Ser expandillero cristiano en El Salvador, un pa¨ªs sin lugar para los arrepentidos
El Gobierno de Nayib Bukele ha capturado durante el r¨¦gimen de excepci¨®n a todo aquel que sea o aparente ser pandillero, incluidos antiguos miembros de las maras que se convirtieron al cristianismo
Hace m¨¢s de un mes que Douglas Dagoberto Coreto, antes conocido como ¡®Graffiti¡¯ en la Mara Salvatrucha (MS13), no sale a predicar el Evangelio con su meg¨¢fono en las calles de Sonsonate. La noche del 8 de abril, durante el treceavo d¨ªa del r¨¦gimen de excepci¨®n decretado por el Congreso salvadore?o, la polic¨ªa se lo llev¨® preso. Horas antes de su captura, Coreto le dijo a EL PA?S en un mensaje de WhatsApp que no huir¨ªa si llegaban por ¨¦l...
Hace m¨¢s de un mes que Douglas Dagoberto Coreto, antes conocido como ¡®Graffiti¡¯ en la Mara Salvatrucha (MS13), no sale a predicar el Evangelio con su meg¨¢fono en las calles de Sonsonate. La noche del 8 de abril, durante el treceavo d¨ªa del r¨¦gimen de excepci¨®n decretado por el Congreso salvadore?o, la polic¨ªa se lo llev¨® preso. Horas antes de su captura, Coreto le dijo a EL PA?S en un mensaje de WhatsApp que no huir¨ªa si llegaban por ¨¦l, que no ten¨ªa ninguna deuda pendiente con la justicia y que todo lo dejaba en manos de Dios. Pero present¨ªa que pasar¨ªa pronto, sobre todo porque sus tatuajes lo delatan: a las autoridades no les importa si el tatuado est¨¢ activo o no. ¡°Ellos lo que quieren ver es gente manchada que salga en las noticias¡±, lamentaba Douglas antes de su arresto.
Esa noche, despu¨¦s de cenar, se lo llevaron. No puso resistencia. Lo subieron a la patrulla, le colocaron las esposas, lo trasladaron y lo desnudaron ante las c¨¢maras para exhibirlo y acusarlo de pertenecer a organizaciones terroristas en redes sociales. Hace 14 a?os, mientras cumpl¨ªa una condena por robo agravado, Douglas abraz¨® el cristianismo para dejar la pandilla e intentar incorporarse a la sociedad. No ten¨ªa muchas m¨¢s opciones: el Estado salvadore?o no ofrece ninguna alternativa de reinserci¨®n a gente como ¨¦l. Hoy est¨¢ preso en el penal de Izalco y cautivo en un pa¨ªs al que no le interesa integrar socialmente a los expandilleros.
El 27 de marzo, luego del fin de semana m¨¢s letal en la historia reciente salvadore?a que dej¨® un saldo de 87 asesinatos por la ruptura entre el Gobierno y la MS13, seg¨²n una investigaci¨®n del peri¨®dico digital El Faro, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprob¨® una medida de excepci¨®n que permite a las fuerzas del orden detener a cualquier persona hasta por 15 d¨ªas sin derecho a defensa. Tambi¨¦n suspende la libertad de asociaci¨®n, la inviolabilidad de correspondencia y la intervenci¨®n de comunicaciones sin orden judicial. Esa disposici¨®n fue ampliada el pasado 24 de marzo por 30 d¨ªas m¨¢s y, tentativamente, concluir¨¢ el 27 de mayo.
En lo que va del r¨¦gimen de excepci¨®n, EL PA?S ha documentado al menos 14 casos de exmiembros de la MS13 convertidos al cristianismo que han sido detenidos e imputados por su aspecto. No se trata de casos aislados: las denuncias de detenciones arbitrarias se han multiplicado en el ¨²ltimo mes y medio. El 8 de abril, cuatro empleados del ciber caf¨¦ 1.200 Caf¨¦ fueron detenidos por el Ej¨¦rcito mientras sal¨ªan de trabajar y luego exhibidos en las redes como pandilleros. Gracias a la presi¨®n social fueron liberados al d¨ªa siguiente. Dos d¨ªas despu¨¦s, el tatuador Dennis Mauricio Pineda, al que las autoridades apodaron ¡°Manchado¡±, fue capturado en su casa y acusado p¨²blicamente de ser integrante de agrupaciones il¨ªcitas. De acuerdo con cinco organizaciones no gubernamentales salvadore?as, se han documentado 338 denuncias de violaciones a derechos humanos, principalmente por detenci¨®n arbitraria, allanamiento de vivienda, lesiones y robo.
