El informe sobre la matanza de Uvalde detecta ¡°fallos sist¨¦micos¡± y ¡°enormes errores en la toma de decisiones¡±
La C¨¢mara de Representantes de Texas emite un documento sobre los hechos ocurridos en la escuela Robb, donde un joven asesin¨® a 19 ni?os y dos maestras
La C¨¢mara de Representantes de Texas ha publicado este domingo un informe sobre los hechos ocurridos en la escuela Robb de Uvalde el 24 de mayo. Aquella ma?ana, un joven de 18 a?os entr¨® al centro donde hab¨ªa estudiado con un rifle AR-15 y asesin¨® a 19 ni?os y dos maestras. Fue el segundo peor tiroteo escolar en la historia de Estados Unidos. Este documento llega casi dos meses despu¨¦s de la tragedia para tratar de resolver las dudas que persisten en torno a la matanza. Una de las conclusiones de los autores es que aquel d¨ªa fall¨® todo. Desde las puertas de la escuela hasta la respuesta de los 376 agentes que atendieron a la llamada de emergencia. ¡°Fallos sist¨¦micos y un enorme fallo en la toma de decisiones¡±, indica el documento elaborado por una comisi¨®n especial de investigaci¨®n.
La escuela
La tragedia comenz¨® con tres puertas abiertas. El informe, de 91 p¨¢ginas, dedica una buena parte a hablar de la cadena de errores que llev¨® a que Salvador Ramos, quien nunca es mencionado por su nombre en el informe por respeto a las v¨ªctimas, entrara a la escuela sin resistencia. El asesino entr¨® por la puerta oeste del campus. ¡°Si el personal escolar hubiese asegurado las puertas, como lo exigen los protocolos, esto lo habr¨ªa frenado por algunos valiosos minutos en los que se podr¨ªa haber alertado, esconder a los ni?os y dar m¨¢s oportunidad a la polic¨ªa para enfrentarse y detener al atacante¡±, se?ala el documento.
Una vez dentro, Ramos recorri¨® el pasillo principal y dobl¨® a su izquierda, al aula 111, de cuarto grado. Esta se conectaba por dentro con el sal¨®n 112. La puerta tampoco ten¨ªa seguro, un fallo respecto a los protocolos establecidos en las escuelas tras el tiroteo de Columbine, de 1999. El informe revela que muchas personas sab¨ªan que el candado del aula 111 ten¨ªa fallos. El director, su asistente, la maestra del aula, otros profesores de ese grado y los estudiantes conoc¨ªan del problema, pero ninguno hab¨ªa cumplimentado el formulario de mantenimiento para que fuera arreglada.
Los investigadores tambi¨¦n concluyen que existi¨® un ambiente de relajamiento del personal escolar. Entre febrero y mayo de este a?o, las autoridades hab¨ªan emitido en la escuela 47 alertas por las persecuciones de la polic¨ªa a coyotes o traficantes de personas, quienes conducen a alta velocidad veh¨ªculos llenos de inmigrantes por una autopista que est¨¢ cerca de la escuela. Algunas maestras pensaron que la alarma de aquella ma?ana, realizada en una aplicaci¨®n llamada Raptor, se deb¨ªa a uno de estos incidentes, comunes cerca de la frontera y no a un tirador activo.
Los primeros minutos de Ramos dentro de la primaria Robb fueron los m¨¢s mortales. De acuerdo a la investigaci¨®n, de los 142 disparos que hizo dentro del edificio, unos 100 se hicieron en r¨¢pidas r¨¢fagas en dos minutos y medio, antes de que el primer polic¨ªa pusiera un pie dentro de la escuela. Esa ronda de disparos ocasion¨® la mayor¨ªa de v¨ªctimas aquel d¨ªa. Una de las balas atraves¨® la pared e hiri¨® a la maestra ?vila, en el aula 109.
