¡°La gente est¨¢ descontenta y quiere protestar¡±: en el pueblo del este de Alemania donde arrasaron los ultras
El municipio de Rositz, donde Alternativa para Alemania cosech¨® m¨¢s de la mitad de las papeletas, encarna los problemas de las zonas rurales y despobladas del Estado de Turingia
A la entrada de Rositz, el cartel electoral de un peque?o partido comunista alerta: ¡°?Quien vota a AfD vota fascismo!¡±. La propaganda de los comicios regionales del pasado domingo sigue adornando las calles de este pueblo que presume de su pasado industrial. Hoy nadie lo dir¨ªa, pero Rositz era a principios del siglo pasado el municipio rural m¨¢s grande de Turingia. Lleg¨® a tener salas de fiesta y un teatro para 500 espectadores donde se entreten¨ªan los miles de obreros de las f¨¢bricas. Hoy sus habitantes no llegan a 3.000 y, por no tener, no tienen ni m¨¦dico en el pueblo.
M¨¢s de la mitad (51,1%) de los vecinos de Rositz votaron el domingo al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), el porcentaje m¨¢s elevado de todo el distrito de Altenburg, que es a su vez la comarca turingia donde los ultras cosecharon el mayor ¨¦xito, con el 41,3% de los votos. ¡°Bueno, teniendo en cuenta que solo vot¨® la mitad del pueblo, digamos que un cuarto lo hicieron por AfD. Por ver el lado positivo¡±, dice con una sonrisa el alcalde de Rositz, Steffen Stange, un independiente que lleva al frente del municipio desde 2006.
ALEMANIA
Berl¨ªn
Rositz
TURINGIA
Esta zona de Turingia encarna como pocas uno de los problemas de las zonas rurales del este alem¨¢n: la despoblaci¨®n. Se nota nada m¨¢s salir de la estaci¨®n de Altenburg, la capital del distrito. El edificio casi en ruinas del antiguo restaurante y hotel Europ?ischer Hof da una imagen de abandono que se confirma al ver decenas de locales cerrados por las calles. El distrito de Altenburg ten¨ªa en 1995 m¨¢s de 120.000 habitantes; hoy no llega a 89.000.
¡°La gente quiere llamar la atenci¨®n, est¨¢ protestando¡±, asegura Stange, un hombre afable de 55 a?os que atiende a EL PA?S en su despacho del Ayuntamiento, un edificio construido durante la ¨¦poca de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) que parece haberse quedado congelado en 1989. ¡°Somos un municipio grande de 2.800 habitantes y ya no tenemos m¨¦dico. La gente tiene que ir a otros sitios a tratarse. Todav¨ªa tenemos dos escuelas, pero no hay profesores. El agujero en nuestro presupuesto es enorme; muchos servicios los prestan voluntarios. La gente est¨¢ descontenta y lo expresa as¨ª¡±, insiste.
¡°?Quiere saber a qui¨¦n vot¨¦? Sin problema, a la CDU¡±, dice una mujer de ¡°sesenta y tantos a?os¡± que accede a hablar de las elecciones a cambio de anonimato. ¡°Pero entiendo por qu¨¦ tanta gente ha votado a la AfD. Es una reacci¨®n contra el Gobierno, como un desaf¨ªo a los pol¨ªticos de Berl¨ªn¡±, asegura: ¡°Nos sentimos abandonados. Parece que no se acuerdan de que hay vida m¨¢s all¨¢ de las ciudades¡±. Por eso no le preocupa que el partido ultra de Turingia est¨¦ clasificado oficialmente como extremista de derecha por la Oficina para la Protecci¨®n de la Constituci¨®n, los servicios secretos alemanes. ¡°No digo que no haya nazis ah¨ª dentro; los habr¨¢, pero no todos comulgan con esas ideas extremas¡±, asegura.
En el este de Alemania hay menos migrantes y solicitantes de asilo que en el oeste, pero las actitudes xen¨®fobas y racistas son m¨¢s prevalentes, como han mostrado distintos estudios recientes. AfD ha basado su campa?a en los mensajes antiinmigraci¨®n, tambi¨¦n en Rositz, donde todav¨ªa cuelgan varios carteles de la formaci¨®n en los que se ve un avi¨®n y la leyenda ¡°Verano, sol, remigraci¨®n¡±. Remigraci¨®n fue votada como la palabra m¨¢s negativa del a?o en Alemania. La intenci¨®n eufem¨ªstica no oculta lo que significa para los ultras: la repatriaci¨®n forzada de millones de personas de origen extranjero, incluso las nacionalizadas.
El alcalde Stange asegura que en el pueblo la migraci¨®n no supone ning¨²n problema. ¡°?Si apenas hay inmigrantes!¡±, exclama. ¡°Tenemos viviendo aqu¨ª a 40 o 50 personas de Ucrania que huyeron de la guerra. Y quiz¨¢ 15 o 20 solicitantes de asilo, africanos. Nada m¨¢s. A lo mejor la gente teme que ocurra como en otros sitios, no lo s¨¦¡±.
¡°Rositz es como un enclave en esta zona, es cierto¡±, admite Daniel B?r, el ¨²nico encuestado que accede a dar su nombre. Termina de atender a un cliente de su tienda especializada en cortadoras de c¨¦sped y pregunta: ¡°?Ha estado usted en Altenburg, en Gera? All¨ª s¨ª hay inmigraci¨®n y por supuesto que es un problema. Hay m¨¢s razones para el voto a AfD, pero las principales son la insatisfacci¨®n y la inmigraci¨®n. La musulmana, m¨¢s concretamente¡±, asegura. ¡°No queremos convertirnos en Renania del Norte-Westfalia¡±, dice, en referencia al land del oeste, el m¨¢s poblado del pa¨ªs, que ha acogido al mayor n¨²mero de refugiados en los ¨²ltimos a?os.
Prefiere no decir qu¨¦ ha votado ¨¦l. ¡°Aqu¨ª no hablamos de eso¡±, dice se?alando a su compa?era de trabajo, que sonr¨ªe y asiente con la cabeza. La gente, opina B?r, sabe que AfD no es la soluci¨®n a los problemas, pero les vota igualmente porque no son un partido ¡°del establishment¡±.
La formaci¨®n ultra result¨® ganadora en Turingia con el 32,8% de los votos y consigui¨® ser segunda fuerza en Sajonia, con el 30,6%, poco m¨¢s de un punto por detr¨¢s de los democristianos de la CDU, que ahora se enfrentan a complicadas negociaciones a varias bandas para intentar formar gobiernos de coalici¨®n sin presencia de los ultras. AfD califica de ¡°inconstitucional¡± el cord¨®n sanitario que le aplican el resto de partidos y reclama su derecho a gobernar como fuerza m¨¢s votada.
Otro hombre, que pide usar solo su apellido, Junge, cuenta que ha votado a la CDU por ¡°razones estrat¨¦gicas¡±, es decir, para apoyar al m¨¢s fuerte contra la AfD. ?l en realidad es votante de izquierda, asegura. ¡°La reunificaci¨®n no fue equilibrada. Aqu¨ª en el este hubo mucha euforia al principio, pero despu¨¦s nos dimos cuenta de que nos hab¨ªan abandonado. No es solo una cuesti¨®n de riqueza o de trabajo, sino tambi¨¦n de identidad¡±, apunta este ingeniero jubilado: ¡°La gente se siente olvidada e incomprendida, pero el factor migratorio es relevante. Creo que solo un 5% de los votantes de AfD son racistas; el resto no, pero se indignan al ver que refugiados afganos van de vacaciones a su pa¨ªs¡±.
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