El canal de la Mancha, la ¨²ltima esperanza de los emigrantes desesperados
En lo que va de a?o, 84.500 migrantes han intentado cruzar al Reino Unido desde las costas de Francia. La mitad lo ha conseguido
La playa de Calais, en el norte de Francia, es el lugar m¨¢s inquietante de Europa para Al¨ª. ¡°Sabes que el peligro est¨¢ detr¨¢s, pero tambi¨¦n delante de ti¡±, dice al tel¨¦fono este solicitante de asilo iran¨ª, ahora residente en Londres. En esos infinitos arenales es donde hace a?o y medio Al¨ª (Shiraz, 29 a?os) se enfrent¨® cara a cara a la muerte. ¡°En ese momento miras atr¨¢s, a Ir¨¢n, a Grecia, a Alemania, a Francia y ves el peligro¡±, dice, recordando su periplo hasta alcanzar el Reino Unido. ¡°Pero luego miras al frente y ves el canal de la Mancha delante de ti. No sab¨ªa qu¨¦ hacer, y me dije: ¡®Si muero, muero. No pasa nada¡±.
Como Al¨ª, este a?o m¨¢s de 84.500 personas se han jugado la vida intentando cruzar las aguas del canal de la Mancha ¨Do canal ingl¨¦s, para los brit¨¢nicos¨D en embarcaciones de goma, de las que algo m¨¢s de 44.000 lo han conseguido, seg¨²n datos de la Comisi¨®n Europea. Las llegadas al Reino Unido por esta v¨ªa irregular, y peligrosa, significan un incremento del flujo migratorio tan brutal (en 2020 tan solo cruzaron 8.400, seg¨²n cifras oficiales) que ha hecho que Par¨ªs, Londres y Bruselas empiecen a tomar cartas en el asunto endureciendo la vigilancia y el control fronterizo en estos escasos 50 kil¨®metros que separan Francia del Reino Unido. A esto se le une que Londres acaba de retomar un pol¨¦mico plan de deportaciones de migrantes sin papeles a Ruanda. Ser¨¢ en el pa¨ªs africano, a 9.600 kil¨®metros de Londres, donde deben iniciar el proceso de solicitud de asilo.
Ante el aumento de las llegadas por esta g¨¦lida v¨ªa ¨Dla temperatura del agua estos d¨ªas no supera los 0¡ã cent¨ªgrados¨D, las autoridades francesas han aumentado la presencia policial en sus aguas y en sus playas, desde donde las mafias efect¨²an los embarques de migrantes en paup¨¦rrimas pateras de goma, a veces incluso en kayaks. Al¨ª cuenta sin tapujos c¨®mo funciona. ¡°Pagu¨¦ a un kurdo 3.000 euros para que me dijera d¨®nde ir. Me mand¨® la ubicaci¨®n, era una zona cerca de la playa donde estuvimos esperando cinco, seis, siete horas, hasta que nos confirm¨® que la situaci¨®n era segura¡±, recuerda con todo detalle. ¡°Nos se?al¨® un punto donde hab¨ªa una barca enterrada en la arena. Tuvimos que sacarla de all¨ª entre todos, ponerle el motor, etc¨¦tera. Tardamos unas dos horas. Despu¨¦s, cargamos la patera a hombros y la sacamos a la orilla¡±. Al¨ª cuenta que eran 26 personas, entre las que hab¨ªa seis mujeres y dos ni?os. ¡°No sab¨ªamos qu¨¦ esperar ni ad¨®nde ir. Desconoc¨ªamos la ruta, est¨¢bamos en medio de la nada, sin saber navegar¡±, resume. Uno de los migrantes, recuerda Al¨ª, ten¨ªa ciertas nociones de n¨¢utica e inmediatamente se alz¨® como una suerte de capit¨¢n de la patera y el resto hac¨ªa lo que pod¨ªa, como consultar Google Maps para confirmar que se dirig¨ªan hacia las costas brit¨¢nicas.
¡°En ese momento est¨¢s tan estresado que solo est¨¢s callado. Nos mir¨¢bamos los unos a los otros, los ni?os dorm¨ªan, nadie hablaba. Necesit¨¢bamos silencio¡±, recuerda Al¨ª, que detalla que huy¨® de Ir¨¢n ¡°por motivos religiosos¡±. Viv¨ªa en Shiraz, en el sur de Ir¨¢n, con sus padres y su hermana, que estudia Medicina. Ten¨ªa de todo: un trabajo como ingeniero civil, un coche¡ ¡°No ten¨ªa ning¨²n problema¡±, recuerda. Hasta cuando decidi¨® abandonar el islam y convertirse al baha¨ªsmo, hecho por el cual las autoridades iran¨ªes comenzaron a perseguirlo.
Una historia parecida cuenta por videoconferencia Jaleel, un sirio de 32 a?os que ahora puede presumir de que ha retomado ¡°el control¡± de su vida en Liverpool, donde estudia el ¨²ltimo curso de Ingenier¨ªa Mec¨¢nica y reside como refugiado. Despu¨¦s de la traves¨ªa habitual a trav¨¦s de Turqu¨ªa, Grecia, Alemania y, en su caso, Pa¨ªses Bajos, termin¨® recalando ¡°como todo el mundo¡±, dice con seguridad, en las playas de Dunkerque, en el norte de Francia. Era julio de 2020.
