El Gobierno brit¨¢nico se compromete a proteger a la prensa frente al acoso legal de los oligarcas rusos
Las querellas empleadas por los poderosos para intimidar y arruinar econ¨®micamente a medios y editoriales han servido durante a?os para frenar informaciones de inter¨¦s p¨²blico
La periodista Catharine Belton puso el dedo en la llaga el pasado martes, durante su comparecencia ante la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Parlamento brit¨¢nico: ¡°Observen el modo en que se est¨¢ informando hoy sobre los oligarcas rusos, comparado con lo que ocurr¨ªa hace dos semanas¡±, dijo a los diputados. ¡°Es tan diferente como la noche del d¨ªa. Antes era casi como un reinado del terror. Muchos de los oligarcas ten¨ªan un batall¨®n de abogados y gestores de reputaci¨®n que desplegaban con enorme agresividad. Hasta hace nada, era raro escuchar en los medios que Abram¨®vich ten¨ªa una relaci¨®n muy cercana con Putin o que, hasta hace poco, hab¨ªa contribuido a sostener su r¨¦gimen¡±, se?alaba Belton.
Lo sabe muy bien. La periodista, que fue corresponsal en Mosc¨² del Financial Times durante siete a?os, public¨® en 2020 Los Hombres de Putin: C¨®mo el KGB se Apoder¨® de Rusia y se Enfrent¨® a Occidente (Pen¨ªnsula). El libro, una cr¨®nica rigurosa y exhaustiva del entorno de poder que habita el Kremlin y del modo en que exmiembros del servicio secreto sovi¨¦tico intentaron infiltrarse y dividir, con un nuevo grupo de oligarcas, en las sociedades de Occidente, adquiri¨® de inmediato relevancia y notoriedad. La suficiente como para poner nerviosos a Roman Abram¨®vich, Mija¨ªl Fridman o Alisher Usm¨¢nov ¡ªtodos sancionados hoy por EE UU, la UE y el Reino Unido¡ª, que comenzaron a verter como locos una cascada de querellas contra Belton y la editorial Harper-Collins, as¨ª como preavisos legales a los medios de comunicaci¨®n, para que no osaran poner sus manos en el libro. Harper-Collins tuvo que gastarse casi 1,8 millones de euros en abogados para proteger la publicaci¨®n. Y aun as¨ª, Belton y su equipo jur¨ªdico tuvieron que negociar la retirada o suavizaci¨®n de algunas de las informaciones m¨¢s pol¨¦micas del texto, como el hecho de que al menos tres fuentes hubieran asegurado que Abram¨®vich compr¨® el Chelsea F.C. por orden directa de Putin.
El Gobierno de Johnson, que en su ¨ªmpetu por combatir la agresi¨®n de Rusia en Ucrania parece adem¨¢s dispuesto a resolver pecados originales que el Reino Unido arrastra durante a?os, ha anunciado este jueves su intenci¨®n de combatir con dureza las llamadas SLAPPs: Strategic Lawsuits Against Public Participation (querellas estrat¨¦gicas contra la participaci¨®n p¨²blica), las batallas jur¨ªdicas que montan los financieros m¨¢s poderosos contra la prensa y las editoriales, con acusaciones de difamaci¨®n y de ataques a su intimidad, con el fin de intimidarles econ¨®micamente y mantenerles paralizados en procesos judiciales largos y complejos.
¡°La capacidad de una prensa libre de exigir responsabilidad a los m¨¢s poderosos es fundamental para nuestra democracia, y como periodista que he sido, estoy decidido a que nunca m¨¢s permitamos que las cr¨ªticas sean silenciadas¡±, ha prometido Boris Johnson. ¡°Para todos estos oligarcas y supermillonarios que pueden permitirse estas costas legales astron¨®micas, la amenaza con querellas y demandas se ha convertido en un nuevo tipo de arma legal. Debemos poner fin a este efecto tan escalofriante¡±, dec¨ªa el primer ministro brit¨¢nico.
El Ministerio de Justicia que dirige Dominic Raab, quien act¨²a adem¨¢s en este caso con su autoridad de vice primer ministro, ha puesto ya en marcha un proceso de consultas con la intenci¨®n, seg¨²n han anunciado fuentes del departamento, de que los cambios legales est¨¦n listos a mediados de mayo.
