Erdogan se revuelve contra los n¨²meros y persigue a quien cuestiona las cifras del Gobierno
Las estad¨ªsticas oficiales de Turqu¨ªa pierden credibilidad mientras la justicia encausa a quienes tratan de desmentir la narrativa oficial
Los ingenieros forestales Salih Usta y Ahmet Demirtas fueron condenados recientemente a dos a?os de c¨¢rcel. Su delito fue contradecir la narrativa oficial sobre un ¨¢rbol: un tejo de la provincia turca de Zonguldak que el Gobierno local ¨Ddel partido que dirige el presidente Recep Tayyip Erdogan¨D hab¨ªa presentado como el m¨¢s antiguo del mundo, con 4.112 a?os. Usta y Demirtas, miembros de la Asociaci¨®n de Investigaci¨®n de Problemas Forestales y del Medio Rural, consideraron sospechosa ...
Los ingenieros forestales Salih Usta y Ahmet Demirtas fueron condenados recientemente a dos a?os de c¨¢rcel. Su delito fue contradecir la narrativa oficial sobre un ¨¢rbol: un tejo de la provincia turca de Zonguldak que el Gobierno local ¨Ddel partido que dirige el presidente Recep Tayyip Erdogan¨D hab¨ªa presentado como el m¨¢s antiguo del mundo, con 4.112 a?os. Usta y Demirtas, miembros de la Asociaci¨®n de Investigaci¨®n de Problemas Forestales y del Medio Rural, consideraron sospechosa la afirmaci¨®n y tomaron una muestra del ¨¢rbol (como han hecho cientos de veces durante su carrera) que fue analizada por el departamento de bot¨¢nica de la Universidad de Estambul. El resultado fue que la edad del susodicho tejo es en realidad de unos 2.000 a?os.
Poco despu¨¦s de hacer p¨²blica su investigaci¨®n, se les abri¨® un proceso judicial, formalmente por haber tomado una muestra sin permiso, pese a que lo hicieron antes de que el ¨¢rbol fuese declarado bajo protecci¨®n oficial. Los ingenieros no entrar¨¢n a prisi¨®n porque el castigo les fue reducido a 20 meses de c¨¢rcel por buen comportamiento durante el juicio, pero ser¨¢ una pena que constar¨¢ para siempre en su expediente.
¡°Cuando se nos abri¨® el proceso est¨¢bamos seguros de que acabar¨ªa en absoluci¨®n, porque la Gendarmer¨ªa dej¨® claro en su informe que no hab¨ªamos da?ado el ¨¢rbol¡±, explic¨® Usta en declaraciones al medio digital Diken: ¡°Pero el actual poder pol¨ªtico se ha acostumbrado a decir mentiras y a que esas mentiras sean sostenidas por los dem¨¢s. Y cuando alguien demuestra que mienten, tratan de castigarlo¡±.
No son los ¨²nicos. En los ¨²ltimos a?os, en Turqu¨ªa, un cient¨ªfico ha sido arrestado y enjuiciado por revelar las cantidades reales de sustancias cancer¨ªgenas vertidas en una zona industrial del noroeste del pa¨ªs ¨Daunque finalmente fue absuelto despu¨¦s de tres a?os de proceso¨D; se ha abierto una investigaci¨®n contra un grupo de acad¨¦micos que ha cuestionado los datos oficiales de inflaci¨®n; varios periodistas, analistas y un exgobernador del Banco Central se enfrentan a querellas criminales por poner en duda las previsiones econ¨®micas del Gobierno, y el presidente y sus aliados de la ultraderecha han acusado de terrorismo y han amenazado con clausurar la principal asociaci¨®n m¨¦dica del pa¨ªs por criticar la falta de transparencia en los datos de los ensayos cl¨ªnicos de la nueva vacuna turca contra la covid-19.
