El milagro europeo de los 800.000 millones
El plan de Bruselas para fortalecer la defensa tiene poco dinero fresco, pero supone que, ante la agenda de Trump, Europa dice alto y claro que no se va a limitar a resistir

Tarde, mal y poco: el t¨®pico dice que esa es la respuesta tradicional de Europa a las crisis. Luego, Bruselas calibra esa respuesta y acaba ofreciendo ¡ªdemasiadas veces, despu¨¦s de arrastrar los pies y equivocarse por el camino en repetidas ocasiones¡ª un ejercicio de resistencia que hace bueno aquel ¡°Europa se forjar¨¢ en las crisis¡± de los padres fundadores de la Uni¨®n. Un mes despu¨¦s del aterrizaje de Donald Trump en la Casa Blanca y con el mundo patas arriba, llega la primera respuesta europea digna de ese nombre: 800.000 millones de euros para la defensa y la seguridad de Europa y para convertir Ucrania en un puercoesp¨ªn, en palabras de la jefa de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen.
800.000 millones contantes y sonantes, nada menos. ?Son de veras 800.000? Bruselas es una gran especialista en met¨¢foras b¨ªblicas, en especial el llamado milagro de los panes y los peces. Ante una crisis, la Comisi¨®n Europea presenta una cifra con un vestido de cola en forma de ocho o nueve ceros: en este caso 800.000 millones, m¨¢s o menos la mitad del PIB de Espa?a. Inmediatamente despu¨¦s del anuncio hay que hacerse un par de preguntas fundamentales. Una: ?Cu¨¢nto dinero fresco se incluye en ese n¨²mero? Y dos: ?Hay mutualizaci¨®n de deuda, estamos verdaderamente ante una crisis existencial que obliga a traspasar esa l¨ªnea roja de Angela Merkel? ¡°No habr¨¢ eurobonos mientras yo viva¡±, dijo Merkel en medio de la crisis del euro, con el Sur sufriendo de lo lindo. Pero lleg¨® la covid y hubo eurobonos. Y Merkel sigue dando guerra.
Es muy pronto para contestar a esas dos cuestiones, pero ah¨ª va un an¨¢lisis de urgencia: se ve muy poco dinero fresco en el plan de rearme de Von der Leyen. La parte del le¨®n es una invitaci¨®n a que gasten los Estados miembros: 650.000 millones en espacio fiscal durante cuatro a?os (traducci¨®n b¨ªblica: el gasto en defensa no computar¨¢ en el d¨¦ficit para incentivar as¨ª a los socios que gasten ese 2% del PIB que dice la OTAN, o ese 3,5% del PIB que se va imponiendo como nuevo objetivo). El resto se basa en reutilizar dinero que se puso en circulaci¨®n con los Next Generation (unos 90.000 millones) y reciclar fondos estructurales en I+D+i y movilidad para la industria de la defensa, adem¨¢s del uso de la palanca financiera del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Curioso: tanto en la crisis del euro como en la de la covid se movilizaron tambi¨¦n 800.000 millones, ese n¨²mero m¨¢gico. Ah¨ª, eso s¨ª, hab¨ªa mucho m¨¢s dinero fresco. Y en el segundo caso hubo tambi¨¦n mutualizaci¨®n: eurobonos. Esta vez es muy posible que Von der Leyen ofrezca la posibilidad de emitir deuda com¨²n como una opci¨®n m¨¢s en el men¨², pero de momento no parece haber suficiente consenso en las capitales, a pesar de la ret¨®rica de la excepcionalidad y de la urgencia que ha impuesto la agenda Trump.
A pesar de los pesares, ese plan de rearme tiene una cosa muy buena: se acerca el momento de la verdad y Europa acaba de decir alto y claro que no se va a limitar a resistir, que va a tratar de sorprender tanto en el asunto de la seguridad y la defensa ¡ªen la que se juega el futuro de Ucrania (y con ¨¦l puede que el de la Uni¨®n)¡ª como en la guerra comercial. Ah¨ª Europa a¨²n no ha ense?ado sus cartas. Espera a que Trump oficialice los aranceles. Hay que acordarse de Terminator: ¡°Espera lo mejor, prep¨¢rate para lo peor¡±, y en ese prepararse hay que tirar de una especie de paciencia estrat¨¦gica para no precipitarse. Europa ha sido siempre una idea en busca de una realidad, pero el trumpismo le va a obligar a buscar con suma rapidez. En Bruselas y en las grandes capitales.
Demasiado a menudo se ve pol¨ªtica sin pol¨ªticos en Bruselas, y pol¨ªticos sin pol¨ªtica en las capitales. Esta vez hay que pedirle a Bruselas liderazgo, y hay que exigirle a las capitales que jueguen a ese sintagma evanescente que es la ¡°pol¨ªtica europea¡±. Hace ahora casi tres d¨¦cadas, el euro fue un salto adelante en la integraci¨®n, a pesar de los fantasmas de Alemania. Un cuarto de siglo despu¨¦s, lleg¨® otro salto adelante, esta vez a¨²n m¨¢s dif¨ªcil: la defensa y la seguridad son uno de los grandes tab¨²s de Europa. Eso es lo que ocurre con las grandes crisis, se esfuman certidumbres y se violan tab¨²s, se cruzan l¨ªneas rojas y se reescriben las reglas. A la fuerza ahorcan.
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