El Gobierno brit¨¢nico pretende reforzar el concepto jur¨ªdico de ¡°defensa del inter¨¦s p¨²blico¡±, ya introducido en la Ley de Difamaci¨®n de 2013, por el que determinadas informaciones, aunque sean err¨®neas en algunos de sus elementos, pueden ser protegidas frente a posibles querellas en aras de que prevalezca un bien superior, el del inter¨¦s p¨²blico de la materia denunciada. Otra posible medida ser¨ªa la de poner un l¨ªmite a la cifra total que pueden reclamar los denunciantes para resarcirse de los da?os presuntamente sufridos. Y exigir, en el an¨¢lisis preliminar de cualquier querella por difamaci¨®n, que se demuestre la ¡°malevolencia real¡± del demandado, para evitar acusaciones falsas. Finalmente, las nuevas reformas de la ley podr¨ªan permitir que jueces y tribunales impusieran ?rdenes Civiles de Restricci¨®n, para prohibir la repetici¨®n constante, como m¨¦todo de presi¨®n, de querellas ya descartadas.
Las medidas contra las llamadas SLAPPs son muy contundentes en Estados Unidos, Canad¨¢ o Australia. En la UE, un grupo de eurodiputados lleva a?os exigiendo su impulso, despu¨¦s del asesinato en 2017, con una bomba lapa pegada a los bajos de su coche, de la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia, cuya participaci¨®n en la investigaci¨®n sobre los Papeles de Panam¨¢ fue fundamental para implicar al Gobierno del entonces primer ministro, Joseph Muscat.
El tal¨®n de Aquiles de Johnson
El primer ministro brit¨¢nico vive un momento de tregua y gloria con su papel internacional en defensa de Ucrania y contra la invasi¨®n de Putin. Atr¨¢s parecen haber quedado los d¨ªas del partygate, cuando el esc¨¢ndalo de las fiestas prohibidas en Downing Street amenaz¨® con arruinar la carrera pol¨ªtica del primer ministro. Pero el armario de Johnson tiene tantos esqueletos, y tan variados, que muchas de sus proclamas contra Rusia y sus oligarcas pierden fuelle. El diario The Times revel¨® la semana pasada que Johnson hab¨ªa hecho o¨ªdos sordos a la advertencia del MI5, el servicio brit¨¢nico de inteligencia y seguridad dom¨¦stica, de que no deb¨ªa designar miembro de la C¨¢mara de los Lores a su amigo Evgeny L¨¦bedev, propietario del diario londinense Evening Standard. Aun as¨ª, Johnson sigui¨® adelante con su decisi¨®n en 2020, y acus¨® a todos los que le desaconsejaban lo contrario de ¡°rus¨®fobos¡±. Hijo del oligarca, banquero y exmiembro del KGB Alexander L¨¦vedev, el magnate de la prensa es una figura omnipresente en los actos sociales de la capital brit¨¢nica, y desde las p¨¢ginas de su peri¨®dico ha defendido acciones de Putin como la invasi¨®n de Crimea, o ha puesto en duda que el KGB estuviera detr¨¢s del asesinato, en 2006, del exagente ruso Alexander Litvinenko.
El exasesor de Johnson y hoy su ac¨¦rrimo enemigo, Dominic Cummings ¡ªel ide¨®logo de la campa?a del Brexit¡ª dispuesto siempre a echar mano de su memoria cuando se trata de cargar contra el primer ministro, ha escrito en su blog personal: ¡°Yo estaba en la habitaci¨®n cuando altos funcionarios del Gobierno le advirtieron al primer ministro de que los servicios de inteligencia ten¨ªan serias reservas sobre sus planes [el nombramiento de L¨¦bedev]. Apoy¨¦ esas reservas y ped¨ª a Johnson que no siguiera adelante¡±, ha escrito Cummings. ¡°Se irrit¨® mucho, y como suele hacer, comenz¨® a balbucear tonter¨ªas: ¡®Esto es... esto es... esto es que t¨² tambi¨¦n eres antirruso¡±, asegura el exasesor que dijo Johnson.
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