Yanis Varoufakis: ¡°El capitalismo est¨¢ muerto. El nuevo orden es una econom¨ªa tecno-feudal¡±
El exministro de Finanzas griego advierte que los pol¨ªticos no tienen nada que hacer ante el creciente poder de las grandes empresas
Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) enciende el port¨¢til que arranca el Zoom que ilumina la c¨¢mara del estudio de su casa de Atenas. Uno de los economistas m¨¢s conocidos e influyentes del mundo saluda, amable, al otro lado. Por primera vez en muchos a?os ¡ªse lo hab¨ªa prometido a su mujer, Danae¡ª se ha tomado unos d¨ªas de vacaciones en agosto en el Egeo. Pero un mes despu¨¦s est¨¢, puntual, el d¨ªa acordado. ¡°He vuelto a coger las herramientas¡±. ¡°Vamos all¨¢¡±, lanza. Comencemos por la memoria.
Varoufakis estudi¨® en el colegio privado Moraitis, y despu¨¦s curs¨® dos posgrados en Matem¨¢ticas y Econom¨ªa en las universidades de Essex y Birmingham. Ha ense?ado en Australia, Estados Unidos, y desde 2000 imparte clases de Econom¨ªa en la Universidad de Atenas. Pero su vida, y por qu¨¦ no, su ¡°mito¡±, procede de la pol¨ªtica. Fue ministro de Finanzas griego entre enero y julio de 2015. D¨ªas de piedra ¡ªsu enfrentamiento con Wolfgang Sch?uble, exministro de Finanzas de la antigua canciller Angela Merkel, se cuenta ya en los libros de historia econ¨®mica y se contempla en la pel¨ªcula Comportarse como adultos (2019), del director Costa-Gavras¡ª, meses interminables de la crisis soberana griega. Cuando la Troika (Banco Central Europeo, BCE, el Fondo Monetario Internacional y la Comisi¨®n Europea) exprimi¨®, con sus condiciones para el rescate, hasta el ¨²ltimo euro del pueblo griego. Los ciudadanos votaron en contra de un sufrimiento social ¡ªdenominado austeridad¡ª que durar¨ªa a?os. Varoufakis dimiti¨® a los cinco meses del cargo.
En febrero de 2016 cre¨® Democracy in Europe Movement 2025 (DiEM25) y en mazo de 2018 ¡ªcomo antiguo miembro del partido de izquierdas Syriza¡ª funda MeRA25, la ¡°rama pol¨ªtica¡± del movimiento. Regresa al parlamento heleno. Desde entonces, este ¡°marxista libertario¡± ¡ªas¨ª se define, con evidente sentido de la provocaci¨®n¡ª ha encadenado, tambi¨¦n, ¨¦xitos en los anaqueles de las librer¨ªas. Adults in the Room (Comportarse como adultos, editorial Deusto) y And the Weak Suffer What They Must? (?Y los pobres sufren lo que deben?, Deusto) fueron superventas. Y tambi¨¦n ha dado a la imprenta Talking to My Daughter: A Brief History of Capitalism, The Global Minotaur (El minotauro global, editorial Capitan Swing) o Technofeudalism. What Killed Capitalism (acaba de publicarse en ingl¨¦s por Random House y en Espa?a lo publicar¨¢ Deusto en febrero de 2024 con el t¨ªtulo de Tecnofeudalismo. El sigiloso sucesor del capitalismo).
Brillante con los t¨ªtulos, uno de sus ¨²ltimos art¨ªculos se titula: Dejemos arder los bancos. Tambi¨¦n ha acu?ado t¨¦rminos para una ¨¦poca: ¡°Capitalismo en la nube¡±, ¡°colonialismo moderno¡±, ¡°desdolarizaci¨®n¡±, ¡°austeridad global¡±, ¡°riesgo moral¡±, ¡°modificaci¨®n de la conducta¡± o ¡°tecnofeudalismo¡±. Pese a que no lo pretenda, se impregna algo, en muchos de sus p¨¢rrafos, del pesimismo del fil¨®sofo Emil Cioran (1911-1955) y su tentaci¨®n de existir: ¡°Escribir es una cuesti¨®n de vida o muerte¡±.
Sin duda, su ¨²ltimo libro tambi¨¦n posee el horizonte de cierta tristeza. Nace de una conversaci¨®n, hace muchos a?os, en 1993, en la casa de Paleo Faliro, con su padre, comunista, Giorgios. Estaba intentando conectarle a internet. ¡°?Ahora que las computadoras hablan unas con otras, esta Red har¨¢ imposible derrocar al capitalismo?¡±, ¡°?o finalmente revelar¨¢ su tal¨®n de Aquiles?¡±.
