El asalto en Brasilia coloca a Bolsonaro en la mira de la justicia; y a Lula, ante una oportunidad de unir al pa¨ªs
El mandatario puede aprovechar la fracasada intentona golpista para atraer al bolsonarismo moderado y su Gobierno conf¨ªa en que el expresidente ultraderechista acabe inhabilitado
El viernes 13 termin¨® en Brasilia con el reci¨¦n estrenado presidente, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, de 77 a?os, acerc¨¢ndose a agradecer en persona a las decenas de empleados de limpieza del palacio de Planalto que lo dejaron tan impoluto como estaba antes de que una masa enfurecida de bolsonaristas lo tomara al asalto el domingo. La escena, convertida por su fot¨®grafo oficial en un emotivo v¨ªdeo para redes sociales, se podr¨ªa titular Lula, con el pueblo. Ese era el esp¨ªritu. Su n¨¦mesis, Jair Messias Bolsonaro, de 67 a?os, cerr¨® el d¨ªa sintiendo el aliento de la justicia en la nuca, sospechoso de alentar el asalto m¨¢s grave a la democracia brasile?a desde la dictadura.
Mientras, el Tribunal Supremo de Brasil ha decidido investigar si el ultraderechista, que perdi¨® la inmunidad el 1 de enero, incit¨® la violenta invasi¨®n. Dif¨ªcilmente el arranque del tercer mandato de Lula podr¨ªa ser m¨¢s convulso. La situaci¨®n es extremadamente delicada, porque la intentona golpista cont¨® con la complicidad de las fuerzas de seguridad. Lula llega a la Presidencia d¨¦bil, con una victoria indiscutible pero exigua, y al frente de un Gobierno multicolor. Pero lo sucedido le puede brindar tambi¨¦n al izquierdista la oportunidad de dividir al bolsonarismo, de que los moderados a¨ªslen a los m¨¢s radicales.
Esther Solano, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad Federal de S?o Paulo, explica que el asalto a los poderes ha tenido varios efectos que favorecen pol¨ªticamente al presidente Lula. Con su llamamiento a la unidad institucional, ¡°ha logrado el respaldo de las fuerzas pol¨ªticas, judiciales y el bolsonarismo moderado¡±, asegura. ¡°En el proceso de depurar responsabilidades, han ca¨ªdo varios personajes inc¨®modos con los que de otro modo habr¨ªa tenido que convivir¡±, a?ade. En la opini¨®n p¨²blica se ha instalado un clima que reclama investigar a fondo.
Bolsonaro ha sido incluido en la investigaci¨®n emprendida por la m¨¢xima corte brasile?a y la Polic¨ªa Federal a cuenta de un v¨ªdeo que colg¨® en Facebook el martes, dos d¨ªas despu¨¦s del ataque, y borr¨® en horas. Por ahora no est¨¢ citado a declarar. Recuperado de la ¨²ltima crisis de salud, sigue con su esposa en Florida (EEUU), alojado en la mansi¨®n de un exprofesional de lucha libre brasile?o. A ¨²ltima hora del viernes proclam¨® su inocencia, a trav¨¦s de su abogado, y de nuevo conden¨® el asalto.
El clip que ha colocado formalmente a Bolsonaro en la mira de la justicia lo protagoniza un seguidor. Reproduce una teor¨ªa de la conspiraci¨®n que viene a ser la versi¨®n brasile?a de la gran mentira de Trump: repite que Lula no gan¨® las elecciones, sino que lleg¨® a la c¨²pula del poder de la mano del Supremo y del Tribunal Superior Electoral. El juez del Supremo que firm¨® la orden de investigarlo (tambi¨¦n protagonista estelar de la trama) dice en el fallo que ¡°las personalidades p¨²blicas que siguen conspirando cobardemente contra la democracia para intentar crear un estado de excepci¨®n ser¨¢n responsabilizadas¡±.
El magistrado en cuesti¨®n, Alexander de Moraes, de 54 a?os y con modos de sheriff, lidera desde el Supremo las investigaciones para neutralizar al bolsonarismo radical y salvar la democracia. Durante las elecciones, compatibiliz¨® ese papel con el de m¨¢xima autoridad electoral. Es el otro gran enemigo del expresidente y sus seguidores m¨¢s ultras; lo consideran el gran dictador, la peste, m¨¢s poderoso y peligroso que Lula. Los dem¨®cratas lo admiran, pero sienten que a veces roza el abuso de poder.
Mientras el presidente Lula volv¨ªa a despachar con sus ministros ¡ªa los que quiere concentrados en ofrecer resultados tangibles pronto para aliviar las incontables necesidades del pueblo brasile?o¡ª los jueces enviaban a la c¨¢rcel a 1.200 bolsonaristas que protagonizaron escenas de un vandalismo contra las instituciones in¨¦dito en Brasil o que los jaleaban mientras se hac¨ªan selfis en pleno caos. Afrontan acusaciones como terrorismo ¡ªun fen¨®meno que era ex¨®tico en estas tierras¡ª o abolici¨®n violenta del Estado democr¨¢tico. Convencidos de que son gente de bien, es probable que, ni en su peor pesadilla, se imaginaran presos en una c¨¢rcel.
Apret¨®n de manos con un gobernador bolsonarista
Una imagen impagable de esta intensa semana fue difundida por Lula: apret¨®n de manos y media sonrisa con el gobernador de la rica S?o Paulo, Tarcisio Freitas, de 47 a?os, el bolsonarista m¨¢s poderoso en ausencia de Bolsonaro. Militar, los seguidores del ultra lo ven como firme candidato a la sucesi¨®n si el l¨ªder cayera.
