La banda sonora de Brasil que la censura (y Bolsonaro) intentaron silenciar
Chico Buarque, Caetano Veloso, Gilberto Gil y otros hablan en el libro ¡®Morda?a¡¯, reci¨¦n publicado en Brasil, sobre las canciones que les vet¨® la dictadura
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Fue un lunes del invierno carioca, el 29 de julio de 1985. Cientos de artistas, intelectuales y productores culturales se dieron cita en un teatro de R¨ªo de Janeiro para enterrar solemnemente la censura. Desped¨ªan las mordazas y celebraban que sus obras iban a poder circular sin cortapisas. No fue un guateque de amigos sino una ceremonia oficial. El ministro de Justicia presid¨ªa la velada porque, tras dos d¨¦cadas de dictadura militar, los civiles acababan de recuperar el poder. ¡°Las ocho de la tarde es muy pronto¡±, se quejaba en el evento Chico Buarque, seg¨²n escribi¨® d¨¦cadas despu¨¦s un periodista que lo cubri¨®.
El noct¨¢mbulo compositor volcado ahora en escribir estaba all¨ª por su relevancia art¨ªstica y porque durante los a?os de plomo era la gran obsesi¨®n de los censores. Fue el m¨¢s perseguido, cuenta Morda?a, un libro reci¨¦n publicado en Brasil, que a trav¨¦s de entrevistas con Buarque, Caetano Veloso, Gilberto Gil¡ otros 25 m¨²sicos y un abogado ¡ªpersonaje clave¡ª reconstruye c¨®mo sufrieron y resistieron la censura. Morda?a (Sonora Editora) es tambi¨¦n una playlist con las casi 100 canciones mencionadas.
Aquel acto en el Teatro Casa Grande fue en realidad un velatorio, no un entierro, porque la censura moralista ¡ªen defensa de Dios y la familia¡ª persisti¨® en democracia, dec¨ªan los autores durante entrevista por videollamada el jueves pasado. ¡°Y con el Gobierno Bolsonaro el tema es actual porque cada d¨ªa hay una nueva historia¡±, apunta el periodista Jo?o Pimentel, de 52 a?os.
La victoria electoral de Bolsonaro dio un nuevo significado al gran himno de la izquierda brasile?a, la samba Apesar de voc¨º. Compuesto por Chico Buarque en 1970, vivi¨® una aut¨¦ntica peripecia. Fue aprobado por una censora que en aquellas estrofas que dec¨ªan ¡°A pesar de usted / ma?ana ha de ser / otro d¨ªa. / Yo quisiera saber / d¨®nde se va a esconder / de esta enorme alegr¨ªa¡± vio una simple canci¨®n rom¨¢ntica, no una sutil cr¨ªtica al r¨¦gimen militar de Emilio Garrastazu M¨¦dici. Fue un ¨¦xito sensacional. Vendi¨® 100.000 copias hasta que los generales entendieron el sentido real. Asaltaron la discogr¨¢fica PolyGram, destruyeron las copias y se acab¨® la fiesta. ¡°Los tipos se sintieron enga?ados. Se convirti¨® en algo personal¡±, explica el cantante en Morda?a. En cada interrogatorio, le inquir¨ªan si se refer¨ªa al Gobierno militar. ¡°No, es sobre una mujer muy mandona, muy autoritaria¡±, respond¨ªa.
Ocho a?os dur¨® el veto. El ir y venir entre los artistas, las discogr¨¢ficas y los censores era asunto de abogados como Jo?o Carlos Muller, que trabajaba para PolyGram. Cuenta las enormes dosis de paciencia y persuasi¨®n que necesit¨® desplegar, sobre todo en los a?os m¨¢s duros, cuando los generales cerraron el Congreso y vetaron el habeas corpus. Logr¨® salvar de la quema infinidad de canciones. ¡°Si no fuese por el trabajo de Muller, no conocer¨ªamos muchos cl¨¢sicos¡± de la m¨²sica brasile?a, recalca el coautor Z¨¦ McGill, de 44 a?os.
Por ejemplo, C¨¢lice, compuesta por Buarque con Gilberto Gil, porque el t¨ªtulo, c¨¢liz en portugu¨¦s, suena como c¨¢llese. Cuando la cantaron en un concierto, a los pocos compases los censores all¨ª presentes para fiscalizar les cortaron el micr¨®fono. Tres a?os duraron las gestiones para que volviera a sonar.

