Los diputados conservadores comienzan a sumar votos para derribar a Boris Johnson
La deserci¨®n del parlamentario Christian Wakeford, que ha abandonado a los tories para sumarse a la oposici¨®n laborista, ha irritado al partido y brindado una tregua al primer ministro
Hizo falta una sola intervenci¨®n para entender que la situaci¨®n a la que se enfrenta Boris Johnson es mucho m¨¢s subterranea y pesimista de lo que reflejan las apariencias. La sesi¨®n de control que ten¨ªa lugar este mi¨¦rcoles en la C¨¢mara de los Comunes era muy delicada. Se acumulan las pruebas contra el primer ministro, por el esc¨¢ndalo de las fiestas prohibidas en Downing Street durante el confinamiento, y la indign...
Hizo falta una sola intervenci¨®n para entender que la situaci¨®n a la que se enfrenta Boris Johnson es mucho m¨¢s subterranea y pesimista de lo que reflejan las apariencias. La sesi¨®n de control que ten¨ªa lugar este mi¨¦rcoles en la C¨¢mara de los Comunes era muy delicada. Se acumulan las pruebas contra el primer ministro, por el esc¨¢ndalo de las fiestas prohibidas en Downing Street durante el confinamiento, y la indignaci¨®n popular est¨¢ empujando a muchos diputados conservadores a contemplar una rebeli¨®n en toda regla. El l¨ªder de la oposici¨®n laborista, Keir Starmer, no sorprendi¨® con su estrategia: ridiculiz¨® las excusas de Johnson y volvi¨® a reclamar su dimisi¨®n. Igual que los nacionalistas escoceses o los liberales dem¨®cratas. Y las intervenciones de la bancada conservadora las protagonizaron diputados d¨®ciles que intentaban desviar el debate con el planteamiento de asuntos locales. Hasta que intervino David Davis, quien fuera ministro para el Brexit en el Gobierno conservador de Theresa May, y uno de los pol¨ªticos m¨¢s relevantes del grupo de euroesc¨¦pticos. ¡°Espero de mis l¨ªderes que asuman la responsabilidad por sus propias acciones. Ayer, el primer ministro hizo lo contrario [Johnson asegur¨® que ¡°nadie le dijo¡± que la reuni¨®n a la que acudi¨® era una fiesta]¡±, dec¨ªa Davis con rostro serio. ¡°Le recordar¨¦ lo que Leo Amery dijo a Neville Chamberlain en 1940: ¡®Lleva usted sentado ah¨ª demasiado tiempo para las pocas cosas buenas que ha hecho...en nombre de Dios, v¨¢yase¡±, recitaba el diputado.
Su intervenci¨®n simbolizaba lo que realmente hab¨ªa ocurrido en esa sesi¨®n de control. La mayor¨ªa de los parlamentarios conservadores descontentos con la actitud de Johnson se hab¨ªan limitado a callar, e intentar decidir si su l¨ªder tiene a¨²n alguna posibilidad de sobrevivir. El primer ministro se mostr¨® desafiante en la C¨¢mara, con ganas de dar la batalla. Y arranc¨® alg¨²n t¨ªmido aplauso, pero sigue inmerso en una trampa mortal.
La se?al en que se fijar¨¢n los historiadores del futuro para determinar el momento exacto en que los pol¨ªticos del Reino Unido dejaron de tomarse en serio a s¨ª mismos ser¨¢n los nombres que eligieron para bautizar sus conspiraciones. Operaci¨®n Salvar al Jefazo (Operation Save Big Dog), a la decisi¨®n de que rodaran en Downing Street varias cabezas para proteger la de Johnson; Operaci¨®n Carnaza (Operation Red Meat), al conjunto de medidas populistas para distraer la atenci¨®n del esc¨¢ndalo de las fiestas prohibidas, y ahora, Operaci¨®n Pastel de Cerdo (Operation Pork Pie), al grupo de diputados conservadores que ha comenzado a organizarse para programar la ca¨ªda del primer ministro.
