Ver¨®nica Alcocer, la construcci¨®n de una primera dama
La esposa de Gustavo Petro desde hace 22 a?os se dio a conocer en los ¨²ltimos meses ante la posibilidad de llegar a la Casa de Nari?o
Ver¨®nica Alcocer siempre quiso ser artista. Su padre, un abogado conservador del Caribe colombiano, pensaba que esa no era vida para la mayor de sus hijos. Por darle el gusto, Ver¨®nica empez¨® la carrera de derecho hasta tres veces. Solo la ¨²ltima se lo tom¨® en serio, pero tambi¨¦n dur¨® poco. En el primer semestre varios pol¨ªticos fueron a dar una charla a su universidad. Ella, que entonces ten¨ªa 21 a?os, se qued¨® impresionada por la ¡°inteligencia¡± de uno de ellos, un hombre locuaz, nada convencional. ?l, de 39, le pidi¨® a un amigo que le mandara un mensaje a aquella mujer tan bella. Todo fue muy r¨¢pido. Tres meses despu¨¦s de intercambiar llamadas, Ver¨®nica le advirti¨® a su padre: ¡°Te voy a presentar a un personaje, pero ni me preguntes el nombre¡±. El se?or Alcocer, un apasionado de la cocina, prepar¨® pavo guisado con ma¨ªz nuevo, rajaduras de yuca y arroz con coco. Esa noche de 1999 abri¨® la puerta de su casa y se encontr¨® de frente a Gustavo Petro, exguerrillero del M-19.
Le siguieron muchas otras cenas, ya convertidos en suegro y yerno. Hab¨ªa temas que no se tocaban, aunque s¨ª algunos consejos de sobremesa entre risas, whisky y tabaco. El hombre de derechas, admirador del l¨ªder conservador ?lvaro G¨®mez, acab¨® queriendo como un hijo al pol¨ªtico de izquierdas que a los seis meses de conocerse se llev¨® a su hija a Bogot¨¢ convertida en su esposa. Cuando el abogado muri¨®, hace nueve a?os, Petro pidi¨® la palabra en el funeral entre l¨¢grimas. Es de las pocas veces que se le ha visto llorar.
Ver¨®nica recuerda esas y otras an¨¦cdotas mirando a la c¨¢mara para esta entrevista desde su apartamento en Bogot¨¢. Gesticula, se r¨ªe y se emociona como si llevara toda la vida delante de un objetivo. En un momento canta y baila la canci¨®n Mam¨¢, quiero ser artista. Parece muy c¨®moda hablando de su vida, aunque en realidad la esposa de uno de los hombres m¨¢s conocidos del pa¨ªs fue una desconocida para la mayor¨ªa de los colombianos hasta hace muy poco. La posibilidad de que Petro alcanzara la Presidencia, como finalmente logr¨® este domingo, le dio el impulso para exponerse. Sus hijos ya han crecido, no la necesitan tanto, los dos mayores estudian en Europa y la peque?a est¨¢ a punto de cumplir 14. Ella ten¨ªa desde hace meses ¡°un sentir muy personal¡± de que no se repetir¨ªa la historia de hace cuatro a?os, cuando Petro perdi¨® ante Iv¨¢n Duque en la segunda vuelta de las elecciones. Ver¨®nica Alcocer se prepar¨® para ejercer de primera dama.
