Sergio Ram¨ªrez: ¡°La idea de arrancarte Nicaragua es absurda. Es un acto de debilidad¡±
El escritor nicarag¨¹ense, privado de la nacionalidad por el r¨¦gimen junto a m¨¢s de 300 opositores, conf¨ªa en que vivir¨¢ una transici¨®n democr¨¢tica: ¡°Quien sube al poder por las armas termina siendo un tirano y voy a luchar para que esto no ocurra¡±
Sergio Ram¨ªrez (Masatepe, Nicaragua, 80 a?os) ha vivido dos exilios. El primero, por enfrentarse a la dictadura de Anastasio Somoza como dirigente sandinista. El segundo es el que padece hoy por oponerse al r¨¦gimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. El escritor, ganador del Premio Cervantes y exvicepresidente de Nicaragua, fue despojado esta semana de su nacionalidad y bienes junto a otros 93 opositores. Es la ¨²ltima ofensiva del presidente y su esposa, que la semana pasada expulsaron a Estados Unidos a 222 presos pol¨ªticos y les declararon ¡°ap¨¢tridas¡±. Ram¨ªrez, que cuenta con pasaporte espa?ol desde 2018, atiende a EL PA?S por videoconferencia desde Madrid, donde reside. Al comienzo de la entrevista suena su tel¨¦fono: es el ministro de Asuntos Exteriores espa?ol, Jos¨¦ Manuel Albares, quien le comunica que el Gobierno de Pedro S¨¢nchez ofrece la ciudadan¨ªa tambi¨¦n a este ¨²ltimo grupo de desterrados. Se le llena la sonrisa de emoci¨®n.
Pregunta. ?C¨®mo se siente en los ¨²ltimos d¨ªas?
Respuesta. Estas cosas hay que tratar de tomarlas con distancia. Como escritor, he aprendido el arte de las distancias. Cuando la realidad te golpea duro, tienes que contemplarla como si estuviera ocurriendo a otro. Es la manera de comenzar a asimilar lo que te est¨¢ pasando. Cuando recib¨ª la noticia eran las dos de la madrugada. Vi que el tel¨¦fono relampagueaba en la noche, ya que lo dejo sin sonido. Me levant¨¦ y vi esta noticia. La le¨ª, me fui un rato a la sala y dije bueno, nadie se pone a estas horas, as¨ª que me vuelvo a dormir y ma?ana veremos qu¨¦ pasa. La idea de que te pueden quitar el pa¨ªs es absurda, no tiene ning¨²n sentido. Ning¨²n sentido legal, porque va en contra de la Constituci¨®n de Nicaragua. Ni siquiera existe la pena de destierro, son penas b¨¢rbaras que fueron eliminadas desde el iluminismo. Y luego la idea de que alguien te pueda arrancar algo que est¨¢ viviendo dentro de ti, que es tu pa¨ªs... Eso te convence de que es absurdo. Alguien lo dese¨® como un acto de venganza o como un acto desesperado, pero es un acto que trata de golpear a tanta gente. Y, claro, te golpea a ti.
P. ?Y por qu¨¦ cree que les quieren quitar Nicaragua?
R. ?l [Ortega] acumula esa cantidad tan grande de presos pol¨ªticos y con el tiempo se vuelve insostenible. Hace alg¨²n tiempo, el presidente mexicano, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, y el presidente Alberto Fern¨¢ndez, de Argentina, le propusieron una especie de protocolo de transici¨®n para sacar a estos presos pol¨ªticos como primer paso de un entendimiento democr¨¢tico, de un di¨¢logo. Lo rechaz¨® airado. Despu¨¦s, cuando el presidente Gustavo Petro lleg¨® al Gobierno de Colombia, tambi¨¦n tom¨® una iniciativa de este tipo y fue rechazada de la misma manera. [Ortega] declar¨® la semana pasada que fue un acto unilateral y que no hay ninguna concesi¨®n a cambio, pero se los entrega al que para ¨¦l es el enemigo imperialista, Estados Unidos. Entonces, frente a esta contradicci¨®n, tiene que encontrar una contramedida. No demuestra fortaleza, es un acto inusitado que ha horrorizado pol¨ªticamente al mundo. Es un acto fuera de los tiempos que alguien sea despojado de su ciudadan¨ªa, y, por lo tanto, es un acto de debilidad.