El acoso a Chico Buarque fue tan f¨¦rreo que se invent¨® un seud¨®nimo, Julinho da Adelaide. Periodistas c¨®mplices publicaron entrevistas inventadas con aquel falso m¨²sico de favela. Da Adelaide firm¨® solo tres obras porque el enga?o al r¨¦gimen dur¨® poco. Pero fue tan profunda la huella que le dej¨® la persecuci¨®n a Buarque que a los 77 a?os recuerda los nombres de quienes prohib¨ªan o mutilaban sus letras. El general Assun??o, el coronel ?tila¡
¡°M¨¢s que censurado, Caetano Veloso fue preso y exiliado¡±, escriben los autores. Afirma el cantante en Morda?a que todo aquello de la censura le parec¨ªa rid¨ªculo. Ninguna de sus canciones fue vetada antes de ser encarcelado con Gilberto Gil. Pasaron dos meses en prisi¨®n acusados de faltar al respecto a la bandera y al himno nacional. Al salir, los confinaron en su Bah¨ªa natal hasta que colmaron la paciencia de los generales. Los quer¨ªan m¨¢s lejos, en el exilio. ¡°Fue la peor etapa de mi vida¡±, confiesa Veloso.
En su autobiograf¨ªa Verdad tropical, el artista relata que, como no ten¨ªan dinero para marchar al extranjero, negociaron con los militares dar un concierto y recaudar fondos. Aceptaron. Y fue as¨ª que el d¨²o pudo partir al exilio en Londres.
Ninguno de los pocos censores que a¨²n viven quiso hablar con los autores. Ambos lamentan especialmente que la mujer m¨¢s perseguida, la compositora y rockera Rita Lee, declinara su invitaci¨®n.

Los artistas brasile?os no vivieron nada semejante a la brutalidad con la que los militares chilenos asesinaron a V¨ªctor Jara. La Comisi¨®n de la Verdad brasile?a cifr¨® en 434 los muertos y desaparecidos entre 1964 y 1985; fueron m¨¢s de 3.000 en Chile, y 30.000 en Argentina.
La obsesi¨®n de Do?a Solange
Pero tener en la Presidencia de la Rep¨²blica a un militar retirado como Bolsonaro, abiertamente nost¨¢lgico del r¨¦gimen militar, defensor de la tortura y que considera a los artistas una banda de comunistas peligrosos subvencionados por las arcas p¨²blicas, resucit¨® viejos temores entre compositores, cantantes, cineastas¡ y creadores en general. ¡°Desde que lleg¨® al poder, el Gobierno brasile?o de ultraderecha colecciona casos de censura en diversas ¨¢reas culturales¡±, escriben Pimentel y McGill en el ep¨ªlogo. La suspensi¨®n de subvenciones para series televisivas de tem¨¢tica LGTBI, la retirada de un c¨®mic con dos superh¨¦roes bes¨¢ndose en portada o el veto en la televisi¨®n p¨²blica al clip O Real Resiste, del cantante Arnaldo Antunes, son algunos ejemplos.
Por las p¨¢ginas pasean tambi¨¦n los censores, con un papel destacado para do?a Solange, omnipresente en los hogares brasile?os en los ochenta. Antes de cada programa, pel¨ªcula o telenovela sal¨ªa un aviso: producci¨®n aprobada por Solange Hernandes. Silenci¨® 2.500 canciones.
Do?a Solange tuvo tal fijaci¨®n con el rockero Leo Jaime que durante un tiempo ni una sola de sus canciones pudo sonar en la radio. En el auge de la persecuci¨®n, el compositor le dedic¨® una canci¨®n. Una versi¨®n del ¨¦xito So Lonely, de The Police. La grabaci¨®n fue enviada a do?a Solange como exig¨ªa la ley. La aprob¨®. ¡°Creo que le encant¨®. Hasta quer¨ªa hacer copias para los amigos. No era una letra irrespetuosa, aunque al final dec¨ªa: ¡®Do?a Solange, deje de censurarme¡±, revela el cantante.
En 1985 los militares abandonaron el poder. El ej¨¦rcito de censores, que incluy¨® al padre de la bossa nova Vinicius de Moraes o al capit¨¢n de Brasil en el Mundial de 1950, Augusto da Costa, fue desmantelado. Aquella profesi¨®n que requer¨ªa estudiar derecho, teatro y t¨¦cnica de censura para aprobar una oposici¨®n estaba bien pagada. Y bien vista durante a?os. Con la redemocratizaci¨®n, pas¨® a ser motivo de verg¨¹enza. Do?a Solange cambi¨® de apellido.
Tambi¨¦n en Brasil la censura disparaba en ocasiones la curiosidad del p¨²blico. El vinilo original del primer LP de Blitz estaba listo cuando do?a Solange fulmin¨® dos temas para sorpresa de esta banda de rock, que pensaba que eso eran cosas del pasado y de los grandes, como Buarque o Veloso. ?Soluci¨®n? Rayaron las dos canciones en el disco antes de empezar a producir las copias. Y as¨ª se vendi¨®, con un aviso en la portada del ¨¢lbum. Exitazo. Vendi¨® 300.000 copias que destrozaron muchas agujas de tocadiscos.

Pero Ney Matogrosso, con el que fueron implacables porque en aquellos tiempos oscuros ya era un gay sensual y provocador que hac¨ªa shows de revista sobre el escenario, explica que nunca grab¨® algunos de aquellos temas vetados. Cayeron en el olvido para siempre. Y a sus compatriotas que reclaman la vuelta de los uniformados al poder, este hijo de un militar de las Fuerzas A¨¦reas les advierte: ¡°No saben la cantidad de gente que fue torturada, asesinada, arrojada viva desde aviones. Esas personas no saben lo que est¨¢n montando para s¨ª mismas. No es solo para algunos¡ (La dictadura) tambi¨¦n es para ellos¡±.
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