La informalidad hace negocio con la muerte en Venezuela
La imposibilidad de pagar un servicio funerario b¨¢sico, que hoy ronda entre los 250 y 400 d¨®lares el m¨¢s barato ¡ªunos 60 meses de ingresos para la mayor¨ªa de los pensionados¡ª, abre el camino a quienes operan sin licencia
En Venezuela, el pa¨ªs con el salario m¨ªnimo m¨¢s bajo de la regi¨®n, gestionar la muerte de un pariente puede arruinar a una familia. De ah¨ª que la informalidad y los negocios fuera de la ley hayan conquistado la econom¨ªa, tambi¨¦n en las morgues de los hospitales. Los familiares en duelo son abordados por lo que algunos llaman ¡°funerarias de malet¨ªn¡± y, otros, m¨¢s descriptivos, ¡°zamuros¡±. La imposibilidad de pagar un servicio funerario b¨¢sico, que hoy ronda entre los 250 y 400 d¨®lares el m¨¢s barato (entre 230 y 365 euros) ¡ªunos 60 meses de ingresos para la mayor¨ªa de los pensionados en Venezuela¡ª ha abierto el camino a quienes ofrecen sin licencias ni mayores pompas resolver ese complicado trance de despedirse de un familiar y darle la disposici¨®n final a un cad¨¢ver. Los que est¨¢n establecidos de forma oficial en el negocio funerario se han visto obligados a apretarse el cintur¨®n en un pa¨ªs, cuya econom¨ªa se redujo a un tercio en menos de una d¨¦cada.
¡°Los costos se han adaptado a la situaci¨®n del pa¨ªs, ya no se hacen los mismos protocolos¡±, dice Luis Mora, due?o de una funeraria en el oeste de Caracas con d¨¦cadas de servicio. Por protocolos, Mora menciona los carros de acompa?amiento para el cortejo, los arreglos florales, la cafeter¨ªa durante el velatorio y la publicaci¨®n de obituarios, pues en Venezuela ya ni circulan diarios. Una de las caras m¨¢s visibles de la informalidad es el uso de veh¨ªculos de cualquier tipo para el traslado de cad¨¢veres hasta el crematorio o el cementerio. Una ma?ana de junio en Petare, un hombre limpiaba una vieja ranchera que adapt¨® para ofrecer el servicio. Tambi¨¦n adaptan camionetas pickup para estos fines. El hombre limpiaba el veh¨ªculo a unos pasos de una peque?a funeraria establecida, que ten¨ªa a sus empleados sentados sin hacer nada: llevaban casi un mes sin recibir un difunto.
La muerte podr¨ªa parecer un negocio sin bajas, pero en el sector se?alan que la competencia informal los ha golpeado. La enorme migraci¨®n de venezolanos de los ¨²ltimos a?os, que llega a casi 20% de la poblaci¨®n y contin¨²a, tambi¨¦n ha empeque?ecido al pa¨ªs. ¡°No estamos haciendo los servicios, los est¨¢n haciendo los clandestinos¡±, denuncia Jorge Villalobos, presidente de la Asociaci¨®n Profesional de la Industria Funeraria. A los clandestinos los identifica como cualquier veh¨ªculo al que se le sacaron los asientos traseros para meter un ata¨²d y que viaja con un grupo de sillas amarradas al techo para organizar un velorio expr¨¦s en el domicilio del difunto. ¡°Esto ha afectado significativamente a todas las empresas funerarias de todo el pa¨ªs, con una baja de no menos del 50% de los servicios¡±. Villalobos se?ala que quienes se dedican a este negocio deben tener licencias para transportar sustancias qu¨ªmicas y tambi¨¦n contratos para la disposici¨®n de desechos patol¨®gicos, adem¨¢s de personal formado en tanatopraxia.
