A 20 a?os de la crisis del corralito, la pol¨ªtica se ha recuperado mejor que la econom¨ªa
La red de protecci¨®n social construida desde entonces disminuye el riesgo de un estallido social en Argentina, pero los pol¨ªticos no han sido capaces de encontrar herramientas para reducir la pobreza
Diciembre de 2001 fue un terremoto para Argentina. El estallido social en las calles de Buenos Aires y en las principales ciudades del pa¨ªs que desencaden¨® en la renuncia anticipada del presidente Fernando de la R¨²a hizo tambalear todo el sistema pol¨ªtico al grito de ¡°Que se vayan todos¡±. Casi se desmorona. Argentina tuvo cinco presidentes en menos de dos semanas y en medio de esa crisis institucional y con la mayor quiebra de su historia anunci¨® la suspensi¨®n del pago de la deuda externa. A 20 a?os de aquel mes dram¨¢tico, el pa¨ªs ha logrado reconstruir su sistema pol¨ªtico, pero vuelve a estar sumido en una crisis financiera que le obliga a negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante la imposibilidad de devolver el pr¨¦stamo de 44.000 millones de d¨®lares recibido en 2018.
A partir de 1998, Argentina comenz¨® a hundirse en una recesi¨®n cada vez m¨¢s profunda. Tres a?os despu¨¦s, el Gobierno de De la R¨²a ten¨ªa que enfrentar el dilema que planteaba el sistema de convertibilidad vigente desde 1999 que ataba el valor del peso argentino al d¨®lar: la demanda de divisas estadounidenses superaba con creces la capacidad del pa¨ªs de generar d¨®lares. Sin crecimiento econ¨®mico, con un desempleo al alza y exportaciones poco competitivas por el elevado valor del peso, el pa¨ªs depend¨ªa cada vez m¨¢s de la financiaci¨®n extranjera y, a mediados de 2001, recurri¨® al FMI. El organismo internacional cumpli¨® con los primeros desembolsos pactados pero los suspendi¨® ante la creciente fuga de capitales y la corrida bancaria se aceler¨®.
Ante ese panorama, el 3 de diciembre, De la R¨²a firm¨® el decreto del ¡°corralito¡±, que limitaba las extracciones bancarias a 250 pesos ¡ªa¨²n equivalentes a 250 d¨®lares¡ª por semana. A partir de ese momento, la desconfianza y la bronca de los argentinos se dispar¨® y no hubo marcha atr¨¢s. El 13 de diciembre, las centrales obreras realizaron una gran huelga contra el Gobierno y comenzaron a registrarse saqueos e incidentes en distintos puntos del pa¨ªs. El 19 de diciembre, la declaraci¨®n del estado de sitio con la que el presidente buscaba recuperar el control fue la gota que colm¨® el vaso: la poblaci¨®n sali¨® de manera masiva a las calles a protestar y no cedi¨® ni siquiera ante la feroz represi¨®n que caus¨® la muerte de 39 personas. En la tarde del 20 de diciembre, De la R¨²a renunci¨® y abandon¨® la sede de Gobierno en helic¨®ptero.
¡°La crisis de 2001 naci¨® de un problema de ra¨ªz econ¨®mico por escasez de recursos, que al intentar resolverla se restringieron a¨²n m¨¢s. Pero eso fue el detonante de algo mucho m¨¢s profundo, que era la falta de legitimidad del sistema pol¨ªtico¡±, se?ala el polit¨®logo Facundo Cruz, coordinador del libro Despu¨¦s del terremoto. El sistema pol¨ªtico argentino a 20 a?os de la crisis del 2001. Para Cruz, esa desconfianza en toda la clase pol¨ªtica hab¨ªa quedado en evidencia ya dos meses antes, en las elecciones legislativas de octubre de 2001. De cada cuatro votos emitidos, uno de ellos fue nulo o en blanco.
Transcurridos 20 a?os, Cruz sostiene que el sistema pol¨ªtico logr¨® reconstruir el v¨ªnculo con la sociedad. ¡°La participaci¨®n electoral de 2001 empez¨® a crecer y el voto blanco y nulo a decrecer. Hoy estamos en valores mucho m¨¢s bajos. La pol¨ªtica se revaloriz¨®, al igual que la autoridad presidencial¡±, destaca. El escepticismo de parte de la poblaci¨®n con los partidos actuales ¡ªy la irrupci¨®n incipiente de outsiders como el economista ultraliberal Javier Milei¡ª est¨¢ muy lejos del hartazgo generalizado exhibido en 2001.
