La ultraderecha de Suecia se ceba con los mendigos
Dem¨®cratas Suecos, segunda fuerza parlamentaria, insiste en vetar las limosnas pese a que la mayor¨ªa de indigentes extranjeros han abandonado el pa¨ªs
En T?by, una de las ciudades m¨¢s ricas de Suecia, varios partidos pol¨ªticos compiten por ser el m¨¢s intransigente con los dos o tres mendigos que quedan en el municipio. Las restricciones locales a pedir limosna, la pandemia de coronavirus y el escas¨ªsimo uso de dinero en efectivo en el pa¨ªs escandinavo, han provocado que la gran mayor¨ªa de los extranjeros que mendigaban en T?by se hayan marchado. Aun as¨ª, el Gobierno municipal, arrastrado por la ultrade...
En T?by, una de las ciudades m¨¢s ricas de Suecia, varios partidos pol¨ªticos compiten por ser el m¨¢s intransigente con los dos o tres mendigos que quedan en el municipio. Las restricciones locales a pedir limosna, la pandemia de coronavirus y el escas¨ªsimo uso de dinero en efectivo en el pa¨ªs escandinavo, han provocado que la gran mayor¨ªa de los extranjeros que mendigaban en T?by se hayan marchado. Aun as¨ª, el Gobierno municipal, arrastrado por la ultraderecha, aprob¨® recientemente nuevas medidas que limitan todav¨ªa m¨¢s la mendicidad.
Agneta Lundahl Dahlstr?m, l¨ªder del grupo socialdem¨®crata en T?by, considera ¡°absurdas¡± e ¡°injustificables¡± las restricciones. ¡°Los poqu¨ªsimos mendigos que quedan no generan ni el m¨¢s m¨ªnimo problema. T?by es la ciudad m¨¢s segura del ¨¢rea metropolitana de Estocolmo¡±, sostiene Lundalh Dahlstr?m. Hace cinco a?os se prohibi¨® limosnear en media docena de zonas del municipio de 75.000 habitantes, como los puntos de reciclaje. El veto se extendi¨® en febrero a varios lugares m¨¢s, la mayor¨ªa en torno a centros comerciales. ¡°Puro populismo; pol¨ªticas que ¨²nicamente tienen una funci¨®n simb¨®lica¡±, resume la concejala socialdem¨®crata.
El asunto de los mendigos fue ampliamente debatido en distintos periodos de la pasada d¨¦cada. A partir de la entrada de Rumania y Bulgaria en la UE, en 2007, miles de ciudadanos de ambos pa¨ªses ¡ªcasi todos de etnia roman¨ª¡ª se desplazaron al norte de Europa con la intenci¨®n de vivir de limosnas. Dem¨®cratas Suecos (DS), un partido de ultraderecha que entonces a¨²n era una fuerza extraparlamentaria, convirti¨® la expulsi¨®n de estos mendigos en una de sus cruzadas.
DS irrumpi¨® en el Riksdag (Parlamento) en 2010 y plante¨® prohibir la mendicidad en todo el pa¨ªs. ¡°A¨²n era un partido estigmatizado, considerado racista y fascista por el resto de grupos parlamentarios¡±, sostiene Erik Hansson, ge¨®grafo e investigador en la Universidad de Uppsala. ¡°Fueron los primeros en se?alar a los mendigos. Y no han dejado de hacerlo desde entonces¡±.
Hansson, autor del libro La cuesti¨®n de la mendicidad: las respuestas sociales de Suecia a los indigentes roman¨ªes, desarrolla en una videollamada c¨®mo el asunto se transform¨® en un elemento central del debate pol¨ªtico a partir de 2014. En las elecciones de ese a?o, DS se convirti¨® en la tercera fuerza parlamentaria al pasar de 20 a 49 diputados, y un sondeo encargado por la agencia de noticias sueca revel¨® que la mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa respaldaba la prohibici¨®n de mendigar. El cord¨®n sanitario a la formaci¨®n ultraderechista a¨²n se mantuvo firme, pero algunas de sus propuestas, como las relativas a la mendicidad, comenzaron a calar en el Partido Moderado (conservador) y el cristianodem¨®crata.
El auge de DS no solo influy¨® en los dem¨¢s partidos de la derecha. El Gobierno del socialdem¨®crata Stefan L?fven inst¨® a la poblaci¨®n a no dar limosna bajo ninguna circunstancia, con el objetivo de incentivar los retornos voluntarios de los mendigos. Varios pol¨ªticos de distintos partidos abogaron por tipificar el acto de dar dinero a un indigente, en l¨ªnea con la ley sueca de prostituci¨®n que proh¨ªbe pagar por sexo. ¡°En esa ¨¦poca tambi¨¦n se publicaron varios reportajes que reflejaron la pobreza extrema que persiste en zonas rurales de Rumania y Bulgaria, y que esa minor¨ªa [la roman¨ª] lleva sistem¨¢ticamente excluida de la sociedad desde hace varias generaciones¡±, recuerda Hansson.
Poco despu¨¦s lleg¨® la crisis migratoria de 2015, otro punto de inflexi¨®n para la situaci¨®n de los mendigos. En unos pocos meses, 180.000 extranjeros ¡ªsobre todo sirios, iraqu¨ªes y afganos¡ª se instalaron en Suecia, el miembro de la UE que m¨¢s refugiados recibi¨® con relaci¨®n a su poblaci¨®n. ¡°Los mendigos se convirtieron en la cara visible de la inmigraci¨®n. La gente se los cruzaba constantemente, y adem¨¢s ped¨ªan dinero. Pasaron a encarnar los supuestos peligros de los que DS alertaba a la ciudadan¨ªa¡±, sintetiza Hansson.
