Con los votantes de AfD: ¡°Cuanto m¨¢s se nos excluye, m¨¢s crecemos¡±
Del este al oeste de Alemania, los simpatizantes del partido de extrema derecha encarnan los pasos dados por el partido para normalizarse en la sociedad sin abandonar las posturas radicales
La mujer levanta la mano y pide la palabra. ¡°Solo quer¨ªa decir que estoy orgullosa de ser alemana¡±, afirma. Aplausos en la sala. ¡°Quienes est¨¦n orgullosos que se ponga en pie¡±. Las decenas de personas que llenan este mitin de Alternativa para Alemania (AfD), cerca de la frontera con Polonia y la Rep¨²blica Checa, le hacen caso. Al terminar el mitin, cuando se le pregunta a la mujer el porqu¨¦ de su gesto, responde que su padre fue herido en la guerra, y su t¨ªo muri¨®. ?Qu¨¦ guerra? ?D¨®nde? El p¨²blico se est¨¢ marchando y ella, con un gesto, descarta la pregunta, y desaparece.
AfD, si los son...
La mujer levanta la mano y pide la palabra. ¡°Solo quer¨ªa decir que estoy orgullosa de ser alemana¡±, afirma. Aplausos en la sala. ¡°Quienes est¨¦n orgullosos que se ponga en pie¡±. Las decenas de personas que llenan este mitin de Alternativa para Alemania (AfD), cerca de la frontera con Polonia y la Rep¨²blica Checa, le hacen caso. Al terminar el mitin, cuando se le pregunta a la mujer el porqu¨¦ de su gesto, responde que su padre fue herido en la guerra, y su t¨ªo muri¨®. ?Qu¨¦ guerra? ?D¨®nde? El p¨²blico se est¨¢ marchando y ella, con un gesto, descarta la pregunta, y desaparece.
AfD, si los sondeos no se equivocan estrepitosamente, obtendr¨¢ en las elecciones de este domingo el mejor resultado para un partido de extrema derecha alem¨¢n desde que en 1949 se fund¨® la Rep¨²blica Federal sobre las ruinas del nazismo. Seg¨²n las encuestas, cerca del 20% de los votantes, el doble que en las elecciones anteriores, elegir¨¢n las listas de la formaci¨®n creada en 2013, y la convertir¨¢n en la segunda fuerza m¨¢s votada y el segundo grupo en el Bundestag. Contrario a la inmigraci¨®n y a la Uni¨®n Europea, AfD se encuentra bajo vigilancia de los servicios de inteligencia por su radicalismo. M¨¢s radical que hace 12 a?os y m¨¢s central en la vida pol¨ªtica alemana. M¨¢s normal.
¡°Aqu¨ª est¨¢ representado todo el espectro social, desde desempleados a funcionarios y aut¨®nomos. Todo. Las perspectivas var¨ªan, pero en lo esencial estamos de acuerdo¡±, dice Hajo Exner, dirigente del partido en G?rlitz, el distrito que en las europeas de 2024 registr¨® el mayor porcentaje de votos en favor de AfD en toda Alemania: un 40%. Esto es la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), donde AfD aspira a consolidarse como primera fuerza. En la otra punta del pa¨ªs, en el distrito II de la ciudad industrial de Duisburgo, en la cuenca del Ruhr, el candidato local, Sascha Lensing, ofrece un argumento similar: ¡°Tenemos artesanos, profesores, funcionarios, doctores. Son personas decepcionadas de la pol¨ªtica y de los partidos¡±.
La inquietud ante lo que muchos consideran una inmigraci¨®n excesiva une a los votantes de este partido. Y el agravio de sentirse excluidos del juego democr¨¢tico, sometidos como est¨¢n a un cord¨®n sanitario que significa que ninguno de los otros partidos quiere pactar con ellos.
Pero hay diferencias entre el Este y el Oeste. En el Este, que durante los 40 a?os de Guerra Fr¨ªa vivi¨® bajo el dominio de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, se escucha m¨¢s hablar de la paz para rechazar el apoyo de Alemania a Ucrania ante la agresi¨®n de Rusia. All¨ª AfD se postula como un partido casi pacifista. Y regionalista, en defensa de los intereses de una parte del pa¨ªs. Incluso de algunos aspectos de la Alemania comunista.
