Miles de palestinos vuelven al norte de Gaza m¨¢s de un a?o despu¨¦s: ¡°?Hemos vivido un infierno!¡±
Israel permite el regreso de los desplazados a la zona septentrional de la Franja tras un acuerdo para realizar este jueves un canje extraordinario de tres rehenes por presos palestinos
Era uno de los momentos m¨¢s esperados de la guerra. Pese al descomunal nivel de destrucci¨®n que se encuentran por el camino, miles de personas, muchas celebr¨¢ndolo como una victoria, han empezado a primera hora de este lunes a cruzar, por primera vez en meses, en direcci¨®n al norte de la franja de Gaza. ¡°Queremos descansar y punto. Hemos sufrido mucho. Queremos vivir en paz¡±, reclama a trav¨¦s de mensajes de tel¨¦fono...
Era uno de los momentos m¨¢s esperados de la guerra. Pese al descomunal nivel de destrucci¨®n que se encuentran por el camino, miles de personas, muchas celebr¨¢ndolo como una victoria, han empezado a primera hora de este lunes a cruzar, por primera vez en meses, en direcci¨®n al norte de la franja de Gaza. ¡°Queremos descansar y punto. Hemos sufrido mucho. Queremos vivir en paz¡±, reclama a trav¨¦s de mensajes de tel¨¦fono Husam, padre de familia de 55 a?os que espera poder en breve retornar a Ciudad de Gaza, de donde huy¨® en octubre de 2023 entre bombardeos. Todos los que est¨¢n regresando lo hacen gracias a que, en las ¨²ltimas horas, se ha alcanzado un nuevo acuerdo entre Ham¨¢s e Israel en el marco del alto el fuego.
Este jueves se llevar¨¢ a cabo un intercambio de rehenes, entre los que estar¨¢ la israel¨ª Arbel Yehud, por prisioneros palestinos que no estaba previsto en la entente inicial de la tregua. El Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu ha reclamado durante el fin de semana que Yehud ya deb¨ªa haber sido puesta en libertad.
Algunos gazat¨ªes llevaban horas varados en la carretera, pues, en principio, se esperaba que pudieran volver a sus casas desde el domingo. Ahora, las tropas de ocupaci¨®n israel¨ªes les han permitido el paso en direcci¨®n a las localidades septentrionales del enclave, como Ciudad de Gaza (la capital), Yabalia, Beit Lahia o Beit Hanun.
La mayor¨ªa, seg¨²n las im¨¢genes que llegan a trav¨¦s de las agencias de informaci¨®n, avanzan a pie atravesando los controles militares israel¨ªes instalados en el conocido como corredor Netzarim, con el que el ej¨¦rcito ha dividido en dos la Franja. Por un lado, suben por la v¨ªa que transita en paralelo a la costa mediterr¨¢nea, la calle Rashid. Por otro, lo hacen desde la carretera que transcurre paralela a la barrera de separaci¨®n entre Gaza e Israel, la calle Salahad¨ªn.
¡°Limpiar¡± Gaza
Las im¨¢genes dan cuenta de una procesi¨®n alegre, entre c¨¢nticos y muestras de entusiasmo. Tambi¨¦n de reencuentros. Un v¨ªdeo capta el momento en el que un hombre vuelve a abrazar a su madre, de la que se separ¨® al inicio de la invasi¨®n, mientras repite entre l¨¢grimas ¡°?Gracias a Dios!¡±. En otro, un hombre avanza hacia el norte cargando en la espalda las telas con las que ¡ªcomo muchos otros gazat¨ªes¡ª formaba una precaria tienda de campa?a. ¡°?Mira, Netanyahu, volvemos!¡±, dice. Tambi¨¦n se ve a gazat¨ªes siendo recibidos en la zona costera por milicianos de Ham¨¢s entre gritos de ¡°?Al¨¢ es el m¨¢s grande!¡±. Al pasar, los desplazados dan la mano o hacen el signo de la victoria a los hombres armados del movimiento islamista, que trata de capitalizar el retorno de la gente a sus hogares y reafirmar su autoridad sobre Gaza.
Durante meses, una rama de los pol¨ªticos, militares y comentaristas israel¨ªes coincid¨ªan en que el devastado norte de Gaza ten¨ªa que quedar como erial despoblado y que permitir el regreso de la poblaci¨®n echar¨ªa por tierra lo que defin¨ªan como los ¡°logros¡± militares labrados all¨ª durante m¨¢s de un a?o. Unos lo defend¨ªan por motivos de seguridad; otros, con la mirada puesta en la colonizaci¨®n de la Franja, donde Israel mantuvo asentamientos jud¨ªos durante medio siglo, hasta que los desmantel¨® en 2005. Los socios ultranacionalistas del Gobierno israel¨ª aseguran que Netanyahu les ha prometido reanudar los bombardeos el pr¨®ximo mes, al concluir la primera fase del alto el fuego.
¡°Hemos vivido un infierno¡±, describe Husam, que prefiere preservar su apellido. Emplea el pasado para aferrarse a la esperanza que supone la oportunidad de poder retornar gracias a la tregua. Junto a su familia ¡ªesposa, madre y cinco hijos¡ª lleva meses acampado en Deir el Balah, en la zona central de la Franja. Ahora, tras haber cambiado de cobijo m¨¢s de media docena de ocasiones en distintas zonas de la Franja, se prepara para poder emprender el camino de regreso a su vivienda en el campamento de refugiados Shati, en Ciudad de Gaza.
