Mattarella invoca la ¡°dignidad¡± de Italia para afrontar su segundo mandato como jefe del Estado
El presidente de la Rep¨²blica jura el cargo por segunda vez y explica que se vio abocado a repetir para que la par¨¢lisis del pa¨ªs no afectase a sus compromisos internacionales y a las necesidades de los ciudadanos
En lo alto del Palacio de Montecitorio, sede de la C¨¢mara de Diputados de Italia, hay una campana que solo suena una vez cada siete a?os. Este jueves por la tarde, a las 15.15, el badajo le sac¨® el polvo al artefacto y comenz¨® la m¨²sica que anuncia el comienzo de la m¨¢s alta ceremonia institucional de Italia. En ese momento, el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, sali¨® de su despacho en el Palacio del Quirinal y recorri¨® los 900 metros que lo separaban del Parlame...
En lo alto del Palacio de Montecitorio, sede de la C¨¢mara de Diputados de Italia, hay una campana que solo suena una vez cada siete a?os. Este jueves por la tarde, a las 15.15, el badajo le sac¨® el polvo al artefacto y comenz¨® la m¨²sica que anuncia el comienzo de la m¨¢s alta ceremonia institucional de Italia. En ese momento, el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, sali¨® de su despacho en el Palacio del Quirinal y recorri¨® los 900 metros que lo separaban del Parlamento. Justo cuando entr¨®, acompa?ado de los presidentes de ambas c¨¢maras, la campana dej¨® de sonar y solo volvi¨® a hacerlo cuando el mismo hombre jur¨® sobre la Constituci¨®n como nuevo jefe del Estado, reelegido el pasado s¨¢bado tras el ca¨®tico intent¨® por buscarle un sucesor.
El presidente de la Rep¨²blica realiz¨® un discurso de 37 minutos, profundo y lleno de referencias progresistas ¡ªinmigrantes, mujeres, trabajadores...¡ª en el que tuvo tiempo hasta de acordarse de la actriz Monica Vitti, fallecida 24 horas antes. Un canto a la ¡°dignidad¡± de un pa¨ªs, se?al¨®, que pasa por el respeto y los principios sagrados de la democracia, de la justicia social y de la centralidad de su Parlamento.
De no haber aceptado un segundo mandato, Mattarella cree que las expectativas de los italianos podr¨ªan haberse visto ¡°fuertemente comprometidas¡± por ¡°la prolongaci¨®n de un estado de profunda incertidumbre pol¨ªtica y tensiones, cuyas consecuencias podr¨ªan haber puesto en peligro recursos decisivos y las perspectivas de relanzar el pa¨ªs¡±. ¡°He intentado atender siempre la Constituci¨®n en los ¨²ltimos siete a?os. A la garant¨ªa de derechos, al apoyo y respuestas al malestar de los que m¨¢s sufren. Y esas esperanzas habr¨ªan sido comprometidas si se alargaba la decisi¨®n. Habr¨ªan puesto en dificultades las siguientes decisiones¡±, a?adi¨®. Y aqu¨ª volvieron los aplausos, que se repitieron decenas de veces, con casi toda la C¨¢mara en pie, durante su discurso. Incluso cuando sacudi¨® a la justicia y pidi¨® una importante reforma.
Mattarella (80 a?os) es el segundo presidente de la Rep¨²blica que repite en el cargo (el anterior fue su predecesor, Giorgio Napolitano). Es tambi¨¦n el segundo m¨¢s votado de la historia ¡ªtras Sandro Pertini¡ª y el hombre llamado a mantener la senda de estabilidad iniciada hace apenas un a?o con la elecci¨®n de Mario Draghi como presidente del Consejo de Ministros. Mattarella, precisamente, lanz¨® un discurso de unidad y optimismo, pero alert¨® del reto que afronta el pa¨ªs que m¨¢s se ha beneficiado de los fondos europeos para salir de la crisis pospand¨¦mica. ¡°Es una fase extraordinaria. Italia es el mayor beneficiario del programa Next Generation, debemos relanzar la econom¨ªa. Hay que construir en estos a?os la Italia de despu¨¦s de la emergencia. Una Italia m¨¢s justa y moderna. Que crezca en la unidad y que reduzca las desigualdades¡±.
