Amor en tiempos de guerra: el fugaz encuentro entre un prisionero ucranio liberado por los rusos y su pareja
¡°Su cautiverio ha supuesto un gran trauma y va a necesitar tiempo¡±, afirma Dariia tras la liberaci¨®n del teniente Samoilenko, que perdi¨® un ojo y una mano en el frente
¡°Alg¨²n d¨ªa espero convertirme en su mujer¡±. Dariia Tsikunova, de 22 a?os, sue?a en alto cuando habla de su pareja. El teniente Ilia Samoilenko, que perdi¨® el ojo derecho y la mano izquierda en combate, es uno de los presos ucranios puesto en libertad por los rusos el pasado mi¨¦rcoles tras permanecer m¨¢s de cuatro meses en sus manos. Ese d¨ªa tuvo lugar el mayor intercambio de prisioneros de guerra, con casi 300 beneficiados, 215 por parte de Ucrania y 56 por parte de Rusia. La operaci¨®n se llev¨® a cabo en un punto de la frontera con Rusia de la regi¨®n de Chernihiv, en el norte del pa¨ªs. ¡°Muchos de ellos sufrieron muy crueles formas de tortura¡±, se?al¨® Kirill Budanov, jefe de la inteligencia militar de Ucrania.
Samoilenko ha estado en una celda de aislamiento en Mosc¨² sin tener contacto con nadie ni recibir visitas, seg¨²n ha explicado su madre, Alla Samoilenko, en declaraciones al Canal 5 de televisi¨®n de Ucrania tras hablar por tel¨¦fono con su hijo. Es de los pocos detalles que han trascendido, pues las autoridades se encuentran todav¨ªa recabando informaci¨®n en torno a los liberados y muchos de ellos permanecen en centros hospitalarios. Su novia no sabe o prefiere no contar nada de la reclusi¨®n en la capital rusa. S¨ª relata que uno de los sitios por los que pas¨® su pareja fue Olenivka, la localidad del este de Ucrania donde los rusos tienen una c¨¢rcel. Ese centro fue atacado a finales de julio y m¨¢s de 40 prisioneros de guerra ucranios murieron.
Dariia no estuvo presente en el momento del intercambio, pero s¨ª fue autorizada, como otros familiares y amigos, a visitar a sus seres queridos horas despu¨¦s. La joven cuenta que pudo por fin abrazar en un hospital de Chernihiv a su novio, que no presenta heridas serias, como s¨ª ocurre con otros de los prisioneros. No se queja, aunque apenas estuvieron un rato juntos y en ning¨²n momento a solas. ¡°No hemos hablado mucho. Es muy complicado para ¨¦l procesar todo lo que ha sucedido y est¨¢ en periodo de rehabilitaci¨®n. No habla mucho de su cautiverio porque ha supuesto un gran trauma y va a necesitar tiempo. Est¨¢ en tratamiento en un hospital y espero que se recupere pronto¡±, comenta Dariia.
Samoilenko, apodado Gandalf, un personaje de su admirado J. R. R. Tolkien, ha cumplido 28 a?os en cautividad. Fue el pasado 10 de julio. Ese d¨ªa, Dariia cuenta que no hizo nada, se qued¨® en casa sin querer ver a nadie, apenas a?adi¨® esperanzada un pu?ado m¨¢s de l¨ªneas al diario en el que ha ido recogiendo lo mucho que lo ama. Y que le segu¨ªa esperando, escribi¨® tambi¨¦n. Unas p¨¢ginas que se han convertido en su arma particular para, lejos del frente, ¡°luchar por ¨¦l¡± y hacer menos amarga la espera. ¡°Es un honor ser la novia de un h¨¦roe¡±, remacha la joven durante una conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S.
Dariia e Ilia eran amigos cuando el pasado febrero, en concreto el d¨ªa 11, dieron el paso y se convirtieron en pareja. No sab¨ªan, pese al runr¨²n de las amenazas que llegaban de Rusia, que su pa¨ªs iba a verse sumido en una guerra a gran escala. El 19 de febrero, cinco d¨ªas antes de que comenzara la invasi¨®n rusa, ¨¦l viaj¨® a Mariupol. Ese hab¨ªa sido el ¨²ltimo d¨ªa que estuvieron juntos hasta el suspiro que han compartido tras la liberaci¨®n. Esa ciudad a orillas del mar de Azov acab¨® siendo escenario durante semanas de una de las m¨¢s cruentas batallas. All¨ª, asediados por el enemigo, cientos de civiles y miembros de las fuerzas de seguridad, muchos de ellos heridos, acabaron atrapados en medio de intensos combates en la planta metal¨²rgica de Azovstal.
