Kiev vive en constante tensi¨®n ante la amenaza de la gran ofensiva rusa
Las tropas de Mosc¨² han vuelto a atacar un barrio residencial de la capital, donde no se han registrado v¨ªctimas mortales
Kiev se ha instalado en algo parecido a una tierra de nadie dentro de la guerra que comenz¨® hace 25 d¨ªas en Ucrania. Las tropas rusas no han accedido al coraz¨®n de la capital ni han llevado a cabo incursiones o bombardeos intensos, aunque s¨ª se producen potentes combates en las localidades de sus alrededores. Pero los cientos de miles de habitantes que todav¨ªa siguen viviendo en Kiev no tienen ni un solo d¨ªa de calma. El domingo hubo otro ataque en un barrio residencial sin que se hayan producido v¨ªctimas mortales y, al caer la noche, el fuego antia¨¦reo retumb¨® en toda la ciudad. Se calcula que aproximadamente la mitad de los tres millones de personas que viv¨ªan en la principal urbe del pa¨ªs la han abandonado desde que comenz¨® la invasi¨®n de las tropas del Kremlin, el 24 de febrero.
Los controles militares, las barricadas y los bloques de hormig¨®n con los que se trata de frenar la posible incursi¨®n rusa en la capital forman ya parte de la nueva fisonom¨ªa. El tr¨¢fico es escaso y las aceras est¨¢n desiertas casi a cualquier hora del d¨ªa, pero a veces se forman atascos en los puntos en los que militares o polic¨ªas requieren a los conductores que se identifiquen o que abran el maletero del coche para comprobar qu¨¦ es lo que transportan. Hay miles de personas entre civiles y uniformados pendientes de la seguridad de la ciudad, pero los carros de combate rusos no se han acercado al centro.
Sin embargo, a las dos de la tarde del domingo una explosi¨®n se escuch¨® a varios kil¨®metros de distancia tras sacudir una zona residencial a medio camino entre el centro de Kiev y la localidad de Irpin, escenario desde hace d¨ªas de intensos combates. Varios coches ardieron junto a un cr¨¢ter horadado al lado de un edificio de viviendas de 10 plantas. Los alrededores fueron quedando alfombrados de cristales que sonaban al crujir bajo el calzado, conforme los vecinos se iban acercando a contemplar lo ocurrido. No era la primera vez en los ¨²ltimos d¨ªas que ca¨ªa un proyectil en esta zona.
Cientos de ventanas y las fachadas de varios bloques hab¨ªan quedado da?adas. Las autoridades no informaron de v¨ªctimas mortales, pero s¨ª se registraron cinco heridos. Como ha ocurrido en los ataques que han tenido lugar en los ¨²ltimos d¨ªas, hasta la escena se desplaz¨® con rapidez el alcalde de la capital, el antiguo campe¨®n de boxeo Vitali Klichko. Junto a las ambulancias, que trasladaron a dos de los heridos al hospital, llegaron tambi¨¦n camiones de bomberos para apagar el incendio. Es una ceremonia que se repite desde que, el segundo d¨ªa de la guerra, Rusia atac¨® por vez primera en la capital un edificio donde viven civiles en una acci¨®n que ocurre constantemente desde entonces.
Eugeni, de 33 a?os, contempla lo que sucedi¨® el domingo en su edificio a cierta distancia, en compa?¨ªa de una vecina de avanzada edad de la que se est¨¢ haciendo cargo. Esperan a que la zona deje de estar acordonada por las fuerzas de seguridad para volver a casa pese a los destrozos. De fondo se escucha el trabajo para acabar de retirar los cristales del que fue su colegio, a unas decenas de metros del edificio donde habita. Contempla la escena con nostalgia. ¡°Esta es mi ciudad y pienso regresar a mi casa¡±, cuenta decidido Eugeni se?alando hacia la fachada da?ada de su bloque. Con los ojos llorosos, pese a su determinaci¨®n, explica que su mujer embarazada de seis meses se ha tenido que marchar lejos de Kiev. Ambos esperan un ni?o que ser¨¢ su primer hijo.