Se abri¨® perfiles en todas las redes sociales buscando un estilo propio, alejado de la sombra del pol¨ªtico. ¡°?Me apasiona contar las historias de Colombia! Sincelejana, madre y amiga¡±, se presenta. La idea original era que su cuenta de Twitter no siguiera a la de Petro, aunque s¨ª lo hace por un error de una persona de su equipo. Michelle Obama, Greta Thunberg, Kamala Harris o el Papa son otros de los perfiles que sigue. Desde enero suma m¨¢s 145.000 seguidores. Petro no habr¨ªa resentido su unfollow si hubieran querido enmendar aquel error, sus tuits llegan a 5,3 millones de personas. Alcocer reconoce que ahora ha comprendido que ser visible no solo te expone, sino que tambi¨¦n te puede ayudar. Con lo que ella misma denomina ¡°el proyecto Ver¨®nica Alcocer¡± est¨¢ recorriendo Colombia, un plan que espera mantener como primera dama. Por un lado, quiere mostrar el folclor colombiano, lo positivo de un pa¨ªs marcado durante tantos a?os por la guerra, por otro, busca ¡°construir¡± su nombre alrededor de las mujeres y los ni?os, luchar contra la violencia y el maltrato.
Ella fue madre muy joven. A los 21 a?os, en su segundo intento por estudiar derecho en Bogot¨¢, se qued¨® embarazada. Su pareja le pidi¨® no tener al ni?o y decidi¨® cortar la relaci¨®n. ¡°El tema de la educaci¨®n sexual siempre ha estado muy tapado, en mi ¨¦poca era una historia conversar de eso. Muchas ni?as quedan embarazadas por desconocimiento, hay que trabajar ah¨ª¡±, dice como anotando en su agenda. Nicol¨¢s naci¨® en la capital y a Ver¨®nica solo la acompa?¨® su madre. Cinco meses despu¨¦s, regres¨® a Sincelejo con el ni?o, pero se qued¨® en casa de unas amigas. ¡°Mi pap¨¢ no me recib¨ªa¡±. Se matricul¨® otra vez en derecho para recuperar el afecto de su padre, que se hab¨ªa enfriado con el embarazo. El abuelo, poco a poco, se fue acercando a su nieto. ¡°Al final, mi hijo Nicol¨¢s fue el amor de su vida¡±. Las aulas volvieron a durar poco. Fue entonces cuando Petro se cruz¨® en su camino.
Al principio no sab¨ªa bien qui¨¦n era. ¡°No me cas¨¦ con Gustavo por pol¨ªtica, sino porque me enamor¨¦¡±. Tampoco ten¨ªa una ideolog¨ªa muy marcada, m¨¢s all¨¢ del mundo que la hab¨ªa rodeado. Hab¨ªa participado de peque?a en las campa?as de ?lvaro G¨®mez y m¨¢s adelante en la de Andr¨¦s Pastrana, con la que quiso viajar a Bogot¨¢ junto a las juventudes del Partido Conservador, pero su padre se neg¨®. Siempre se sinti¨® una ni?a muy inquieta, traviesa, pero profundamente marcada, para bien, por la educaci¨®n tradicional y cat¨®lica que vivi¨® en familia y en un colegio de monjas franciscanas. ¡°A los 15 quiero ser monja, luego me enamoro, me grad¨²o del cole. En medio de esas tradiciones, yo era muy liberal en el tema de la vestimenta, con mochilas, muy relajada, con mo?o¡±.
Alcocer siente que la aparici¨®n de su hoy esposo fue un ¡°engranaje perfecto¡± entre lo aprendido con las hermanas misioneras del colegio y la ¡°praxis¡±. ¡°Ese servicio por el otro del que hablaban, ahora lo veo en una persona de carne y hueso, que expone su vida y da todo para los dem¨¢s. Para m¨ª la vida de Gustavo ha sido una vida en servicio. Es el mejor ejemplo de una persona cristiana y me encanta porque hace punto de uni¨®n con lo que yo viv¨ª de jovencita¡±.
La vida y la pol¨ªtica
Ya casados, Petro, Alcocer y el peque?o Nicol¨¢s, que llama a Gustavo ¡°pap¨¢¡±, se trasladaron a Bogot¨¢ en el a?o 2000. Describe el choque como ¡°tenebroso¡±. Ventanas blindadas, seguridad permanente, guardaespaldas. ¡°Era como estar presa¡±. La vida siempre alerta no la volvi¨® a abandonar nunca en estos 22 a?os. ¡°Es la condici¨®n que nos toc¨®. As¨ª vivimos nosotros y otras tantas personas, de un lado y de otro, no deber¨ªa ser as¨ª¡±. Los hijos son los que peor lo llevan, cuenta, ¡°casi que se fueron a Europa por eso¡±. La seguridad es la que los ha obligado a vivir en un bonito apartamento alquilado de la capital, durante el a?o electoral, en lugar de en su casa en el campo.