Conversei hoje com o governador de S?o Paulo, @tarcisiogdf. Na campanha, falei que respeitaria e trabalharia com todos os governadores, pelo bem do Brasil. ? o que estamos fazendo.
— Lula (@LulaOficial) January 11, 2023
?: @ricardostuckert pic.twitter.com/SI9B09OBGm
En una trama que, como siempre en Brasil, resulta enrevesada, el ¨²nico responsable pol¨ªtico detenido por el asalto estaba ese d¨ªa a casi 6.000 kil¨®metros de Brasilia, en Florida. Anderson Torres, m¨¢ximo responsable de la seguridad p¨²blica del DF, que este s¨¢bado se ha entregado a la polic¨ªa nada m¨¢s aterrizar en la capital brasile?a, puede ser crucial para desentra?ar la madeja. Se perfila como una fuente que podr¨ªa inculpar al anterior presidente. Los aliados de Lula salivan con la idea.
Torres, polic¨ªa de 47 a?os y exministro de Justicia de Bolsonaro, destituy¨® a algunos altos mandos y march¨® en familia de vacaciones a la soleada Orlando. A ¨¦l se le atribuye la decisi¨®n de dejar desprotegidas las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Tribunal Supremo que tambi¨¦n ha hecho caer al gobernador. Torres es adem¨¢s el supuesto autor de un borrador de decreto presidencial localizado por la polic¨ªa que contemplaba intervenir el Tribunal Superior Electoral para revertir el resultado de las ¨²ltimas elecciones.
La soci¨®loga Solano sostiene que Lula deber¨ªa insistir en su discurso ¡°de unidad, de que el ataque fue obra de una minor¨ªa radical contra una mayor¨ªa del pueblo que quiere paz y estabilidad, de que se aplicar¨¢ la ley para que los responsables, sobre todo los cabecillas, sean castigados¡±. A juicio de esta especialista, el presidente intentar¨¢ aprovechar las circunstancias para causar un cisma en el bolsonarismo, que los moderados repudien a los extremistas que protagonizaron una intentona golpista propia del XXI tras dos meses reclamando a los militares un golpe de Estado cl¨¢sico.
Importante es siempre en Brasil no perder de vista lo que se cuece en el universo de las redes sociales, una galaxia paralela que al anal¨®gico Lula le resulta dif¨ªcilmente comprensible. En plataformas como Whatsapp, Facebook o Instagram circulan mentiras que calan entre buena parte de sus compatriotas, aunque a ¨¦l le resulte alucinante.
El se?or Edson, un jubilado que a¨²n trabaja para completar su pensi¨®n de militar de la Armada, es uno de los muchos seguidores de Bolsonaro consultados que describen el asalto en t¨¦rminos id¨¦nticos: ¡°Lo del domingo fue una barbaridad. Pero¡ lo empezaron los izquierdistas. Cuando los del cuartel general [los manifestantes golpistas] llegaron a la plaza, los del PT [Partido de los Trabajadores] estaban ya all¨ª, destroz¨¢ndolo todo¡±, explica con convicci¨®n. El propio Bolsonaro ha hablado de infiltrados en su nota para defender su inocencia. Hasta para la fuga de Bolsonaro a Florida tiene el jubilado una explicaci¨®n que le satisface: ¡°Hizo bien en irse porque, si se queda, lo detienen. No ha robado ni nada. En cambio, esos del Congreso, del Supremo y del Gobierno del PT son todos una banda de delincuentes¡±. Edson es de Bah¨ªa, negro. Probablemente, su nombre sea un homenaje a O Rei.
La Fiscal¨ªa solicit¨® que Bolsonaro fuera incluido en las pesquisas porque lo considera ¡°una figura desataca en la c¨¢mara de eco desinformativo¡±. Incluso sus m¨¢s cr¨ªticos reconocen la eficacia de su m¨¢quina de fabricar mentiras. El bolsonarismo difunde con rapidez un discurso unificado que resulta s¨®lido a o¨ªdos de millones. La estrategia digital del equipo de Lula ha mejorado espectacularmente desde la campa?a, pero en esa batalla sigue muy por detr¨¢s de su adversario.
Las escenas de la invasi¨®n causaron espanto. Gilvan Viana Xavier ¡ªun alto mando de la polic¨ªa del Senado cuyo equipo no logr¨® impedir la invasi¨®n, pero detuvo a 38 personas¡ª describi¨® a sus interrogadores la virulencia de los asaltantes, vestidos con los colores patrios. Arrasaron con el mobiliario, las c¨¢maras de seguridad, las obras de arte¡ del edificio salido de los l¨¢pices del arquitecto Oscar Niemeyer. Gritaban ¡°Intervenci¨®n militar¡±, ¡°nuestra bandera jam¨¢s ser¨¢ roja¡± (que en portugu¨¦s rima) y ¡°un delincuente nunca ser¨¢ presidente¡±, seg¨²n el diario O Globo.
En Brasil nunca conviene descartar nada, pero el Gobierno de Lula parece m¨¢s inclinado por que Bolsonaro sea neutralizado v¨ªa inhabilitaci¨®n para presentarse a los pr¨®ximos comicios. Temen que una hipot¨¦tica entrada en prisi¨®n inflamar¨ªa a los suyos y lo reforzar¨ªa. Pero, si el humor de la opini¨®n p¨²blica cambiara, ser¨ªa otra historia. Lula completa este domingo la segunda semana de sus cuatro a?os de mandato.
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