P. Usted ha vivido dos exilios, por combatir a Somoza y otro por oponerse a Ortega. ?Cu¨¢l es la diferencia?
R. Cuando Somoza me declar¨® traidor a la patria, yo ten¨ªa 30 a?os. Esa es la gran diferencia y lo que hice fue regresar a Nicaragua. Viv¨ª en el exilio en Costa Rica y volvimos a desafiar a Somoza y despu¨¦s, cuando vino la toma del Palacio, el 21 de agosto de 1978, yo pas¨¦ a vivir clandestinamente. Estaba dispuesto a la lucha, era parte de la lucha. Hoy a m¨ª lo que me toca es la reflexi¨®n cr¨ªtica. Yo no soy pol¨ªtico, soy un escritor cr¨ªtico que no se puede callar. Veo la situaci¨®n de Nicaragua con otro lente. El de quien ha vivido estas experiencias que se repiten y quisiera que no se repitieran m¨¢s. Y lo primero que yo quisiera que no se repitiera en Nicaragua es un enfrentamiento sangriento, que tuviera que darse en el pa¨ªs un enfrentamiento para salir de otra dictadura. Eso me horroriza, porque yo s¨¦ el costo que tiene y que no lleva a ninguna soluci¨®n real. S¨¦ que quien sube al poder por medio de las armas termina siendo otra vez tirano y voy a luchar para que esto no ocurra. Mi lucha es por la democracia, por darle a Nicaragua una salida pac¨ªfica, una transici¨®n que tiene que venir. No hay otra salida m¨¢s que la transici¨®n hacia la democracia. Que todos los nicarag¨¹enses puedan participar en toda esta transici¨®n, incluyendo los que est¨¢n en el poder.
P. Adem¨¢s del gesto del Gobierno de Espa?a, la condena internacional ha sido ampl¨ªsima. Sin embargo, entre los principales pa¨ªses de Am¨¦rica Latina solo Chile ha manifestado un repudio rotundo.
R. Hay pa¨ªses que se amparan en una supuesta neutralidad, diciendo que se trata de asuntos de otro pa¨ªs, y me parece una equivocaci¨®n. El problema es que todav¨ªa sigue primando cierta idea de que algunos hechos, en nombre de ciertas ideas, son leg¨ªtimos. La exigencia del presidente Gabriel Boric me ha parecido siempre muy importante, la de que es obligaci¨®n suya ser cr¨ªtico con la violencia contra los derechos humanos de cualquier lado ideol¨®gico que sea. He le¨ªdo la declaraci¨®n del Gobierno de M¨¦xico, que no es de respaldo a Ortega, pero tampoco de cr¨ªtica abierta, y la del Gobierno de Colombia, que es un poco m¨¢s clara hacia el rechazo del destierro y la represi¨®n. ?Pero cu¨¢les son los dos ejes de la reacci¨®n que a m¨ª me parecen m¨¢s importantes? El de Chile y el de Espa?a.
P. ?Qu¨¦ le parece la decisi¨®n del obispo Rolando ?lvarez, quien se neg¨® a abordar el avi¨®n del destierro?
R. Yo lo entiendo, pero es muy importante observar que el monse?or no es un l¨ªder pol¨ªtico terrenal. Es un l¨ªder espiritual, un ser prof¨¦tico, un hombre de un peso ¨¦tico enorme. Cuando se niega a subir al avi¨®n, lo est¨¢ haciendo por estas convicciones suyas de que su deber es quedarse. Y cuando dice ¡®disfruten de la libertad, yo voy a pagar por ello¡¯, no est¨¢ siendo ret¨®rica. Est¨¢ hablando con la verdad.
P. Su vida est¨¢ jalonada por la lucha por la libertad de Nicaragua. ?Cree que la conocer¨¢?
R. Apenas tengo 80 a?os [r¨ªe], pero estoy seguro de que ver¨¦ el cambio democr¨¢tico en Nicaragua, de que volver¨¦ a mi pa¨ªs. El regreso a mi pa¨ªs nunca lo he pensado en t¨¦rminos individuales. Me gustar¨ªa estar en esos momentos de cambio. Ah¨ª es donde yo quisiera estar y estar como escritor, no como pol¨ªtico.
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