En la pr¨¢ctica, las normas se relajan. Luis Rivas atiende una funeraria en Petare, un inmenso barrio en Caracas, que dispone de una capilla para despedidas u homenajes p¨®stumos. El sal¨®n tiene urna de madera al centro y un Cristo crucificado de fondo que, advierte, se puede desatornillar si se trata de un servicio para evang¨¦licos, cada vez m¨¢s comunes en Venezuela. En su larga carrera en el ramo, le ha tocado preparar muertos y asegura que no es un asunto complicado, ¡°m¨¢s all¨¢ de inyectar formol en el est¨®mago para proteger los ¨®rganos¡±. Lo m¨¢s dif¨ªcil estos d¨ªas es conseguirlo, al parecer. La empresa empez¨® a organizar jornadas sociales en hospitales en las que reparten arepas o insumos m¨¦dicos a quienes acompa?an alg¨²n paciente en las precarias salas de emergencia de la ciudad. ¡°No lo hacemos para buscar clientes, pero si captamos alguno, bien. Hay gente que no tiene ni para desayunar, c¨®mo va a tener para enterrar a un muerto¡±.
Regulaciones
La situaci¨®n de la informalidad ha impulsado una corriente legislativa en varios municipios del pa¨ªs para reordenar el sector. El Ayuntamiento de Caracas aprob¨® hace unos d¨ªas una nueva ordenanza, tras un proceso de discusiones y registro de empresas y veh¨ªculos dedicados a este servicio. De acuerdo con datos del Cementerio del Sur, se censaron 176 carrozas aptas para el traslado de difuntos en la capital. La nueva norma incorpora tarifas para el mantenimiento de los camposantos, en particular el Cementerio General del Sur, que, aunque es patrimonio del Estado, adolece a?os de mantenimiento y vandalismo. ¡°Hay espacio todav¨ªa. Estamos trabajando en la construcci¨®n de nuevas b¨®vedas en espacios abandonados. Podemos levantar entre 200 y 500 nuevas al mes para atender la demanda. Tambi¨¦n se est¨¢ reordenando el sector de nichos para disponer de unos 2.150 espacios para personas que no tengan recursos¡±, explica Marlin Prado, gerente general de Cementerio del Sur. Asimismo, buscan regular los servicios en las funerarias privadas y crear una municipal, de bajo costo. ¡°Acorde a la situaci¨®n del pa¨ªs, hay que optimizar la atenci¨®n, para que a los usuarios no les afecte econ¨®micamente¡±.
En esta explanada de m¨¢s de 200 hect¨¢reas y casi 150 a?os de historia, atiborrada de l¨¢pidas, panteones de familias de personajes c¨¦lebres e im¨¢genes religiosas, un estrecho recodo en una terraza puede servir para levantar una de estas b¨®vedas, dice uno de los enterradores. ¡°Con 15 bloques se le puede hacer una para un angelito (un ni?o) y con 50 para un adulto¡±, dice el hombre que prefiere no identificarse.
Una inhumaci¨®n en este camposanto p¨²blico puede costar alrededor de 240 d¨®lares. En uno privado el costo se dispara por encima de los mil d¨®lares, nada m¨¢s por el precio de una parcela para cavar la tumba, sin contar con los gastos del funeral y la sepultura. Por ello, para la mayor parte de los venezolanos la cremaci¨®n es la ¨²nica opci¨®n, pues reduce a menos de la mitad los costos y, por ello, algunas municipalidades dan aportes financieros para estos funerales a familias sin recursos.
Aura Pi?era atiende desde hace cinco a?os un kiosco con fotocopiadora y esc¨¢ner en los alrededores de la sede de la medicatura forense de Caracas. ¡°Hay quien lo puede pagar como quien no. Las funerarias pr¨¢cticamente se ofrecen al mejor postor. Aqu¨ª he visto personas que pasan hasta dos semanas dando vueltas por ac¨¢ esperando para reunir el dinero para poder enterrar a su difunto¡±, dice la mujer. ¡°En la pandemia, aqu¨ª hab¨ªa colas de gente. Tambi¨¦n cuando hacen operativos, cuando pueden llegar 30 muertos en un d¨ªa y acumularse 90 un fin de semana, pero ya no los est¨¢n haciendo tanto¡±, dice Pereira. Con ¡°operativos¡± se refiere a las incursiones que hace la polic¨ªa en sectores populares que en muchos casos terminan en ejecuciones extrajudiciales, que han denunciado v¨ªctimas, ONG y organismos internacionales y ponen al pa¨ªs entre los de mayor letalidad policial.
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