Lula se al¨ªa con el centro derecha conservador para derrotar a Bolsonaro en las elecciones de Brasil
El l¨ªder del PT presenta como candidato a vicepresidente a Geraldo Alckmin, al que derrot¨® en las presidenciales en 2006
Para los brasile?os atentos a la pol¨ªtica la imagen es todav¨ªa muy chocante. Gracias al ultraderechista Jair Bolsonaro, dos adversarios de toda la vida son ahora aliados. Luiz In¨¢cio Lula da Silva ha conseguido que el hombre al que derrot¨® en las elecciones de 2006, Geraldo Alckmin, un peso pesado del centro derecha, le acompa?e como n¨²mero dos en la batalla electoral para suceder a Bolsonaro en la Presidencia de Brasil. Ambos han presentado este viernes en S?o Paulo una alianza impensable hace no tanto.
Como Lula, Alckmin, de 69 a?os, lleva m¨¢s de medio siglo en primera fila de la pol¨ªtica brasile?a. Dos veces gobernador de S?o Paulo, diputado, alcalde y concejal, fue uno de los hombres fuertes del PSDB, el Partido de la Socialdemocracia Brasile?a, que se alternaba en el poder con la izquierda desde el fin de la dictadura hasta que el panorama pol¨ªtico tradicional implosion¨® y dio paso a la victoria de Bolsonaro. Reclutar a Alckmin es el elemento clave de la estrategia del izquierdista Lula, de 76 a?os, para forjar un frente amplio en defensa de la democracia por encima de divergencias ideol¨®gicas. ¡°Ya fui adversario de Alckim, de Fernando Henrique (Cardoso), de (Jos¨¦) Serra¡ pero nunca nos faltamos al respecto¡±.
Alckmin ha tenido que abandonar su partido de toda la vida para sumarse a la campa?a de Lula. En las anteriores presidenciales tambi¨¦n fue el candidato del PSDB, que sac¨® el peor resultado de su historia. Y adem¨¢ ¨¦l presid¨ªa la formaci¨®n cuando esta decidi¨® permanecer neutral, sin recomendar a sus afiliados si apoyar en segunda vuelta al PT o a Bolsonaro.
El expresidente brasile?o ha destacado los muchos a?os de servicio p¨²blico del candidato a vicepresidente. ¡°Necesitamos la experiencia de Alckmin y la m¨ªa para arreglar Brasil¡±, ha declarado este viernes Lula al comparecer junto a su candidato a vicepresidente en un hotel. El izquierdista ha insistido en que ganar en las urnas el pr¨®ximo octubre tal vez sea m¨¢s f¨¢cil que la reconstrucci¨®n que, seg¨²n ¨¦l, Brasil requiere. ¡°Os confieso que no imaginaba que en tan poco tiempo pudiesen destruir tantas cosas que nos llev¨® tanto tiempo construir¡±, ha remachado.
Seis meses quedan para unos comicios que dir¨¢n si Brasil quiere el regreso del PT al poder o prefiere profundizar el volantazo a la extrema derecha que dio al elegir a Bolsonaro en 2018, mientras Lula estaba en prisi¨®n. El izquierdista encabeza las encuestas hace meses, pero su ventaja, a¨²n holgada, va menguando.
Aunque la defensa de la democracia sea ahora la prioridad, Lula dedica buena parte de su campa?a a urgencias cotidianas como la inflaci¨®n, que est¨¢ en cifras r¨¦cord, la p¨¦rdida de renta, el hambre¡ es decir, los efectos de la profunda crisis econ¨®mica. Es un discurso muy centrado en ensalzar el legado de los tres mandatos y medio en los que el PT gobern¨®. No obstante, tampoco pierde ocasi¨®n de insistir en la catastr¨®fica gesti¨®n que el presidente ha hecho con la pandemia. Ha atribuido la mitad de los 660.000 muertos a su ¡°comportamiento genocida¡±.
Aunque el ala m¨¢s radical del PT y algunos de los partidos situados a su izquierda criticaron el desembarco de Alckmin como una capitulaci¨®n ante la derecha, Lula ha logrado limar esas reticencias con el argumento de que la gravedad de la situaci¨®n requiere grandes pactos y altura de miras. ¡°Tengo la certeza de que el PT aprobar¨¢ su nombre como vicepresidente¡±, ha dicho al presentar la alianza.
Al lado de Alckmin, que es un cat¨®lico conservador, Lula ha evitado cualquier referencia a asuntos espinosos como el aborto. Lula ha creado pol¨¦mica en los ¨²ltimos d¨ªas al defender que la interrupci¨®n del embarazo debe ser tratada como una cuesti¨®n de salud p¨²blica. Al d¨ªa siguiente insisti¨® en esta idea, pero tras puntualizar que ¨¦l personalmente est¨¢ en contra y recordar que es padre, abuelo y bisabuelo.
El fundador del Partido de los Trabajadores sabe que para conquistar un tercer mandato de ninguna manera le basta con los votos del flanco izquierdo. Es imprescindible atraer al centro y al centro derecha que vot¨® por Bolsonaro, en blanco o se abstuvo. Los desilusionados con Bolsonaro son el electorado m¨¢s buscado. Hace cuatro a?os el odio al PT estaba muy extendido y fue crucial para que millones de votantes aparentemente moderados otorgaran su confianza a un diputado veterano con una agenda econ¨®mica liberal y nost¨¢lgico de la dictadura como Bolsonaro.
Alckmin ha tenido que abandonar su partido de toda la vida, donde hab¨ªa perdido relevancia y que adem¨¢s vive sus horas m¨¢s bajas, para consumar la alianza con la izquierda. Se ha afiliado al Partido Socialista de Brasil (PSB). Aunque las encuestas indican que la polarizaci¨®n que representan Lula y Bolsonaro deja poco espacio m¨¢s, el PSDB y otros peque?os partidos de centro siguen intentando construir una alternativa. La candidatura presidencial del exjuez Sergio Moro est¨¢ moribunda.
Brasil lleva en precampa?a electoral m¨¢s de un a?o, pr¨¢cticamente desde que de manera sorpresiva, Lula fue rehabilitado al anular los jueces las condenas por corrupci¨®n que le llevaron a la c¨¢rcel. Poco tard¨® en empezar a establecer contactos a diestro y siniestro para construir alianzas m¨¢s all¨¢ de su territorio ideol¨®gico (mucho m¨¢s amplio que el del PT) y por todo el territorio nacional.
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