Argentina reafirma su reclamo de soberan¨ªa a 40 a?os de la guerra de las islas Malvinas
Los actos conmemorativos en Tierra del Fuego y Buenos Aires reavivan la llama nacionalista frente al Reino Unido
Ushuaia es ¡°la capital de las islas Malvinas¡±. Lo repiten los veteranos de guerra, altos funcionarios y militares. Seg¨²n el ordenamiento pol¨ªtico de Argentina, la ciudad que es cabecera de la provincia de Tierra del Fuego, en el extremo sur del pa¨ªs, lo es tambi¨¦n de ¡°la Ant¨¢rtida e Islas del Atl¨¢ntico Sur¡±. Por eso el fervor por la causa Malvinas es parte de la identidad de Ushuaia, una peque?a urbe que se desarroll¨® frente al canal de Beagle alrededor de una base de la Marina. Hoy es un centro tur¨ªstico poderoso, con una bah¨ªa de aguas heladas que mira a la cordillera de los Andes y desde cuyo puerto parten los cruceros que visitan la Ant¨¢rtida. Pero a partir del 2 de abril de 1982 sal¨ªan de Ushuaia los v¨ªveres para alimentar a los soldados que peleaban en Malvinas y llegaban cientos de heridos. Fue Ushuaia el primer puerto que tocaron los n¨¢ufragos del crucero General Belgrano, hundido por los misiles brit¨¢nicos a un mes de iniciadas las operaciones.
Frente al mar, en pleno centro de la ciudad, hay un llama que no se apaga. Est¨¢ flanqueada por los nombres en m¨¢rmol de los 649 argentinos que murieron en Malvinas. A metros de all¨ª hay una gran m¨¢stil con nombre: Puerto Argentino. Hay tambi¨¦n un mapa de las islas calado en granito y, este s¨¢bado, una carpa. Los alumnos llevan semanas visitando la carpa, donde pueden tocar ametralladoras y granadas, subirse a una cuatriciclo camuflado y hasta probarse los escudos y cascos que la polic¨ªa antimotines utiliza para dispersar manifestaciones.
El esp¨ªritu Malvinas es en Ushuaia m¨¢s castrense que civil. En el acto en honor a los veteranos hablaron altos jefes militares, gobernadores y alcaldes. Tambi¨¦n se leyeron poemas y se cant¨® el himno nacional ante un p¨²blico mayormente de uniforme. El presidente de la asociaci¨®n local de veteranos, Conrado Zamora, envi¨® un ¡°feliz cumplea?os¡± al presidente, Alberto Fern¨¢ndez, y le record¨® que hab¨ªa prometido estar en Ushuaia para el 40 aniversario. ¡°Prometi¨® venir y no vino. El 2 de abril pr¨®ximo tiene que estar ac¨¢¡±, dijo Zamora.
La Casa Rosada envi¨® al extremo sur a la ministra de Salud, Carla Vizotti. El presidente prefiri¨® quedarse a m¨¢s de 3.000 kil¨®metros al norte, en Buenos Aires, y conmemorar la fecha desde el Museo Malvinas, ubicado en la ESMA, el centro de torturas que mont¨® la Armada durante la dictadura reconvertido ahora en centro de la memoria. Fern¨¢ndez prometi¨® no olvidarse de los veteranos, pero centr¨® su discurso en la reivindicaci¨®n de la soberan¨ªa sobre Malvinas.
¡°Los argentinos y las argentinas compartimos una misma convicci¨®n: las Malvinas son parte de nuestro territorio nacional. Siempre fueron argentinas y jam¨¢s cederemos en nuestros reclamos¡±, dijo. Record¨® luego el sitio donde estaba, y carg¨® contra la dictadura. Hizo suyo el discurso que achaca la guerra a un grupo de militares desesperados ante la inminencia de su ca¨ªda. ¡°Desembarcar en las islas fue una decisi¨®n a espaldas de un pueblo al que intentaron confundir y manipular. Se despreciaron las leyes y la vida. Debemos decir que aquellos militares que avergonzaron a nuestras Fuerzas Armadas hoy definitivamente constituyen un pasado al que nadie quiere volver, en especial sus camaradas de armas¡±, dijo.
El debate sobre la lectura de la guerra no se ha cerrado a¨²n en Argentina. Los miles de conscriptos que pelearon en la isla fueron para muchos las ¨²ltimas v¨ªctimas del terrorismo de Estado. Ten¨ªan entonces entre 18 y 19 a?os y vest¨ªan de uniforme porque realizaban el servicio militar obligatorio. Apenas preparados para la guerra, fueron lanzados a las islas sin equipamiento adecuado y mal alimentados. Muchos de ellos impulsan desde a?os causas por violaciones a los derechos humanos contra sus superiores. Son comunes las historias de j¨®venes estaqueados durante horas, bajo la nieve y las balas enemigas, como castigo por haber robado una oveja para comer.
Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, esos soldados aclaran que no fueron solo v¨ªctimas de un Gobierno militar. Pretenden tambi¨¦n que se reconozca su esfuerzo y lo que consideraron una lucha contra el imperialismo. En el otro extremo del debate est¨¢ la ausencia total de autocr¨ªtica hacia la dictadura, representada sobre todo en los centros de veteranos conformados por aquellos que en 1982 eran militares de carrera. Durante la vigilia celebrada el viernes por la noche en R¨ªo Grande, 200 kil¨®metros al norte de Ushuaia, los veteranos conscriptos pidieron una ¡°historia oficial¡± de la guerra, que ponga de una vez por todas negro sobre blanco sobre la memoria colectiva.
Esa historia convivir¨¢ con la disputa diplom¨¢tica que mantienen los Gobiernos de Argentina y Reino Unido. Alberto Fern¨¢ndez advirti¨® este s¨¢bado que el reclamo de soberan¨ªa es ¡°inclaudicable¡±, mientras que su canciller, Santiago Cafiero, dijo al Reino Unido que el objetivo de su pa¨ªs es que ¡°se avenga a reanudar las negociaciones bilaterales sobre la soberan¨ªa¡± de las islas.
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