Detenido un arquitecto en el caso sin resolver del asesino en serie de Long Island
La polic¨ªa acusa a Heuermann de la muerte de tres mujeres, cuyos cad¨¢veres, junto a los de al menos otras siete v¨ªctimas, fueron hallados entre 2010 y 2011. Es uno de los grandes misterios de la historia reciente de Estados Unidos
Primero, en diciembre de 2010, fueron los cad¨¢veres de cuatro mujeres envueltos en arpillera en el costado de una pista que conduce paralela al oc¨¦ano en Gilgo Beach, en la costa de Long Island. A los pocos meses, descubrieron otros seis cuerpos en la misma zona, entre ellos, el esqueleto de una beb¨¦.
Y luego, durante m¨¢s de una d¨¦cada, nada.
Este viernes, m¨¢s de un cuarto de siglo despu¨¦s de la primera noticia sobre el asesino en serie de Long Island, uno de los casos sin resolver m¨¢s famosos de la historia reciente de Estados Unidos, la polic¨ªa anunci¨® por fin la detenci¨®n de un sospechoso. El anuncio trajo algo de alivio a los vecinos de esta zona costera perteneciente a Nueva York, as¨ª a los familiares de las v¨ªctimas, incapaces en estos a?os de continuar con su vida en paz.
El presunto asesino en serie se llama Rex Heuermann, un arquitecto de 59 a?os. Era un hombre de familia con dos hijos, y no, no ten¨ªa pinta de haber matado nunca una mosca. Viv¨ªa en Masapequa Park, en otra parte de Long Island, a unos 25 minutos en coche, aunque lo detuvieron el jueves por la noche en Manhattan, donde trabajaba.
Como es costumbre en estos casos, sus vecinos de d¨¦cadas en ese trozo cualquiera de Am¨¦rica no salieron en todo el d¨ªa de su asombro, y declararon a los medios que nunca habr¨ªan imaginado que aquel tipo anodino pudiera tener nada que ver con los macabros sucesos que sacudieron hace una d¨¦cada su tranquila comunidad.
Heuermann esta acusado de la muerte de tres de las mujeres descubiertas primero, tres de las cuatro trabajadoras sexuales a las que la prensa bautiz¨® como las Gilgo Four. La polic¨ªa lo asocia tambi¨¦n con la desaparici¨®n de la cuarta, aunque a¨²n no lo ha imputado por ello. La investigaci¨®n tampoco descarta que tenga que ver con el resto de las muertes atribuidas al ¡°asesino de Long Island¡±, que es como conoc¨ªa en Estados Unidos al culpable o culpables de los atroces cr¨ªmenes.
El asesino contact¨® con las mujeres usando tel¨¦fonos m¨®viles de usar y tirar en un tiempo en el que la tecnolog¨ªa de rastreo a¨²n no hab¨ªa alcanzado los actuales niveles de sofisticaci¨®n. Las llamaba para solicitar sus servicios desde lugares en la parte media de Manhattan, donde est¨¢ la oficina de Heuermann. La primera desaparici¨®n que llam¨® la atenci¨®n de las autoridades fue, en mayo de 2010, la de Shannan Gilbert, una mujer de 24 a?os a la que se le perdi¨® la pista tras la visita a un cliente a cinco kil¨®metros de Gilgo Beach, pero que tuvo tiempo de llamar al n¨²mero de emergencias y decir: ¡°Alguien trata de matarme¡±. Apareci¨® cerca de all¨ª, en diciembre de 2011.
Durante la b¨²squeda de sus restos, la polic¨ªa dio con los cad¨¢veres, envueltos en arpillera y enterrados en paralelo, ordenadamente, de Amber Lynn Costello, Maureen Brainard-Barnes, Megan Waterman y Melissa Barthelemy, otras tres trabajadoras sexuales en la veintena. Meses m¨¢s tarde, apareci¨® el cuerpo desmembrado de Valerie Mack, que, acosada por las deudas, se prostitu¨ªa ocasionalmente. Hab¨ªa desaparecido 20 a?os antes. A Heuermann le han colgado de momento los asesinatos de Waterman, Costello y Barthelemy.
La pista del cintur¨®n
Tras los macabros hallazgos, que cautivaron r¨¢pidamente la imaginaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica estadounidense, la investigaci¨®n entr¨® en un punto muerto de casi una d¨¦cada. En 2020, sali¨® de su letargo con la publicaci¨®n de la imagen de un cintur¨®n con las iniciales (HW o MH, dependiendo de la orientaci¨®n de la hebilla) de, dijeron, el tipo al que andaban buscando.
En 2022, se cre¨® un equipo que inclu¨ªa, entre otros, al FBI, la polic¨ªa estatal y local o la oficina del fiscal de distrito. Ese a?o, la pista de un Chevrolet Avalanche condujo a los agentes a Masapequa. En enero de 2023, la polic¨ªa recuper¨® la caja de una pizza arrojada por Heuermann a una papelera en Manhattan. Se tomaron muestras de ADN que se cotejaron con un pelo hallado en el envoltorio e uno de los cad¨¢veres.
En una comparecencia ante la prensa del viernes por la tarde, pocas horas despu¨¦s de que el acusado se declarara ¡°no culpable¡± ante el juez, el fiscal de distrito del condado de Suffolk, Raymond Tierney, explic¨® que la decisi¨®n de detenerlo fue la sospecha de que estaba a punto de volver a actuar, tantos a?os despu¨¦s. ¡°Segu¨ªa usando direcciones de correo electr¨®nico ficticias, identidades ficticias, tel¨¦fonos desechables, acosando a trabajadoras sexuales¡±, aclar¨®. Pusieron una balanza la opci¨®n de continuar investigando y ¡°la seguridad p¨²blica¡±, y se decantaron por la segunda. ¡°Hab¨ªa que sacarlo de las calles¡±, remat¨®.
Como tantas historias de true crime en un pa¨ªs obsesionado con ellas, los cr¨ªmenes de Gilgo Beach inspiraron una bater¨ªa de productos culturales, de libros a podcasts o pel¨ªculas, entre otras, The Long Island Serial Killer (2013) o una producci¨®n de Netflix titulada Lost Girls, que se centra en la lucha de la madre de Gilbert por encontrar al asesino de su hija.
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