Los dilemas poselectorales

M¨¢s all¨¢ de las evidencias irrefutables que nos ofrecen los comicios taiwaneses (desde el car¨¢cter ciertamente vibrante de su democracia a la propia victoria de Lai Ching-te, m¨¢s holgada de lo esperado y con el rev¨¦s previsible de la p¨¦rdida de la mayor¨ªa parlamentaria), importa significar las constantes, tendencias e imperativos de mayor relevancia que pueden incidir a corto plazo en la estabilidad del estrecho de Taiw¨¢n.

En el plano interno, los dos pilares del bipartidismo reafirmaron su solidez, con un KMT en insuficiente remontada, pero salvando algo m¨¢s que los muebles en una proyecci¨®n territorial que cuenta, desde 2022, con un afianzado poder local. Ambos deber¨¢n coexistir con la tercera v¨ªa representada por el PPT de Ko Wen-je, que ser¨¢ clave en la legislatura. El juego pol¨ªtico se abre y, prescindiendo de ataduras como norma, no est¨¢ del todo claro cu¨¢l ser¨¢ la inclinaci¨®n final en el establecimiento de unas alianzas que podr¨ªan oscilar trascendiendo el binomio KMT-PPT. El hartazgo respecto al dilema existencial que arrastra la isla y la preocupaci¨®n de las nuevas generaciones por su existencia cotidiana ¨Ddesde el empleo a la vivienda¨D demandar¨¢ a todos una agenda m¨¢s exigente.

China no ha hecho alardes excesivos, temerosa de los efectos contraproducentes. Aun as¨ª, su omnipresencia no ha ayudado a pasar a segundo plano un balance de gesti¨®n de la saliente Tsai, desigual y contestado por lo selectivo de sus reformas. Esto plantea a las autoridades chinas el dilema de sus pol¨ªticas, siempre a caballo entre el palo (para los soberanistas) y la zanahoria (para los unionistas). Es patente el agotamiento de los conceptos b¨¢sicos que han guiado su pol¨ªtica hacia Taiw¨¢n en los ¨²ltimos 40 a?os. Xi necesita innovar otorgando primac¨ªa a la seducci¨®n si en verdad aspira a significarse como el referente decisivo de la reunificaci¨®n.

Los unionistas, a uno y otro lado, no pueden ignorar la tendencia expresada por la sociedad taiwanesa a favor del statu quo. Podr¨ªa reafirmarse en los pr¨®ximos a?os. Y pese a las promesas de moderaci¨®n de Lai, China no pasar¨¢ por alto su condici¨®n de defensor de posiciones netamente independentistas en el PPD. El di¨¢logo ¡°sin condiciones¡± que propone es imposible para Pek¨ªn. Si profundiza en las pol¨ªticas de su predecesora Tsai, China har¨¢ lo propio en las suyas con la cortapisa de agrandar la desafecci¨®n. No es una tesitura f¨¢cil.

A Estados Unidos y dem¨¢s aliados informales de Taiw¨¢n, esta victoria les garantiza m¨¢s v¨ªnculos y m¨¢s mejorados con Taip¨¦i. Washington refuerza su liderazgo en la regi¨®n y sus alianzas. Y preserva una importante palanca de presi¨®n sobre China.

De aqu¨ª al 20 de mayo, cuando se formalice el relevo, ser¨¢n de gran importancia los gestos de cada parte a fin de conjurar el riesgo de escalada. El di¨¢logo Pek¨ªn-Washington es clave para orillar el riesgo de crisis en el Estrecho. Y en ¨¦l, para Taiw¨¢n, constituye un imperativo asomar la cabeza con voz propia para no verse involucrado en el estallido de un conflicto geopol¨ªtico que sufrir¨ªa en primera persona.

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