El m¨¦dico que viaja a Gaza y L¨ªbano para curar las mismas heridas por las mismas bombas
El cirujano palestino-brit¨¢nico Ghassan Abu Sitta, convertido en rostro conocido por su actividad durante la guerra en dos hospitales de la Franja, vuelve a tratar a v¨ªctimas de ataques israel¨ªes, ahora en Beirut
Este mi¨¦rcoles har¨¢ un a?o que el cirujano palestino-brit¨¢nico Ghassan Abu Sitta viaj¨® a toda prisa de Londres a Gaza. Israel, que acababa de sufrir el ataque masivo de Ham¨¢s, bombardeaba ya con dureza la franja palestina desde el aire, pero no la hab¨ªa invadido, as¨ª que Abu Sitta ¨Dacostumbrado a plantarse a toda prisa como voluntario en contextos b¨¦licos: 12 crisis y dos libros sobre el tema¨D entr¨® como voluntario de M¨¦dicos sin Fronteras.
En Gaza, pas¨® 43 d¨ªas amputando y haciendo reconstrucciones a v¨ªctimas de los bombardeos israel¨ªes en dos famosos hospitales (Al Ahli y Al Shifa) en los que se convirti¨®, gracias en parte a su dominio del ingl¨¦s, en un rostro conocido al que recurr¨ªan los medios. Hasta que, cuenta ahora, falt¨® hasta el material m¨¦dico para operar. ¡°En Deir al Balah, vi las salas de operaci¨®n vac¨ªas, y a los m¨¦dicos sentados, sin poder hacer nada, porque no hab¨ªa combustible ni medicaci¨®n. El problema no era el n¨²mero de m¨¦dicos. Sent¨ªa sobre todo frustraci¨®n¡±. Quedarse le pareci¨® arriesgar su vida para nada y regres¨® a Londres.
No era la primera vez que acud¨ªa a Gaza: ya estuvo all¨ª como estudiante de Medicina durante la Primera Intifada (1987-1993) y en las distintas ofensivas israel¨ªes desde 2008. Es tambi¨¦n donde su padre acab¨® de ni?o como refugiado, antes de mudarse a Kuwait (donde naci¨® Ghassan hace 55 a?os) y luego, al Reino Unido.
El pasado 18 de septiembre, en Londres, tuvo un reflejo similar. Vio en las noticias que miles de buscas encargados por Hezbol¨¢ hab¨ªan sido detonados a distancia y los hospitales se iban colapsando con gente que hab¨ªa perdido una mano o la vista. Todas las sospechas apuntaban a los servicios secretos israel¨ªes. Tom¨® un vuelo nocturno y a las ocho de la ma?ana del d¨ªa siguiente ya estaba en el hospital de la Universidad Americana de Beirut, donde hab¨ªa dirigido el departamento de cirug¨ªa pl¨¢stica y reconstructiva entre 2012 y 2020.
¡°Vine directamente desde el aeropuerto y seguimos operando hasta el s¨¢bado por la tarde. El domingo intentamos empezar a dar de alta a los pacientes, porque nos preocupaba que no hubiese sitio en el hospital si pasaba algo. Entonces lleg¨® el lunes¡¡± Es decir, el 23, la jornada m¨¢s letal en L¨ªbano desde la guerra civil, por encima de la explosi¨®n del puerto de Beirut en 2020 y de los 34 d¨ªas de la guerra de 2006 entre Israel y Hezbol¨¢.
El resto es conocido: Israel bombardea diariamente el pa¨ªs desde entonces, causando m¨¢s de 1.400 muertos y devolviendo a Abu Sitta en L¨ªbano al mismo c¨ªrculo siniestro que comenz¨® casi un a?o antes en Gaza. ¡°Mismas municiones, mismos perpetradores, mismas heridas, mismos grupos de edad¡ Siento que es la misma guerra. No una diferente. Y por los mismos motivos¡±. Se encuentra, principalmente, con heridas por explosiones o por el aplastamiento de los escombros.
Lo cuenta en la cafeter¨ªa del hospital, en una pausa entre cirug¨ªas. Acaba de tratar a una ni?a ¡°con la cara abierta por la mitad, como un libro¡±, por uno de los bombardeos. ¡°Lo terrible es tener que tratar a los ni?os de nuevo. Lo hab¨ªa dejado en un rinc¨®n de mi mente. Pero, al ver a uno con una pierna amputada, otro con la cara destrozada, al ver a los padres¡ todo me vuelve a la mente. Hay una expresi¨®n en los rostros de los padres cuando se dan cuenta de que no han podido proteger a sus hijos... Es un dolor abrumador que va m¨¢s all¨¢ de cualquier sentimiento personal¡±, asegura.