Pregunta. ?O lo ha mostrado ya?
Respuesta. Alexa, de Amazon, por ejemplo, no es nada m¨¢s que un portal detr¨¢s del cual hay un sistema totalitario centralizado creado para satisfacer a su due?o, Jeff Bezos. Hace cuatro cosas al mismo tiempo. Nos entrena para que le dictemos lo que queremos. Nos vende de manera directa lo que sabemos que ¡°queremos¡±, prescindiendo de cualquier mercado real. Logra que reproduzcamos su capital en la nube (es decir, es una m¨¢quina inmensa de modificaci¨®n del comportamiento), porque con nuestro trabajo, sin remunerar, publica rese?as o valora productos. Y, finalmente, amasa enormes rentas de los capitalistas que est¨¢n dentro de esta red, generalmente el 40% del precio de venta. Esto no es capitalismo ?Bienvenidos al tecnofeudalismo!
P. ?Cu¨¢l es su hip¨®tesis?
R. El capitalismo ahora est¨¢ muerto. Ha sido reemplazado por la econom¨ªa tecno-feudal y un nuevo orden. En el fondo de mi tesis existe una iron¨ªa que puede sonar al principio confusa, pero que queda clara en el libro: lo que est¨¢ matando al capitalismo¡ es el propio capitalismo. No el capital que conoc¨ªamos desde el amanecer de la era industrial. Sino una nueva forma, una mutaci¨®n, que ha ido creciendo en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Mucho m¨¢s poderoso que su predecesor que, como un virus est¨²pido y demasiado entusiasta, ha matado a su hu¨¦sped. ?Por qu¨¦ se ha producido esto? Debido a dos causas principales: la privatizaci¨®n de internet por Estados Unidos, pero tambi¨¦n las grandes tecnol¨®gicas chinas. Junto a la manera en la cual los gobiernos occidentales y los bancos centrales respondieron a la gran crisis de 2008.
El capitalismo ha sido reemplazado por la econom¨ªa tecno-feudal y un nuevo orden
El ¨²ltimo libro de Varoufakis advierte de la imposibilidad hoy de la socialdemocracia o de esa falsa promesa que es el mundo cripto. ¡°Detr¨¢s de la criptoaristocracia, los ¨²nicos verdaderos beneficiarios de estas tecnolog¨ªas han sido las mismas instituciones que estos criptoevangelistas se supon¨ªa quer¨ªan derrocar: Wall Street y el conglomerado de las grandes tecnol¨®gicas. Por ejemplo, ¡°JP Morgan y Microsoft recientemente han unido fuerzas para dirigir un ¡°consorcio de cadenas de bloques¡±, basado en los centros de datos de Microsoft, con el objetivo de aumentar su poder en los servicios financieros¡±, escribe el exministro en Tecnofeudalismo.
P. Vamos camino de los 600 d¨ªas desde que empez¨® la guerra en Ucrania. ?Qu¨¦ piensa y qu¨¦ impacto tiene en la econom¨ªa?
R. Mis pensamientos son los mismos que el primer d¨ªa que Putin invadi¨® Ucrania. Es una guerra que acabar¨¢ r¨¢pidamente si hay un acuerdo de paz, de lo contrario puede durar d¨¦cadas. Si contin¨²a no habr¨¢ ganadores, solo perdedores. Cientos de miles de ucranios muertos, cientos de miles de rusos muertos. Empobrecer¨¢ a Europa y har¨¢ m¨¢s miserable a ?frica. Occidente debe ofrecer al mandatario ruso un acuerdo muy sencillo. Volver a donde estaba antes de febrero de 2022. A cambio, Ucrania nunca ser¨¢ miembro de la OTAN. Es la soluci¨®n austriaca ¡ªforma parte de Europa, tiene Ej¨¦rcito, es una democracia liberal¡ª, pero no de la Organizaci¨®n. Es la ¨²nica posibilidad que coincide con los intereses ucranios, y evita el sacrificio y el empobrecimiento.
P. Europa envejece, el crecimiento es lento, el centro econ¨®mico del mundo se desplaza al sur de Asia. ?Qu¨¦ futuro aguarda al continente? ?Un resort de lujo para las vacaciones de extranjeros millonarios?