Si la cacer¨ªa gubernamental ha afectado a personas que no ten¨ªan ning¨²n v¨ªnculo con las maras, para los expandilleros conversos pr¨¢cticamente no hay escapatoria. Su situaci¨®n encarna ese callej¨®n sin salida que se vive en El Salvador, una sociedad marcada por la violencia que no admite otra respuesta al problema de pandillas que m¨¢s violencia.
El se?or, la sospecha y la indiferencia
Convertirse en evang¨¦lico es el ¨²nico medio que la Mara Salvatrucha aprueba para ¡°calmarse¡±, para que sus miembros se desentiendan de la pandilla. ¡°Es lo ¨²nico que respetan¡±, dice Douglas. ¡°No se puede jugar con Dios, ni con la pandilla¡±. Para tener una idea de cu¨¢ntos exmareros hay en esta situaci¨®n, a inicios de 2019 se estimaba cerca de 1,600 conversos en el penal de San Francisco Gotera. Pero en las calles, el n¨²mero es desconocido.
Desde que las pandillas aparecieron en suelo salvadore?o a principios de la d¨¦cada de 1990, el sistema penitenciario se ha apoyado de las iglesias evang¨¦licas como un ant¨ªdoto ante las deficiencias carcelarias y casi como ¨²nica v¨ªa de rehabilitaci¨®n. Sin embargo, la conversi¨®n de homeboy a hermano tiene una condici¨®n: no removerse los tatuajes alusivos a la pandilla. Quien lo haga, lo paga con su vida. Y eso poca gente lo sabe: las letras de la pandilla no son de quienes las portan, sino de la Mara Salvatrucha.
Para la doctrina evang¨¦lica, cualquiera que crea en el perd¨®n de Cristo, haga p¨²blica su fe y defienda la Biblia puede quedar absuelto de sus pecados. Pero la sociedad salvadore?a no perdona tan f¨¢cilmente. Aunque los pandilleros cambien la manera de hablar, de vestir y de relacionarse para dar testimonio de su transformaci¨®n, esta conversi¨®n resulta pol¨¦mica para una parte de la poblaci¨®n que no cree en redenciones y que est¨¢ harta de la violencia que han regado. Piensan que es una excusa sin convicci¨®n, f¨¢cil y una forma de disimular para seguir delinquiendo.
¡°Para un ser humano, un pandillero nunca va a cambiar¡±, dice resignado un pastor y antiguo pandillero que pide no ser identificado y que, por el momento, ha podido eludir su captura. ¡°Ahora que hemos querido rehabilitarnos, lastimosamente no se da la oportunidad, porque para muchas personas nosotros seremos unas lacras, unas ratas, unos antisociales, unas basuras, pero para Cristo valemos la sangre de Cristo, hermano¡±.
Un historiador en teolog¨ªa protestante ¡ªque pide no revelar su identidad por temor a represalias¡ª analiza as¨ª ese rechazo: el perd¨®n que redime al pandillero de sus delitos es un efecto m¨¢gico que solo lo beneficia a ¨¦l, explica, pero se ¡°deja la justicia en segundo plano¡±. Eso complica la nueva vida del convertido, porque quien lo rodea ¡°no ha cambiado con su conversi¨®n¡±.
Y, por supuesto, est¨¢ el hecho de que varios pandilleros han usado la figura de creyente para distraer y continuar cometiendo delitos. Hay cristianos que son ¡°lobos vestidos de oveja¡±, dice Jos¨¦ Miguel Rodr¨ªguez, un pandillero inactivo o calmado, como se dice en la jerga pandilleril: ¡°Yo he visto gente que ha hecho eso s¨®lo por pasar el agua. Y eso ha generado que estas mismas personas vuelvan a delinquir otra vez y la gente diga: ¡®?Ah, no, estos cristianos si andan quebrando el pase (permiso)!¡¯. Y se llevan a justos por pecadores, como est¨¢n haciendo ahorita¡±.
A¨²n con sus desperfectos, el cristianismo ha sido el ¨²nico modelo que ha dado resultados en materia de rehabilitaci¨®n y reinserci¨®n de pandilleros. Por d¨¦cadas no ha existido en El Salvador un programa gubernamental que haya dado una soluci¨®n sostenida a esta poblaci¨®n.
El 19 de junio de 2019, cuando el presidente Nayib Bukele habl¨® por primera vez del Plan Control Territorial de su Gobierno, sus objetivos principales eran recuperar el territorio ganado por las pandillas, limitar su expansi¨®n, minimizar la violencia y mejorar las condiciones de los centros penales. Sin embargo, omiti¨® referirse a sus planes en relaci¨®n con este tipo de presos y excarcelados. M¨¢s adelante, gracias a las ¨²nicas dos cuartillas que se hicieron p¨²blicas de este proyecto, se conoci¨® que el plan inclu¨ªa ¡°rehabilitaci¨®n y reinserci¨®n del delincuente¡±. Pero hasta el momento se desconocen los detalles.