Su hija Sof¨ªa, de 21 a?os, estudiante de Ciencias Pol¨ªticas en Par¨ªs, est¨¢ en casa durante una temporada. Acompa?a a su padre en numerosas ocasiones, a diferencia de Ver¨®nica, que vive inmersa en el lanzamiento de su proyecto. Son las mujeres que rodean al pol¨ªtico. Ver¨®nica, Sof¨ªa y Antonella, la menor, que es arquera en un equipo de la ciudad y le gustar¨ªa dedicarse al f¨²tbol profesional. A Petro, dicen, no le interesa demasiado el deporte. ¡°Gustavo tiene una mujer e hijas feministas, jam¨¢s se podr¨ªa distanciar del feminismo. Vive entre feministas y aguerridas¡±, dice Ver¨®nica para salir al paso de las cr¨ªticas contra ¨¦l por haber cuestionado, en alguna ocasi¨®n, al movimiento feminista.
En las pasadas navidades, Sof¨ªa le regal¨® al pol¨ªtico el libro Feminismo para principiantes (¡°Lo leer¨¦ con gusto¡±, dijo Petro en redes) y en su Instagram se la ve participando este a?o en Bogot¨¢ en las marchas a favor de la despenalizaci¨®n del aborto. Alcocer es muy religiosa (¡°tengo una fe que no me la mueve nada ni nadie¡±), su posici¨®n sobre la interrupci¨®n del embarazo es m¨¢s ambigua que la determinaci¨®n de su hija. ¡°No podr¨ªa juzgar a nadie. Yo ech¨¦ para alante [en su embarazo]. Es un tema muy personal, pero yo soy provida, proamor, aunque en algunos casos se puede tomar otra decisi¨®n. Me parece peligroso que se pueda volver casi un m¨¦todo anticonceptivo. Pero como es tan sensible el tema, trato de tener una posici¨®n muy cuidadosa y no entrar a juzgar¡±.
Una de las veces que Ver¨®nica acompa?¨® al pol¨ªtico en los ¨²ltimos meses a un acto p¨²blico fue al Vaticano para reunirse con el Papa. ¡°Me qued¨¦ muda, ten¨ªa una luz, una tranquilidad¡±, recuerda de una experiencia que compara con el nacimiento sus hijos.
A medida que avanza la entrevista, Alcocer est¨¢ cada vez m¨¢s c¨®moda. Si al llegar dijo que no le gustaba que le saquen fotos, ahora ya posa con soltura por el sal¨®n del apartamento. A esas horas, Petro est¨¢ preparando el cierre de su campa?a en el centro de Bogot¨¢, ante miles de personas. El pol¨ªtico, conocido por sus largos discursos, es descrito es su casa m¨¢s bien por sus silencios. ¡°Aqu¨ª la que habla soy yo¡±, reconoce Alcocer, que intenta que la conversaci¨®n no siempre gire siempre alrededor de la pol¨ªtica. ?l se desahoga cocinando, ella bailando.
Como primera dama, Alcocer dice que quiere estar con la gente, ¡°no encapsulada en fiestas¡±. ¡°Quiero estar donde tengo que estar, en la calle, en el barrio, desde el estrato uno al seis. Estar para todos, desde el que menos tiene al que m¨¢s, porque todos somos seres humanos. Violencia sufrimos todos¡±.
- ?Y qui¨¦nes son sus referentes?
- La princesa Diana y la Madre Teresa de Calcuta.
La primera versi¨®n de este art¨ªculo se public¨® el 11 de marzo de 2022
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