Reuni¨®n con el Papa
Alla Samoilenko integra estos d¨ªas en Estados Unidos una misi¨®n de mujeres y madres de los prisioneros que combatieron en Azovstal para pedir su liberaci¨®n. Dos de ellas fueron incluso recibidas por el papa Francisco en el Vaticano pocos d¨ªas antes de que sus maridos cayeran en manos rusas en la acer¨ªa de Mariupol. Fue Katerina Prokopenko, esposa del jefe del batall¨®n Azov, Denis Prokopenko, la que suplic¨® al pont¨ªfice que ¡°no les deje morir¡±. ¡°Usted es nuestra ¨²ltima esperanza¡±, le dijo.
Durante semanas, Ilia Samoilenko hizo de portavoz de ese batall¨®n, que opera bajo la Guardia Nacional. Conced¨ªa entrevistas y realizaba declaraciones desde la planta asediada por los rusos, lo que lo convirti¨® en uno de los rostros m¨¢s populares de la resistencia. Rodeados, sin munici¨®n ni apenas v¨ªveres, finalmente, lleg¨® la rendici¨®n a mediados de mayo. Fue as¨ª como cayeron en manos del enemigo. ¡°No nos pod¨ªamos comunicar desde el 20 de mayo. Ha sido horrible no saber nada de ¨¦l en cuatro meses¡±, lamenta Dariia. La liberaci¨®n para algunos de ellos, pues otros cientos siguen capturados, ha llegado tras un acuerdo que, seg¨²n Mijailo Podoliak, asesor del presidente Volod¨ªmir Zelenski, ha llevado meses de trabajo a los servicios secretos.
Habituada a los rumores que hab¨ªan anunciado en ocasiones anteriores la vuelta a casa, Dariia no quer¨ªa mostrarse demasiado esperanzada. Es m¨¢s, los hombres de Azov, un grupo impulsado en 2014 por milicianos de extrema derecha antes de integrarse en la Guardia Nacional, son especialmente codiciados por las autoridades de ocupaci¨®n rusa, que alegan que hay que ¡°desnazificar¡± Ucrania. Lo acordado en el intercambio de prisioneros es que sus m¨¢ximos responsables, Prokopenko y cuatro m¨¢s, vivan en Turqu¨ªa hasta que la guerra acabe. ¡°Nos hab¨ªan advertido que los de Azov ser¨ªan los ¨²ltimos¡±, se?ala Dariia sin ocultar cierta sorpresa por que eso no haya sido as¨ª.
Samoilenko se hab¨ªa alistado a Azov en 2015, cuando contaba con 21 a?os. ¡°Quer¨ªa haberlo hecho en 2014, pero era demasiado joven y dedic¨® ese a?o a estudiar Historia en la Universidad¡±, recuerda su novia. El conflicto armado hab¨ªa estallado en 2014 en Donb¨¢s, en el este del pa¨ªs, donde milicianos prorrusos de la mano de Mosc¨² combat¨ªan contra el ej¨¦rcito ucranio. All¨ª, la Nochevieja de 2017, Ilia salt¨® por los aires mientras manipulaba un artefacto en medio de un ataque. La explosi¨®n le dej¨® gravemente herido. Perdi¨® el globo ocular derecho, donde ahora alterna un parche y una pr¨®tesis, y la mano izquierda, donde a veces luce un garfio de metal. Eso no le impidi¨® decidir ir al frente cuando el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, orden¨® la invasi¨®n este a?o.
Su madre cuenta que Ilia ha tirado con frecuencia de humor negro estos a?os para asumir su aspecto y que antes de ser detenido incluso estuvo visitando a mutilados de la guerra en Mariupol para ayudarles a aceptar sus heridas y su nuevo cuerpo. Ahora, a?ade Alla Samoilenko en la entrevista a Canal 5, es ¨¦l el que tiene por delante meses de recuperaci¨®n tras el ¡°aislamiento y la soledad¡±.
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