R. No habr¨¢ una ruptura de la Uni¨®n Europa. Ha sido salvada por Mario Draghi [expresidente del BCE] gracias a la inyecci¨®n de billones de euros. Estamos entrando en un periodo de declive. Estuve reunido hace un mes con el presidente de M¨¦xico, L¨®pez Obrador, y la Uni¨®n Europea no les preocupa. Desde luego quieren tener buenas relaciones, y todo eso. Pero lo que cuenta para ellos es Estados Unidos y los BRICS [Brasil, Rusia, India, China y Sud¨¢frica]. Piense en la geopol¨ªtica, sobre todo despu¨¦s de la guerra en Ucrania. Piense en la OTAN, sea lo que sea. No es la pol¨ªtica europea: es la suya. Su secretario general es quien decide nuestra pol¨ªtica. Imagine ¡ªojal¨¢ fuera as¨ª¡ª que ma?ana hay una mesa de paz. ?Qui¨¦nes estar¨ªan sentados? Zelenski (Ucrania), Putin (Rusia), Xi Jinping (China), Modi (India) y Biden (Estados Unidos). ?Qui¨¦n representar¨ªa a Europa? Nadie. No tenemos l¨ªderes. Los polacos, estonios, lituanos no conf¨ªan en Emmanuel Macron [presidente de Francia] ni en Olaf Scholz [canciller alem¨¢n] porque piensan que est¨¢n demasiado cerca de Putin. ?Imagina una Uni¨®n Europea representada por alguien distinto a Alemania o Francia? Es peor que una crisis, nos estamos convirtiendo en irrelevantes.
P. Ahora algunos pol¨ªticos alemanes reconocen el error de la austeridad, como usted defendi¨® cuando negociaba el rescate griego.
R. Solo dicen eso despu¨¦s de retirarse. Deber¨ªas ser juzgado por lo que haces cuando est¨¢s en la Administraci¨®n. Eso es lo que cuenta. El resto nada me importa. El ministro de finanzas germano, Christian Lindner, est¨¢ impulsando la austeridad. Nunca admitir¨¢n que se equivocan. El modelo econ¨®mico alem¨¢n est¨¢ muriendo y Europa le sigue detr¨¢s. ?Cu¨¢les son las industrias del futuro? Energ¨ªa solar, e¨®lica, bater¨ªas y desarrollo de software. La UE ni siquiera existe porque no invierte nada. ?Qu¨¦ van a hacer con China, que tiene el monopolio absoluto de las bater¨ªas?
P. ?Por qu¨¦ no existe en Europa un metaverso o un Amazon?
R. Por lo mismo: nadie invierte. Hemos perdido 14 a?os practicando la austeridad. El sistema de telefon¨ªa m¨®vil de Alemania resulta casi tercermundista. Es un pa¨ªs subdesarrollado en temas de digitalizaci¨®n. Han aprobado, con todos esos a?os de retraso, un presupuesto de digitalizaci¨®n de 200.000 millones de euros en el pr¨®ximo quinquenio. Unos 50.000 millones menos de lo previsto. ?Sabe que a¨²n usan el fax?
¡°No tenemos un Amazon porque hemos perdido 14 a?os con la austeridad¡±
P. ?Qu¨¦ poderes tienen los pol¨ªticos frente a las grandes corporaciones?
R. Cero [hace el gesto con los dedos frente a la c¨¢mara]. Hace tiempo los pol¨ªticos ten¨ªan un peso. Franklin Roosevelt (Estados Unidos), Willy Brandt (Alemania), Harold Wilson (Reino Unido) o incluso Nixon. Pod¨ªan cambiar las cosas. Sentar a la gente alrededor de la mesa. Ahora ya no existen los sindicatos. No hay nadie que se siente con ellos. Pero si chocas contra el sistema, te elimina.
P. China, Singapur, India, Arabia Saud¨ª, entre otros, han demostrado que se puede crecer y generar prosperidad, siendo en la pr¨¢ctica dictaduras, autarqu¨ªas o naciones con dudoso respeto a los derechos humanos, o sea, sin ser democracias.