La respuesta de la polic¨ªa
Mucho se ha dicho sobre la respuesta de las autoridades presentes. El documento subraya los errores de centenares de agentes. ¡°Los agentes que respondieron a la llamada de emergencia fracasaron en seguir sus entrenamientos para responder a la amenaza de un tirador y fallaron priorizando su seguridad sobre las vidas de v¨ªctimas inocentes¡±, indica el texto. Los autores califican de ¡°inaceptable¡± los 77 minutos que tardaron los polic¨ªas en entrar al aula 111 y abatir a Ramos. ¡°No sabemos, de momento, si se pudieron haber salvado m¨¢s vidas si se hubiese disminuido el tiempo de espera¡±, a?aden los autores.
Aunque el documento se?ala que no hay m¨¢s ¡°villanos¡± en esta historia m¨¢s que el atacante, es numerosa la cadena de errores que recae sobre los agentes que respondieron a la emergencia. Principalmente sobre Pete Arredondo, el jefe de polic¨ªa del Departamento Escolar de Uvalde, encargado de vigilar nueve escuelas con solo seis uniformados. Arredondo fue uno de los primeros en llegar a la escuela aquella ma?ana de martes.
Minutos antes de las 11.30 se hizo la primera llamada al 911. Ramos perdi¨® el control de la camioneta que rob¨® a su abuela para ir a la escuela. El veh¨ªculo cay¨® en una zanja. Dos empleados de una funeraria se acercaron a ver qu¨¦ hab¨ªa sucedido y el joven, quien poco antes hab¨ªa disparado a su abuela en la cabeza, les respondi¨® a tiros. Estos pidieron ayuda a la polic¨ªa mientras Ramos caminaba hacia la primaria Robb con un rifle y una mochila cargada con miles de municiones.
A las 11.36, dos grupos de polic¨ªas estaban ya en el sitio. Al sur del edificio estaba Arredondo junto con otros tres agentes del Distrito Escolar. Donald Page y Adri¨¢n Gonzalez, quienes acompa?aban al jefe de polic¨ªa, fueron los primeros en entrar. Al norte hab¨ªa otros tres agentes. Los siete oyeron la r¨¢faga de Ramos, quien dispar¨® 16 veces m¨¢s en cinco minutos. Un total de 23 dependencias respondieron a la llamada. La Patrulla Fronteriza moviliz¨® a 149 agentes y el departamento de Seguridad P¨²blica de Texas a 91. En total fueron 376 miembros de distintas fuerzas.
Dentro del edificio, los polic¨ªas hallaron una nube de polvo provocada por los disparos, que hab¨ªan dejado hoyos en las paredes de yeso. Gonzalez lo describi¨® como si alguien hubiera usado el extintor. Tambi¨¦n hab¨ªa casquillos quemados en el suelo y ol¨ªa a p¨®lvora. ¡°Ninguno de estos primeros agentes en responder recuerda haber o¨ªdo gritos o entender, mientras llegaban, que maestras y estudiantes hab¨ªan sido asesinados dentro de los salones¡±, indica el texto.
El teniente Javier Mart¨ªnez fue el primero en acercarse al vest¨ªbulo de las aulas 111 y 112. Ramos le dispar¨® y material de construcci¨®n de las paredes oblig¨® al polic¨ªa a replegarse. Otros fragmentos y esquirlas impactaron tambi¨¦n al sargento Eduardo Canales. Este retrocedi¨® y sali¨® de la parte oeste sin disparar.
Fue en esos momentos que Arredondo tom¨® una decisi¨®n que ha sido considerada por la comisi¨®n como ¡°un error terrible y tr¨¢gico¡±. El jefe de polic¨ªa pas¨® de enfrentar la situaci¨®n de un tirador activo a la de un tirador atrincherado. As¨ª lo explic¨®: ¡°Lo ten¨ªamos arrinconado... Con polic¨ªas del lado norte y otro grupo al sur. Y sab¨ªamos que hab¨ªa otros ni?os en otras aulas. Mi pensamiento fue que ¨¦ramos una barrera y que deb¨ªamos sacar a los ni?os¡±.
