El fin del oasis alem¨¢n: la crispaci¨®n se instala en la pol¨ªtica
El pa¨ªs, acostumbrado al consenso, va el domingo a las urnas con los partidos de los extremos reforzados. ¡°La ultraderecha es la gran beneficiada del embrutecimiento del debate¡±, denuncia un eurodiputado que el a?o pasado sufri¨® una brutal paliza

Primero vinieron los golpes. Lo siguiente que Matthias Ecke recuerda es la pregunta que, tumbado en el suelo, se hizo a s¨ª mismo: ¡°?C¨®mo voy a continuar ahora con la campa?a electoral?¡±. Era la noche del 3 de mayo del a?o pasado. Este eurodiputado socialdem¨®crata colgaba carteles en Dresde, la ciudad donde vive, cuando cuatro radicales de derechas ¨Dalgunos no hab¨ªan cumplido ni siquiera los 18 a?os¨D le dieron una brutal paliza y le rompieron varios huesos. Al d¨ªa siguiente tuvo que ser operado. Han pasado nueve meses y Ecke est¨¢ de nuevo en campa?a. Esta vez ¨Dcomo entonces¨D ante unas elecciones que no anticipan nada bueno para su partido y que ¨Dtambi¨¦n como entonces¨D prometen grandes alegr¨ªas para Alternativa por Alemania (AfD), la formaci¨®n ultraderechista que, s¨ª, se distanci¨® del ataque contra este hombre de 41 a?os, pero apostillando que el Partido Socialdem¨®crata tambi¨¦n era responsable por el clima que sus pol¨ªticas han generado.
Alemania, el pa¨ªs donde la palabra consenso es una religi¨®n, donde socialdem¨®cratas y democristianos no tienen problemas en gobernar juntos ¨Dde hecho, es la opci¨®n m¨¢s probable tras las elecciones del pr¨®ximo domingo¨D, donde los partidos de centro sol¨ªan abarcar la pr¨¢ctica totalidad del espectro parlamentario, est¨¢ cambiando. El debate se ha enardecido. Las acusaciones personales ya no son una excepci¨®n en el Parlamento. Las discusiones en torno a temas como la migraci¨®n se han trasladado a los hogares. Polarizaci¨®n es una de las palabras de moda estos d¨ªas en los medios.
Y, sin embargo, la crispaci¨®n a¨²n no ha llegado al nivel de otros pa¨ªses europeos o de Estados Unidos. En Alemania, por ahora, la sociedad no se divide en dos grupos enfrentados que piensan pr¨¢cticamente lo contrario en una vasta mayor¨ªa de temas.
Sentado en un caf¨¦ de la capital de Sajonia, uno de los Estados orientales donde los ultras cosechan mejores resultados, Ecke admite que la polarizaci¨®n se ha instalado en la pol¨ªtica alemana. Pero insiste en que este no es fen¨®meno natural, sino que ha sido impulsado por aquellos que se benefician del embrutecimiento del debate p¨²blico: ¡°Debemos identificar claramente las causas. Viene principalmente de la extrema derecha, que es la gran beneficiada¡±.
No comparte esta opini¨®n el polit¨®logo Timo Lochocki, que considera que AfD no es el causante de la polarizaci¨®n de la sociedad, sino m¨¢s bien su consecuencia. ¡°Venimos de una situaci¨®n extraordinaria, en la que durante los 16 a?os del Gobierno de Angela Merkel pr¨¢cticamente se destruy¨® el debate pol¨ªtico. De alguna forma, estamos volviendo a la situaci¨®n previa a Merkel, con debates acalorados sobre temas que interesan a la poblaci¨®n¡±, a?ade.
La agresi¨®n que sufri¨® Ecke acapar¨® la atenci¨®n de todos los medios. Pero no se trata de un hecho aislado. Pol¨ªticos como el diputado democristiano Marco Wanderwitz, impulsor de una iniciativa parlamentaria para ilegalizar a AfD, ha anunciado su retirada de la vida p¨²blica, empujado por las amenazas que recib¨ªa tanto ¨¦l como su mujer, la vicepresidenta del Bundestag Yvonne Magwas. En 2022, su oficina amaneci¨® incendiada. ¡°Quiero agradecer su dedicaci¨®n a quienes est¨¢n comprometidos con nuestra democracia. Por desgracia, son demasiado pocos en algunos lugares¡±, escribi¨® en X al anunciar su retirada, que justific¨® con la necesidad de proteger, ¡°tanto f¨ªsica como emocionalmente¡±, a su familia y a ¨¦l mismo.
