¡°Quieren vender la idea de que mi hermano era un terrorista. No mancillen su honor¡±
V¨ªctor Santisteban, la v¨ªctima 58 de las protestas en Per¨², fue enterrado este martes. Su familia lucha por dejar tres cosas en claro: no lo mat¨® una piedra, no fue un v¨¢ndalo y no ser¨¢ usado pol¨ªticamente
V¨ªctor Ra¨²l Santisteban Yacsavilca, de 55 a?os, el primer manifestante fallecido en Lima en las marchas contra Dina Boluarte, era un abuelo que contaba los d¨ªas para conocer a su ¨²nico nieto. Apenas faltaban un par de semanas para que se montara en un avi¨®n con destino a Argentina, el pa¨ªs donde vivi¨® durante m¨¢s de una d¨¦cada. All¨ª planeaba reencontrarse con su hija Stephany y Nachito, el bebe que naci¨® dos d¨ªas despu¨¦s que ¨¦l y que nunca pudo sostener en sus brazos. Era un viaje so?ado: abuelo y nieto celebrar¨ªan sus cumplea?os juntos en febrero. Pero Nachito apagar¨¢ la vela de su primer a?o este 20 de febrero, sin su tata a su lado para ayudarlo con sus soplidos; no tendr¨¢n ninguna foto juntos, a no ser por algunas capturas de videollamadas; y, como a otros deudos de otras batallas, le tocar¨¢ crecer con un recuerdo borroso que pudo ser feliz.
Santisteban Yacsavilca muri¨® en el cruce de las avenidas Abancay y Nicol¨¢s de Pi¨¦rola, en el Centro de Lima el ¨²ltimo s¨¢bado. Seg¨²n la necropsia, la causa de su deceso se debe a una ¡°contusi¨®n y laceraci¨®n encef¨¢clica, fractura craneal y traumatismo craneoencef¨¢lico severo¡±. El objeto que lo produjo fue ¡°un elemento contundente duro¡±. De acuerdo con el presidente del Seguro Social de Salud (EsSalud), Arturo Orellana, present¨® una ¡°herida contuso cortante detr¨¢s de la oreja, producto de un golpe¡±. Esas dos imprecisiones son el gran argumento de un sector de la poblaci¨®n y de algunas autoridades -como el alcalde Lima, Rafael L¨®pez Aliaga y la ministra de Salud, Rosa Guti¨¦rrez- para asegurar que lo que mat¨® a Santisteban Yacsavila fue una piedra y no una bala. Y que, por lo tanto, no se trat¨® de un ataque de la Polic¨ªa, sino m¨¢s bien de otro manifestante.
Desde aquella noche, los testimonios de los brigadistas que lo socorrieron, una foto donde se ve la profundidad de la lesi¨®n -entre 3 a 4 cent¨ªmetros de di¨¢metro-, el resultado de los peritos bal¨ªsticos -se hallaron casquillos de bombas lacrim¨®genas y escopetas-, y dos videos del momento del ataque han desbaratado la versi¨®n oficial que pretend¨ªa instalarse. A V¨ªctor Ra¨²l Santisteban Yacsavilca un agente policial le dispar¨® un cartucho de bomba lacrim¨®gena a una distancia tan corta que lo aniquil¨®. No fue una bala, pero fue un proyectil igual de mortal.
Es martes por la ma?ana, en un cementerio de Puente Piedra, un distrito al norte de Lima. Debajo de una p¨¦rgola est¨¢n todos los familiares de la v¨ªctima 58 de esta crisis que el 7 de febrero cumplir¨¢ dos meses. Tres personas tendr¨¢n la entereza para tomar la palabra frente al ata¨²d: su padre de 78 a?os, su hija Stephany que lleg¨® de Buenos Aires el domingo y un amigo de su infancia, en Yauyos, una provincia ubicada en la serran¨ªa de Lima. ¡°Que Dios juzgue lo que ha sucedido. Descansa en paz. Nosotros sabremos honrarte¡±, dijo su padre Ra¨²l Santisteban, quien aguantar¨¢ las l¨¢grimas hasta el instante final. ¡°Siempre le voy a hablar a Nachito de ti. Vas a estar siempre en mi coraz¨®n¡±, alcanz¨® a decir Stephany, con un tono bajito, como si estuviera convers¨¢ndole. Salvo por una colega, extra?amente, las c¨¢maras de televisi¨®n y la prensa en general brilla por su ausencia. Para los jefes de informaciones al parecer ya no es noticia. Dej¨® de serlo en un pesta?eo.
Despu¨¦s de darle el ¨²ltimo adi¨®s al hermano que m¨¢s la hac¨ªa re¨ªr, ese mil oficios que se las rebuscaba en la gasfiter¨ªa, la electricidad y dem¨¢s actividades, Elizabeth Santisteban atiende a EL PA?S. Es el ¨²nico familiar que ha dado declaraciones. Ella convers¨® con V¨ªctor Ra¨²l aquel s¨¢bado fat¨ªdico por la ma?ana. Le hab¨ªa encargado unos zapatos que iba a recoger al d¨ªa siguiente. Dice no saber si su hermano participaba activamente en las marchas, pero que nada justifica que no haya regresado a casa. Tres son las cosas que m¨¢s la enervan: que se insista en que una piedra lo mat¨®, que lo hagan quedar como un v¨¢ndalo, y que utilicen su muerte pol¨ªticamente, sea el bando que sea.
¡°Quieren vender la idea de que mi hermano es un terrorista, y que por eso lo mataron y su vida no importa, cuando la verdad es otra. Mi hermano estuvo all¨ª, s¨ª. ?Estuvo haciendo disturbios? No. ?Tiene antecedentes penales? No. ?Hay alg¨²n video donde se le vea con un palo o una piedra en la mano? No. Pero s¨ª hay videos donde un polic¨ªa se alista, toma posici¨®n, le dispara y lo mata. No mancillen su honor, por favor¡±, dice Elizabeth con ¨¦nfasis. La familia de V¨ªctor Ra¨²l Santisteban Yacsavilca se est¨¢ asesorando con organismos internacionales para entablar una denuncia y encontrar acaso un poco de justicia. Luego de que el ata¨²d descienda hasta su destino, todos se abrazar¨¢n e ir¨¢n a buscar sombra, con los ojos incontenibles. Cuando muere alguien, dice Elizabeth, no muere una persona. Muere una familia.
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