La violencia con armas de fuego desborda Nueva York
Los tiroteos se multiplican en enero y complican la llegada a la alcald¨ªa del expolic¨ªa Eric Adams, que promete mano dura contra el crimen
La violencia desborda a las autoridades de Nueva York. En paralelo al resto del pa¨ªs, la ciudad experimenta desde el comienzo de la pandemia un repunte de la criminalidad que parece haberse acelerado en las ¨²ltimas semanas. La promesa de mano dura del nuevo alcalde, Eric Adams, choca con el ala progresista de sus correligionarios dem¨®cratas y con activistas sociales. El contexto es distinto al de los sangrientos ochenta y noventa: tras la eclosi¨®n del movimiento Black Lives Matter, los excesos policiales est¨¢n bajo la lupa. La inseguridad lastra la recuperaci¨®n econ¨®mica y alimenta la desigualdad en los barrios m¨¢s afectados por la pandemia: en un c¨ªrculo vicioso, las zonas deprimidas generan y sufren la violencia, que luego alcanza a otros barrios.
Tras solo cuatro semanas como alcalde, Adams afronta una crisis que puede definir su mandato. El expolic¨ªa que lleg¨® al consistorio prometiendo m¨¢s seguridad comprueba c¨®mo a diario sus promesas chocan con la realidad letal de las calles. Asesinatos, atracos que cuestan vidas; una beb¨¦ herida por una bala perdida. El homicidio de dos polic¨ªas en acto de servicio hace dos semanas ha sido un punto de inflexi¨®n en el corto recorrido del regidor. Sus propuestas para abordar la violencia ¡ªincrementando la respuesta policial, b¨¢sicamente¡ª han suscitado cr¨ªticas, especialmente entre los partidarios de recortar el presupuesto del cuerpo, un movimiento pujante desde la muerte a manos de un polic¨ªa del afroamericano George Floyd en mayo de 2020. La violencia por armas de fuego golpea otras urbes, pero Nueva York es el escaparate: una bala perdida en hora punta en Times Square no es la mejor carta de presentaci¨®n para una ciudad que anhela recuperarse.
Adams recibe este jueves en Nueva York a Joe Biden para discutir y abordar ¡°una estrategia integral para combatir la violencia¡±. El lunes, el presidente propuso su receta, no muy distinta a la del alcalde. ¡°Debemos contratar m¨¢s polic¨ªas e invertir en programas de prevenci¨®n en las comunidades¡±, dijo. El plan de gasto social atascado en el Senado prev¨¦ una partida de 5.000 millones para lo segundo, mientras algunos dem¨®cratas, como el influyente l¨ªder del Senado, Chuck Schumer, sugieren que la ¨²nica forma de prevenir la venta de armas ilegales y los delitos cometidos con ellas es a trav¨¦s de una intervenci¨®n federal.
En 2020 hubo 1.530 tiroteos en la ciudad, m¨¢s del doble que el a?o previo; en 2021, fueron 1.877, la cifra m¨¢s elevada en d¨¦cadas. El a?o pasado, las detenciones por armas de fuego en toda la ciudad, cuyas leyes sobre tenencia y uso figuran entre las m¨¢s restrictivas del pa¨ªs, aumentaron un 6% con respecto a 2020 y un 34% en comparaci¨®n con 2019. La llamada Iron Pipeline, la ruta usada para el contrabando de armas desde Estados del sur y el Medio Oeste del pa¨ªs hasta la Gran Manzana, opera a destajo, y de poco sirven los reclamos de la polic¨ªa, ni sus ofertas de iPad gratis y dinero en met¨¢lico a los que entreguen sus armas, sin preguntas ni consecuencias legales.