Ninguna estad¨ªstica cuantifica el n¨²mero de ataques contra pol¨ªticos alemanes. Tampoco qu¨¦ partidos son los m¨¢s afectados. Pero algunas pistas apuntan a que se trata de un problema muy extendido. Un informe de la Oficina Federal de la Polic¨ªa muestra que, entre julio y diciembre de 2024, m¨¢s de un tercio de los pol¨ªticos locales consultados denunciaron alg¨²n tipo de ataque. Sobre todo se trataba de da?os personales ¨Da las casas o veh¨ªculos de los cargos electos¨D o insultos. Los ataques f¨ªsicos eran menos habituales. La migraci¨®n es sin duda el tema que m¨¢s enfrenta a los alemanes. Pero a este debate, que ya se calent¨® en la crisis de 2015, cuando llegaron un mill¨®n de refugiados, se a?adieron m¨¢s tarde las pol¨¦micas en torno a las medidas sanitarias impuestas durante la pandemia y el apoyo con armas y dinero a Ucrania tras la invasi¨®n rusa.
Las agresiones a pol¨ªticos son la punta del iceberg de una sociedad m¨¢s crispada. El debate p¨²blico ya ha cambiado en este pa¨ªs. Para comprobarlo no hace falta m¨¢s que escuchar los discursos de ciertos representantes. ¡°Alemania est¨¢ ardiendo. Y el pir¨®mano es este Gobierno, que siembra la devastaci¨®n¡±, asegura Alice Weidel, candidata a la Canciller¨ªa de AfD. Su compa?ero Bj?rn H?cke, l¨ªder del partido en el Estado oriental de Turingia, habla de la necesidad de que ¡°el pueblo, con los pu?os cerrados, sacuda las puertas de la fortaleza¡± donde se refugian los gobernantes. En los discursos de AfD flota la idea de que Alemania, un pa¨ªs que pese a todos sus problemas mantiene un alt¨ªsimo nivel de vida que la mayor parte del mundo envidiar¨ªa, se dirige a la cat¨¢strofe empujada por una ¨¦lite que odia al pa¨ªs.
Pero no es solo la ultraderecha la que sube la temperatura. Sahra Wagenknecht, l¨ªder del nuevo partido de izquierda populista que lleva su nombre, ha sacado del armario el lenguaje de la Alemania de entreguerras, traumatizada por la derrota en la I Guerra Mundial y la humillaci¨®n del tratado de Versalles, al referirse a Olaf Scholz como ¡°canciller vasallo¡± por su pol¨ªtica en Ucrania, supuestamente supeditada a los intereses de EE UU, antes de la irrupci¨®n de Donald Trump en la Casa Blanca.
Movimiento tect¨®nico
Dos cifras muestran el movimiento tect¨®nico de la pol¨ªtica alemana en los ¨²ltimos cuatro a?os. Si las encuestas no se equivocan, los tres partidos que han gobernado el pa¨ªs ¨Dla coalici¨®n sem¨¢foro: socialdem¨®cratas, verdes y liberales¨D perder¨¢n en total unos 18 puntos desde las elecciones de 2021. Pero no son los democristianos de Friedrich Merz, que solo subir¨¢n seis puntos, los que capitalizan este descontento. Los grandes beneficiados son los partidos de los extremos: sobre todo AfD, con un incremento superior a los 10 puntos, pero tambi¨¦n el movimiento de Wagenknecht y el partido poscomunista Die Linke, que est¨¢ experimentando una remontada impensable hace poco tiempo. ¡°De repente, La Izquierda vuelve a ser guay¡±, certificaba esta semana en su portada el diario Taz.
Las encuestas muestran a una mayor¨ªa de votantes centristas insatisfechos con las ofertas de los partidos. ¡°Hay desesperaci¨®n por la falta de referentes¡±, asegura Peter Matuschek, director general del instituto demosc¨®pico Forsa. Pese a que el voto se est¨¦ desplazando hacia los extremos, todav¨ªa hay una mayor¨ªa social que quiere un consenso entre las formaciones centristas. ¡°Alemania no ha llegado al nivel de polarizaci¨®n de otros pa¨ªses. Aqu¨ª el panorama es mucho m¨¢s diverso, con un centro m¨¢s amplio. Por eso causa tanta frustraci¨®n la crispaci¨®n entre los pol¨ªticos¡±, a?ade Matuschek, que desmiente la idea de que todos los votantes de AfD sean radicales de derechas. ¡°Dir¨ªa que su electorado se divide en dos mitades: un 10% de base dura, de extremistas, y otro 10% que se ha refugiado en esta formaci¨®n como voto protesta. Estos ¨²ltimos podr¨ªan ser recuperados por los partidos tradicionales¡±.
Matthias Ecke no quiere dramatizar los golpes que sufri¨®. Echa mano de la iron¨ªa al recordar que, al haber crecido en el este de Alemania, se acostumbr¨® desde muy peque?o a ver nazis dando palizas. La diferencia es que ahora se atrevan a hacerlo en plena campa?a electoral, contra militantes que se dedican a pegar carteles. Tambi¨¦n insiste en buscar algo positivo a todo esto. ¡°Vemos en los partidos nuevos militantes. Gente que dice que este es el momento para implicarse. Que ahora es m¨¢s importante que nunca salir a la calle para defender la democracia¡±.
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