Francia busca fórmulas para salir del bloqueo político tras la tregua de los Juegos Olímpicos
La falta de mayorías parlamentarias claras dificulta la formación de un Gobierno que apruebe unos Presupuestos y presente un plan para reducir el déficit
Es como un cierre de paréntesis. Como una vuelta a la vida real tras la tregua política decretada por Emmanuel Macron justo antes de los Juegos Olímpicos. Hace más de dos semanas, Francia inauguraba la cita deportiva con un gobierno en funciones y el paisaje político más fracturado que se recuerda. Las elecciones legislativas adelantadas por el presidente dieron la victoria a la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular el 7 de julio. Pero también dejaron al país en un limbo, con un Parlamento dividido en tres bloques y sin mayoría para gobernar. El entusiasmo y el sentimiento de unidad que dejaron los Juegos Olímpicos amenazan ahora con quedarse atrás. Las presiones crecen para que el Elíseo nombre a un primer ministro cuanto antes. Las próximas semanas serán decisivas.
Legalmente, no existe en Francia un plazo determinado para que el presidente nombre al primer ministro. Pero el tiempo apremia. Además de las presiones de la oposición, el país debe aprobar unos Presupuestos para 2025 y presentarlo a más tardar el primer martes de octubre en la Asamblea Nacional, la Cámara baja del Parlamento. También deberá presentar un plan, antes del 20 de septiembre, que explique cómo pretende corregir el rumbo de sus finanzas públicas, después de que Bruselas abriera un expediente a París por déficit excesivo. Las normas europeas fijan el límite del déficit en el 3% del producto interior bruto (PIB). El de Francia, la segunda economía de la UE, se situó en 5,5% del PIB al cierre de 2023.
El Elíseo, de momento, no ha comunicado ninguna fecha en la que podría conocerse el sucesor de Gabriel Attal, el primer ministro saliente. La prensa especula con que el sustituto podría ser anunciado esta semana o la próxima, justo antes de que empiecen los Juegos Paralímpicos, que tendrán lugar en París del 28 de agosto al 8 de septiembre. Pero no hay nada seguro. En una entrevista televisiva antes de la cita deportiva, Macron había dicho que no elegiría a un jefe de Gobierno “hasta mediados de agosto” y descartó nombrar en el cargo a la candidata de la coalición de izquierdas, Lucie Castets, propuesta tras semanas de intensos y acalorados debates.
El Nuevo Frente Popular (NFP) —que agrupa a La Francia Insumisa [LFI, hermanada con Podemos], socialistas, comunistas y ecologistas— obtuvo 182 de los 577 diputados de la Asamblea Nacional en la segunda vuelta de las legislativas del 7 de julio. Aunque no alcanzó la mayoría absoluta de 289 esca?os, se convirtió en el primer grupo parlamentario, por lo que reivindica el derecho de designar primer ministro y formar un nuevo Ejecutivo. La tradición lo dicta, argumentó la alianza, que se impuso a los macronistas (168 diputados) y a la extrema derecha de Marine Le Pen (143).
El campo presidencial, sin embargo, alega que lo que pide el NFP solo ha ocurrido cuando existen mayorías claras en el hemiciclo. En la entrevista que dio antes de los Juegos, Macron insistió en que nadie había ganado las elecciones y que la única mayoría posible sería una coalición entre varios partidos de lo que él llama “el arco republicano”, excluyendo así de facto al partido LFI de Jean-Luc Mélenchon.
Un hemiciclo dividido en tres bloques
La Constitución francesa, en su artículo ocho, establece que el presidente debe nombrar a un primer ministro y que su Gobierno no caiga por una moción de censura. La situación actual constituye un verdadero rompecabezas. La Asamblea, tras los comicios, quedó dividida en tres bloques ideológicos: la izquierda, el centroderecha y la extrema derecha, que ya piensa en las elecciones presidenciales previstas en 2027. Ningún grupo tiene mayoría absoluta, lo que dificulta la formación de un Ejecutivo. Hay tres salidas a la crisis: un Gobierno en minoría condenado a la fragilidad, una coalición o una parálisis.