El aprecio ciudadano por Mattarella pudo verse tambi¨¦n con la acogida que tuvo en las calles el desfile que le llev¨® desde el Quirinal hasta Montecitorio escoltado por un ej¨¦rcito de motocicletas de los carabinieri. Sonaron 21 salvas del ca?¨®n del monte del Gianicolo y sobrevolaron Roma los tradicionales aviones caza estampando en el cielo la bandera tricolor. Pero tambi¨¦n pudo apreciarse el respeto pol¨ªtico del que goza el jefe del Estado, impuesto en una operaci¨®n parlamentaria sin apenas precedentes surgida desde las bases, con el largu¨ªsimo y sentido aplauso que recibi¨® a su llegada al interior de la C¨¢mara. Italia, un pa¨ªs siempre fragmentado pol¨ªtica y socialmente, ha encontrado en este siciliano surgido del ala progresista de la vieja democracia cristiana una de las pocas piezas que lo mantienen unido.
El segundo mandato de Mattarella est¨¢ pensado para durar otros siete a?os. Pero su edad y el escaso inter¨¦s que ten¨ªa en repetir en el cargo hacen suponer que podr¨ªa renunciar antes de terminarlo, cuando considere que se dan las circunstancias en el Parlamento para elegir de forma ordenada a su sucesor. Eso fue exactamente lo que hizo Napolitano en 2015. Mattarella, experto constitucionalista, no se lo plantea con ning¨²n plazo. No hubo la m¨¢s m¨ªnima referencia a un posible mandato mutilado, que afronta con cierto sacrificio (hab¨ªa hecho ya la mudanza a su nueva casa).
Mattarella se acord¨® de los j¨®venes, de los inmigrantes y de los estudiantes que buscan un futuro. Tambi¨¦n de quienes han tenido que emigrar de Italia para encontrarlo. ¡°Las desigualdades no son el precio a pagar por el crecimiento, sino el freno a ese crecimiento. Nuestra obligaci¨®n es quitar los obst¨¢culos. La dignidad tiene un significado ¨¦tico y cultural. La dignidad incluye erradicar, por ejemplo, las muertes en el trabajo, que hieren a nuestra sociedad y la conciencia de cada uno de nosotros¡±. La dignidad, dijo, ¡°tambi¨¦n es oponerse al racismo y al antisemitismo, agresiones intolerantes. La dignidad es impedir la violencia sobre las mujeres. Pero tambi¨¦n un pa¨ªs libre de la Mafia¡±, se?al¨® Mattarella, cuyo hermano fue asesinado por la Cosa Nostra.
El jefe del Estado, reconocido puente con los Estados Unidos y el esp¨ªritu de la OTAN, tambi¨¦n se refiri¨® al conflicto en Ucrania, para el que pidi¨® el cese de las pruebas de fuerza y pidi¨® una apuesta decidida por el di¨¢logo como estrategia para la paz. Adem¨¢s, asegur¨® que no puede faltar la aportaci¨®n de Italia para contribuir a la paz. ¡°No podemos aceptar que en Europa se levante de nuevo el viento del enfrentamiento¡±, dijo.
Mattarella se traslad¨® luego hasta el monumento por los ca¨ªdos, el Altar de la Patria de plaza Venecia, recorriendo en coche presidencial la via del Corso. Ah¨ª, rindiendo homenaje al soldado desconocido muerto en la Primera Guerra Mundial, estuvo acompa?ado por el presidente del Consejo de Ministros, Mario Draghi. Ambos tienen una sinton¨ªa evidente y la reelecci¨®n del jefe de Estado ha sido para el expresidente del BCE la mejor de las opciones. ¡°Agradezco a Draghi su compromiso¡±, dijo Mattarella tras acordarse tambi¨¦n del presidente del Parlamento Europeo David Sassoli, fallecido recientemente. Una vez terminado el homenaje, Mattarella subi¨® a bordo del hist¨®rico Lancia Flaminia presidencial y, tras haber fantaseado solo por unos d¨ªas con poder jubilarse, regres¨® a trabajar a su oficina.
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