La era de la impunidad hace estragos en un orden mundial roto
Violencia y desigualdad prosperan en un mundo de relaciones internacionales en colapso y una creciente falta de rendici¨®n de cuentas por abuso de poder
El orden mundial posterior a la Guerra Fr¨ªa se resquebraja a pasos agigantados y, en medio de ese colapso, el abuso impune de la fuerza y del poder prospera, causando estragos. ¡°Vemos esta era de impunidad por doquier ¨Den Oriente Pr¨®ximo, en el coraz¨®n de Europa, en el Cuerno de ?frica, y en otras partes¨D. El nivel de impunidad en el mundo es pol¨ªticamente indefendible y moralmente intolerable¡±, clam¨®, impotente, el secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, esta semana en su discurso en la sesi¨®n plenaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La era de la impunidad ¨Dun concepto popularizado por el exministro de Exteriores brit¨¢nico David Miliband¨D se manifiesta de la forma m¨¢s brutal con un uso de la fuerza militar que provoca inmenso sufrimiento a los civiles en violaci¨®n del derecho internacional, de la carta de Naciones Unidas, de las decisiones de tribunales internacionales. Ah¨ª est¨¢n los ejemplos mencionados por Guterres, y ah¨ª est¨¢, expuesta en toda su crudeza en la gran semana de pleno en la Asamblea General, la absoluta impotencia de la ONU.
Pero la era de la impunidad tambi¨¦n se manifiesta en muchos otros aspectos. En el abuso de posiciones de fuerza en el comercio, con pr¨¢cticas de proteccionismo y subsidios mientras una OMC (Organizaci¨®n Mundial del Comercio) paralizada no puede ejercer de ¨¢rbitro. En la elusi¨®n de impuestos por parte de grandes empresas o plut¨®cratas en medio de un sistema fiscal lleno de para¨ªsos y agujeros que la comunidad internacional no acaba de arreglar. En un sistema financiero que hunde en deudas insostenibles a pa¨ªses pobres. En la opresi¨®n a escala nacional de las libertades ciudadanas mientras el mundo sufre un deterioro de la calidad democr¨¢tica. En el pavoroso empoderamiento de gigantescas empresas tecnol¨®gicas a las que a duras penas se les logra poner riendas, porque no hay una acci¨®n global coordinada. En el pisoteo del derecho de asilo.
Este conjunto de situaciones abusivas subraya el car¨¢cter diferencial de nuestra ¨¦poca con respecto a las anteriores. Guerras brutales e injustas siempre hubo, y la ONU nunca fue eficaz. Pero nuestra ¨¦poca asiste a un colapso del orden que facilita el prosperar de los abusos. Los ¨®rdenes anteriores no eran ni justos, ni admirables, ni perfectamente eficaces. Pero, de distintas maneras, alumbraron algunos mecanismos de contenci¨®n y progreso que ahora se est¨¢n desmoronando.
¡°Lo que ocurre es que estamos saliendo de un periodo de excepcionalismo en la historia mundial¡±, comenta Jeremy Cliffe, director editorial y miembro senior del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. ¡°Durante la mayor parte de la historia moderna del mundo, ha habido una competencia entre potencias, una falta de coordinaci¨®n o gobernanza institucional, fracasos en la cooperaci¨®n. Pero, de alguna manera, nuestra mirada actual est¨¢ condicionada por dos periodos excepcionales recientes que moldean nuestras expectativas sobre el orden global. El primero, por supuesto, es la Guerra Fr¨ªa, donde hab¨ªa una cierta estabilidad debido al sistema de bloques. S¨ª, exist¨ªa la amenaza de la aniquilaci¨®n nuclear, pero al mismo tiempo un cierto nivel de orden. Y luego, por supuesto, la era inmediatamente posterior a la Guerra Fr¨ªa, con el progreso de la fase unipolar [por la hegemon¨ªa estadounidense] y multilateralista [por el avance de ciertas instituciones internacionales]. As¨ª que estamos condicionados a esperar un grado de estabilidad o progreso, o uno u otro, y ahora no tenemos ninguno de los dos. Vivimos una reversi¨®n a la excepci¨®n de periodos recientes de la historia humana, en los que la humanidad es multipolar, afectada por crisis que superan su capacidad de gesti¨®n, y carece de estructuras institucionales y derechos¡±, dice el experto.
A ello tambi¨¦n se refiri¨® Guterres en su intervenci¨®n en la Asamblea General de la ONU. ¡°Con todos sus peligros, la Guerra Fr¨ªa ten¨ªa reglas. Hab¨ªa l¨ªneas directas, l¨ªneas rojas, guardarra¨ªles. Parece que hoy no las tenemos. Tampoco tenemos un mundo unipolar. Nos movemos hacia uno multipolar, pero no estamos todav¨ªa ah¨ª. Estamos en un purgatorio de polaridad. Y en este purgatorio, cada vez m¨¢s pa¨ªses llenando los espacios de la divisi¨®n pol¨ªtica, haciendo lo que les da la gana sin rendir cuentas¡±, dijo el secretario general.