Abu Sitta, en realidad, lleg¨® a Beirut antes, en agosto, cuando el asesinato del n¨²mero dos de Hezbol¨¢, Fuad Shukr, en Beirut, y del l¨ªder de Ham¨¢s, Ismail Haniye, en Teher¨¢n, le llevaron a la conclusi¨®n de que la guerra entre Israel y Hezbol¨¢ era solo cuesti¨®n de tiempo. Dedic¨® un mes a visitar centros m¨¦dicos y convencerles de que se preparasen para lo que se ven¨ªa. ¡°Me preocup¨® mucho ver lo fr¨¢gil que se hab¨ªa vuelto el sistema de salud como resultado de estos cuatro a?os de colapso econ¨®mico¡±, recuerda.
¡°Todo el mundo lo vio venir¡±
Regres¨® al Reino Unido para la inauguraci¨®n del a?o acad¨¦mico en la Universidad de Glasgow, de la que es rector, y justo entonces Israel actu¨® como ¨¦l preve¨ªa. ¡°Una de las cosas m¨¢s descorazonadoras es que todo el mundo lo vio venir¡±, dice. ¡°Y todo lo que habr¨ªa hecho falta era un embargo de armas o sanciones [a Israel]. Sigui¨® aumentando las provocaciones hasta obtener m¨¢s de lo que quer¨ªa. Y es obvio que [el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn] Netanyahu tiene v¨ªa libre hasta el pr¨®ximo 20 de enero¡±, cuando el presidente de EE UU, Joe Biden, ceder¨¢ el puesto al vencedor de las presidenciales de noviembre: la dem¨®crata Kamala Harris o el republicano Donald Trump.
En los meses previos, su nombre hab¨ªa reaparecido en las noticias, aunque no estuviese en Gaza ni en L¨ªbano. En enero de 2024, traslad¨® su testimonio en La Haya a los investigadores del Tribunal Penal Internacional, cuyo fiscal pidi¨® cuatro meses m¨¢s tarde el arresto de Netanyahu; su ministro de Defensa, Yoav Gallant; y tres dirigentes de Ham¨¢s (de los que Israel solo da con vida a Yahia Sinwar, cerebro del ataque del 7 de octubre), por presuntos cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad.
En abril, la Universidad de Glasgow le nombr¨® rector, con un 80% de los votos de los estudiantes. Ese mismo mes, estaba invitado a un congreso sobre Palestina en Berl¨ªn, igual que Yanis Varoufakis, el famoso exministro izquierdista de Finanzas de Grecia, y su t¨ªo Salman, un investigador sobre la Nakba que ten¨ªa prohibido ejercer ¡°actividades pol¨ªticas¡± en Alemania tras alabar en un art¨ªculo a los ¡°valientes¡± autores del ataque del 7 de octubre, que dej¨® casi 1.200 muertos, sobre todo civiles. Un minuto despu¨¦s de que Salman empezase a hablar en directo por videoconferencia, la polic¨ªa cort¨® la electricidad y cancel¨® el resto del evento.
Ghassan estaba entonces de camino a Berl¨ªn. Al llegar al aeropuerto, fue interrogado durante tres horas y las autoridades de Alemania le hicieron dar la vuelta, con la prohibici¨®n a?adida de ingresar en el espacio Schengen durante un a?o. A causa de la interdicci¨®n, tampoco pudo personarse en el Senado franc¨¦s. Un diputado de Los Verdes lo hab¨ªa invitado a hablar de la crisis sanitaria en Gaza. Un recurso judicial motiv¨® el fin de la prohibici¨®n y en junio estuvo en el Congreso de los Diputados de Espa?a, invitado por Podemos.
Ahora podr¨ªa seguir contando en otras partes de Europa lo que vio en Gaza, pero siente que est¨¢ donde tiene que estar. Le cuesta hablar solo de medicina o de los casos que trata. Habla tranquilo, pero enseguida lleva la conversaci¨®n a la pol¨ªtica, a Israel, al apoyo de Occidente... O ironiza: ¡°Los ni?os viven en casas. As¨ª que, cuando bombardeas casas, matas ni?os¡±.
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