R¨ªo de Janeiro vive un aperitivo de Carnaval tras el primer a?o de su historia sin la fiesta
Un minidesfile de escuelas de samba, fiestas privadas y aglomeraciones ilegales son el anticipo de la fiesta oficial, trasladada a abril
La purpurina, los tocados de plumas y el resto de la parafernalia del Carnaval han vuelto este fin de semana a R¨ªo de Janeiro, pero en formato reducido porque, en realidad, es un aperitivo de la fiesta grande. De nuevo, por culpa de la pandemia. En abril celebrar¨¢n los festejos oficiales la principal capital del carnaval brasile?o y el resto del pa¨ªs tras un aplazamiento debido a los estragos de la variante ¨®micron. Este anticipo carnaval...
La purpurina, los tocados de plumas y el resto de la parafernalia del Carnaval han vuelto este fin de semana a R¨ªo de Janeiro, pero en formato reducido porque, en realidad, es un aperitivo de la fiesta grande. De nuevo, por culpa de la pandemia. En abril celebrar¨¢n los festejos oficiales la principal capital del carnaval brasile?o y el resto del pa¨ªs tras un aplazamiento debido a los estragos de la variante ¨®micron. Este anticipo carnavalesco ha sido peculiar, pero de trascendencia para quienes la vida es casi una cuenta atr¨¢s hasta la pr¨®xima edici¨®n. ¡°Estar aqu¨ª es una victoria, una resurrecci¨®n¡±, dec¨ªa el domingo por la noche Erika Souza, 34 a?os, ayudante de coreograf¨ªa de la escuela Viradouro, lista para ver desfilar a sus colegas. Sin mascarilla, miles de personas han retomado el Carnaval despu¨¦s de que 2021 entrara en la historia como el primer a?o sin desfiles ni fiestas callejeras.
El aperitivo carnavalesco carioca ha consistido en muchas fiestas privadas para quien pudiera pagarlas, aglomeraciones ilegales en torno a comparsas callejeras y un minidesfile de las cl¨¢sicas escuelas de samba.
En torno a la medianoche, con 24 grados de temperatura, la Ciudad del Samba era un reino de tacones y escotes imposibles, pechos de silicona, lentejuelas, purpurina, mucha piel, selfies por doquier y canciones cantadas con emoci¨®n por un p¨²blico que se sabe de memoria de la primera a la ¨²ltima estrofa. Para entrar todos tuvieron que demostrar estar vacunados del coronavirus. El conjunto de almacenes donde durante el resto del a?o confeccionan los disfraces y las carrozas fue el lugar elegido para un desfile organizado por la liga de escuelas de samba que pretend¨ªa matar el ansia de fiesta y abrir boca. Roseni de Souza, 56 a?os, hab¨ªa llegado como cada a?o, salvo el pasado, desde Canoes (R¨ªo Grande do Sul). ¡°Era importante estar aqu¨ª para dar apoyo a la comunidad carnavalesca¡±, explicaba en un descanso del minidesfile.
Fue una versi¨®n jibarizada del que cada a?o se televisa a todo el mundo desde el Samb¨®dromo dise?ado por ?scar Niemeyer, convertido por la pandemia en centro de vacunaci¨®n. Danzaron solo 150 integrantes por cada grupo, que en circunstancias normales puede rondar las 4.000 personas. Cada uno, con su enredo, la historia y la coreograf¨ªa que se dise?an expresamente para cada edici¨®n. Desfilaron las siempre impresionantes bailarinas que despliegan un ritmo endiablado bajo inmensos y elaborad¨ªsimos tocados de plumas, los abanderados, el cuerpo de bailarines, m¨²sicos y los veteranos de las comparsas.
Entre los que desfilaron, Mangueira, con su abanderada Squel Jorgea, que un a?o atr¨¢s recibi¨® a este diario en la entonces desangelada sede de la escuela para hablar de un momento que nadie imagin¨® y ya ha entrado en la historia como tantos otros por culpa de la pandemia.
Miles de personas desoyeron a las autoridades en l¨ªnea con el esp¨ªritu transgresor al que est¨¢ consagrado el Carnaval. Algunos blocos, una especie de charangas, salieron aunque las autoridades municipales no las hab¨ªan autorizado, a diferencia de las fiestas privadas. Motivo por el que algunos lo han bautizado como el Carnaval de la desigualdad.
Para De Souza es importante viajar cada a?o a R¨ªo porque el Carnaval es ¡°un espacio para mostrar nuestra cultura, la cultura negra¡±. El samba es parte del riqu¨ªsimo legado art¨ªstico de los esclavos que contribuyeron a construir Brasil. Fue perseguido durante muchas d¨¦cadas como otras muchas expresiones culturales, incluida la capoeira.
Y tambi¨¦n es un importante sector econ¨®mico en R¨ªo y en otras ciudades de Brasil con famosos Carnavales como Salvador de Bah¨ªa o Recife porque crea decenas de miles de empleos. Implica la elaboraci¨®n de composiciones musicales, coreograf¨ªas, disfraces¡ y un p¨²blico masivo. Son, para muchos brasile?os, las fechas m¨¢s esperadas del a?o.
El Carnaval es la culminaci¨®n de muchos meses de trabajo. Todo estaba listo en diciembre para celebrarlo en las fechas se?aladas en el calendario, ahora, a finales de febrero, pero la variante ¨®micron dio al traste con todos los planes. Los alcaldes decidieron curarse en salud y aplazar los desfiles y los blocos para abril. Fue un mazazo para las comparsas que el a?o pasado tuvieron el primer a?o en blanco en m¨¢s de un siglo de historia. En 1892 y 1912 tuvo que ser atrasado por una epidemia de fiebre amarilla y en se?al de duelo por la muerte del padre de la diplomacia brasile?a, el bar¨®n de Rio Branco, respectivamente pero finalmente pudo celebrarse.
¡°Lo de esta noche es un minicarnaval. Si Dios quiere, en abril estaremos de vuelta para el Carnaval completo¡±, aseguraba Maximiliano Leite, de 42 a?os, un compositor llegado como cada edici¨®n desde Porto Alegre, que esperaba la salida de su escuela, Salgueiro. Los brasile?os suelen ser devotos de una escuela de samba, un amor similar al que se profesa por un equipo de f¨²tbol. Leite es de Salgueiro porque es rojiblanca, como los el Internacional de Porto Alegre, el club de f¨²tbol de sus amores.
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