Boris Johnson busca la salvaci¨®n con una purga de su equipo y un pu?ado de medidas populistas

M¨¢s all¨¢ del demoledor veredicto sobre su credibilidad que las encuestas han emitido en los ¨²ltimos d¨ªas, Boris Johnson sigue convencido de que tiene la salvaci¨®n al alcance de su mano. Solo necesita sacrificar algunas cabezas de su equipo de fieles para que paguen por el resto los excesos de alcohol y fiesta en la Downing Street del confinamiento, y ofrecer al ala dura del Partido Conservador ¡ªla que le ayud¨® a alcanzar la cumbre de su carrera pol¨ªtica¡ª algunas de las medidas populistas que lleva a?os reclamando.

La frase-consigna que repiten estos d¨ªas los portavoces del primer ministro es la de ¡°acabar con una cultura del alcohol¡± en Downing Street. Como si organizar una colecta para tener una nevera en la oficina repleta de botellas, enviar a alguien cada semana al supermercado de la esquina con una maleta para traerla llena de licor o acabar borracho a las tres de la ma?ana y romper por exceso de peso el columpio del hijo del jefe fueran rasgos idiosincr¨¢sicos de cualquier Gobierno brit¨¢nico o de sus altos funcionarios. Una ¡°cultura¡± ajena que ahora ser¨ªa necesario erradicar, con medidas improvisadas como la prohibici¨®n expresa de alcohol en la oficina del Gabinete del primer ministro.

Fuentes del Partido Conservador, que asistieron la semana pasada al encuentro de Johnson con sus diputados, aseguran que el primer ministro estaba convencido de que le hab¨ªa tocado pagar los platos rotos por otros. ¡°A veces nos llevamos el m¨¦rito por cosas por las que no lo merecemos, y en esta ocasi¨®n me ha tocado llevarme el castigo por lo mismo¡±, dijo Johnson, seg¨²n esos testigos. Con ese escudo protector, su equipo apuesta por que el informe de la vicesecretaria permanente de la Oficina del Gabinete, Sue Grant, de quien se espera que lo tenga listo para finales de esta semana, cargue duramente contra los excesos ocurridos en Downing Street durante el confinamiento, pero no perjudique a Johnson.

Es un planteamiento que esconde algo de trampa, porque Grant no tiene ni autonom¨ªa plena para indagar ¡ªdepende directamente del primer ministro que la ha nombrado¡ª ni autoridad para se?alar il¨ªcitos penales. Puede apuntar hechos o recomendar reformas. Dif¨ªcilmente puede permitirse un juicio de valor. Pero si sus conclusiones finales apuntan en esa direcci¨®n, Johnson podr¨¢ lanzar una imagen de borr¨®n y cuenta nueva, despu¨¦s de purgar sin contemplaciones a gran parte de su equipo de asesores y altos funcionarios. Martin Reynolds, el secretario privado del primer ministro que envi¨® a 100 personas un correo electr¨®nico de invitaci¨®n a una de las fiestas, es el principal candidato a salir por la puerta trasera; y, junto a ¨¦l, Dan Rosenfield, jefe de Gabinete; Jack Doyle, director de Comunicaci¨®n; y alguno m¨¢s de este ¨²ltimo departamento.

Aun as¨ª, ¡°los diputados conservadores van a tener que preguntarse a s¨ª mismos si ven posible que este primer ministro se recupere de una situaci¨®n en la que pr¨¢cticamente la mitad de la gente que vot¨® por ¨¦l hace dos a?os cree que tiene que dimitir¡±, ha advertido este lunes el soci¨®logo electoral de mayor reputaci¨®n en el Reino Unido, John Curtice, en una intervenci¨®n para Times Radio.

¡°Carnaza¡± para los diputados

Aunque el equipo de Johnson insiste en negar la veracidad de los t¨¦rminos, ya ha prendido entre periodistas y pol¨ªticos la broma de que la operaci¨®n para salvar al primer ministro se llama Operation Save The Big Dog (salvar al jefazo), y la de recuperar la confianza de los diputados conservadores y de los votantes, Operation Red Meat (carne roja, o carnaza). Qu¨¦ mejor carnaza para estimular al ala dura de los conservadores que anunciar, como hac¨ªa este lunes la ministra del Interior, Priti Patel, que el ej¨¦rcito pasar¨ªa a tener un papel fundamental en la crisis de los inmigrantes irregulares que cruzan el canal de la Mancha.

¡°Creo que la ciudadan¨ªa apoya completamente al Gobierno para que haga lo posible para proteger nuestras fronteras, y por eso resulta fundamental que mantengamos un planteamiento de opciones combinadas¡±, ha asegurado la ministra al confirmar que el ej¨¦rcito pasar¨ªa a ser un ¡°socio operativo clave¡± en la protecci¨®n del canal. De nuevo a trav¨¦s de filtraciones sin confirmar, el departamento de Patel ha vuelto a sugerir su intenci¨®n de enviar a los inmigrantes interceptados en su viaje desde la costa francesa a un tercer pa¨ªs, donde ser¨ªan retenidos mientras se procesa su solicitud de asilo. Si en un primer momento se habl¨® de Albania, The Times aseguraba este lunes que el Gobierno de Johnson contempla las posibilidades de Ruanda o Ghana.

El enemigo, la BBC

Pero la verdadera bestia negra de los euroesc¨¦pticos conservadores ha sido siempre la corporaci¨®n p¨²blica de radio y televisi¨®n, a la que nunca han dejado de ver como un nido de izquierdistas y el ¨²ltimo reducto de los partidarios de la Uni¨®n Europea. Por eso Johnson ha enviado a la C¨¢mara de los Comunes a su secretaria de Estado de Cultura y Medios, Nadine Dorries, para anunciar que el Gobierno iba a congelar durante los pr¨®ximos dos a?os la tasa que la BBC cobra anualmente a cada espectador. Son 159 libras. Unos 190 euros.

No es tanto por la cantidad ¡ªque apenas permite a la corporaci¨®n cubrir el presupuesto necesario para la calidad y exigencia que se espera de ella¡ª, sino por el castigo policial y la sanci¨®n penal que conllevan su impago. En la era del streaming, las plataformas digitales y la banda ancha, los conservadores han encontrado el caldo de cultivo perfecto para lanzar su ataque contra la BBC. ¡°Los d¨ªas en que nuestros mayores eran amenazados con penas de c¨¢rcel o con multas a la puerta de sus casas se han acabado¡±, ha anunciado Dorries, con un tono exageradamente populista que hac¨ªa las delicias de algunos diputados conservadores.

No de todos, sin embargo. Ya son 15 los que han expresado su disgusto con la continuidad de Johnson. Y varios medios brit¨¢nicos se?alan que ya suman 30 las ¡°cartas de retirada de confianza¡± llegadas a la direcci¨®n del grupo parlamentario. Si se alcanza la cifra m¨¢gica de 54, se activar¨¢ de modo autom¨¢tico una moci¨®n de censura interna para cuestionar el liderazgo de Johnson.

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