Tanques occidentales a Kiev: un mensaje demoledor para el Kremlin

La suerte parece echada. Der Spiegel informaba en la tarde del martes de que el Gobierno alem¨¢n ha tomado la decisi¨®n de entregar los tanques Leopard 2 a Ucrania; poco antes, medios estadounidenses se?alaban que la Administraci¨®n de Joe Biden se decanta por suministrar a Kiev los tanques Abrams, aunque el presidente no ha refrendado todav¨ªa la medida. De formalizarse estos pasos, se tratar¨ªa de un desarrollo trascendental en la guerra, no solo en el plano militar. Tambi¨¦n en el pol¨ªtico, con un mensaje de uni¨®n y determinaci¨®n occidental muy duro para el Kremlin.

En el plano militar, la entrega de tanques occidentales modernos tiene un gran valor por varios motivos. En primer lugar, porque son m¨¢s eficaces que los de fabricaci¨®n sovi¨¦tico-rusa de los que dispone actualmente Ucrania, algunos como material propio, otros entregados por aliados del Este de Europa que tambi¨¦n contaban con esos modelos en sus arsenales, y otros m¨¢s conquistados en el campo de batalla a las fuerzas invasoras. Los tanques occidentales cuentan con mayor agilidad, mayor capacidad de reconocimiento general y por tanto movimiento nocturno, mayor resistencia acorazada y mejor precisi¨®n de disparo.

Dentro del lote occidental, los Leopard 2 son especialmente ¨²tiles, porque disponen de ellos al menos una docena de pa¨ªses, con un conjunto de unas 2.000 unidades, lo que facilita una cadena de suministro con mucha profundidad, que permitir¨ªa homogeneidad operativa, uniformidad en las log¨ªsticas de mantenimiento y repuesto. Adem¨¢s, seg¨²n los expertos, su manejo, mantenimiento y alimentaci¨®n en t¨¦rminos de combustible son m¨¢s viables que los Abrams estadounidenses.

El activo no reside solo en la mejora que estos aparatos representar¨ªan, sino en los problemas que, sin ellos, Ucrania afrontar¨ªa pronto en t¨¦rminos no solo de progresiva destrucci¨®n por parte del enemigo de las unidades con las que cuenta, sino tambi¨¦n de agotamiento de piezas que sirven para hacer funcionar los tanques sovi¨¦ticos, que obviamente no se hallan en producci¨®n en las industrias occidentales.

Trasladada al campo de batalla, esta inyecci¨®n de fuerzas sin duda cambiar¨ªa el balance sobre el terreno de forma significativa. Naturalmente, no se pueden prever con precisi¨®n sus efectos en la batalla, pero es razonable pensar que la posici¨®n b¨¦lica de Ucrania mejorar¨ªa sustancialmente con la entrega de cientos de tanques occidentales. Esta guerra tiene un fort¨ªsimo componente terrestre. La artiller¨ªa desempe?a un papel fundamental, pero el dinamismo sobre el terreno y la capacidad de acci¨®n combinada que se apoya sobre los tanques es un pilar de extraordinaria importancia.

En el segundo plano, el pol¨ªtico, la importancia no es menor. Un acuerdo en esta materia de los aliados occidentales de Ucrania ser¨ªa un nuevo, contundente mensaje al Kremlin. Se tratar¨ªa de un gran paso m¨¢s en el camino de apoyo a Kiev, que empez¨® con el suministro de armas de escaso alcance y llega ahora a uno de los elementos m¨¢s significativos de los arsenales occidentales. Es una demostraci¨®n de unidad y compromiso.

De nuevo, si se confirman las informaciones, la Administraci¨®n de Joe Biden desempe?a un papel central. Berl¨ªn manten¨ªa desde hace semanas una reticencia a dar luz verde a la entrega de los Leopard, sinti¨¦ndose inc¨®modo en tomar una posici¨®n de liderazgo. Washington consideraba que lo racional era que, en este apartado, se respaldara a Kiev con los tanques de producci¨®n alemana. El canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, recalc¨® la semana pasada en Davos el concepto de que los aliados est¨¦n ¡°interconectados¡± como clave para avanzar. El flujo de las noticias sugiere que el giro en Estados Unidos ha convencido finalmente a Alemania.

La uni¨®n pol¨ªtica de Occidente en el respaldo a Kiev es, posiblemente, la peor de las noticias para el Kremlin. La valent¨ªa y habilidad de los ucranios ser¨ªa insuficiente sin el respaldo financiero y militar de sus socios. Los Leopard 2 y los Abrams son un mensaje demoledor para Mosc¨², la confirmaci¨®n de que Occidente ni se divide ni afloja, como tanto desea Vlad¨ªmir Putin.

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