De Chile a Hait¨ª: las desiguales emisiones de CO? en Am¨¦rica Latina
Chile, Venezuela y Paraguay est¨¢n a la cabeza de emisiones de di¨®xido de carbono en una regi¨®n con grandes diferencias en cuanto a la contribuci¨®n de su poblaci¨®n. Los ricos son los que m¨¢s contaminan
El mundo entero se llama a s¨ª mismo a descarbonizar sus din¨¢micas de producci¨®n y consumo. Am¨¦rica Latina no es una excepci¨®n. Y adem¨¢s no se conoc¨ªa en sus democracias una prominencia tan grande de la cuesti¨®n de qui¨¦n debe soportar la responsabilidad de esta descarbonizaci¨®n. En una regi¨®n con gran disponibilidad de materias primas y combustibles f¨®siles, pero profundas inequidades tanto entre pa¨ªses como dentro de los mismos, ese ¡°qui¨¦n¡± no s¨®lo concierne al conjunto de la regi¨®n, sino a sus componentes.
El 10% que m¨¢s emite de Am¨¦rica Latina produjo 17,8 toneladas equivalentes de di¨®xido de carbono o CO? en el ¨²ltimo a?o disponible. El siguiente 40% solo 4,8 toneladas. Y el 50% final, apenas 2. Es decir: el top 10% acumul¨® tantas emisiones como el siguiente 40% y m¨¢s que el 50% final. Esto fue en 2019, el ¨²ltimo dato disponible en la base de datos elaborada y publicada por el economista Lucas Chancel en la revista cient¨ªfica Nature Sustainability en el marco de la World Inequality Database.
La desigualdad sugerida por este primer dato se profundiza a¨²n m¨¢s cuando uno se centra exclusivamente en el 1% que m¨¢s emite, y se abre a la comparativa entre pa¨ªses de la regi¨®n.
Chile encabeza la lista, seguido de Venezuela y Paraguay. Cabe aqu¨ª recordar que hablamos de estimaciones basadas en una aproximaci¨®n relativamente compleja que tiene en cuenta importaciones y exportaciones: lo que se mide es la huella de emisiones aproximada atribuible a un individuo en cada pa¨ªs. Si el pa¨ªs tiene una econom¨ªa m¨¢s basada en din¨¢micas productivas o de consumo que implican un mayor grado de emisiones, el resultado ser¨¢ m¨¢s alto. Y adem¨¢s, esa din¨¢mica est¨¢ concentrada.
Esto es lo que pasa, por ejemplo, en Chile. All¨¢ no s¨®lo el valor del top 1% es especialmente alto, sino que la brecha entre ¨¦ste y el resto de la poblaci¨®n es especialmente notable. Esto tiene implicaciones distributivas clave: en Chile, el top 1% de emisores aglutina un 13% del total de las emisiones imputadas a los individuos. En Argentina, en contraste, no llega al 5%. De hecho, en Chile ,el top 1% tendr¨ªa por s¨ª mismo m¨¢s emisiones a sus espaldas que el siguiente 9%.
A pesar de estos niveles, vale la pena aclarar que ni siquiera los top 1% de emisores con m¨¢s impacto per capita llegan a los niveles de China o Estados Unidos, que encabezan el r¨¢nking de pa¨ªses con mayor volumen de CO? absolutos. En realidad, incluso Alemania, una naci¨®n industrial pero con niveles m¨¢s modestos de emisiones y en franca ca¨ªda durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, supera a toda Am¨¦rica Latina en este ranking actualmente. Esto es fundamental para poner en contexto que incluso los m¨¢s emisores de Am¨¦rica Latina no est¨¢n al nivel de las econom¨ªas ricas, que se apalancaron precisamente en las emisiones pasadas (y presentes) para consolidar ese nivel de riqueza agregada.
Ahora bien, la tendencia de algunos de los que est¨¢n en el top 1% de emisores latinoamericanos s¨ª es al alza (nunca tan acelerada como la china, eso s¨ª), hasta el punto de que quiz¨¢s en 2023 converge con la ca¨ªda alemana. Lo mismo sucede en un nivel inferior con Brasil, que se ha estabilizado en un nivel superior al espa?ol, o con Per¨², Panam¨¢ o Bolivia. En contraste, los top 1% de M¨¦xico han descendido, como lo han hecho los de Ecuador.
No es conveniente precipitarse a sacar conclusiones r¨¢pidas de estas din¨¢micas: en ellas influyen tanto el crecimiento econ¨®mico (que podr¨ªa explicar los vaivenes en Venezuela o Argentina, dos de las econom¨ªas m¨¢s inestables no s¨®lo de la regi¨®n, sino del mundo entero) como la distribuci¨®n del mismo entre capas de la sociedad y decisiones productivas.
Adem¨¢s, esto es s¨®lo una parte incompleta de la pel¨ªcula: volvamos, por ejemplo, a Chile. Cierto que su top 1% encabeza la lista latinoamericana, pero es que en 2013 llegaba a 120 toneladas equivalentes medias por cabeza. Ese a?o super¨® moment¨¢neamente incluso al top 1% chino. Desde entonces, en realidad, no ha hecho sino caer. Porque en emisiones, estar a la cabeza tambi¨¦n significa que dispones de m¨¢s poder para incidir en la ansiada descarbonizaci¨®n.
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