El advenimiento de Antauro Humala para refundar Per¨²
El hermano del presidente Ollanta, despu¨¦s de 18 a?os en prisi¨®n, promueve un movimiento ultranacionalista con el que parar la eterna crisis peruana
A Antauro Humala se le nubla la vista cuando observa el horizonte. ¡°Tengo el s¨ªndrome de los que han estado encerrados en la c¨¢rcel muchos a?os. No logro ver bien, todo lo veo lejos¡±, dice mientras entrecierra los ojos en un esfuerzo por enfocar mejor. Estamos en una casa de varias plantas situada en el interior de una urbanizaci¨®n del este de Lima, repleta de palmeras y piscinas en forma de ri?¨®n. Humala tiene el pelo blanco y rizado, un pecho prominente y unos brazos marcados que quedan a la vista por una camiseta verde militar de manga corta, producto de las dos horas que se ejercita cada d¨ªa al amanecer. Pese a los problemas de vista, es capaz de vislumbrar un futuro cercano en el que ¨¦l sea presidente de este pa¨ªs sumido en el caos.
¡ªEntonces se tomar¨¢n medidas dr¨¢sticas¡ª, suelta Antauro.
¡ª?C¨®mo cu¨¢les?
¡ªFusilar a todos los presidentes corruptos que ha tenido el Per¨².
El sol pega de lleno, unas cuantas gotas de sudor ba?an el rostro de Antauro.
¡ª?Eso incluye a su hermano Ollanta (presidente de Per¨² entre 2011 y 2016)?
¡ªA todos.
Antauro y Ollanta tuvieron una infancia marcada por un padre con una fuerte personalidad, Isaac Humala. ?l promovi¨® el movimiento etnocacerista, un grupo de nacionalistas ¨¦tnicos que creen con fervor que el pa¨ªs ha estado durante d¨¦cadas en manos de agentes extranjeros y que el poder deben ejercerlo los descendientes del Imperio incaico, los de piel cobriza. Bajo ese paraguas ideol¨®gico, los hermanos se levantaron en armas contra el presidente Fujimori en el a?o 2000. Antauro lo repiti¨® cinco a?os m¨¢s tarde, ya como mayor retirado del Ej¨¦rcito. Con 700 leales a la causa tom¨® una comisar¨ªa en Andahuaylas para forzar la ca¨ªda del entonces presidente, Alejandro Toledo. De esos d¨ªas hay una fotograf¨ªa en la que aparece a hombros de uno de sus seguidores, como un torero, entre una multitud; lleva ropa de camuflaje, un gorro de lana y hace el gesto de la victoria. Aunque no fue precisamente un ¨¦xito: el asalt¨® acab¨® en un ba?o de sangre y ¨¦l fue detenido. Antauro fue condenado m¨¢s tarde por rebeli¨®n, homicidio, secuestro y otros tantos delitos que resultan largos de enumerar.
Permaneci¨® 18 a?os encerrado en c¨¢rceles de m¨¢xima seguridad con muros de tres metros de grosor. Hubiera tardado siglos en cavar un t¨²nel con la cucharilla del postre. En la Base Naval del Callao, donde coincidi¨® con Abimael Guzm¨¢n, el l¨ªder de Sendero Luminoso, y con Vladimiro Montesinos, la mano derecha de Fujimori ¡ªeran los tres ¨²nicos presos en todo el complejo¡ª, dorm¨ªa en una cama de cemento y el techo estaba a seis metros de altura, donde antes se escond¨ªa la puerta de entrada. En ese entonces bajaban a los presos con una soga. ¡°Puedes gritar todo lo que quieras que nadie te escucha¡±, explica Antauro, en esta entrevista que se llev¨® a cabo a finales de diciembre. Le acompa?aba su abogada y un encargado de prensa.
Mientras estuvo preso, su hermano lleg¨® a ser presidente. Desde entonces tienen dos posturas que parecen irreconciliables. Antauro considera que su hermano se vendi¨® al dinero y traicion¨® los principios etnocaceristas. Recalca con vehemencia que no solo eran hermanos, sino tambi¨¦n compa?eros de armas. ¡°Deslealtad filial¡±, dice entrecerrando las manos. ¡°Fue algo traum¨¢tico. Pero bueno, he pasado de la furia y la ira a tomarlo con filosof¨ªa. Est¨¢ superado¡±.