En sus declaraciones ante la comisi¨®n, Arredondo se justifica porque nadie all¨ª oy¨® gritos ni les fue posible ver al tirador, quien estaba oculto tras la puerta del aula 111. ¡°Debes tener un objetivo antes de disparar tu pistola. Es algo que ha pasado por mi mente un mill¨®n de veces¡±, dijo Arredondo a los investigadores el 21 de junio. Cuando estos le preguntaron qu¨¦ habr¨ªa hecho sabiendo que hab¨ªa v¨ªctimas heridas dentro. Este respondi¨®: ¡°Probablemente, nos habr¨ªamos apresurado diciendo ¡®?hay alguien all¨ª!¡¯¡±.
El informe ha causado mucho enfado entre los familiares, quienes llevaban semanas oyendo la cadena de errores y juicios de la polic¨ªa. ¡°Esto es una broma. Ellos son una broma. No deber¨ªan de portar ninguna placa. Ninguno de ellos¡±, ha dicho este domingo Vincent Salazar, abuelo de Layla Salazar, una v¨ªctima de 11 a?os de la matanza.
El asesino
El informe tambi¨¦n realiza un extenso retrato del atacante y sus or¨ªgenes en un esfuerzo por explicar qu¨¦ lleva a alguien a cometer un crimen tan atroz. El informe detalla sus dificultades por encajar en Uvalde y en la sociedad por su tartamudeo y ahonda en el oscuro giro que su vida dio en la pandemia, especialmente en 2021, cuando comenz¨® a obsesionarse con la idea de ¡°hacer algo grande¡± que le diera notoriedad. Dec¨ªa no ser humano y llamaba a otros ¡°humanos¡± utilizando la palabra como un insulto. Sus b¨²squedas en Internet revelaron que investig¨® qu¨¦ es un soci¨®pata y qu¨¦ compone este trastorno. Esto hizo que llegara a su buz¨®n de correo electr¨®nico una oferta para un tratamiento psicol¨®gico.
Salvador Ramos, segundo hijo de una pareja, naci¨® el 16 de mayo de 2004 en Fargo, Dakota del norte. Cuando sus padres se separaron, su madre se llev¨® a su hermana y a ¨¦l a Uvalde. Su padre casi no lo ve¨ªa, era una figura ausente. La ¨²ltima vez que estuvieron juntos fue un mes antes del tiroteo. ¡°El padre siente que su hijo no tiene ning¨²n amor para ¨¦l¡±, dice el documento. El padre not¨® en el rostro de Ramos cortes que se hab¨ªa hecho a s¨ª mismo.
Una ex novia de Ramos asegur¨® al FBI que cree que Ramos fue abusado sexualmente cuando ni?o por una pareja de su madre. Casi todos lo describieron como un tipo ¡°callado y t¨ªmido¡± quien no interactuaba por problemas de habla. Su hermana se hab¨ªa graduado y abandonado la casa. Su ¨²nico amigo se hab¨ªa mudado a San Antonio. Una maestra de cuarto grado, presente en la escuela el d¨ªa del ataque, y algunos familiares del asesino han descrito que este hab¨ªa sido v¨ªctima de bullying por su forma de hablar, su corte de pelo y su vestimenta, que repet¨ªa d¨ªa tras d¨ªa. Despu¨¦s de m¨¢s de 100 faltas en su ¨²ltimo a?o escolar, en noveno grado, abandon¨® la escuela.
Ramos tampoco ten¨ªa buena relaci¨®n con su madre, quien hab¨ªa tenido problemas con drogas y hab¨ªa trabajado como camarera en algunos restaurantes de la localidad. El informe asegura que Ramos apur¨® sus planes despu¨¦s de una gran pelea que tuvo con su madre a principios de a?o y que fue transmitida en directo por Instagram para que sus familiares la vieran.