Y, cuando se le pregunt¨® por los n¨²meros de sus medidas econ¨®micas, el nuevo ministro de Finanzas, Nurettin Nebati ¨Dun polit¨®logo doctorado con una tesis sobre las bondades del partido de Erdogan¨D, respondi¨® que no dar¨ªa cifras porque ¡°la econom¨ªa no son ¨²nicamente n¨²meros [¡] sino el brillo de los ojos¡±. Se podr¨ªa arg¨¹ir que Turqu¨ªa tiene un problema con los n¨²meros y las estad¨ªsticas, o al menos con aquellos que contradicen la versi¨®n edulcorada de la realidad que transmite el Gobierno de Erdogan.
Estad¨ªsticas manipuladas
Al ingeniero inform¨¢tico G¨¹?lu Yaman no le cuadraban los datos de la pandemia que ofrec¨ªa el Ministerio de Sanidad y por eso comenz¨® a investigar. ¡°En agosto de 2020, los m¨¦dicos se quejaban de que estaban desbordados, en cambio, los n¨²meros de casos de covid y las muertes que daba el Ministerio eran muy bajos. Hab¨ªa una manipulaci¨®n muy importante para atraer turistas¡±, explica Yaman. Si en la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos existen instituciones p¨²blicas o universitarias que se dedican a monitorizar el exceso de mortalidad, en Turqu¨ªa el estudio m¨¢s completo sobre la cuesti¨®n depende de esta persona que lo inici¨® por su cuenta: descargando los datos de diferentes p¨¢ginas web de ayuntamientos y cementerios ha conseguido probar que la mortalidad en Turqu¨ªa se ha incrementado un 32% durante la pandemia.
Mientras tanto, el Instituto de Estad¨ªstica oficial (T?IK, por sus siglas en turco) ha pospuesto indefinidamente la publicaci¨®n de sus estad¨ªsticas anuales de mortalidad y de otros baremos demogr¨¢ficos que habr¨ªan permitido calcular el coste real en vidas de la pandemia. Pese a todo, el propio ministro de Sanidad, Fahrettin Koca, ha reconocido finalmente que la cifra real de muertes por covid es ¡°probablemente dos o incluso tres veces mayor¡± que la oficial de 84.000 fallecidos, algo que Yaman considera una reivindicaci¨®n de sus c¨¢lculos: ¡°La gesti¨®n de la pandemia ha sido un desastre y Turqu¨ªa es hoy uno de los pa¨ªses con mayor exceso de mortalidad del mundo. Para que la realidad no se conozca, las autoridades ocultan los datos y repiten constantemente que somos uno de los pa¨ªses que mejor la ha gestionado¡±.
El Instituto de Estad¨ªstica turco se ha convertido en el organismo p¨²blico que menos confianza despierta y, a inicios de diciembre, el jefe de la oposici¨®n, el socialdem¨®crata Kemal Kili?daroglu, se person¨® en su sede, pero la polic¨ªa le bloque¨® el paso. Kili?daroglu quer¨ªa pedir explicaciones sobre el c¨¢lculo que m¨¢s pol¨¦mica ha causado en el ¨²ltimo a?o: el de la subida de los precios. ¡°Hasta hace cinco a?os nadie cuestionaba los datos de T?IK, pero desde entonces ha comenzado a haber serias dudas sobre su veracidad¡±, explica Veysel Ulusoy, profesor de Econometr¨ªa y director del Grupo de Estudios sobre la Inflaci¨®n (ENAG). Tampoco ayuda que los dirigentes a nivel nacional y regional del organismo estad¨ªstico hayan sido despedidos y sustituidos por personas cercanas al Ejecutivo.