Antauro siempre va escoltado en los eventos p¨²blicos por un pu?ado de seguidores a los que llama reservistas. Visten ropa de camuflaje y se comunican por walkie talkie. Transmiten la sensaci¨®n de ser una milicia, una especie de ej¨¦rcito. Pudieron haberse olvidado de ¨¦l, encerrado como estaba, pero desde prisi¨®n Antauro mantuvo vivo el movimiento. Escrib¨ªa a escondidas art¨ªculos que despu¨¦s sus leales imprim¨ªan en un peri¨®dico que repart¨ªan por la calle. A la vez tambi¨¦n preserv¨® su vida personal. En prisi¨®n lleg¨® a tener a un secretario que respond¨ªa el tel¨¦fono por ¨¦l ¡ª¡°A ver, un minuto; voy a ver si se encuentra Antauro. Me dice que mejor a partir de las 5¡å, se le o¨ªa decir al secretario en un reportaje¡ª y se cas¨® en 2017 con la hermana de un rockero muy conocido, Julio Andrade.
¡°Yo jam¨¢s he estado arrepentido de lo que hice. Estoy muy orgulloso¡±, sostiene sonriente, en esta ma?ana n¨ªtida y despejada en la que el militar luce de buen humor. La descomposici¨®n institucional de Per¨² ha puesto su nombre sobre la mesa. Planea crear dos partidos pol¨ªticos que puedan concurrir a las elecciones y que le permitan presentarse como candidato a la presidencia, una oportunidad prevista para abril de 2024. Muchos peruanos podr¨ªan tener la tentaci¨®n de echarse en manos de su discurso ultranacionalista, xen¨®fobo y populista como tabla de salvaci¨®n en una situaci¨®n desesperada.
Antauro, sin sutilezas, acusa a los inmigrantes venezolanos de robar los empleos a los peruanos y de esparcir la delincuencia. Declara a Chile como el mayor enemigo del pa¨ªs, que debe devolver a cualquier precio la regi¨®n des¨¦rtica de Tarapac¨¢ y Arica que Per¨² perdi¨®; si no lo hace, dice, las dos naciones podr¨ªan entrar de nuevo en guerra. Por eso, el nombre y el ideario del etnocacerismo se inspira en Andr¨¦s Avelino C¨¢ceres, un militar como ¨¦l y dos veces presidente de la patria que encabez¨® la resistencia durante la invasi¨®n chilena en la guerra del Pac¨ªfico.
¡ªEl 90% de la poblaci¨®n quiere refundar la Rep¨²blica, buscar un nuevo pacto social. Ac¨¢ la tesis ser¨ªa la Constituci¨®n seminacionalista de 1979. La ant¨ªtesis es la Constituci¨®n neoliberal de Fujimori y Montesinos, la del 93. Ahora tiene que salir una s¨ªntesis entre el nacionalismo y una econom¨ªa de mercado nacional cerrada a la inversi¨®n extranjera. Con Fujimori hubo un saqueo extranjero que atentaba contra la seguridad nacional; despu¨¦s eso continu¨®. Sobornaron a seis presidentes peruanos, que actuaban como agentes extranjeros. Eso es traici¨®n a la patria, explica.
Dice que por esa raz¨®n se ha sublevado dos veces y que ahora que ha salido de prisi¨®n ¡ªqued¨® libre en agosto de 2022¡ª las cosas se encuentran peor que nunca. Ten¨ªa intenci¨®n de seguir preparando su movimiento para las presidenciales de 2026, pero el intento de golpe de Estado de Pedro Castillo lo ha acelerado todo. Castillo fue detenido por esa intentona y acab¨® preso. Su lugar lo ha ocupado la vicepresidenta, Dina Boluarte, quien se ha visto acosada por las protestas en la calle a lo largo de todo el pa¨ªs. M¨¢s de 50 personas han muerto por la represi¨®n de las autoridades, sin que nada de esto haya hecho cambiar el paso al nuevo Gobierno, que se mantiene firme en su deseo de no convocar unas elecciones de manera inmediata.
La coyuntura obliga a Antauro a actuar con mayor celeridad. Su intenci¨®n era llegar a mayo de este a?o con medio mill¨®n de reservistas. ¡°Pedro Castillo, con todas sus deficiencias, cumpl¨ªa su funci¨®n. Nos daba tiempo y espacio para desarrollarnos. Hay que replantear todo¡±, piensa en voz alta. No mete a Castillo en el saco de los presidentes corruptos dignos de enfrentarse a un pelot¨®n de fusilamiento, a pesar de que hizo ese extra?o movimiento que le ha llevado a prisi¨®n en un momento en el que enfrentaba 54 investigaciones simult¨¢neas por corrupci¨®n. En realidad, Antauro cree que, al lado del resto de mandatarios peruanos que se enfundaron la faja roja y blanca, Castillo era un ladr¨®n de gallinas. Lo compara con el protagonista de Paco Yunque, un cuento infantil del poeta C¨¦sar Vallejo.