Todos se reunieron a ¨²ltima hora de este martes en el despacho parlamentario de Alicia Kearns, representante de la circunscripci¨®n electoral donde se encuentra la localidad de Melton Mowbray, famosa por esa especialidad culinaria tan inglesa. Ocurri¨® en la v¨ªspera de una nueva sesi¨®n de control parlamentaria, este mi¨¦rcoles, que pod¨ªa ser clave para la suerte de Johnson. Lo m¨¢s importante de ese encuentro resultaron ser el qui¨¦n, el cu¨¢ndo y el para qu¨¦. Fueron unos 20 diputados, pero todos ellos proceden de territorios que hist¨®ricamente votaban al Partido Laborista. El llamado Red Wall (Muro Rojo), las regiones del centro y norte de Inglaterra que Johnson conquist¨® en diciembre de 2019 para los conservadores, a lomos de su promesa del Brexit.
Muchos de esos parlamentarios no pensaban ni en sue?os que llegar¨ªan a pisar Westminster, y ahora est¨¢n dispuestos a proteger sus esca?os con u?as y dientes. Decidieron juntarse poco despu¨¦s de escuchar al primer ministro ante las c¨¢maras de SkyNews. Con voz tr¨¦mula y la cabeza inclinada, parapetado tras una mascarilla que pocas veces ha usado durante la pandemia, Johnson volv¨ªa a pedir perd¨®n a la ciudadan¨ªa y aseguraba que ¡°nadie le dijo¡± que la fiesta del 20 de mayo en el jard¨ªn de Downing Street, a la que acudi¨®, era precisamente eso: una fiesta, y no un ¡°evento de trabajo¡±. Los diputados olieron debilidad terminal en la comparecencia de su l¨ªder. La muestra extrema de esta espantada generalizada la protagonizaba Christian Wakeford. Parlamentario representante de la circunscripci¨®n de Bury South, que ara?¨® a la oposici¨®n en las pasadas elecciones por apenas 400 votos (un 0,8%), anunciaba este mi¨¦rcoles que abandonaba el Partido Conservador y se pasaba a las filas del Partido Laborista. ¡°Es usted incapaz de proporcionar el liderazgo y el gobierno que necesita este pa¨ªs¡±, acusaba Wakeford a Johnson en su anuncio de despedida. El l¨ªder de la izquierda parlamentaria, Keir Starmer, situaba en el esca?o de justo detr¨¢s suyo a Wakeford y le daba profusamente la bienvenida durante su intervenci¨®n en la sesi¨®n de control. Parad¨®jicamnente, ese episodio de transfuguismo irrit¨® a algunos conservadores, y estimul¨® las ganas de combatir de Johnson.
El n¨²mero de diputados hastiados con Johnson ha crecido en las ¨²ltimas horas, pero la cuesti¨®n resid¨ªa en c¨®mo organizar su derrocamiento, y cu¨¢l deb¨ªa ser el momento preciso. ?Lo m¨¢s pronto posible? ?despu¨¦s de la sesi¨®n de control en la C¨¢mara de los Comunes? ?Cuando publique finalmente su informe Sue Gray, la alta funcionaria que investiga las fiestas prohibidas? La irritaci¨®n popular por todo lo ocurrido en Downing Street, a tenor del masivo env¨ªo de cartas de protesta de los votantes a sus diputados, sugiere que Johnson ya no tiene una salida pol¨ªtica razonable. La decisi¨®n de Gray de interrogar al exasesor estrella del primer ministro, Dominic Cummings, complica mucho m¨¢s las cosas para el pol¨ªtico conservador. Quien fuera el ide¨®logo del Brexit, que acab¨® saliendo del Gobierno por la puerta de atr¨¢s, ha iniciado su particular vendetta contra Johnson y asegura que dispone de material para demostrar que el primer ministro ha mentido al Parlamento sobre su conocimiento de las fiestas durante la pandemia.
Son necesarias 54 cartas de ¡°retirada de la confianza¡± (un 15% del grupo parlamentario) para que se active de modo autom¨¢tico la moci¨®n de censura interna contra Johnson. No se conoce oficialmente el n¨²mero de ellas que ha podido llegar ya a la direcci¨®n del hist¨®rico Comit¨¦ 1922, el organismo que agrupa a los diputados backbenchers (literalmente, los de los esca?os traseros), aquellos que no ocupan un puesto en el Gobierno, y disponen as¨ª de mayor capacidad de maniobra para conspirar. Seg¨²n los datos recopilados por los medios brit¨¢nicos, de la Operaci¨®n Pastel de Cerdo habr¨ªan salido ya unas diez cartas m¨¢s. En cualquier caso, este tipo de revueltas funcionan con un efecto contagio acelerador, y en cuesti¨®n de horas todo puede ocurrir. Y la deserci¨®n del diputado Wakeford, algo que siempre irrita a los partidos pol¨ªticos, ha hecho que muchos diputados hayan decidido que no era el d¨ªa para enviar sus cartas y sumarse a la revuelta.
