Los bolos, la crisis de los misiles y la Cuba post-Castro
Fidel Castro falleci¨® hace cinco a?os. Y uno de cada tres cubanos naci¨® despu¨¦s del Periodo Especial -la crisis provocada por la desaparici¨®n del campo socialista en los a?os noventa- y solo ha vivido penurias
La verdad es que no se le escapa una a L¨¢zaro. Est¨¢ en todas. Quedamos a tomar un trago en Floridita, el bar de Obispo y Monserrate que el cantinero catal¨¢n Constante convirti¨® en uno de los grandes templos de la cocteler¨ªa internacional. Despu¨¦s de casi dos a?os cerrado por la pandemia, Floridita ha reabierto sus puertas y hoy un grupito musical ameniza la ma?ana tocando el Son de la loma. La mayor¨ªa de los turistas que trasegan daiquiris a esta hora son rusos. Igor es uno de ellos, y est¨¢ en la barra tratando de llevar el ritmo del tr¨ªo Matamoros con manos y pies: desastre total, y eso que ni osa mover la cintura o levantarse a echar un baile.
¡°Co?o, la verdad es que los bolos est¨¢n de madre¡ Ni un gramo de swing tienen los pobres¡±, r¨ªe mi amigo.
En Cuba a los rusos popularmente les llaman ¡°los bolos¡±, seg¨²n L¨¢zaro ¡°por su aspecto tosco y atonelado¡±, o al menos as¨ª eran en los tiempos de la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica, cuando llego a haber miles de t¨¦cnicos sovi¨¦ticos trabajando en la isla, adem¨¢s de los militares. ¡°Ahora se han estilizado un poco¡±, dice al mirar a Igor, moscovita de unos 30 a?os de constituci¨®n atl¨¦tica, simp¨¢tico, bien vestido y con un dominio del ingl¨¦s aceptable, que se hace fotos con la estatua de Ernest Hemingway que se exhibe en el bar-restaurante.
¡°Antes los bolos iban por la calle con bermudas, sandalias y calcetines blancos, y no usaban desodorante ni aunque los mataras, as¨ª que cuando coincid¨ªas con ellos en una cola o en un taxi colectivo aguantabas la respiraci¨®n o te tapabas la nariz con disimulo¡±, recuerda L¨¢zaro. ¡°Tener peste a bolo era lo peor¡±, asegura. ¡°En un pa¨ªs donde lo de ba?arse es casi una religi¨®n ¨Cen verano la gente se ducha dos veces al d¨ªa, por la ma?ana y al regresar del trabajo, aunque no tenga jab¨®n-, los h¨¢bitos higi¨¦nicos del hermano pueblo sovi¨¦tico eran una aberraci¨®n¡±.
Anda en estas maledicencias L¨¢zaro, cuando al segundo daiquir¨ª saca el tel¨¦fono y muestra la ¨²ltima noticia del d¨ªa: el viceministro ruso de exteriores, Serguei Riabkov, acaba de decir que no descarta un despliegue militar en Cuba y Venezuela en respuesta a la pol¨ªtica de EEUU en Ucrania, que Mosc¨² considera una amenaza a su seguridad nacional. El asesor de seguridad nacional de EEUU, Jake Sullkivan, respondi¨® de inmediato que ¡°si Rusia avanza en esa direcci¨®n¡±, EEUU ¡°lidiar¨¢¡± con ello ¡°de forma decisiva¡±.
¡ª ¡°?Imag¨ªnate? Sesenta a?os despu¨¦s de la Crisis de los misiles, estos comemierdas siguen en lo mismo¡±.
Dice L¨¢zaro que no hab¨ªa nacido cuando estall¨® la crisis (octubre de 1962) y el mundo estuvo al borde de una confrontaci¨®n nuclear. Pero ¡°su existencia¡±, afirma, en cierto modo se debe a ella. ¡°La guerra at¨®mica parec¨ªa inevitable, nosotros en Cuba ¨ªbamos a desparecer seguro, y la generaci¨®n de mis padres, para aliviar el estr¨¦s, se puso a templar: nueve meses despu¨¦s de la crisis de los misiles hubo un gran boom de natalidad, y ah¨ª nac¨ª yo, en 1963¡å.
L¨¢zaro sigue charlando con Igor, y en un momento me pide que ¡°nos pongamos hist¨®ricos¡± y vayamos en carro a la Novia del Mediod¨ªa, carretera a medio camino entre La Habana y el pueblo de San Antonio de los Ba?os, donde est¨¢ el Mausoleo al Soldado Internacionalista Sovi¨¦tico. Es este un monumento extra?o, compuesto por grandes bloques trapezoidales que contienen en su superficie dos pu?os, una rama de olivo y un fusil Kal¨¢shnikov. Hay a su alrededor ¨¢rboles de tamarindo y flamboyanes, y una placa de bronce que la vida se ha ocupado de dinamitar: ¡°Llamamiento a los descendientes: abrir el 23 de febrero del a?o 2068, d¨ªa del 150 aniversario de las Fuerzas Armadas sovi¨¦ticas¡±, pone en la tarja.
Junto al monumento, dise?ado por el escultor Armando Fern¨¢ndez y el arquitecto Eduardo Lozada, hay una llama eterna y 74 t¨²mulos con nombres escritos en cir¨ªlico donde yacen los restos de 69 soldados sovi¨¦ticos que murieron a causa de accidentes durante la crisis de los misiles o poco despu¨¦s, pues finalizado el brete qued¨® en la isla un destacamento de tropas sovi¨¦ticas como garant¨ªa de que EEUU no invadir¨ªa la isla tras la retirada de los cohetes.
