Dos mujeres trans ser¨¢n diputadas pioneras en un Congreso m¨¢s bolsonarista que nunca
Las brasile?as Duda Salabert y Erika Hilton tendr¨¢n un esca?o en una C¨¢mara de Diputados m¨¢s conservadora que hace cuatro a?os y donde la presencia femenina es una rareza
El domingo, Duda Salabert sali¨® de su casa en Belo Horizonte, capital del Estado brasile?o de Minas Gerais, y se fue a votar enfundada en un chaleco antibalas. Pocas horas despu¨¦s, un aluvi¨®n de votos la convert¨ªa en diputada federal. Desde S?o Paulo, Erika Hilton vivi¨® algo parecido. Las dos tienen en com¨²n que ser¨¢n las primeras mujeres transexuales elegidas diputadas federales en la historia de Brasil. Ser¨¢n la l¨ªnea de frente del colectivo tran...
El domingo, Duda Salabert sali¨® de su casa en Belo Horizonte, capital del Estado brasile?o de Minas Gerais, y se fue a votar enfundada en un chaleco antibalas. Pocas horas despu¨¦s, un aluvi¨®n de votos la convert¨ªa en diputada federal. Desde S?o Paulo, Erika Hilton vivi¨® algo parecido. Las dos tienen en com¨²n que ser¨¢n las primeras mujeres transexuales elegidas diputadas federales en la historia de Brasil. Ser¨¢n la l¨ªnea de frente del colectivo trans en un ambiente hostil: el Congreso Nacional que sali¨® de las urnas ser¨¢ m¨¢s bolsonarista que nunca.
Ser¨¢n pioneras, pero ninguna de las dos es una reci¨¦n llegada a la pol¨ªtica. Las dos fueron las concejalas m¨¢s votadas en sus respectivas ciudades hace dos a?os, y acumulan a?os de militancia a sus espaldas. Salabert compaginaba su trabajo como concejala con el de profesora de portugu¨¦s en uno de los mejores colegios de su ciudad. Perdi¨® el trabajo el a?o pasado, seg¨²n su versi¨®n, por la presi¨®n de los padres y por las continuas amenazas que recib¨ªa y sigue recibiendo. Su trayectoria en la pol¨ªtica, no obstante, ha estado marcada por una mirada que va m¨¢s all¨¢ de la urgente lucha contra la transfobia que normalmente suele ser la bandera de estas candidatas.
Salabert, que en sus redes sociales igual habla de pol¨ªtica que de recetas de comida vegana, tiene el cuidado del medio ambiente entre sus principales preocupaciones. Cuando fue elegida concejala prometi¨® plantar 37.000 ¨¢rboles, uno por cada voto recibido, y en estas elecciones ha presumido de hacer la primera campa?a ¡°cero basura¡± de la historia, sin usar panfletos, banderas, o pegatinas. Entre sus propuestas est¨¢ reducir el uso de pesticidas o diversificar la econom¨ªa de las peque?as ciudades que son muy dependientes de la actividad minera, algo muy com¨²n en su Estado. A pesar de esa mirada amplia en su agenda, las amenazas de muerte que recibe tienen que ver sobre todo con su condici¨®n de mujer trans.
La historia de Hilton, que es negra, tambi¨¦n est¨¢ marcada por la discriminaci¨®n. Se crio en una familia conservadora que la expuls¨® de casa al no asumir su transexualidad, y con apenas 14 a?os empez¨® a prostituirse en la calle. Consigui¨® desafiar las estad¨ªsticas y gracias al movimiento estudiantil en la universidad y a su lucha para que las empresas privadas respeten el nombre social de las personas trans, llam¨® la atenci¨®n del PSOL, un partido a la izquierda del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva que la invit¨® a integrar sus filas. Aunque su base electoral es el nicho LGBTQIA+, para intentar salir de la burbuja en esta campa?a se esforz¨® en subrayar que la izquierda no puede ver al votante religioso como una amenaza y, que tiene que entender el papel de muchas iglesias en las comunidades m¨¢s desfavorecidas. Particip¨® en actos con un pastor evang¨¦lico progresista, Henrique Vieira, que tambi¨¦n fue elegido diputado.
Tanto Salabert como Hilton son unas supervivientes en el pa¨ªs que m¨¢s mata a personas LGTBIQIA+ en el mundo. El colectivo trans se lleva la peor parte; el a?o pasado perdieron la vida de forma violenta 140 personas, seg¨²n la Asociaci¨®n Nacional de Travestis y Transexuales (Antra). Entrar en pol¨ªtica en un contexto tan dif¨ªcil, y con el bolsonarismo como tel¨®n de fondo, es casi una odisea, como explica el reci¨¦n estrenado documental Corpol¨ªtica, de Pedro Henrique Fran?a, que tiene en Hilton a una de las protagonistas.
La conquista de estas dos nuevas diputadas no ha ido a lomos de un avance en la representaci¨®n de las mujeres en el Congreso, que apenas ha avanzado tres puntos y mantiene a Brasil en las peores posiciones del r¨¢nking mundial de presencia femenina en el poder legislativo. A partir de 2023, Hilton y Salabert trabajar¨¢n en un ambiente que seguir¨¢ siendo eminentemente masculino, blanco, cisg¨¦nero y heterosexual. Su llegada a Brasilia fue una de las pocas alegr¨ªas de la izquierda en la noche electoral, igual que la elecci¨®n de dos diputadas ind¨ªgenas activistas (S?nia Guajajara y C¨¦lia Xakriab¨¢).
Son peque?as excepciones a la regla. La mayor¨ªa del Parlamento brasile?o estar¨¢ en manos de los partidos de la derecha, con un notable ascenso de los diputados m¨¢s ultraconservadores, muchos de ellos evang¨¦licos defensores de la llamada ¡°familia tradicional¡±. Tres d¨ªas antes de ser elegida diputada, Salabert dejaba en sus redes un mensaje en el que se pod¨ªa intuir el v¨¦rtigo ante el inminente salto a la pol¨ªtica nacional. ¡°Intento no naturalizar los coches blindados, los chalecos antibalas y el simple hecho de ya no poder ir sola a la panader¨ªa. Me pregunto, ?hasta cu¨¢ndo? ?Ser¨¢ que falta poco para superar esta fase o es solo el inicio?¡±.
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