El cuento narra el primer d¨ªa de clases de un ni?o humilde, proveniente del campo, que sufre maltrato y vejaciones por parte del resto de alumnos. ¡°Quien quiera entender la sociedad peruana solo desde el punto de vista de la lucha de clases no lo va a entender. No va a tener un buen diagn¨®stico. Hay un factor que es el etnocultural, el factor racial. Paco Yunque y Pedro Castillo son hermanos en eso¡±, prosigue Antauro. Castillo era un maestro rural que se hizo popular como l¨ªder sindical. Un partido de provincias, Per¨² Libre, lo puso como candidato con la intenci¨®n de que la formaci¨®n se hiciera un nombre en Lima, la capital. Nunca pensaron que pod¨ªan ganar en realidad. Pero Castillo, por sorpresa, atrajo en la primera vuelta a mucha gente humilde con su discurso, su sombrero y sus formas de hombre sencillo. En la segunda, aglutin¨® todo el antifujimorismo del pa¨ªs al enfrentarse a Keiko, la hija de Alberto Fuijimori, y gan¨®. En el poder, sin embargo, nunca tuvo gu¨ªa, ni hoja de ruta, y gobern¨® desde el caos y la improvisaci¨®n hasta que ¨¦l solito, en un suicidio pol¨ªtico televisado como pocos antes en la historia, se destruy¨® a s¨ª mismo con un golpe a la democracia improvisado y sin sentido.
Sobre esas cenizas, Antauro quiere refundar el pa¨ªs. ¡°Hay un problema del sistema. Toda la instalaci¨®n est¨¢ quemada, hay que arrancarla de ra¨ªz. Ese es el cambio republicano¡±, insiste. Ese cambio, con la ley en la mano, no resulta nada sencillo. Primero, habr¨ªa que llamar a una Constituyente y despu¨¦s convocar de nuevo elecciones con el apoyo del Congreso. El Legislativo peruano, con todo su poder, se ha convertido en un obst¨¢culo insalvable para los ¨²ltimos presidentes, que tienen una bancada d¨¦bil en la c¨¢mara por la fragmentaci¨®n de la pol¨ªtica peruana. No existen ya los grandes partidos. Antauro enfrentar¨ªa esas mismas contradicciones. Castillo, igual todos los anteriores, colision¨® con el Congreso, que est¨¢ lleno de pol¨ªticos que quieren mantener el statu quo y beneficiar a los lobbys del transporte, la educaci¨®n o la miner¨ªa. Per¨² permanece atrapado en su propio laberinto institucional.
¡ªD¨¦jeme proponerle algo. Le digo el nombre de un presidente peruano y usted me da su opini¨®n¡ª,se le ofrece a Antauro.
¡ªClaro, adelante.
¡ªAlberto Fujimori.
¡ªUn delincuente extranjero.
¡ªAlejandro Toledo.
¡ªUn Felipillo traidor. Felipillo era el int¨¦rprete de Atahualpa y Pizarro que jug¨® a favor de Pizarro.
¡ªUn concepto como el de la Malinche en M¨¦xico.
¡ªExacto.
¡ªAlan Garc¨ªa.
Antauro piensa unos segundos.
¡ªOtro delincuente.
¡ª?Qu¨¦ le dice el gesto de suicidarse?
Se frota las manos y abre bien los ojos.
¡ªQu¨¦ afortunado que me haya preguntado eso. Cuando estaba preso supe que mi hermano estaba involucrado en el caso Lavajato. Entonces le escrib¨ª una carta. Llev¨¢bamos a?os sin hablar y espero que nunca m¨¢s lo hagamos. Hice p¨²blica esa carta en la que le exhortaba al suicidio por honor. Yo estaba preso por rebelde y me enorgullec¨ªa de eso. ?Pero por ladr¨®n? Prefiero ser rebelde que ladr¨®n. Alan fue honesto y no soport¨® la presi¨®n por dignidad. Era un tipo inteligente, hay que reconoc¨¦rselo.
¡ªVolvamos a los presidentes: Ollanta.
¡ªSu caso es el m¨¢s grave porque pas¨® por uno de los nuestros. Es muy vivo ¨¦l. No lo he vuelto a ver, no he vuelto a cruzar una palabra.
¡ªPedro Pablo Kuczynski.
¡ªUn ap¨¢trida. Este es norteamericano. No tiene nada de peruano. Ten¨ªa una l¨ªnea: enriquecerse.
La ma?ana va perdiendo su fulgor. Una cuadrilla de obreros hace retoques en la casa, cuya estructura est¨¢ encaramada a un cerro. Detr¨¢s, unos muros altos que convierten la urbanizaci¨®n en una fortaleza.
¡ªUna ¨²ltima pregunta. ?Cu¨¢ndo cree que llegar¨¢ su momento o lo ve todav¨ªa borroso?
¡ªPaciencia, tendremos paciencia.
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