La Direcci¨®n de Centros Penales tiene el Plan ¡®Cero Ocio¡¯ que emplea a mil presos de todo el sistema para hacer diversas labores sociales y de intendencia, insuficientes para los 16.000 pandilleros que, de acuerdo con las cifras del presidente, exist¨ªan en reclusi¨®n antes del r¨¦gimen de excepci¨®n. Desde el lanzamiento de esta medida, m¨¢s de 27.000 personas han acabado engrosando las listas de personas acusadas de ser pandilleros.
Jos¨¦ Miguel Rodr¨ªguez no teme revelar su identidad ni se?alar que lo apodaban ¡®Demon¡¯ dentro de la MS13. ¡°En mis 21 a?os de haber formado parte de la pandilla, yo nunca vi que al Gobierno le importara o hiciera un proyecto de reinserci¨®n¡±, dice el hombre de 36 a?os, que es cristiano pentecostal desde hace siete.
Demon se dice cansado del rechazo p¨²blico y critica que varios funcionarios de los partidos pol¨ªticos Arena y FMLN, de donde surgi¨® Bukele, tambi¨¦n se mancharon las manos de sangre durante la Guerra Civil y nadie los juzga tan duro como a ellos. ¡°Hay mucha gente ah¨ª que se involucr¨® en esos aspectos de abuso de poder cuando estuvieron en el Gobierno en los tiempos de la guerra y de la posguerra. ?Ey y ah¨ª andan! Ahora son los padres de la patria, son los que tienen las compa?¨ªas, ellos son incluso los que est¨¢n en el gabinete de seguridad¡±, suelta irritado.
El momento
Poco antes de su captura, Douglas estaba contento, al menos as¨ª lo dej¨® ver en su estado de WhatsApp cuando comparti¨® un video sonriendo con su reci¨¦n esposa. Desde el comienzo del r¨¦gimen de excepci¨®n ten¨ªa claro que no huir¨ªa, pero tras las escalada de arrestos supo que vendr¨ªan por ¨¦l por sus tatuajes y que lo convertir¨ªan en ese blanco de la propaganda oficial. Entonces solt¨® desde su celular: ¡°Al menos no me van a hallar haciendo nada malo¡±.
¡°?Tienes alg¨²n plan por si te agarran?¡±, se le pregunt¨® la tarde antes de su detenci¨®n. ¡°?No hombeee, la verdad no hombeee! Es que yo no me pienso correr ni nada de eso, var¨®n. ?Jam¨¢s! Yo no le debo nada a las autoridades, corre el que debe. Y si no salgo es porque s¨¦ que me van a llevar. No es porque les deba a estos chuladas, yo no les debo nada hombee¡±, insisti¨®. Alrededor de las nueve estaba camino a la comisar¨ªa.
Tambi¨¦n era de noche cuando Jos¨¦ Elvis Herrera termin¨® el culto. Se dispon¨ªa a cenar con su familia cuando la polic¨ªa irrumpi¨® y sac¨® a todos, pero s¨®lo ¨¦l los acompa?¨®. Hac¨ªa m¨¢s de 15 a?os que este hombre hab¨ªa elegido a Dios sobre la pandilla y cerca de nueve desde que se hab¨ªa convertido en pastor de su iglesia, Cristo te llama al Ministerio.
Hoy su congregaci¨®n ya no es pastoreada por ¨¦l, est¨¢ encerrado, acusado de terrorista y sufriendo la diabetes que padece sin medicamentos. Adem¨¢s, tuvo que soportar el linchamiento social que gente como el presidente fomenta en redes sociales, violando una y otra vez la presunci¨®n de inocencia. El 31 de marzo, Bukele retuite¨® la primera plana del peri¨®dico oficial El Salvador, donde aparec¨ªa un collage de fotos con hombres tatuados y sin camisa. El primero del extremo superior izquierdo era Elvis, acusado p¨²blicamente de ¡°cabecilla¡±. Luc¨ªa serio, apesadumbrado, sin la t¨ªpica camisa de botones que usan los cristianos para evidenciar su vocaci¨®n. Se la hab¨ªan despojado para resaltar sus tatuajes. No bastaban los de su frente y sus mejillas.
La narrativa oficial tiene una inclinaci¨®n por el exhibicionismo, por los audiovisuales y lo popular. Le gusta demostrar que el m¨²sculo del Estado castiga con marcas de azotes al pandillero, as¨ª como con hacinamientos carcelarios y humillaciones, llev¨¢ndolos a pasar hambre con dos raciones de tortillas y frijoles al d¨ªa, como lo presume el propio presidente.