Hoy unas se?oras barren las hojas y adecentan el monumento, donde ya no hay paradas militares ni discursos de fuego contra el imperialismo yanqui, pues la URSS se desintegr¨® y los rusos se fueron de Cuba hace 30 a?os. Paseamos por el lugar, y L¨¢zaro busca en internet: ¡°Aquello fue del carajo. En menos de tres meses la URSS instal¨® en Cuba una divisi¨®n de cohetes nucleares de alcance medio e intermedio, cuatro regimientos de infanter¨ªa motorizada equipada con cohetes bal¨ªsticos tipo Luna, dos regimientos de cohetes alados de corto alcance Sopka y dos divisiones de cohetes antia¨¦reos SAM-2¡å, lee. ¡°Adem¨¢s, dos batallones de tanques y tres regimientos de cazas Mig 21, bombarderos y helic¨®pteros, as¨ª como submarinos con misiles nucleares del tipo R-13 y un total de 43.000 soldados¡±.
Luego de que un avi¨®n esp¨ªa norteamericano U-2 descubriera la operaci¨®n militar secreta, llamada en clave Anadir, estall¨® la crisis y los entonces presidentes de EEUU y la URSS, John F. Kennedy y Nikita Jrushov, negociaron la retirada de los misiles de espaldas a Cuba, lo que no gust¨® nada a Fidel Castro. ¡°Hubo manifestaciones en las calles, y se hizo famosa una conga que dec¨ªa: ¡®Nikita, mariquita, lo que se da no se quita¡¯.¡±.
Busca en YouTube Nikita Chama Boom, genial corto de animaci¨®n realizado por Juan Padr¨®n, gran cineasta y amigo. Padr¨®n cuenta en dibujos animados aquella historia de cuando el mundo dej¨® de girar (Cuando el mundo dej¨® de girar), episodio que versiona con una gracia incre¨ªble y que tambi¨¦n dibuj¨® en su c¨®mic p¨®stumo Mi vida en Cuba, en el que cuenta una an¨¦cdota vivida en una unidad militar mixta cubano-sovi¨¦tica en los a?os sesenta.
Los soldados bolos estaban un poco asilvestrados, y c¨®mo no les dejaban tomar alcohol de servicio se las ingeniaban de cualquier modo. ¡°Las piezas de artiller¨ªa ten¨ªan un sistema de amortiguaci¨®n hidra¨²lico y este funcionaba con una grasa pastosa en su interior que ten¨ªa un alto contenido de alcohol. Los reclutas desatornillaban los amortiguadores de las bater¨ªas antia¨¦reas por la noche, los abr¨ªan, sacaban la grasa y met¨ªan ese producto en un bote de cristal que luego cerraban herm¨¦ticamente y le ataban una cuerda. ¡®De pronto, uno de ellos empezaba a hacer girar el artefacto a toda velocidad y lo centrifugaba, por inercia el alcohol se separaba de la grasa, que se concentraba arriba¡¯. Despu¨¦s de logrado esto, con un pedazo de pan negro reba?aban los grumos t¨®xicos de la superficie y los tiraban. ¡®El resto lo colaban con un viejo calcet¨ªn de lana y el alcohol resultante lo mezclaban con leche condensada y se lo beb¨ªan¡±. A la ma?ana siguiente, adem¨¢s del dolor de cabeza de los protagonistas y sus invitados, los oficiales descubr¨ªan con horror que algunas piezas de artiller¨ªa estaban rencas o totalmente escoradas, absolutamente fuera de combate¡±.
Autor de pel¨ªculas culto como Vampiros en La Habana y de personajes como Elpidio Vald¨¦s, Padr¨®n sol¨ªa decir que cuando en los a?os noventa los bolos se marcharon dejaron poca huella cultural en Cuba, m¨¢s all¨¢ de los nombres ¨Cmuchos cubanos se llaman Serguei, Alexei, Katia,etc¡-, los Lada y el mamotreto de la embajada rusa en la Quinta Avenida. ¡°Si dejaron al menos una palabra, piririt¡±, dice L¨¢zaro. El piririt era el ¡°receso¡±, lo que todo buen funcionario hac¨ªa una buena cantidad de veces al d¨ªa en su centro laboral a costa de las arcas del Estado y de la paciencia del p¨²blico en general. ¡°Dale, vamos a coger un piririt¡±, dec¨ªan los jodedores.
Sesenta a?os despu¨¦s de la crisis de los misiles, la URSS ya no existe pero rusos y norteamericanos ¡°siguen en su misma candanga, y como siempre Cuba en medio¡±, dice L¨¢zaro. Fidel Castro falleci¨® hace cinco a?os. Y uno de cada tres cubanos naci¨® despu¨¦s del Periodo Especial -la crisis provocada por la desaparici¨®n del campo socialista en los a?os noventa- y solo ha vivido penurias.
¡ª¡±Los ¨²nicos rusos que cuentan ahora son los Igores que traen d¨®lares, a ver si se nos pega algo¡±, sentencia L¨¢zaro de vuelta a casa. De camino, se pregunta qu¨¦ mensaje habr¨¢ guardado en el Mausoleo al Soldado Internacionalista Sovi¨¦tico que hay que abrir el 23 de febrero del a?o 2068, d¨ªa del 150 aniversario del Ej¨¦rcito Rojo.
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