Entre 2018 y 2019, m¨¢s de una decena de municipios, como T?by, aprobaron restricciones a la mendicidad, aunque los tribunales anularon las normas que pretend¨ªan prohibirla por completo. En muchos casos, conservadores y democristianos se sumaron a la ultraderecha para sacar adelante estas medidas. En Eskilstuna (105.000 habitantes) se exige a los indigentes un permiso para mendigar: un documento que se renueva cada tres meses con un coste de 250 coronas suecas (21,5 euros).
Valores cristianos
¡°Los cristianodem¨®cratas rechazaron de plano durante muchos a?os cualquier tipo de prohibici¨®n; resultaba incompatible con sus valores cristianos¡±, recalca Hansson. ¡°Todo cambi¨® cuando escogieron una nueva direcci¨®n mucho m¨¢s joven, que ante el envejecimiento de su base de votantes, opt¨® por convertirse en un calco del Partido Republicano de Estados Unidos¡±, agrega el investigador.
La pandemia supuso otro giro de 180 grados para la cuesti¨®n de la mendicidad. La gran mayor¨ªa de los mendigos extranjeros, que llegaron a cifrarse en casi 5.000 ¡ªtambi¨¦n hab¨ªa unos pocos checos, eslovacos y h¨²ngaros¡ª abandonaron Suecia. Con la pandemia tambi¨¦n desapareci¨® el dinero en efectivo. En ning¨²n pa¨ªs de la UE se utilizan menos los billetes y monedas. El Gobierno anunci¨® en enero que tomar¨¢ medidas para garantizar que los pagos en efectivo puedan seguir realiz¨¢ndose en farmacias, gasolineras o supermercados.
La marcha de la mayor¨ªa de los indigentes extranjeros, la crisis sanitaria, la violencia entre bandas criminales, la guerra en Ucrania y la solicitud de adhesi¨®n a la OTAN acabaron con la controversia sobre la mendicidad. Hasta que en las elecciones de 2022 Dem¨®cratas Suecos fue el segundo partido m¨¢s votado¡ªel primero de la derecha¡ª y el cord¨®n sanitario se evapor¨®. Tras meses de negociaciones, se alumbr¨® un Ejecutivo formado por conservadores, cristianodem¨®cratas y liberales, sostenido en el Parlamento por DS. El partido ultra forz¨® la inclusi¨®n del veto a la mendicidad en el acuerdo de gobierno.
En un correo electr¨®nico, un portavoz de DS enfatiza que el tema a¨²n es ¡°absolutamente prioritario¡±. ¡°Estamos ansiosos por implementar una prohibici¨®n en todo el pa¨ªs¡±, subraya. En caso de presionar a sus socios con este asunto en la segunda mitad de la legislatura, los ultraderechistas situar¨¢n en una posici¨®n muy delicada a los liberales ¡ªy al conjunto del Gobierno¡ª. Algunos de los 16 diputados de la formaci¨®n liberal manifestaron durante las negociaciones postelectorales su rechazo a prohibir mendigar. Entre ellos, Anna Starbrink, quien ha asegurado a este diario que est¨¢ dispuesta a votar en contra en el Riksdag. Si dos o m¨¢s parlamentarios de los partidos gobernantes se negasen a secundar el veto, la oposici¨®n podr¨ªa bloquear cualquier iniciativa. En T?by, los liberales nunca han apoyado los l¨ªmites a la mendicidad que se han aprobado con los votos de conservadores, cristianodem¨®cratas y DS.
El caso de Suecia no es ¨²nico. Varios miembros de la UE tienen normas que limitan la mendicidad en mayor o menor medida. Dinamarca y Hungr¨ªa son los que cuentan con leyes m¨¢s duras. En el pa¨ªs n¨®rdico, donde se prohibi¨® limosnear en el siglo XIX, algunas personas han sido deportadas o encarceladas desde que se endurecieron las penas en 2017. En la ciudad de Luxemburgo ¡ªla capital comunitaria con la renta per c¨¢pita m¨¢s alta¡ªentr¨® en vigor a principios de a?o una normativa que impide pedir dinero a los viandantes en ciertas calles.
En 2021, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) dictamin¨® que la prohibici¨®n de mendigar en la ciudad suiza de Ginebra vulneraba la dignidad humana y el derecho a la intimidad. El TEDH se pronunci¨® sobre el caso de Violeta-Sibianca Lacatus, una veintea?era rumana, analfabeta, desempleada y sin acceso a las prestaciones sociales, que fue condenada por limosnear. Los jueces concluyeron que Suiza era culpable de violar el art¨ªculo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. El tribunal consider¨® que la sanci¨®n impuesta a la demandante no cumpl¨ªa con el objetivo de proteger los derechos de los transe¨²ntes, residentes y comerciantes, ni con el de luchar contra la delincuencia organizada.
Matts Mattson, un profesor de pedagog¨ªa que reside en T?by, lleva m¨¢s de medio siglo involucrado en proyectos sociales. Como Hansson, cree que la sentencia del TEDH supondr¨¢ un obst¨¢culo a cualquier intento de aprobar un veto a la mendicidad en todo el pa¨ªs. ¡°En cierto modo, T?by es un escaparate; una especie de laboratorio en el que los partidos de la derecha ensayan pol¨ªticas nuevas¡±, considera Mattson, que a sus 76 a?os dirige una ONG que opera en varios municipios al norte de Estocolmo. ¡°Las medidas que se han aprobado en T?by contra los mendigos han sido puramente ideol¨®gicas. Lo ¨²nico a lo que contribuyen es a alimentar el odio a los extranjeros, y m¨¢s si son pobres, que se extiende desde hace a?os¡±, sentencia.
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