Para mantenerse en el poder, los debilitados macronistas tendrían que aliarse con la derecha y la izquierda moderada, lo que implicaría que este último bloque rompiera con el NFP. Este escenario, de momento, no está sobre la mesa pese a los múltiples desacuerdos entre LFI y el Partido Socialista. La alianza retomó el lunes su pulso con el jefe del Estado. A través de una carta enviada a los diputados y senadores, la candidata Lucie Castets, que actualmente trabaja como directora de Finanzas del Ayuntamiento de París, desveló su hoja de ruta para ocupar el cargo de primera ministra.
En la misiva, la funcionaria de 37 a?os —hasta hace poco desconocida para una gran mayoría de franceses— reconoce la necesidad de “convencer más allá” de la coalición para “construir mayorías parlamentarias”. En otras palabras: encontrar compromisos con los otros grupos del hemiciclo —salvo el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen— para no caer con la primera moción de censura.
Varios candidatos
Hay otros candidatos que se barajan para el cargo. A la derecha suenan los nombres de Xavier Bertrand, actual presidente conservador de la región de Altos de Francia y que ejerció como ministro durante las presidencias de Nicolas Sarkozy y Jacques Chirac. También suena el de Michel Barnier, excomisario europeo y principal negociador de la Unión Europea para el Brexit. Otra posibilidad sería Gérard Larcher, el presidente del Senado.
Entre los posibles candidatos al cargo está también Bernard Cazeneuve, que formó parte del Ejecutivo del socialista Fran?ois Hollande. En 2022, Cazeneuve abandonó el Partido Socialista tras el acuerdo de su formación con LFI para crear una alianza con ecologistas y comunistas, que terminó implosionando.
?Cuánto tiempo seguirá Francia con un Gobierno en funciones? “No será eterno”, prometió el lunes Prisca Thevenot, la portavoz del Ejecutivo saliente, sin dar pistas sobre la fecha. “Una coalición no se construye en unos días”, a?adió, ante las críticas de la izquierda, que acusa a Macron de no tener en cuenta el voto de los franceses en unas elecciones que él mismo convocó.
Durante los Juegos Olímpicos, Macron no se pronunció sobre el futuro del país y se limitó a escribir mensajes relacionados con el evento en la red social X. Este lunes, al día siguiente de la ceremonia de cierre, se reunió en el Elíseo con los actores públicos y privados de la mayor cita deportiva del planeta. “Este espíritu de los Juegos nos demuestra una cosa muy sencilla [...], cuando estamos todos juntos, somos imbatibles”, declaró.
En los 17 días que duraron los Juegos, el mandatario estuvo a caballo entre la residencia presidencial del fuerte de Brégan?on, en el sur, y París, donde felicitó a los campeones franceses y aprovechó para hacerse fotos con ellos. Los Juegos provocaron cierta ola de entusiasmo en un Estado fuertemente fracturado y cansado de los últimos vaivenes políticos. En un mensaje en X el 5 de agosto, Macron hizo una comparación entre el éxito de la cita y los sentimientos positivos que inundaron Francia en 1998, tras la victoria del país en la Copa del Mundo de fútbol masculino. El entonces presidente, Jacques Chirac, experimentó un repunte de popularidad.
El apoyo ciudadano del actual presidente, según un sondeo de Elabe publicado en Les Echos el pasado 1 de agosto, es modesto. Solo un 27% de los franceses confía en que podrá ocuparse eficazmente de los problemas del país, dos puntos más que a inicios de julio. Veintiséis a?os después, puede que la situación ya no sea la misma. “?Cuánto más puede durar la unión de nuestro país dividido?”, se preguntó el lunes la emisora France Inter.
De momento, no hay nada en la agenda de Macron que deje presagiar un nombramiento. El jueves participará en el 80 aniversario del Desembarco aliado de Provenza junto a jefes de Estado y de Gobierno de varios países africanos. El 25 de agosto regresará a París para conmemorar la liberación de la capital del yugo nazi durante la II Guerra Mundial. Y como anunció este fin de semana, el 14 de septiembre se organizará un desfile en los Campos Elíseos para celebrar a los atletas franceses. ?Con o sin Gobierno? La pregunta, por ahora, sigue sin respuesta.
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