Un ejemplo de esa reconstrucci¨®n es la entrada en la arena pol¨ªtica de movimientos sociales que 20 a?os atr¨¢s cortaron carreteras y calles para protestar contra los numerosos cierres de f¨¢bricas y empresas. ¡°Nada fue igual despu¨¦s de 2001, aprendimos todos de esa experiencia. Antes la pol¨ªtica se la dej¨¢bamos para otros, para los que estudiaron y se prepararon, pero vimos que nada se consigue sin pol¨ªtica y empezamos a politizar las organizaciones¡±, cuenta Juan Carlos Alderete, hist¨®rico l¨ªder de la Corriente Cl¨¢sica y Combativa, una de las agrupaciones m¨¢s activas en las protestas callejeras de hace dos d¨¦cadas, y hoy diputado por el gobernante Frente de Todos.
¡°Somos parte del Frente de Todos, pero seguimos reclamando y criticando lo que no nos convence¡±, asegura Alderete. Coincide con ¨¦l Daniel Men¨¦ndez, referente de la organizaci¨®n social Barrios de Pie, quien form¨® parte del equipo del Ministerio de Desarrollo Social en los ¨²ltimos dos a?os: ¡°Llevar el conflicto social que expresamos al Gobierno es una forma de encauzar la respuesta. Obviamente no es una ecuaci¨®n sencilla y hay tensi¨®n, pero los que formamos parte de los movimientos sociales estamos ac¨¢ para construir salidas. El mundo est¨¢ en un escenario muy complejo y estamos en un proceso de b¨²squeda de sociedades m¨¢s inclusivas, con mayores derechos¡±.
La recuperaci¨®n pol¨ªtica no ha ido a la par de la econ¨®mica. Despu¨¦s de casi una d¨¦cada de crecimiento post debacle de 2001 ¡ªcon excepci¨®n de 2009¡ª la econom¨ªa argentina se estanc¨® y a partir de 2018 comenz¨® a caer: un 2% ese a?o, un 2,1% en 2019 y un 9,9% en un 2020 marcado por la pandemia de covid-19. El crecimiento estimado para 2021 no es suficiente para volver al punto de partida, en especial porque la inflaci¨®n, superior al 50%, devora los salarios, que no crecen al mismo ritmo. ¡°Cada vez que hay una crisis econ¨®mica de esta envergadura termina dejando estratos sociales que quedan por debajo de la l¨ªnea de pobreza y despu¨¦s no tienen capacidad ni recursos para volver a estar por encima. El sistema pol¨ªtico argentino no encuentra herramientas para sacar a las capas de generaciones que van quedando en la pobreza. Con cada crisis tambi¨¦n se ampl¨ªa la distancia entre los m¨¢s ricos y los m¨¢s pobres¡±, advierte Cruz. Seg¨²n los ¨²ltimos datos oficiales, cuatro de cada diez argentinos son pobres.
En estas dos d¨¦cadas se ha formado una red de protecci¨®n social a trav¨¦s de subsidios estatales y comedores gratuitos que disminuye el riesgo de un nuevo estallido social. ¡°En esos a?os, el Estado estaba totalmente ausente en muchos pueblos y barrios de las grandes ciudades. Hoy tiene espacio, aunque la frazada sigue siendo corta¡±, se?ala Alderete. A¨²n as¨ª, en varias ocasiones ha quedado en evidencia la capacidad de movilizaci¨®n de los argentinos para resistir a recortes o pol¨ªticas no deseadas. A fines de 2017, una gran movilizaci¨®n deriv¨® en una batalla campal frente al Congreso para frenar la reforma jubilatoria impulsada por el Gobierno de Macri. Sin ir tan atr¨¢s, en los ¨²ltimos d¨ªas, numerosas manifestaciones en la provincia patag¨®nica de Chubut contra la megaminer¨ªa forzaron al Ejecutivo a dar marcha atr¨¢s.
Fern¨¢ndez ha prometido que no realizar¨¢ ning¨²n ajuste, pero sus acciones est¨¢n atadas a las condiciones que pacte con el FMI para reestructurar la deuda asumida bajo el mandato de Macri. El Ejecutivo peronista est¨¢ forzado a llegar a un acuerdo porque en 2022 Argentina debe devolver al organismo 19.000 millones de d¨®lares, una suma a la que no puede hacer frente. Los argentinos tienen grabada a fuego la crisis de 2001 y el fantasma del cese de pagos. En la actualidad, todos los dep¨®sitos en d¨®lares cuentan con activos en la misma moneda que los respaldan, pero bast¨® el informe ap¨®crifo de una consultora que alertaba de un posible corralito para desencadenar el retiro de m¨¢s de 600 millones de d¨®lares del sistema a principios de mes. Aunque las diferencias respecto a 20 a?os atr¨¢s son numerosas, los argentinos han recibido demasiados golpes para confiar.
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