Una simpatizante de Macron: ¡°No se le perdona que sea don Perfecto¡±
Votantes y diputados de Macron critican c¨®mo se ha aprobado la ley del aumento de la edad de jubilaci¨®n, pero no el fondo. Mientras, la contestaci¨®n contin¨²a: este martes se celebra una nueva jornada de protesta para la que el ministro del Interior anuncia una movilizaci¨®n policial inaudita.
En la pr¨®spera ciudad de Cholet, de 50.000 habitantes, no hay casi paro. Tampoco muchos problemas. Es una t¨ªpica ciudad francesa del interior, con su catedral barroca restaurada, su viejo tiovivo en la plaza, sus restaurantes llenos de familias los domingos y sus calles casi vac¨ªas los lluviosos y algo tristones fines de semana. Los lunes, sin embargo, las rotondas se llenan de coches que van de un lugar a otro del cintur¨®n industrial que rodea la localidad. Cholet re¨²ne, con todo, una caracter¨ªstica propia, que comparte con otras ciudades de la cercana provincia de Vend¨¦e: su riqueza y su adhesi¨®n a Emmanuel Macron. El actual presidente de la Rep¨²blica obtuvo en esta ciudad, en la segunda vuelta de la elecci¨®n presidencial, en abril de 2022, un 70% de los votos. Todo este ej¨¦rcito de macronistas asiste, en su mayor¨ªa con estupefacci¨®n y alarma, a las im¨¢genes de la protesta general contra la ley que alarga la jubilaci¨®n de 62 a 64 a?os y que se desarrolla cada d¨ªa con m¨¢s intensidad y violencia por todo el pa¨ªs, con calles llenas de basura, refiner¨ªas en paro, carreteras cortadas, enfrentamientos que se saldan con heridos graves y trenes que circulan a medio gas. Este martes 28 est¨¢ prevista una nueva jornada de protesta, con manifestaciones en las principales ciudades que, muchos se temen, acaben en disturbios graves. El ministro del Interior, G¨¦rald Darmanin, ha previsto un dispositivo policial inaudito: 13.000 agentes, 5.500 desplegados en Par¨ªs. ?Qu¨¦ piensan los pac¨ªficos y tranquilos seguidores de Macron en Cholet de todo esto?
En la cl¨ªnica veterinaria de Vincent Coupry se re¨²nen tres vecinos y enseguida se ponen a practicar uno de los deportes nacionales de Francia: hablar de pol¨ªtica. Vincent, de 56 a?os, vestido con el uniforme morado de la cl¨ªnica, melenita canosa, simp¨¢tico y buen conversador, es el primero en opinar. Siempre vot¨® a los socialistas y si apoy¨® ¨Dy apoya¨D a Macron es por una raz¨®n que considera indiscutible: ¡°No hay nadie m¨¢s. Ha cometido errores, pero no hay un l¨ªder con carisma y con capacidad en la derecha moderada, ni en la izquierda moderada. Los que no quieren a Macron se van a los extremos. Y en esas estamos¡±. La segunda de la reuni¨®n es la mujer de Vincent. Se llama Catherine Canals-Coupry, tiene 59 a?os, es ingeniera, trabaja en la canalizaci¨®n de aguas y fue candidata en 2021 por el partido de Macron, Renaissance (Renacimiento) para las elecciones provinciales. Perdi¨®. Cuando se le pregunta si est¨¢ de acuerdo con la ley que alarga la edad de jubilaci¨®n, responde: ¡°Es algo que hay que hacer: o se trabaja m¨¢s, o se cobra menos de pensi¨®n, o se suben los impuestos. O endeudamos para siempre a nuestros hijos. Son los n¨²meros que salen. Yo entiendo las manifestaciones. Creo en el derecho de manifestaci¨®n y en el de huelga, faltar¨ªa m¨¢s. Pero no en el derecho de romper o de insultar. Y creo que Macron no puede retroceder: eso ser¨ªa dar la raz¨®n a los que fomentan la escalada de violencia, en los que quieren decapitar al jefe¡±.
