El Cuto Guadalupe, h¨¦roe de la fe y el perd¨®n
Un exfutbolista peruano responde civilizadamente frente a la infidelidad de su pareja: dice que no es qui¨¦n para juzgarla, y que solo tiene gratitud para quien lo acompa?¨® en momentos dif¨ªciles de su vida
Mide casi dos metros en un pa¨ªs donde el ciudadano promedio no llega al metro setenta. Jug¨® profesionalmente al f¨²tbol, donde a pesar de ser grandote no aprendi¨® a cabecear. No era talentoso, pero visti¨® la camiseta de la selecci¨®n peruana y marc¨® como pudo a Ronaldo, Ronaldinho y Neymar. Empez¨® como delantero, pero no ten¨ªa gol. Lo ubicaron luego como lateral-volante, pero no sab¨ªa centrar. La zaga central se apiad¨® de ¨¦l, y desde all¨ª hizo carrera. Altern¨® en Argentina, B¨¦lgica y Grecia, pero su salida al pa¨ªs de Courtois en el a?o 2000 dio lugar a un mito: que lo hab¨ªan vendido con los videos de otro jugador.
Luis Alberto Guadalupe Rivadeneyra, conocido como Cuto, ha procurado ser el distinto en cada paso de sus 47 a?os. Despu¨¦s de su retiro en el 2015 no se plante¨® ser una mala imitaci¨®n de Pep Guardiola como tantos otros, ni tampoco se puso el traje de comentarista. No se hizo dirigente ni agente de futbolistas. M¨¢s bien, bail¨® con cierto suceso en el reality concurso m¨¢s sintonizado del Per¨², y se anim¨® a modelar en pasarelas y posar en ropa interior. Hace seis a?os inaugur¨® un restaurante familiar de comida criolla cuyo plato estrella, la carapulcra con sopa seca ¡ªun guiso de papa y man¨ª con espaguetis aderezados¡ª, es un homenaje a sus ancestros ¡ªlos afroperuanos de la ciudad de Chincha¡ª y a uno de sus gritos de guerra cuando se vest¨ªa de corto: ?tengo hambre!
Ante cualquier dificultad, Cuto se ha sostenido en su carisma, del cual posee reservas inagotables, y en su fe en Cristo, que ha convertido en su marca registrada. Desde la pandemia conduce un programa de entrevistas en las redes sociales del diario con m¨¢s tiraje del Per¨², El Trome, llamado La fe de Cuto, cuyo ¨¦xito radica en que futbolistas retirados con quienes ha compartido camerino o ha enfrentado le cuentan an¨¦cdotas que no suelen contarles a los periodistas deportivos. Cuto Guadalupe se ha consolidado como un conversador ameno, diestro en jalar la lengua. Si cuando jugaba no le obsequiaba huachas al p¨²blico, pero s¨ª titulares provocadores, pues ¨²ltimamente tambi¨¦n. Ha vuelto a ser el centro de la noticia, aunque de una manera infeliz.
A inicios de semana, Charlene Castro, su pareja con quien tiene un ni?o de ocho a?os, fue captada por las c¨¢maras de un programa de espect¨¢culos ingresando y saliendo de un hotel con otro hombre. Un esc¨¢ndalo para una sociedad santurrona, que hace escarnio de la infidelidad como si se tratara de un pecado mortal y que no concibe otro tipo de relaci¨®n amorosa que no sea la monogamia. La conductora Magaly Medina, quien lleva 25 a?os lucrando con el chisme y la desgracia ajena, se regode¨® de su nuevo ampay, con una sentencia: ¡°hemos terminado con la fe de Cuto¡±.
A la ma?ana siguiente, el excapit¨¢n de Universitario de Deportes ofreci¨® una conferencia de prensa en su restaurante. Los reporteros fueron en b¨²squeda de un hombre herido, que ser¨ªa capaz de lanzar dardos venenosos contra su pareja y que, seguramente, se desmoronar¨ªa ante c¨¢maras. Pero Cuto Guadalupe no solo no les dio el gusto, sino que sac¨® la cara por ella. Exigi¨® respeto para la madre de su ¨²ltimo hijo, dijo que no es qui¨¦n para juzgar sus actos y que solo ten¨ªa gratitud para quien estuvo a su lado en ¨¦pocas complicadas. ¡°Yo la amo a¨²n (¡) Tambi¨¦n cargo mi cruz, nadie es perfecto. Lo que tenga que hablar con ella lo hablar¨¦ y ya est¨¢¡±, dijo y, adem¨¢s, confes¨® una escena digna de una pieza literaria: vio el ampay agarrado de la mano de su madre. A Magaly Medina por poner en tela de juicio sus creencias le respondi¨®: ¡°C¨®mo te has burlado. No es la fe de Cuto, es la fe de todo ser humano. La fe es lo m¨¢s lindo de la vida. Que Dios te bendiga, pero lo que se hace ac¨¢, ac¨¢ se paga¡±.
Las opiniones en redes y en cada esquina quedaron divididas. Mientras hay quienes destacan la at¨ªpica reacci¨®n de un hombre que se ha movido en un entorno machista como es el f¨²tbol, otros cuestionan que el debate no se enfoque en desterrar programas como el de Magaly TV que viven de los ampays, donde quienes suelen recibir la peor parte son las mujeres. Si perdonan el enga?o son acusadas de falta de amor propio, y si son las amantes son lanzadas a la hoguera de la opini¨®n p¨²blica. Otro sector cree firmemente que, en lugar de culpar a Medina, Cuto Guadalupe ¡°deber¨ªa agradecerle, porque se enter¨® de la verdad¡±. Hay quienes tambi¨¦n consideran que el exjugador ha recibido una compensaci¨®n divina por haber satanizado a la cantante salsera Yahaira Plasencia, quien le habr¨ªa sido infiel a su sobrino, Jefferson Farf¨¢n, mundialista en Rusia 2018. Tambi¨¦n est¨¢n los que est¨¢n convencidos que el perd¨®n de Cuto no es de coraz¨®n, sino m¨¢s bien una estrategia de relaciones p¨²blicas al que se ha visto obligado para no perder auspiciadores. Sea como fuere, estamos ante un hito ¡°chollywoodense¡±.
Mientras Cuto Guadalupe vol¨® con destino a Miami para airearse del tema, los comerciantes del emporio comercial Gamarra, en Lima, no tuvieron mejor idea que dise?ar polos inspirados en los hits de Shakira donde canta su despecho por Gerard Piqu¨¦. No hay que ser un adivino para imaginar qu¨¦ dicen los estampados: ¡°Los Cutos ya no lloran, los Cutos facturan¡±, ¡°Un Cuto como yo no est¨¢ pa¡¯ tipas como t¨²¡±. Si algo ha quedado claro es que para Cuto Guadalupe, quien comparte salmos y proverbios a diario, hay un acto imperdonable: que duden de su fe.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.