¡°Mi credo siempre ha sido: ¡®Nunca m¨¢s la guerra desde territorio alem¨¢n¡±, zanja en el mitin Tino Chrupalla, copresidente del partido, para defender su rechazo a la ayuda a Ucrania. ¡°Esto lo aprendimos en la RDA. ?Y era cierto!¡±. M¨¢s aplausos.
En el Oeste, donde los viejos partidos todav¨ªa dominan, se habla m¨¢s de la inseguridad y la crisis industrial. De la oriental G?rlitz, tan bien conservada y escenario de pel¨ªculas como Grand Hotel Budapest, a los barrios fe¨ªstas, construidos en la posguerra, de ciudades occidentales como Duisburgo, hay algo en com¨²n. El pegamento de este partido es lo que dec¨ªa la mujer que se levant¨® en el mitin e hizo levantar al resto de la sala: el orgullo alem¨¢n. El nacionalismo, en un pa¨ªs en el que hasta hace poco ha sido tab¨².
Viernes noche, Zittau, distrito electoral de Chrupalla. Esto es en el rinc¨®n m¨¢s oriental del pa¨ªs. Esto son las regiones desindustrializadas tras la ca¨ªda del Muro y la reunificaci¨®n. La Alemania semivac¨ªa, en retroceso demogr¨¢fico. Una sociedad que envejece: G?rlitz pas¨® de 85.000 habitantes en 1989 a menos de 60.000 ahora. Los j¨®venes se marcharon hace a?os. El desempleo, cercano al 9%, supera la media nacional. Hay agravios respecto al Oeste, y estos agravios nutren al partido del oriental Chrupalla y la occidental Alice Weidel, candidata a la canciller¨ªa.
¡°En la RDA no viv¨ªamos igual que los ciudadanos de bien de la Alemania Occidental¡±, dice en el mitin una empleada en una aseguradora que, como muchos simpatizantes de AfD, rechaza dar su nombre. Cuando dice ciudadanos de bien, lo hace con una punta de iron¨ªa: ¡°Ellos viv¨ªan en la abundancia y les sigue yendo bien¡±.
Otra mujer, Anita, lamenta que, por culpa de la pol¨ªtica, haya roto el contacto con su hija y su yerno, que viven en el Oeste. ¡°Dice que somos un partido peligroso, que somos radicales de derecha, que somos nazis, y no es as¨ª¡±, sostiene esta enfermera jubilada que no tiene aspecto ni de persona peligrosa, ni de radical de derechas ni mucho menos de nazi. ¡°Los wessis no pueden entendernos¡±, a?ade, usando la palabra para denominar a los germano-occidentales. A los germano-orientales se les llama ossis. Lo que m¨¢s le preocupa es la inmigraci¨®n, aunque en el distrito de G?rlitz el n¨²mero de extranjeros representa la mitad, en torno a un 7%, que la media de todo el pa¨ªs. Y recuerda los ataques recientes perpetrados por extranjeros y que han monopolizado la campa?a: ¡°Las cosas no pueden seguir as¨ª. Cada d¨ªa un ataque con cuchillo¡±.
La decisi¨®n de la canciller Angela Merkel, en 2015, de permitir la entrada de un mill¨®n de refugiados envi¨® al mundo el mensaje de una Alemania comprometida con los derechos humanos, una Alemania que hab¨ªa roto definitivamente con los demonios del pasado. Pero contribuy¨® a sacar a AfD del rinc¨®n de los partidos marginales y, para una parte de Alemania, ahora regresan los demonios.
¡°Voto a AfD desde 2015¡å, dice en Zittau Dietmar Wauer, carnicero jubilado. Cita la inmigraci¨®n y el asilo como su primera preocupaci¨®n. La segunda son los precios y la crisis energ¨¦tica: ¡°No podemos pagar la calefacci¨®n. Ni la gasolina. Ni la electricidad¡±. Y la tercera, el cortafuegos, el cord¨®n sanitario. ¡°Cuanto m¨¢s se nos excluye, m¨¢s crecemos¡±, observa. Alemania, en su opini¨®n, ¡°se encuentra en un momento comparable a la fase final de la RDA, entre 1988 y 1989, aunque las cosas van demasiado bien, todav¨ªa¡±. Es decir, tendr¨ªan que empeorar algo m¨¢s, para que mejorasen.