El tercer asistente es Adri¨¢n Ricard, ingeniero especializado en la construcci¨®n de productos de laboratorio, de 43 a?os. Tambi¨¦n se present¨® a una elecci¨®n por el partido de Macron, las municipales de 2018. Tampoco gan¨®. Coincide con Catherine en la necesidad matem¨¢tica de la reforma y a?ade que es un paso impopular aunque necesario. Luego abomina de la situaci¨®n de la Francia actual: ¡°Hay un 25% de extrema derecha, un 25% de extrema izquierda, un 25% que pasa de todo y un ¨²ltimo 25% que apoya al Gobierno. Y los cuatro grupos est¨¢n todos contra todos, sin hablarse y sin hacerse el menor caso¡±.
Los tres coinciden en que conocen personas que han votado a Macron y que ahora se sienten decepcionadas. ¡°La desilusi¨®n va m¨¢s all¨¢ de la reforma de las jubilaciones. Hay algo m¨¢s all¨¢: el malestar en el trabajo, y muchos buscaban en Macron un cambio completo para sus vidas. Y cuando se empieza a gobernar, y a adoptar medidas concretas, vienen las decepciones¡±, explica Vincent. Catherine a?ade: ¡°Era alguien joven, que sab¨ªa hablar a los j¨®venes. Pero luego estos se decepcionan porque todo no sale como hab¨ªan pensado. Adem¨¢s, pasa una cosa: Macron es don Perfecto, y a don Perfecto no se le perdona nada¡±.
Son las tres de la tarde. Los restaurantes cierran. En las terrazas, al sol, hay ciudadanos que toman un caf¨¦ o una cerveza. En la televisi¨®n informan de la huelga del martes. En Cholet saldr¨¢n a manifestarse 1.000 personas, si son las mismas que salieron en la convocatoria del jueves 23. Con todo, muchas m¨¢s de las 200 o 300 que salen cada a?o a conmemorar el 1 de mayo.
Cerca de la plaza central se encuentra la oficina del diputado de Renaissance por Cholet en la Asamblea Francesa Denis Mass¨¦glia. Cada semana baja de Par¨ªs para pasar un d¨ªa o dos con sus convecinos. No est¨¢ de acuerdo con la manera en que Macron aprob¨® la ley del aumento de la edad de jubilaci¨®n, por decreto, sin la votaci¨®n de los parlamentarios. ¡°Es democr¨¢tico, sobre todo porque despu¨¦s super¨® dos mociones de censura. Pero yo hubiera preferido una votaci¨®n. Supongo que lo hizo porque corr¨ªa el riesgo de perder. Y por el impacto que un rechazo a la ley podr¨ªa tener en los mercados financieros¡±. Luego a?ade: ¡°A la gente que trabaja le gusta Macron y su partido. No hay que criminalizar el trabajo. Adem¨¢s, la reforma es simplemente necesaria. Lo que no es soportable es la actitud de la extrema izquierda, del partido de Jean-Luc M¨¦lenchon, La Francia Insumisa, apelando a la violencia, utilizando la violencia como estrategia, sustituyendo la violencia por los votos. O la del oportunismo pol¨ªtico de la extrema derecha, que espera simplemente a obtener r¨¦ditos electorales. O la de la derecha moderada, mirando para otro lado, cobardemente¡±.
Casi al despedirse, dice, con cierta amargura: ¡°Noto, m¨¢s que la decepci¨®n de los votantes de Macron, la radicalizaci¨®n de casi todos: unos muy en contra, otros muy a favor, y pocos entre medias. Y a nosotros todos nos pegan y nos dan porque esperan ocupar nuestro lugar cuando Macron se vaya¡±.
Pero luego, mientras dice adi¨®s, sonr¨ªe con algo m¨¢s de optimismo: ¡°En fin, creo que fue Churchill el que dijo que Reino Unido se forma en el orden y Francia en el desorden¡±.
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