Decenas de periodistas de todo el mundo han acudido hasta el lugar de la explosi¨®n para tomar im¨¢genes o realizar conexiones en directo. Uno de los militares que custodia la zona se queja de lo que ¨¦l entiende que son mirones. ¡°La gente aqu¨ª vive bajo presi¨®n porque llevamos recibiendo cohetes de los rusos desde hace un mes. Vivimos bajo un peligro muy grande¡±, cuenta Anton, de 32 a?os, otro vecino, que se expresa en espa?ol. ¡°La gente que vive aqu¨ª son completamente civiles. Aqu¨ª no hay ning¨²n objetivo militar, como dice la Federaci¨®n Rusa que est¨¢ bombardeando. Mucha gente que vive aqu¨ª son mujeres con ni?os, personas que no quieren dejar su ciudad natal. Cada noche, muchos han de refugiarse en los s¨®tanos¡±, a?ade mientras de fondo se escuchan las detonaciones y suenan las alarmas que alertan ante un posible ataque a¨¦reo.
Fuera del cord¨®n de seguridad se ha instalado una carpa de la Cruz Roja donde son atendidos algunos vecinos. Diana, una voluntaria de 21 a?os cuenta que muchas son personas mayores a las que han de escuchar y a las que ofrecen t¨¦ y caf¨¦. ¡°A la mayor¨ªa les cuesta abandonar su casa¡±, incluso en d¨ªas con ataques como este, porque es ¡°donde han vivido toda su vida¡±, comenta la joven.
Mientras, lejos del lugar del ataque del domingo, en el centro de la plaza que se abre delante de la catedral de Santa Sof¨ªa una alfombra de un mill¨®n y medio de tulipanes recuerda a los ca¨ªdos en la guerra. La explanada se ha convertido en lugar de peregrinaci¨®n para algunos kievitas que acuden a contemplar la escena o a fotografiarla con su m¨®vil.
A unos 700 kil¨®metros de esa plaza, en el sur del pa¨ªs, se ha registrado el segundo ataque con misiles hipers¨®nicos, de acuerdo a la informaci¨®n rusa. Ha sido en Konstantinovka, una ciudad de 70.000 habitantes, donde el proyectil lanzado desde Crimea y capaz de burlar las defensas antia¨¦reas, ha destruido, seg¨²n el Kremlin, ¡°un gran almac¨¦n de combustible¡±. ¡°Desde esa base se efectuaban los principales suministros de combustible para veh¨ªculos blindados ucranios en ¨¢reas de combate en el sur de Ucrania¡±, ha asegurado el Ministerio de Defensa ruso.
Ucrania denunci¨® el domingo otra matanza de civiles que asegura se produjo el 11 de marzo en Kreminna, una ciudad de 23.000 habitantes de Lugansk. Serhii Haidai, comandante del ¨®blast de Lugansk ¡ªzona controlada por las tropas ucranias en esta regi¨®n contestada por los separatistas prorrusos¡ª, public¨® tambi¨¦n el domingo en su Telegram que el ej¨¦rcito ruso mat¨® a 56 personas en una residencia de ancianos. ¡°Lo hicieron de forma deliberada y c¨ªnica¡±, afirm¨®y a?adi¨® que no han podido recuperar los cad¨¢veres, y que 15 supervivientes fueron trasladados a un geri¨¢trico en la zona ya ocupada por Rusia de Svatove.
La Defensora del Pueblo ucrania, Ludmila Denisova, calific¨® el ataque de ¡°genocidio¡±, y pidi¨® que se establezca un Tribunal Militar Especial. ¡°Por cada crimen de este tipo, por cada vida inocente quitada, el liderazgo del Estado agresor debe rendir cuentas con toda la severidad del derecho penal internacional¡±, escribi¨® en un mensaje de Telegram.
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