A primeros de enero, Cristal, una puertorrique?a de 19 a?os empleada en una hamburgueser¨ªa, muri¨® de un disparo en el pecho durante un atraco por poco m¨¢s de 100 d¨®lares de caja. Sam, due?o de una pizzer¨ªa que comparte tabique con el local, confirma que en el barrio ¡ªel predominantemente latino East Harlem¡ª hay una sensaci¨®n palpable de miedo. ¡°Algunos negocios est¨¢n adelantando la hora de cierre y nosotros nos lo estamos planteando. Con lo que nos ha costado capear la pandemia, muchos tememos que esto pueda ser el golpe definitivo. La gente se retrae, est¨¢ saliendo menos. Esperemos que se tomen medidas enseguida; de hecho, ya se ven m¨¢s polic¨ªas, pero eso siempre sucede a posteriori¡±, dice.
Los estragos de la pandemia, que ha disparado la desigualdad ¡ªla tasa de desempleo en Nueva York fue en diciembre del 8,8%, m¨¢s del doble que la nacional (3,9%)¡ª, explican para algunos la criminalidad rampante. ¡°La pandemia ha provocado una tremenda dislocaci¨®n econ¨®mica y una agitaci¨®n considerable en Nueva York. Con un desempleo del 15% entre los trabajadores que no han ido a la universidad y entre los afroamericanos, y del 24% entre los j¨®venes de 18 a 24 a?os, muchos vecindarios permanecer¨¢n fracturados y al l¨ªmite hasta que se haga m¨¢s para restaurar las oportunidades laborales. Como ciudad, no podemos permitirnos el lujo de sentarnos y esperar a que el mercado laboral se recupere por s¨ª solo, porque llevar¨¢ a?os¡±, sostiene James Parrott, director de Pol¨ªticas Econ¨®micas del Centro de Estudios de Nueva York de la New School.
La franja de poblaci¨®n m¨¢s joven es el objetivo del alcalde de cara a los programas de prevenci¨®n, y en concreto los 250.000 j¨®venes entre 16 y 24 a?os que no estudian ni trabajan. Igual que hiciera en su d¨ªa el gobernador Andrew Cuomo, Adams propone planes de empleo temporal, a modo de aprendizaje, para mantenerlos ocupados durante el verano. Una propuesta que muchos ven ineficaz por alicorta. Tambi¨¦n es motivo de controversia pol¨ªtica la respuesta penal, y en concreto la moderaci¨®n al respecto del nuevo fiscal de distrito de Manhattan. ¡°Ha habido cuatro epidemias de violencia armada desde la d¨¦cada de 1960. Suben y bajan de manera predecible, a menudo correlacionadas con crisis de salud p¨²blica [como la del crack]. Hist¨®ricamente, la aplicaci¨®n de la ley ha tenido poco que ver con su desaparici¨®n¡±, sostiene Jeffrey Fagan, profesor de Derecho en Columbia. ¡°Las pol¨ªticas de arrestos masivos, respuesta com¨²n a epidemias pasadas, hicieron poco para detener el flujo de armas. El alcalde Adams tiene raz¨®n al centrarse en combatir a los traficantes¡±, objetivo de una nueva unidad policial que patrullar¨¢ las calles.
Alex Vitale, profesor de la Universidad de Brooklyn y coordinador del Proyecto Justicia Policial y Social, difiere sobre la eficacia de las nuevas medidas. ¡°El plan del alcalde carece casi por completo de evidencias para respaldar sus intervenciones de mano dura contra el crimen. Se basa en consignas pol¨ªticas en lugar de pruebas emp¨ªricas y, por el camino, corre el riesgo de recrear las condiciones que han dado lugar al Black Lives Matter, como el asesinato de Amadou Diallo por una unidad anticrimen¡±. Diallo, un inmigrante guineano desarmado, recibi¨® 41 disparos a la puerta de su casa en 1999. Los cuatro agentes fueron absueltos y el caso fue, entre otros, el germen del basta ya a la brutalidad policial contra las minor¨ªas. El riesgo de una excesiva intervenci¨®n policial tiene ahora m¨¢s vigilantes que nunca.
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