R. Nos olvidamos de la historia. La democracia nunca fue parte del capitalismo. Ya en el siglo XIX, en Gran Breta?a, el fil¨®sofo John Stuart Mill (1806-1873) defend¨ªa el liberalismo frente a la democracia. Respetaba los derechos de propiedad, la libertad de expresi¨®n¡ Pero el liberalismo era lo contrario al capitalismo. El partido oficial chino dice, bien: nosotros somos liberales como los brit¨¢nicos. Reconocen la propiedad privada, si tienes una casa no te la pueden quitar, puedes acumular tanto dinero como quieras, hacer negocios. Esto es liberalismo. Mientras no digas nada en contra del partido. ?Esto es tan diferente en Gran Breta?a? ?Vio la coronaci¨®n de Carlos III? Hab¨ªa fuera de la C¨¢mara de los Comunes un profesor que mostr¨® una pancarta en blanco. Fue arrestado por falta de respeto al Rey. Bien. ?Esto no es libertad de expresi¨®n, verdad? ?Son los Estados Unidos una democracia? ?En serio? Tienes un partido en el Gobierno con dos caras distintas. Trump era una pobre excusa como ser humano. Cambi¨® el Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte, deshizo el pacto nuclear que Obama hab¨ªa firmado con Ir¨¢n, empez¨® la guerra fr¨ªa contra China. Lleg¨® Biden. Se supone que iba a ser el anti-Trump. ?Ha cambiado algo? No, lo ha empeorado. Aument¨® la guerra fr¨ªa, se ha enemistado m¨¢s con Ir¨¢n, y Cuba sufre un embargo peor que con el expresidente. Claro que prefer¨ªa cenar con Biden antes que con Trump. Sin embargo, se supone que esto no es lo que deber¨ªa ser una democracia.
P. ?Es el feminismo compatible con el actual sistema econ¨®mico?
R. El capitalismo solo trae enormes cargas, terribles. Una es la explotaci¨®n de la mujer. La ¨²nica forma de que las mujeres puedan prosperar es a costa de otras mujeres. No, al final, y en la pr¨¢ctica, el feminismo y el capitalismo democr¨¢tico son incompatibles.
El capitalismo solo trae enormes cargas, terribles. Una es la explotaci¨®n de la mujer
Si algo es Yanis Varoufakis es duro. Quiz¨¢ proceda de los d¨ªas en que su padre, Giorgios, un ingeniero especializado en el acero, comunista, le ense?aba frente al fuego de una chimenea de ladrillos rojos (en una casa modesta) las propiedades de los metales. Le ha servido en la formaci¨®n, en la pol¨ªtica europea o cuando en marzo pasado un grupo de ¡°matones a sueldo¡±, en palabras de Varoufakis, le dio una tremenda paliza mientras el exministro cenaba en el popular barrio de Exarchia de Atenas con varios activistas europeos. Los ¡°matones¡± le gritaban y le acusaban de que se hab¨ªa ¡°vendido a la Troika¡±. Tras el incidente, el exministro de Finanzas acab¨® en el hospital. ¡°No vamos a dejar que nos dividan¡±, escribi¨® en Twitter. ¡°?Seguimos adelante!¡±.
Nacido en la d¨¦cada de 1920, Giorgios, cuyos padres eran griegos, creci¨® en El Cairo (Egipto) antes de entrar en la Universidad de Atenas para estudiar Qu¨ªmica. Pero se vio atrapado en la guerra civil griega (marzo de 1946-octubre de 1949). Fue detenido e interrogado por la polic¨ªa. Se neg¨® a denunciar a sus compa?eros comunistas y pas¨® cuatro a?os en la c¨¢rcel. M¨¢s tarde, cuando reinici¨® sus estudios, una mujer conservadora se fij¨® en ¨¦l. Su nombre: Eleni. La futura madre de Varoufakis. Al final, las ideas de su padre calaron en ella y el comunismo se convirti¨® en el paisaje de sus conversaciones.
A?os despu¨¦s preguntar¨ªa a sus padres qu¨¦ era para ellos la libertad. Su madre, dijo, la posibilidad de escoger a tus socios y tus proyectos. Su padre replic¨®: tiempo para leer, experimentar y escribir.
Esta ense?anza trascurre en todos sus libros. Incluso en el peor de los tiempos. Giorgios, sometido al r¨¦gimen de extrema derecha, tuvo muchos problemas para encontrar trabajo. La polic¨ªa secreta hac¨ªa todo lo posible para que fuera despedido. Con cierta fortuna ¡ªaunque el sueldo era inferior al que le correspond¨ªa¡ª le contrat¨® la acer¨ªa Halyvourgiki, como asistente del director. En una especie de justicia aplazada, con el tiempo lleg¨® a ser presidente del consejo de administraci¨®n.
Este fue su entorno. La c¨¢rcel, la dureza, los represaliados. Pero el r¨¦gimen no tard¨® en colapsar. Quiz¨¢ gracias a este sentido de que, pese a todo, la vida tambi¨¦n es perseverancia, tenga dos doctorados (Econom¨ªa y Matem¨¢ticas), haya sido exministro de finanzas o imparta clases en Estados Unidos, Australia o Atenas. Todo ocurre en la infancia. El resto es la inexorable repetici¨®n de los d¨ªas. En la Universidad de S¨ªdney, cuando estaba dando clases, conoci¨® a Margarite, la madre de Xenia, una profesora de historia greco-australiana. Se enamoraron y se casaron. Fueron a vivir a Grecia. Pero la relaci¨®n no funcion¨® y rompieron. Margarite regres¨® a Australia sin saber que estaba embarazada. Cuando se enter¨® volvi¨® a Grecia. Ten¨ªan que darse otra oportunidad. ¡°Sin embargo, la relaci¨®n no funcionaba. Y ella se march¨® de nuevo a Australia. Fue una pesadilla. Porque echaba mucho de menos a mi hija¡±, coment¨® en The Guardian. Como consuelo, la dorm¨ªa por las noches a trav¨¦s de Skype.
