recuperaci¨®n europeo.
Scholz pertenece a la corriente centrista del SPD. Hace dos a?os se present¨® a la presidencia del partido y perdi¨® frente a dos contendientes ¡ªSaskia Esken y Norbert Walter-Borjans¡ª mucho m¨¢s escorados a la izquierda que ¨¦l. Su partido buscaba identificarse claramente con los valores socialdem¨®cratas despu¨¦s de varias legislaturas siendo el socio menor de la gran coalici¨®n liderada por los conservadores. Sin embargo, cuando hubo que presentar un candidato para las elecciones del 26 de septiembre, el pol¨ªtico al que Der Spiegel calific¨® como ¡°la encarnaci¨®n del aburrimiento¡± fue el elegido.
Muy conocido por su cargo ministerial, su estilo sobrio le identificaba con Merkel, la mujer que hab¨ªa ganado cuatro comicios seguidos. En la recta final de la campa?a, Scholz el aut¨®mata ¡ªsus intervenciones con un hilo de voz y su falta de gestualidad le granjearon el apodo de Scholzomat¡ª se dispar¨® en las encuestas. Su victoria, con un 25,7% de los votos, y la posterior negociaci¨®n de un tripartito in¨¦dito en la historia pol¨ªtica del pa¨ªs, le han convertido ahora en el noveno canciller de la Rep¨²blica Federal.
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