El espinoso camino de la diplomacia de Lula: de buscar un acuerdo en Ucrania a restablecer la imagen de Maduro
El presidente defiende con firmeza un perfil diplom¨¢tico propio que en Ucrania o Nicaragua choca con el consenso occidental
El presidente Luiz In¨¢cio Lula recibe este martes en Brasilia a 11 de sus 12 hom¨®logos sudamericanos. Los ha convocado para una conversaci¨®n franca e informal sobre c¨®mo potenciar la integraci¨®n del cono sur m¨¢s all¨¢ de divergencias ideol¨®gicas. Pero, tras el c¨¢lido y acr¨ªtico recibimiento que el lunes dispens¨® a Nicol¨¢s Maduro, Venezuela y su inserci¨®n en la regi¨®n amenazan con monopolizar el debate. Lula ha cumplido su promesa de devolver a Brasil al escenario internacional pero, para disgusto de la diplomacia occidental, insiste en defender un perfil propio que en los cinco meses que lleva en el poder ha chocado con frecuencia con las posturas mayoritarias en Occidente.
Brasil presume de ser un pa¨ªs no alineado. Por eso, por su defensa de la no injerencia y de las soluciones pac¨ªficas a los conflictos y porque es una potencia media, el presidente de Brasil tiene el privilegio de pronunciar cada a?o el primer discurso ante la Asamblea General desde 1947 hasta hoy. Pero ser fiel a esa posici¨®n es cada vez m¨¢s arduo en un mundo de creciente complejidad y muy interconectado. Basta ver los equilibrios de la potencia sudamericana (entre otros pa¨ªses tradicionalmente no alineados) para evitar elegir bando en conflictos abiertos como el pulso entre Estados Unidos y China o la guerra de Ucrania.
Esta es una s¨ªntesis de la posici¨®n del Brasil de Lula sobre algunos de los principales asuntos internacionales:
Venezuela y Maduro:
Para Lula, recomponer la relaci¨®n con la Venezuela chavista, rota por su antecesor Jair Bolsonaro, era prioridad. Al poco de asumir la presidencia, envi¨® a Caracas al diplom¨¢tico Celso Amorim, que fue su canciller en los primeros mandatos y ahora, octogenario, es su principal asesor en pol¨ªtica exterior. Amorim se reuni¨® con Maduro y con representantes de la oposici¨®n. Ambos pa¨ªses intercambiaron embajadores.
Al recibir a Maduro en Brasilia, Lula ha evitado mencionar las violaciones de derechos humanos constatadas por la ONU, ha abrazado en buena medida el discurso del venezolano de que la policrisis de su pa¨ªs es consecuencia de un ataque liderado por EE UU y ha llegado a decir que ¡°las sanciones son peores que una guerra¡±.
Rusia-Ucrania:
Brasil ha condenado la invasi¨®n rusa en la ONU, pero se ha negado a sumarse a las sanciones occidentales o a enviar armas a Ucrania. Y algunas de las declaraciones de Lula, como que EE UU y la UE est¨¢n interesados en prolongar la guerra, dicho para colmo despu¨¦s de visitar China y antes de recibir al canciller ruso Sergu¨¦i Lavrov en Brasilia, levantaron ampollas. El consejero de Seguridad Nacional de EE UU, Jake Sullivan, lleg¨® a acusarle p¨²blicamente de ¡°repetir como un loro la propaganda de Rusia y China¡±. Ante el revuelo, el brasile?o matiz¨® sus palabras.
Lula declin¨® la semana pasada la invitaci¨®n para visitar Rusia que Vlad¨ªmir Putin le transmiti¨® en una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Le agradec¨ª la invitaci¨®n para asistir al Foro Econ¨®mico Internacional en San Petersburgo y le respond¨ª que no pod¨ªa ir a Rusia por el momento, pero reiter¨¦ la disposici¨®n de Brasil, junto con India, Indonesia y China, de dialogar con ambos lados del conflicto en busca de la paz¡±, explic¨® luego el brasile?o, que pese al capital diplom¨¢tico invertido todav¨ªa no ha logrado que su plan de mediaci¨®n de los no alineados despegue.
Tampoco ha aceptado las reiteradas invitaciones a que visite Kiev, aunque envi¨® a Amorim tanto a la capital ucrania como a la rusa. Que el presidente ucranio Volod¨ªmir Zelenski protagonizara el reciente G-7 y copara toda la atenci¨®n disgust¨® al brasile?o. No hubo encuentro bilateral entre ambos.
China:
El gigante asi¨¢tico es el principal socio comercial de Brasil desde hace una d¨¦cada, cuando sustituy¨® a EE UU, que ostent¨® el puesto durante casi un siglo. Aunque Lula visit¨® Washington antes que Pek¨ªn, ese primer viaje fue de un perfil y una duraci¨®n mucho menor que el de China. Ante el presidente Xi Jinping proclam¨®: ¡°Brasil quiere que la relaci¨®n con China trascienda m¨¢s all¨¢ de lo comercial¡±. Lula tambi¨¦n abog¨® por aunar fuerzas con la segunda superpotencia para construir un nuevo orden internacional justo y equitativo¡±. Brasil, como sus vecinos sudamericanos, intenta encontrar ese punto de equilibro entre las dos superpotencias en defensa de sus intereses y sin incomodar a ninguna. Pero cada vez m¨¢s se antoja la cuadratura del c¨ªrculo.
Nicaragua:
Punto candente del continente americano, la represi¨®n de Daniel Ortega contra sus opositores no ha merecido pr¨¢cticamente ninguna atenci¨®n de Lula, que a menudo se escuda en el principio de no injerencia establecido en la Constituci¨®n de 1988. Brasil tard¨® semanas en romper su silencio sobre el destierro de 222 nicarag¨¹enses y la confiscaci¨®n de propiedades de cr¨ªticos y lo hizo para abogar por negociar con Managua despu¨¦s de negarse a adherirse, como hicieron 55 pa¨ªses, a un informe de la ONU que acusa a Ortega de cr¨ªmenes de lesa humanidad. Lula suele repetir que cada pa¨ªs elige su modelo y que ni ¨¦l ni Brasil tienen que dar lecciones a nadie. Sus diplom¨¢ticos acostumbran a hablar mucho m¨¢s de intereses que de valores.
El Salvador:
La ofensiva del presidente salvadore?o Nayib Bukele, que ha desarticulado a las maras a costa de encarcelar a cientos de inocentes y someter a miles de detenidos a graves violaciones de derechos humanos, no ha merecido ninguna atenci¨®n del presidente de la principal potencia latinoamericana.
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