En el caso de Theresa May, los euroesc¨¦pticos que se organizaron para reventar su plan del Brexit, lograron alcanzar el umbral de cartas el 12 de diciembre de 2018. Horas despu¨¦s, entrada la noche, la votaci¨®n se puso en marcha. Pocos dudan de que, si finalmente se repite la historia, Johnson sufrir¨ªa un serio varapalo. Su popularidad est¨¢ hoy por los suelos, hasta el punto de que pocos de sus compa?eros de filas desean contagiarse.
En las ¨²ltimas horas, en cualquier caso, han comenzado a brillar los cuchillos en el Partido Conservador, con acusaciones de deslealtad hacia los diputados ¡°novatos¡±. ¡°Todos los que han organizado esta revuelta est¨¢n siendo muy desleales con el primer ministro, el partido, los electores y la naci¨®n entera¡±, ha dicho a The Times Nadine Dorries, la ministra de Cultura que Johnson incorpor¨® en su ¨²ltima remodelaci¨®n de Gobierno. Dorries ha demostrado en las ¨²ltimas semanas que es una defensora incondicional del primer ministro, hasta el punto de ser expulsada con cajas destempladas de un chat de WhatsApp de conservadores euroesc¨¦pticos. Pero no es la ¨²nica que ha cargado contra los rebeldes. ¡°Es asqueroso. Fueron elegidos gracias a ¨¦l. La mayor¨ªa de ellos eran unos don nadie. Es una locura¡±, ha dicho una fuente del Gobierno ¨Cesta vez desde el m¨¢s estricto anonimato¨C a ese mismo peri¨®dico.
Johnson comenz¨® a reunirse en la noche del mi¨¦rcoles con grupos peque?os de diputados para contrarrestar las conspiraciones en su contra, pero, hasta ahora, ninguno de los parlamentarios ha salido p¨²blicamente a decir que el primer ministro le hab¨ªa convencido con sus explicaciones.
El primer ministro anuncia el fin de las restricciones sociales
No es casualidad que Johnson haya elegido activar de inmediato la medida con la que confía en lograr más aplausos de la bancada conservadora. El primer ministro ha anunciado el fin de las restricciones sociales de la pandemia a partir del jueves de la semana que viene. Ya no será obligatorio por ley el uso de mascarilla en comercios o transporte público; el Gobierno dejará de recomendar a las empresas que faciliten el teletrabajo allí donde sea posible; y ya no se exigirá la presentación de un certificado de vacunación en muchos espacios públicos. Los datos públicos sobre la pandemia, ha asegurado Johnson a los diputados que escuchaban su anuncio, “han confirmado una y otra vez que este Gobierno ha acertado siempre a la hora de adoptar las decisiones más duras”. La imposición de nuevas restricciones al principio de diciembre, cuando la amenaza de la variante ómicron generaba serias dudas sobre la eficacia de las vacunas o la capacidad de resistencia del servicio público de salud, provocó una de las mayores rebeliones en el grupo parlamentario conservador que había sufrido nunca Johnson. El espíritu libertario del ala dura conservadora y los daños que podían suponer las restricciones para la economía local de sus circunscripciones electorales, llevaron a un buen número de diputados conservadores a votar en contra de ellas. El Gobierno de Johnson tuvo que respaldarse en el apoyo de la oposición laborista para sacarlas adelante. Por eso, ante lo que parecía este miércoles a todas luces una cortina de humo de Downing Street, para rebajar el tono de la crisis en torno a las fiestas prohibidas durante el confinamiento, el líder laborista ha ofrecido un respaldo matizado: “El primer ministro deberá poder demostrar, con datos científicos, que toma esta decisión para proteger la salud pública, y no su propia continuidad en el puesto”, decía Starmer.
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