Manfred G¨¹llner, director del instituto demosc¨®pico Forsa, describe en un correo a los votantes-tipo de AfD como ¡°hombres de mediana edad, aconfesionales, con expectativas econ¨®micas extremadamente pesimistas y que se consideran desfavorecidos en la sociedad actual¡±. ¡°Adem¨¢s de los trabajadores¡±, a?ade, ¡°hay muchos miembros de un segmento radicalizado de la clase media que (...) ve peligrar su actual estatus social, aunque actualmente no se encuentren entre los rezagados de esta sociedad. La renta familiar media de los simpatizantes de la AfD no es inferior a la del conjunto del electorado¡±.
G¨¹llner explica que AfD moviliz¨® primero a ese 10% del electorado con ideas de la derecha radical pero que permanec¨ªa latente desde el derrumbe del nacionalsocialismo. Despu¨¦s ampli¨® su electorado. El porcentaje se ha doblado en los ¨²ltimos tres a?os en los que el socialdem¨®crata Olaf Scholz encabezaba una coalici¨®n tripartita con ecologistas y liberales. Los nuevos simpatizantes no proceden del extremo: son ciudadanos descontentos con el Gobierno y poco convencidos por la oposici¨®n democristiana y su candidato, Friedrich Merz.
Lo llamativo, seg¨²n G¨¹llner, es que en los a?os recientes incluso estos nuevos simpatizantes de AfD se han ¡°radicalizado¡±. ¡°En resumen¡±, dice este experto pr¨®ximo al SPD, ¡°ha surgido una comunidad de valores bastante homog¨¦nea que rinde homenaje a las ideas nacionalistas, es extremadamente xen¨®foba, rechaza el conjunto del sistema democr¨¢tico actual y quiere superarlo con la ayuda de la AfD¡±.
De G?rlitz, en el extremo oriente de Alemania, a Duisburgo, ciudad del oeste profundo con medio mill¨®n de habitantes y 24% de extranjeros. Esto es la cuenca minera e industrial del Ruhr. Todav¨ªa, pese a la sucesi¨®n de crisis, un paisaje de chimeneas, autopistas y ciudades grises. Esta es una Alemania m¨¢s multicultural y con barrios en los que AfD hace campa?a con la bandera de la inseguridad. Un terreno de conquista.
¡°Nuestro partido no tiene nada que ver con el nacionalsocialismo. Nada. Cero. Null¡¯, dice Lensing, polic¨ªa de profesi¨®n y candidato de AfD en el distrito II. ¡°No podemos olvidar nuestra historia, pero tampoco podemos permitir que la historia determine el aqu¨ª y el ahora¡±.
Acompa?a a Lensing Stiv Nikolic, militante de base que se encarga de las redes sociales y que filma parte de la conversaci¨®n. Es hijo de inmigrantes de Macedonia, ¨¦l ya naci¨® en Alemania y, del mismo modo que existe una nostalgia de la RDA, ¨¦l transmite al hablar una vaga nostalgia de la Rep¨²blica Federal Alemana, la RFA. ¡°No dir¨¦ que antes todo era mejor, pero...¡±, desliza. ¡°En seguida encontrabas un trabajo. Pod¨ªas construirte una vida. Crec¨ª en seguridad. Pod¨ªas salir a medianoche con 10 a?os y no pasaba nada. Ahora, un apu?alamiento aqu¨ª, un tiroteo ah¨ª... Tengo tres hijas...¡±
Caminando junto a Lensing por una calle peatonal, Nikolic explica que su padre, si hubiese perdido el trabajo, se habr¨ªa tenido que volver a su pa¨ªs. Asegura que no est¨¢ en contra de la inmigraci¨®n, pero quiere que a Alemania vengan profesionales cualificados. ¡°Aqu¨ª tenemos personas con or¨ªgenes inmigrantes como el se?or Nikolic, o de origen turco, que est¨¢n plenamente integrados y tambi¨¦n rechazan la situaci¨®n actual¡±, se?ala Lensing bajo unas c¨¢maras de la polic¨ªa instaladas hace una semana para reforzar la seguridad en el barrio. ¡°Dicen: ¡®Vienen b¨²lgaros y rumanos que hacen sus necesidades en la calle, lo ensucian todo, tiran la basura por la ventana, ning¨²n pol¨ªtico hace nada. Por eso vienen a nuestro partido. Son bienvenidos¡±.
Unos chavales observan la escena desde lejos, en la terraza de un kebab. Son b¨²lgaros, dicen. Cuando se les menciona AfD, uno de ellos dice: ¡°Son mierda¡±. ?Por qu¨¦ ¡°mierda¡±? ¡°?C¨®mo que por qu¨¦?¡±, responde. ¡°Quieren echar a todos los extranjeros¡±.