¡°All¨ª ves gente como yo, preguntas a cualquiera por un traficante que te pueda ayudar a cruzar al Reino Unido y la gente te facilita un contacto¡±, contin¨²a con toda naturalidad. Como en el caso de Al¨ª, el traficante de Jaleel era tambi¨¦n kurdo y le pidi¨® 2.500 libras (2.850 euros) para asegurarle un puesto en una barca de, a lo sumo, cuatro metros. ¡°?ramos 16 adultos y dos ni?os. No nos pod¨ªamos ni mover¡±, recuerda. Jaleel, natural de Afrin, en el Kurdist¨¢n sirio ocupado por Turqu¨ªa, motivo principal por el que en febrero de 2016 huy¨® a Europa, cruz¨® el canal una noche de verano, as¨ª que se pod¨ªan ver unas lucecitas en el horizonte. Eran faros avisando de la costa brit¨¢nica: ¡°Aquello nos indicaba que ah¨ª estaba el Reino Unido. Sab¨ªamos que nos ten¨ªamos que dirigir all¨ª¡±. Y de esta forma no perd¨ªan el rumbo. Sab¨ªa nadar, as¨ª que eso le daba cierta seguridad.
Pero la traves¨ªa de Jaleel bien podr¨ªa haber acabado en una tragedia m¨¢s, como la del 14 de diciembre, en la que el naufragio en plena madrugada de una de estas pateras que cruza el canal de la Mancha casi a diario dej¨® cuatro muertos; o la de un a?o antes, en la que se ahogaron 27 personas. ¡°A las cuatro de la madrugada las olas eran tan altas que el agua entraba en la barca. ?bamos a naufragar. La gente empez¨® a llorar y a pensar que esto iba a ser el final. Fue terror¨ªfico¡±. Finalmente, Jaleel y los otros 15 migrantes fueron rescatados y trasladados a Dover, en el condado de Kent, conocido como El Jard¨ªn de Inglaterra.
?ltima opci¨®n
Los cruces por este corredor hacia el Reino Unido, en los que se ven cada vez m¨¢s a ciudadanos albaneses, afganos e iran¨ªes, seg¨²n cifras del Gobierno brit¨¢nico, est¨¢n en general motivados por la desesperanza. ¡°No es nuestra preferencia. Es la ¨²ltima opci¨®n¡±, aclara Jaleel, visiblemente frustrado. Cuenta que intent¨® durante m¨¢s de un a?o estudiar y trabajar en Grecia ¨Dlugar en el que, seg¨²n las normas de la UE, debe permanecer para tramitar su solicitud de asilo, ya que es el primer pa¨ªs comunitario de llegada¨D, integrarse en la sociedad, pero no funcion¨®. Fracas¨® tambi¨¦n en Alemania y Pa¨ªses Bajos. ¡°Fue imposible integrarse y poder construir una vida¡±, se lamenta.
Tanto Al¨ª como Jaleel culpan a la UE de su situaci¨®n. ¡°Las normas de Bruselas [en referencia al reglamento de Dubl¨ªn, que obliga a los migrantes a permanecer en el primer pa¨ªs de llegada para solicitar all¨ª el asilo; y que avala a otros pa¨ªses a devolverlos a aquellos pa¨ªses de primera fila] son el principal problema. Pa¨ªses como Alemania, Francia, Pa¨ªses Bajos o B¨¦lgica evitan la responsabilidad de acogida, que recae sobre los pa¨ªses del sur, que tienen m¨¢s dificultades¡±, ilustra Jaleel, para insistir despu¨¦s en que un migrante como ¨¦l, sin dinero, no tiene otra oportunidad en otro sitio que no sea un pa¨ªs mediterr¨¢neo. ¡°Sin dinero no hay v¨ªas legales de entrada en el Reino Unido¡±, explica una y otra vez. Un argumento al que recurre tambi¨¦n el iran¨ª.
Al¨ª cuenta que a nadie le importa su situaci¨®n. Que el discurso del respeto a los derechos humanos que pregona Europa es ¡°una mierda¡± (bullshit). Y vive frustrado. Se pasa el d¨ªa en la calle o viendo v¨ªdeos en el sof¨¢ de su casa compartida. El Gobierno le da 40 libras (45 euros) semanales, pero dice que no le sirve de mucho. ¡°No pido dinero, pido que me dejen vivir y encontrar un empleo [ahora no puede por no tener los papeles en regla]¡±. Cree que si lo dejaran trabajar contribuir¨ªa a la sociedad, pagar¨ªa sus impuestos y el Gobierno ahorrar¨ªa porque podr¨ªa dejar de darle esa paga. ¡°Ser¨ªa mejor para todos¡±, opina.
De enero a julio de este a?o, casi 30.000 migrantes hab¨ªan solicitado el asilo en el Reino Unido. Solo 46 personas lo obtuvieron.
¡ª ?Ha merecido la pena cruzar el canal?
¡ª Creo que s¨ª. Al menos durante casi dos a?os he vivido con menos preocupaciones y temores, responde Al¨ª.
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