Entonces, durante aquel periodo, hab¨ªa un tupido entramado de tratados de control de armamento que ofreci¨® ciertos niveles de transparencia y previsibilidad; pero hoy han colapsado casi todos. Despu¨¦s, hubo una expansi¨®n del comercio internacional y el desarrollo de la OMC; hoy est¨¢ paralizada, por una disputa alrededor de su tribunal permanente de arbitraje, cuya renovaci¨®n Estados Unidos bloquea. Por el camino, China ha ido regando industrias nacionales estrat¨¦gicas con subsidios descomunales que han alterado evidentemente el terreno de juego global.
Miliband y los centros de estudio Eurasia Group y Chicago Council on Global Affairs est¨¢n intentando sistematizar la reflexi¨®n sobre el concepto de impunidad con la publicaci¨®n de un atlas anual que trata de radiografiar la situaci¨®n. Para ello, han definido cinco ¨¢reas clave: conflictos y violencia, abuso de derechos humanos, explotaci¨®n econ¨®mica, degradaci¨®n medioambiental, gobernanza sin rendici¨®n de cuenta. El estudio detecta una situaci¨®n de empeoramiento en el periodo de 2018 a 2023 con respecto a aquel entre 2012 y 2017. En concreto, 2023 obtuvo la misma calificaci¨®n global de 2022, pero el estudio contemplaba solo hasta el mes de septiembre, y por lo tanto no refleja ni la crisis de Oriente Pr¨®ximo ¡ªque empez¨® en octubre¡ª ni la espantosa deriva del conflicto en Sud¨¢n. Cabe temer que el pr¨®ximo informe rese?e un declive.
Guerras
Las guerras de Ucrania y de Oriente Pr¨®ximo son obviamente grandes s¨ªmbolos de esta era de impunidad en un orden que se resquebraja.
La primera desat¨® una rotunda condena en la Asamblea General de la ONU ¨Drespaldada por 141 pa¨ªses¨D, pero sin ninguna consecuencia pr¨¢ctica. La justicia internacional s¨ª ha emitido una orden de captura contra el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, que, sin embargo, pudo visitar sin problemas a principios de mes Mongolia, pa¨ªs miembro del Tribunal Penal Internacional, que hizo caso omiso a su obligaci¨®n de detenerle.
La reacci¨®n de Israel al ataque terrorista de Ham¨¢s tambi¨¦n ha espoleado rotundas condenas en la Asamblea General de la ONU sin ninguna consecuencia real. Tampoco las han tenido el dictamen del Tribunal Internacional de Naciones Unidas que requer¨ªa a Israel medidas cautelares ni su opini¨®n consultiva, que considera la ocupaci¨®n de territorios palestinos un abuso que debe cesar de inmediato y por el cual debe pagar una indemnizaci¨®n.
Mientras, el n¨²mero de refugiados y desplazados internos ha alcanzado m¨¢ximos hist¨®ricos, con 117 millones contabilizados por la ONU.
Pero hay m¨¢s y, sin entrar en el sufrimiento por la violencia, puede observarse el de la miseria. Guterres se?al¨® que, de los 75 pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, un tercio est¨¢ hoy peor que hace cinco a?os. La desigualdad extrema es una forma de abuso.
En medio de esta descomposici¨®n del orden mundial que parece regresar a un estado de inestabilidad proprio de otros tiempos hay, sin embargo, un importante factor diferencial que ejerce en cierta medida de col¨¢geno: la gran interconexi¨®n econ¨®mica, nunca tan intensa en la historia como ahora.
¡°Vivimos en una ¨¦poca con marcadas interdependencias, y estas pueden ralentizar ciertos procesos¡±, dice Ilke Toyg¨¹r, directora del Centro de Pol¨ªtica Global de la Escuela de Pol¨ªtica, Econom¨ªa y Asuntos Globales del Instituto de Empresa. Sin embargo, la experta alerta de que esto no representa ninguna garant¨ªa, recordando c¨®mo la interconexi¨®n con Rusia no ha evitado su agresi¨®n a Ucrania. ¡°Esta situaci¨®n no nos va a salvar de disrupciones en el futuro¡±. Cliffe coincide: ¡°Sin duda hay una interdependencia econ¨®mica sin precedentes. Esto es una significativa herramienta pol¨ªtica que se puede utilizar, pero no es una garant¨ªa contra los conflictos¡±.
Esta realidad de pulsos de potencias, de abusos de fuerza, de orden que se resquebraja est¨¢ alejando el mundo del sue?o del multilateralismo, de un sistema global fundamentado en instituciones representativas y normas compartidas a trav¨¦s de las cuales encauzar las relaciones internacionales. El panorama no es desde luego esperanzador, pero ello no significa que no haya ¨¢reas de posible progreso.
¡°Yo veo tres ¨¢mbitos en los que es posible avanzar: la lucha contra el cambio clim¨¢tico con una financiaci¨®n adecuada para pa¨ªses fr¨¢giles; asegurar una digitalizaci¨®n justa y el alivio de la deuda para pa¨ªses en los cuales la presi¨®n es insostenible, para que puedan usar esos recursos en mejorar las condiciones de la vida de sus ciudadanos¡±, apunta Toyg¨¹r.
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