¡°Gracias a Dios estamos vivos a¨²n, pero la destrucci¨®n es horrible¡±, a?ade Husam desde una tienda de campa?a de la zona de acampada de Al Mawasi que hace las veces de cibercaf¨¦, a unos 200 metros del tenderete que habita con su familia y desde el que el a?o pasado ya cont¨® su peripecia a este diario. ?l, sin embargo, sabe que su vivienda sufre da?os, pero no est¨¢ del todo destruida, con lo que prev¨¦n poder recuperarla en breve. Podr¨¢n hacerlo, a diferencia de muchos otros, en un territorio en el que las casas destrozadas o da?adas alcanzan en torno al 70%, seg¨²n los datos de Naciones Unidas. Por eso, al igual que han hecho en el sur, muchos creen que deber¨¢n acomodarse, aunque sea en sus lugares de origen, en campamentos improvisados.
Husam y su familia cargar¨¢n con lo imprescindible: la documentaci¨®n, algo de ropa, comida y agua, detalla. En la memoria, el peso de los ausentes, ¡°familiares, amigos y vecinos¡±, que engrosan la lista de los m¨¢s de 47.000 muertos, la mayor¨ªa mujeres y menores de edad, que acumula la Franja durante la contienda. Entre Deir el Balah y Shati apenas hay una veintena de kil¨®metros, pero cualquier movimiento dentro de la actual Gaza es imprevisible y problem¨¢tico.
Lo que m¨¢s teme del desplazamiento que van a afrontar es su madre, de 79 a?os, originaria de la ciudad palestina de Yaffa, hoy absorbida por el ¨¢rea metropolitana de Tel Aviv (Israel), de donde miles de personas fueron expulsadas en la Nakba (desastre), durante la guerra que propici¨® la independencia de Israel en 1948. ¡°La ayudar¨¦ y descansaremos de vez en cuando. Ha vivido muchas guerras¡±, afirma Husam refiri¨¦ndose no solo a sus a?os en Gaza, donde las contiendas, incursiones y ataques israel¨ªes contra grupos armados palestinos son habituales, sino tambi¨¦n a los a?os que residi¨® en Kuwait, donde le pill¨® la invasi¨®n por parte de Irak en 1990.
Por delante, una vez consigan asentarse de nuevo en su residencia habitual en Ciudad de Gaza, tienen, como la mayor¨ªa, el complicado reto de normalizar su vida en un territorio arrasado donde lo b¨¢sico (hospitales, colegios, universidades, comercios...) es parte del pasado, de la Franja preb¨¦lica. ¡°La gente est¨¢ harta de las tiendas de campa?a¡± y ¡°ha gastado sus ahorros en comprar latas [de comida], alquilar pisos o gastos de desplazamiento¡±, explica Husam en un espa?ol que aprendi¨® cuando estudi¨® Empresariales en Madrid, refiri¨¦ndose a un porcentaje de pobreza que calcula se ha podido disparar al 90%. ¡°Gaza est¨¢ ahora m¨¢s cara que Madrid¡±, prosigue. ?l mismo asegura haber pasado ¡°un infierno de hambre y enfermedades¡± por las malas condiciones de vida y alimentaci¨®n precaria.
Cr¨ªmenes de guerra
El canje extraordinario de rehenes por presos palestinos que ha permitido el regreso de los habitantes al norte tendr¨¢ lugar este jueves, seg¨²n ha anunciado Netanyahu, y beneficiar¨¢ a tres rehenes. Al menos dos de ellas son mujeres, a?ade el comunicado de la oficina del jefe del Gobierno. Se trata de la citada Yehud y la soldada Agam Berger, cuyas cuatro compa?eras militares regresaron durante el fin de semana a Israel tras ser liberadas por Ham¨¢s.
Este nuevo movimiento masivo de ciudadanos tiene lugar pocas horas despu¨¦s de que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abogara por ¡°limpiar¡± Gaza enviando a 1,5 millones de habitantes a Egipto y Jordania en su anuncio m¨¢s pol¨¦mico para Oriente Pr¨®ximo tras ser la llave que lograra que se firmase la tregua.
Cientos de miles de personas fueron empujadas hacia el centro y el sur del territorio durante la contienda que comenz¨® en octubre de 2023, por eso en los pr¨®ximos d¨ªas se espera que el flujo sea continuo si se mantiene el alto el fuego. Esos movimientos forzosos de poblaci¨®n suponen cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad por parte de las autoridades israel¨ªes, sostiene Human Rights Watch (HRW).
Est¨¢ previsto que el s¨¢bado 1 de febrero se retome con otros tres secuestrados el ritmo normal de las liberaciones previsto desde el principio en los t¨¦rminos del alto el fuego, que fijaba la liberaci¨®n de 33 de los cautivos en una primera fase del alto el fuego durante seis semanas. En todos los casos, la salida de rehenes ir¨¢ acompa?ada por la liberaci¨®n de decenas de reos palestinos de c¨¢rceles israel¨ªes.
Netanyahu vende el acuerdo del intercambio del jueves como una ¡°marcha atr¨¢s¡± del movimiento islamista palestino tras lo que el Estado jud¨ªo considera un incumplimiento previo de lo pactado, pues Israel sostiene que Yehud deber¨ªa haber sido liberada con antelaci¨®n. De forma paralela, Israel ha anunciado que ha recibido de Ham¨¢s una lista que incluye el estado ¡ªsi est¨¢n vivos o muertos, esencialmente¡ª de todos los rehenes que deben ser liberados en lo que queda de primera fase.
La inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n, hastiada por la peor guerra que ha asolado Gaza, aspira simplemente a recuperar la normalidad. Para ello, los d¨¦biles cimientos que sostienen la tregua han de seguir resistiendo y, posteriormente, comenzar un largo y complicado proceso de reconstrucci¨®n. ¡°Gaza era bonita, pero, ahora, son solo escombros¡±, lamenta Husam.