El giro a la derecha en Portugal deja en el aire la fruct¨ªfera colaboraci¨®n entre S¨¢nchez y Costa
La crisis de precios de la luz y el gas ha estrechado lazos entre los dos l¨ªderes socialistas en los ¨²ltimos a?os, con la excepci¨®n ib¨¦rica como medida m¨¢s destacada
¡°S¨¢nchez y Costa han representado de forma muy exitosa los intereses de sus pa¨ªses¡±, admiti¨® el canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, al acabar el Consejo Europeo en el que los dos l¨ªderes socialistas de la pen¨ªnsula ib¨¦rica hab¨ªan vencido la resistencia de su colega alem¨¢n y lograron la excepci¨®n ib¨¦rica en el mercado energ¨¦tico europeo. Ese momento, en marzo de 2022, fue cuando m¨¢s claramente se vio que la alianza en...
¡°S¨¢nchez y Costa han representado de forma muy exitosa los intereses de sus pa¨ªses¡±, admiti¨® el canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, al acabar el Consejo Europeo en el que los dos l¨ªderes socialistas de la pen¨ªnsula ib¨¦rica hab¨ªan vencido la resistencia de su colega alem¨¢n y lograron la excepci¨®n ib¨¦rica en el mercado energ¨¦tico europeo. Ese momento, en marzo de 2022, fue cuando m¨¢s claramente se vio que la alianza entre Madrid y Lisboa hab¨ªa funcionado y pod¨ªa lograr resultados. Si la coalici¨®n continuar¨¢ con el Gobierno que salga elegido tras las elecciones portuguesas del domingo pasado, todav¨ªa es una inc¨®gnita. Pero lo que s¨ª parece claro es que habr¨¢ asincron¨ªa en el color pol¨ªtico y que ser¨¢ dif¨ªcil de conseguir la sinton¨ªa de los dos l¨ªderes socialdem¨®cratas del sur de Europa que ya en 2019 hab¨ªan ensayado una acci¨®n coordinada en el reparto de cargos posterior a los comicios europeos.
La entente hispanoportuguesa que han exhibido los l¨ªderes Ant¨®nio Costa y Pedro S¨¢nchez no ha sido una constante desde que ambos pa¨ªses entraran en 1986 en la UE, que entonces se llamaba Comunidad Econ¨®mica Europea. En esos a?os iniciales, cuando Madrid trataba de renegociar algunas de las duras condiciones de entrada que hab¨ªan tenido que asumir, se encontraba con que Lisboa no le apoyaba o se desmarcaba, seg¨²n recuerda Javier Elorza, jefe de la delegaci¨®n espa?ola ante la UE entre 1994 y 2000 y a¨²n antes n¨²mero dos de esa representaci¨®n, en su libro Una pica en Flandes. La situaci¨®n se recondujo, si bien, la acci¨®n ib¨¦rica en Bruselas no ha sido comparable a la coordinaci¨®n que han tenido los pa¨ªses del Benelux (B¨¦lgica, Pa¨ªses Bajos y Luxemburgo) o la que tuvo el llamado grupo de Visegrado (Hungr¨ªa, Rep¨²blica Checa, Eslovaquia y Polonia).
Eso s¨ª que se ha podido ver con S¨¢nchez y Costa en los ¨²ltimos a?os. Ha habido alguna discrepancia, como sucedi¨® en algunos momentos de la negociaci¨®n de la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Pero, en general, ha habido m¨¢s coordinaci¨®n de lo habitual. Por ejemplo, cuando la entonces vicepresidenta primera del Gobierno espa?ol y ministra de Econom¨ªa, Nadia Calvi?o, present¨® su candidatura para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI) el verano pasado solo recibi¨® el apoyo p¨²blico de Portugal desde el principio.
Pero si en alg¨²n campo ha brillado la alianza Madrid-Lisboa en los ¨²ltimos a?os ha sido el energ¨¦tico, nada similar en el transporte, con el AVE entre las dos capitales esperando eternamente su turno. La combinaci¨®n de crisis de precios y aislamiento del resto de Europa ha llevado a los dos pa¨ªses a estrechar a¨²n m¨¢s lazos. La excepci¨®n ib¨¦rica permiti¨® desvincular por completo la senda de precios de la pen¨ªnsula de la del resto de la UE. Conocida en sus primeros compases como tope al gas, al fijar un techo m¨¢ximo sobre la retribuci¨®n de las centrales de ciclo combinado ¡ªen las que se quema este combustible para generar electricidad¡ª y, por tanto, sobre todo el mercado el¨¦ctrico, fue una herramienta esencial para reducir la presi¨®n de los precios de la luz sobre las empresas y los hogares espa?oles y portugueses. Solo en Espa?a ¡ªde los dos pa¨ªses, por mucho el que m¨¢s puj¨® por la medida¡ª, el ahorro rond¨® los 5.000 millones de euros en solo medio a?o.
