De Lasso al corre¨ªsmo, todos ganan con la disoluci¨®n del Parlamento de Ecuador
El pa¨ªs asiste impasible a la decisi¨®n del presidente mientras los partidos empiezan a posicionarse para las pr¨®ximas elecciones, que se esperan para finales de agosto
La ¡°conmoci¨®n interior¡± que aleg¨® el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, para disolver el Parlamento y pedir la convocatoria de elecciones no se tradujo en una conmoci¨®n externa en las calles del pa¨ªs. La Asamblea hab¨ªa amanecido blindada y la capital puso en marcha un protocolo para mantener el orden en Quito, pero todo fue innecesario. El pa¨ªs asisti¨® impasible a la decisi¨®n del presidente, que busc¨® de esta forma una salida digna a su posible destituci¨®n en un juicio pol¨ªtico que lo acusaba de tolerar la corrupci¨®n. Ni siquiera desde el corre¨ªsmo, sus mayores adversarios pol¨ªticos, hicieron ruido. El final abrupto del mandato acerca a la izquierda la oportunidad de volver al poder y le evita a Lasso la deshonra de una destituci¨®n. Todo el mundo parece contento, aunque nadie se atreva a reconocerlo.
La Asamblea Nacional de Ecuador, que permanecer¨¢ cerrada hasta que tomen posesi¨®n los pr¨®ximos parlamentarios, es la instituci¨®n del pa¨ªs con menor credibilidad. En marzo apenas superaba el 9% de aceptaci¨®n. Esa es, en parte, la raz¨®n de que su disoluci¨®n no haya generado ninguna protesta, a pesar de ser uno de los pilares del sistema democr¨¢tico nacional. En los pr¨®ximos meses, hasta la celebraci¨®n de elecciones, el presidente Lasso gobernar¨¢ por decreto sin necesidad de pasar por la Asamblea, una forma que estren¨® este mismo mi¨¦rcoles al firmar una reforma tributaria que baja los impuestos a los contribuyentes.
La ¨²ltima jugada de Lasso le ha permitido salir bien parado de un mandato que se le hab¨ªa puesto cuesta arriba. La grave situaci¨®n de violencia que vive el pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os ha convertido la inseguridad en una emergencia nacional. Distintos grupos narcotraficantes, con nexos en M¨¦xico y Colombia, han extendido su poder por el pa¨ªs, que atraviesa la peor ola violenta de su historia. La popularidad del presidente no atravesaba su mejor momento.
Las elecciones locales que se celebraron en febrero fueron un mazazo para ¨¦l. La izquierda gan¨® en las principales ciudades y provincias del pa¨ªs, incluido en Guayaquil, la segunda metr¨®poli de Ecuador, que llevaba 30 a?os en manos de la derecha. El presidente quiso aprovechar esa convocatoria para lanzar un refer¨¦ndum sobre seguridad con el que medir su respaldo popular, pero tampoco result¨®. M¨¢s del 50% de los votantes se decantaron por el no a sus propuestas.
La sombra de la corrupci¨®n acab¨® por acorralar al mandatario, que lleg¨® al poder hace dos a?os. Un entramado de corrupci¨®n en empresas estatales, que acab¨® se?alando a su cu?ado, meti¨® al presidente en un esc¨¢ndalo del que intent¨® mantenerse al margen durante meses sin lograrlo. El avance del juicio pol¨ªtico en su contra por malversaci¨®n, que incluso cont¨® con el aval de la Corte Constitucional ¨Desta s¨ª, la instituci¨®n m¨¢s valorada por los ciudadanos¨D, lo puso contra las cuerdas.
En los ¨²ltimos d¨ªas, intent¨® negociar votos a favor entre sus opositores para asegurarse una mayor¨ªa que lo librara de la destituci¨®n, pero la posibilidad de una traici¨®n le hizo tomar la v¨ªa de romper con todo. El presidente prefiri¨® irse ¨¦l mismo que sufrir una derrota y se acogi¨® a un art¨ªculo de la Constituci¨®n que le permite esta salida. Al anunciar la disoluci¨®n de la Asamblea y la convocatoria de elecciones, Lasso acus¨® a los parlamentarios de tener un plan para ¡°desestabilizar al Gobierno, la democracia y el Estado¡±. Una forma de decir: no soy yo el culpable, son ellos. Las fuerzas armadas le dieron su apoyo enseguida y prometieron mantener el orden p¨²blico en caso de unos desmanes que hasta ahora no se han producido.
Lo que sigue a partir de hoy es m¨¢s un ambiente de campa?a electoral que de crisis pol¨ªtica. En los pr¨®ximos d¨ªas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunciar¨¢ la fecha de las elecciones, que en principio se esperan para finales de agosto. En Ecuador, las presidenciales son a dos vueltas con una distancia de un mes entre una y otra. La multiplicidad de partidos dificulta una victoria en primera, que hasta ahora solo logr¨® Rafael Correa en 2009, el nombre propio que sigue protagonizando la pol¨ªtica nacional a pesar de vivir en B¨¦lgica y haber sido condenado por corrupci¨®n en Ecuador, lo que le impide regresar.
El expresidente ha mantenido un doble discurso durante toda la jornada. Por un lado, considera que Lasso miente al alegar el bloqueo y la grave crisis pol¨ªtica provocada por la Asamblea; por otro, asegura que esta es la mejor forma de pasar p¨¢gina y decidir en las urnas el futuro pr¨®ximo del pa¨ªs. ?l, que se considera v¨ªctima de una persecuci¨®n pol¨ªtica por su condena, busca la forma de regresar, pero mientras tanto sigue manejando los hilos y los candidatos de su partido.
En Ecuador hay dos fuerzas que movilizan a la gente en la calle: el corre¨ªsmo y los ind¨ªgenas. Con el corre¨ªsmo aplacado por una cercan¨ªa electoral a la que siente que llega con ventaja, todo el mundo estuvo pendiente de la decisi¨®n de la Conaie, que representa a los ind¨ªgenas y hab¨ªa advertido de que llamar¨ªa a la protesta en caso de que se decretara la muerte cruzada, como se conoce la figura constitucional que invoc¨® el presidente. Sin embargo, en un comunicado este mi¨¦rcoles, se han limitado a decir que estar¨¢n vigilantes para movilizarse en caso de que el presidente se exceda al gobernar por decreto, pero han descartado echarse ya a las calles.
La imagen de los militares y la polic¨ªa rodeando el edificio de la Asamblea al amanecer hizo temer lo peor, pero salvo los funcionarios que se enteraron en la puerta de que no pod¨ªan entrar y fueron invitados a irse a su casa sine die, nadie m¨¢s se acerc¨® por all¨ª.
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