Despu¨¦s de la pelea, Ramos se fue a vivir con su abuela, una figura muy querida en la comunidad y que hab¨ªa trabajado en el distrito escolar durante 27 a?os. En su casa dorm¨ªa en el piso de la sala, pues no hab¨ªa una habitaci¨®n para ¨¦l. Viviendo sin gastos, fue capaz de ahorrar dinero trabajando en hamburgueser¨ªas o con su abuelo, quien tiene un negocio de aires acondicionados. En febrero de 2022 compr¨® 60 cartuchos con capacidad para 30 balas, una mira de rifle de alta tecnolog¨ªa y un mecanismo para potenciar los disparos del gatillo. Al cumplir los 18 pudo por fin comprar rifles y municiones. Un d¨ªa antes del ataque llegaron a su casa 1.700 proyectiles de cabeza hueca, dise?ados para hacer m¨¢s da?o. En una armer¨ªa local, adonde fue llevado por su t¨ªo, compr¨® un rifle AR-15 de la marca Daniel Defense. Otro d¨ªa adquiri¨® uno de Smith & Wesson. Gast¨® casi 5.000 d¨®lares en su arsenal.
Los vendedores de la armer¨ªa declararon al FBI que el joven, vestido de negro de pies a cabeza, les dio ¡°malas vibras¡±. ¡°Era raro y parec¨ªa uno de esos tiradores escolares¡±, dijo otro. A pesar de esto nadie le neg¨® el servicio. Hicieron una b¨²squeda de antecedentes e informaron de la compra a la dependencia federal encargada de armas de fuego, la ATF.
Las armas aumentaron la presi¨®n en casa. Su abuela prohibi¨® a Ramos que las tuviera bajo su techo, as¨ª que estas quedaron bajo resguardo de su t¨ªo. Este cree que Salvador se las llev¨® una noche que se qued¨® a dormir en su casa. ¡°El atacante no ten¨ªa ninguna experiencia con armas de fuego, y las entrevistas realizadas por los investigadores a familiares y amigos indican que en el tiroteo fue la primera vez que dispar¨® un arma¡±, se?ala la investigaci¨®n.
El atacante, quien no ten¨ªa antecedentes penales ni fue movido por ninguna ideolog¨ªa pol¨ªtica, comenz¨® a compartir las fotos de sus rifles a desconocidos de las redes sociales. En Yubo, una plataforma francesa que promete hacer nuevas amistades, Ramos mostraba celos por la fama adquirida por tiradores y por un maltratador de animales que protagoniz¨® un documental de Netflix. A finales del a?o pasado public¨® un video donde pasea por la ciudad con un gato muerto dentro de una bolsa de pl¨¢stico. Dentro de la comunidad se gan¨® el apodo del ¡°tirador escolar de Yubo¡±. Nadie inform¨® a las autoridades de sus amenazas de violencia y de violaci¨®n.
En sus ¨²ltimos d¨ªas de vida, el tirador guard¨® en su computadora noticias sobre el ataque supremacista en un supermercado de B¨²falo. Tambi¨¦n pregunt¨® al hijo de su primo, alumno en la escuela Robb, por detalles en los horarios y tiempos de comida en el centro educativo.
El martes 24, el d¨ªa del ataque, Ramos tuvo su ¨²ltima pelea con su abuela. Esta lo hab¨ªa amenazado con cancelar su plan de datos, lo que cerrar¨ªa su ventana al mundo digital y a las redes sociales. La mujer llam¨® a la compa?¨ªa AT&T para hacerlo. Ramos le dispar¨® en la cabeza. Despu¨¦s inform¨® de sus planes a una adolescente alemana que hab¨ªa conocido en la red. ¡°Acabo de disparar a mi abuela en la cabeza... Ahora mismo voy a ir a disparar a una escuela primaria¡±. 28 segundos despu¨¦s, su amiga respondi¨®: ¡°Cool¡±. Ramos sali¨® de casa para cambiar para siempre la vida de Uvalde y sus 16.000 habitantes.
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