En este fr¨¢gil estado emocional descubri¨® por casualidad en una galer¨ªa de arte la instalaci¨®n titulada Breathe, un trabajo de la creadora Danae Stratou. Una obra en la que respiran el agua y la tierra. Qued¨® impresionado. Coincidieron en una cena y se enamoraron. Ahora vive en Atenas con los dos hijos de Stratou. Ella ¡ªque particip¨® en la 48? edici¨®n (1999) de la prestigiosa Bienal de Venecia¡ª procede de una familia muy adinerada gracias a la empresa textil, Peiraiki-Patraiki, creada por su padre, Phaidron Stratos, rondando el Peloponeso.
¡°Me gusta que el Gobierno de coalici¨®n espa?ol siga junto pese a los problemas¡±
P. Pocos economistas dudan de que hoy resulta m¨¢s importante, para prosperar en la vida, la familia en la que naces que todo el esfuerzo que le dediques.
R. As¨ª es. La loter¨ªa del nacimiento. Vivimos en sociedades muy desiguales. El mayor predictor de nuestro futuro es la riqueza y la situaci¨®n de nuestras familias.
P. Por primera vez en d¨¦cadas de democracia, hay un Gobierno en Espa?a que es una coalici¨®n progresista.
R. Mis mejores deseos. Me gusta que permanezcan juntos a pesar de los problemas. Pero ser¨¢ imposible cambiar las cosas hasta que haya una respuesta muy clara a la pregunta: ?qu¨¦ se deber¨ªa hacer con la Uni¨®n Europa? Espa?a jam¨¢s ha tenido una contestaci¨®n y es un error.
P. En su libro Talking to My Daughter (Conversaciones con mi hija, editorial Destino) muestra a Xenia las amenazas del capitalismo. ?En qu¨¦ mundo cree que vivir¨¢?
R. Nunca, nunca, nunca hago predicciones, porque si me forzara a responderle mi contestaci¨®n ser¨ªa muy triste. Desde luego, no creo que las cosas en el futuro vayan bien. Esto es distinto a dar las noticias del tiempo. Las sociedades carecen del derecho a vaticinar porque lo que cuenta es el resultado de nuestras acciones, de lo que hacemos. Somos depositarios del deber moral de actuar.
P. En su nuevo libro, BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo por activos bajo gesti¨®n, es parte del problema. Cuando escucha a Larry Fink, su presidente, comentar que seguir¨¢ invirtiendo en petr¨®leo y gas porque lo demandan sus clientes a pesar de su apuesta por los fondos sostenibles, ?qu¨¦ piensa?
R. Tiene raz¨®n. La ¨²nica soluci¨®n es desmantelar la compa?¨ªa.
P. Dr¨¢stico.
R. Bueno, tambi¨¦n el capitalismo hay que desmontarlo. Soy de izquierdas.
Las fuentes? de donde beben sus recuerdos
Los mitos clásicos griegos, el Manifiesto comunista (Marx), la Teoría de la Relatividad de Albert Einsten, la serie de televisión Mad Men, y el papel de Don Draper, Star Trek, la Teoría general del empleo, el interés y el dinero (John Keynes), la película Metrópolis (1927) o el tratado utópico La ciudad del sol del filósofo y dominico italiano Tommaso Campanella. El economista griego Yanis Varoufakis es capaz de usar estas telas tan dispares para construir un brillante patrón con el que narra el mundo en el que vivimos. El peligro cierto de las grandes tecnológicas, la falta de apoyo a la transición verde, la guerra en Ucrania o cómo la socialdemocracia es ahora imposible. Este es el recorrido que plantea al lector en su último libro, Tecnofeudalismo. El asesinato del capitalismo (Random House). No es solo un texto de economía. Es el propio Varoufakis, sus recuerdos de niño, su relación con sus padres, el aprendizaje del pensamiento crítico. El viaje a la noche más oscura del alma con uno de los pensadores más luminosos de nuestro tiempo. Ya saben. Quien toca este libro toca a un hombre.
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