As¨ª pues, Ulusoy y otros acad¨¦micos han establecido un sistema alternativo de c¨¢lculo de la inflaci¨®n. Utilizando un programa inform¨¢tico de scraping (t¨¦cnica utilizada para extraer informaci¨®n de internet) que recoge diariamente 250.000 datos de precios en diversas webs de supermercados y tiendas en l¨ªnea de los mismos 400 productos que utiliza T?IK para calcular la inflaci¨®n y siguiendo los m¨¦todos de c¨¢lculo empleados por estudios similares en la Universidad de Harvard y el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts, los miembros de ENAG llevan a?o y medio publicando sus datos sobre la inflaci¨®n. As¨ª han demostrado que los precios se han incrementado m¨¢s del doble de lo reconocido por el Gobierno. ¡°Cuando la econom¨ªa va mal, tienes dos opciones: o arreglas lo que no funciona o manipulas los datos para dar la sensaci¨®n de que todo va bien. Pero esto tiene efectos en el bienestar de la gente porque, por ejemplo, el dato de inflaci¨®n de T?IK se emplea para calcular el nuevo salario m¨ªnimo¡±, explica Ulusoy.
Los c¨¢lculos de ENAG han recibido tanta atenci¨®n que, finalmente, su director ha sido llamado a declarar en una investigaci¨®n judicial iniciada a petici¨®n del Ministerio de Econom¨ªa y de T?IK, que denuncian que los c¨¢lculos de este grupo independiente ¡°atentan contra la reputaci¨®n¡± del organismo estad¨ªstico. Ulusoy se encoge de hombros: ¡°Las acusaciones son tan irracionales que no creo que terminen en una sala de juicio¡±.
La realidad de Erdogan
Erdogan afirm¨® el mi¨¦rcoles 12 que, efectivamente, los datos de la inflaci¨®n y el tipo de cambio ¡°no se corresponden a la realidad¡±: en este caso, porque seg¨²n el presidente la realidad es mucho mejor de lo que muestran los n¨²meros. Hay cada vez m¨¢s gente que denuncia que Erdogan vive en una realidad paralela que ¨¦l mismo ha construido, pero que sobre todo han edificado su c¨ªrculo de cortesanos y el coro de medios de comunicaci¨®n afines. Al l¨ªder turco le enfada que lo contradigan, piensa que ¨¦l conoce mejor que nadie la situaci¨®n en las calles ¨Dque hace a?os no pisa con la asiduidad con la que sol¨ªa hacerlo¨D y, por eso, al final, la imagen que le pintan sus asesores es solo la que esperan que agradar¨¢ a su jefe.
De ah¨ª que cuando la realidad golpea con la fuerza de los hechos, Erdogan monte en c¨®lera. Seg¨²n fuentes gubernamentales citadas por el periodista Erdal Saglam, el presidente est¨¢ ahora enfadado con su nuevo ministro de Econom¨ªa, porque las medidas decretadas para resolver la crisis monetaria que vive el pa¨ªs ¨Dmedidas que muchos expertos hab¨ªan dicho que no servir¨ªan¨D, efectivamente, no funcionan como esperaba. Ni los turcos han corrido a convertir sus ahorros en divisa a liras ni la moneda turca se ha apreciado tanto como sus asesores le hab¨ªan dicho que ocurrir¨ªa.
Es probable que Erdogan pensase realmente que fue su discurso de la noche del 20 de diciembre el que rescat¨® la lira del abismo al que estaba a punto de precipitarse y le hizo recuperar el 50% de su valor en menos de 24 horas. No importa que los datos que se han conocido a posteriori muestren que la raz¨®n de esa moment¨¢nea recuperaci¨®n se debi¨® a que el Banco Central intervino bajo cuerda en los mercados y compr¨® miles de millones de liras para elevar su valor a costa de quemar sus reservas. Para Erdogan, fueron sus palabras. Despu¨¦s de todo, as¨ª lo pintaban los medios y los diputados oficialistas: un valeroso Quijote luchando y venciendo a los p¨¦rfidos gigantes del mercado. De ah¨ª que ahora se enfade cuando la realidad le lleva la contraria.
Esta situaci¨®n entra?a obvios peligros, como se?ala el economista Timothy Garton Ash: ¡°Turqu¨ªa corre el riesgo de convertirse en algo como una secta, donde la l¨®gica econ¨®mica, las teor¨ªas y la racionalidad son ignoradas en favor de los disparates que suelte el l¨ªder supremo¡±.
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