Entretanto, una gran parte de los salvadore?os respalda sus decisiones, seg¨²n la ¨²ltima encuesta de CID Gallup. Le aplauden y festejan ese show que exhibe en internet. El 78% de la sociedad que aprueba las medidas antipandillas est¨¢ m¨¢s polarizada que nunca, defendiendo el trabajo del presidente con descalificaciones ante el m¨ªnimo disentimiento del discurso oficial. Mientras, el destino de todos esos hombres revestidos de tatuajes que renunciaron a su Satan¨¢s particular viven hoy en un pa¨ªs que s¨®lo les brinda la seguridad de acabar en la c¨¢rcel.
El ahora
Tras la captura de Douglas, su tel¨¦fono pas¨® a manos de su esposa. ¡°No se imagina cu¨¢nto me duele pero s¨¦ que es una prueba. Porque reci¨¦n nos casamos y pas¨® todo esto. Yo s¨¦ que es porque tenemos que ser probados, saber que dijimos que ¨ªbamos a estar en las buenas y en las malas¡±, dijo poco despu¨¦s de su arresto con la voz entrecortada. ¡°S¨¦ que pronto el Se?or le dar¨¢ su victoria y volver¨¢ a salir de ese lugar y andar¨¢ predicando la palabra del Se?or¡±.
Douglas, como los m¨¢s de 30,000 supuestos pandilleros capturados durante este r¨¦gimen, han sido imputados a puerta cerrada sin la presencia de un abogado, violando los derechos humanos, como denunci¨® Amnist¨ªa Internacional en una carta abierta al presidente. Cuando la esposa de Douglas acudi¨® a la Procuradur¨ªa a solicitar un abogado de oficio, se lo negaron. Le respondieron que le asignar¨ªan el que estuviera en turno cuando llegara el d¨ªa de la audiencia. No pudo hacer m¨¢s.
Los conversos que no llevan tatuajes corren mejor suerte. De eso puede dar raz¨®n Gumaro (nombre ficticio para proteger su identidad). El joven no tiene una sola gota de tinta sobre la piel y eso lo tiene libre. Hace ya un par de a?os que dej¨® la pandilla para ¡°dedicarse a las cosas de Dios¡±, como dice, pero nada lo salva del acoso policial. Vivir en una zona marginada es vivir en zona de pandillas y vivir en zona de pandillas es ser blanco de la polic¨ªa. Y eso ha sido Gumaro estos ¨²ltimos d¨ªas.
Despu¨¦s de que la PNC se llevara a un amigo suyo, la polic¨ªa volvi¨® por m¨¢s. La confusi¨®n y la desinformaci¨®n descargaron su ira contra Gumaro. ¡°Me pegaron unas patadas¡±, asegura. ¡°Me sacaron del patio, me llevaron a un lado de los ba?os y ah¨ª me hicieron caminar hincado, hermano. Me trataron de perro, me dec¨ªan: ?Sos un maldito pandillero verdad? Y yo solo me quedaba callado, no respond¨ªa nada¡±.
Lo golpearon con la punta de las botas en la espalda, nalgas y rodillas, pero aguant¨®. Luego le quitaron la camisa, le tomaron fotos y le decomisaron el celular. ¡°No me hallaron nada que me comprometiera. Conf¨ªo que Dios est¨¢ conmigo¡±, arroja con alivio.
El escurridizo
Otro expandillero, ¡®Smokey¡¯, hab¨ªa podido esquivar las miles de capturas de las que presume el Gobierno hasta el jueves, cuando tras vivir m¨¢s de un mes y medio encerrado y sin otro consuelo que leer la Biblia, fue detenido. ¡°Aqu¨ª estoy encuevado. No puedo salir por esta situaci¨®n que ha puesto este viejo loco¡±, lamentaba hace d¨ªas. Ya no acud¨ªa al culto, ni a aquel trabajo mal pagado que perdi¨® en cuanto decidi¨® encerrarse. Estaba aburrido, sin dinero, decepcionado y profundamente temeroso de que se lo llevaran. ¡°Le pido a Dios que no vaya a pasar eso, pues me arruinar¨ªa todo¡±, suplicaba.
El Gobierno ¡°deber¨ªa de investigar a los locos (pandilleros) que andan activos y poner el castigo porque eso de condenar a alguien que est¨¢ retirado no va. Lo que va a hacer es tirarse a la gente civil encima¡±, a?adi¨® antes de que la polic¨ªa llegara por ¨¦l el 19 de mayo. Como ¨¦l, muchos expandilleros cristianos viven una prueba en la que su fe es insuficiente para aplacar a un Gobierno y a un pueblo que los repudia. Se hallan en un callej¨®n sin salida donde no hay espacio para la rehabilitaci¨®n y s¨ª para la represi¨®n. Un lugar donde el castigo tiene m¨¢s aplausos que la paz y la reinserci¨®n.
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