M¨¢s all¨¢ de lo econ¨®mico, la excepci¨®n ib¨¦rica fue, ante todo, un ¨¦xito pol¨ªtico de la colaboraci¨®n entre S¨¢nchez y Costa. Sin esa cooperaci¨®n habr¨ªa sido imposible sacarla adelante en las arduas cumbres de jefes de Estado y de Gobierno en aquella Bruselas de la primavera de 2022, en la que los precios del gas y de la luz alcanzaban cotas inasumibles. La comparecencia de prensa conjunta, despu¨¦s de que el espa?ol llegase a levantarse de la mesa ante las resistencias alemanas y holandesas ¡ªpara quienes cualquier senda que se desviase m¨ªnimamente de la ortodoxia era poco menos que anatema¡ª, fue la mejor prueba de que la alianza ib¨¦rica era m¨¢s s¨®lida que nunca.
Aquello es ya historia: tanto la unidad S¨¢nchez-Costa, que tras las elecciones del pasado domingo salta por los aires; como la excepci¨®n ib¨¦rica, desactivada por la dr¨¢stica ca¨ªda en el precio del gas y a cuya pr¨®rroga como seguro frente a futuras subidas se ha negado el Ejecutivo comunitario.
Contra el aislamiento el¨¦ctrico
Hay, sin embargo, otros apartados energ¨¦ticos en los que la entente entre Madrid y Lisboa a¨²n sigue viva. A la espera, de los pasos que d¨¦ el nuevo Gobierno portugu¨¦s ¡ªque casi seguro liderar¨¢ el conservador Lu¨ªs Montenegro¡ª, la alianza entre ambas capitales se ha extendido tambi¨¦n a otra ¨¢rea clave: las interconexiones. Ambas capitales han pugnado, con much¨ªsimo menos ¨¦xito que con la excepci¨®n ib¨¦rica, por dejar atr¨¢s el sempiterno aislamiento de su sector el¨¦ctrico con nuevos cables a trav¨¦s de Pirineos. La resistencia francesa, en cambio, sigue bloqueando una iniciativa que permitir¨ªa dar salida a la cada vez m¨¢s inabarcable generaci¨®n renovable en las horas centrales del d¨ªa.
En 2027, cuando entrar¨¢ en vigor la ¨²nica nueva l¨ªnea pactada, la del golfo de Vizcaya, el nivel de interconexi¨®n entre el sistema el¨¦ctrico espa?ol y el franc¨¦s ¡ªel ¨²nico nexo posible con el resto de Europa¡ª quedar¨¢ solo ligeramente por encima del 5%, lejos del 2,8% actual, pero tambi¨¦n a a?os luz del objetivo comunitario: 10% en 2020 y 15% en 2030. Esta batalla tiene una similitud con la de la excepci¨®n ib¨¦rica: Espa?a es la parte m¨¢s interesada en que salga adelante, pero ambos pa¨ªses tienen ¡ªy seguir¨¢n teniendo¡ª el doble objetivo com¨²n de evitar el desperdicio de energ¨ªa limpia en las cada vez mayores franjas horarias en las que la producci¨®n fotovoltaica se sale del mapa y aumentar su volumen exportador en un ¨¢mbito en el que el saldo siempre hab¨ªa sido a la inversa.
La otra gran interconexi¨®n pendiente es la del hidr¨®geno, un vector energ¨¦tico llamado a desempe?ar un papel clave en la descarbonizaci¨®n de los sectores m¨¢s complicados de electrificar y en el que tanto el viento como ¡ªsobre todo¡ª el sol ib¨¦rico tienen mucho que decir: su coste de producci¨®n depende, en gran medida, del precio de la electricidad, y ah¨ª la pen¨ªnsula luce las mejores cifras de toda la Uni¨®n Europea. A la luz de la avalancha de nuevos proyectos renovables en camino, esta brecha solo puede ir a m¨¢s en lo que queda de d¨¦cada.
En el caso del hidr¨®geno, la alianza hispano-portuguesa tambi¨¦n ha sido clave para la inclusi¨®n del futuro hidroducto H2Med en el listado de proyectos de inter¨¦s com¨²n de Bruselas, un paso clave para que puedan recibir financiaci¨®n europea. En este apartado, la colaboraci¨®n ha sido doble. Por una parte, para hacer realidad el tramo entre ambos pa¨ªses ¡ªentre Celorico da Beira y Zamora, con una inversi¨®n prevista de 350 millones: 193 millones de Portugal, 157 de Espa?a¡ª. Y en segundo lugar, para que salga adelante la parte m¨¢s cr¨ªtica: el tramo entre Barcelona y Marsella, clave para que el hidr¨®geno espa?ol y portugu¨¦s pueda llegar a Alemania y al resto de grandes consumidores en Europa central.
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