Un debate al estilo Trump
El presidente ha conseguido que el debate se parezca a ¨¦l. Es una gran met¨¢fora de la elecci¨®n. Los votantes deber¨¢n decidir si quieren que Estados Unidos se siga pareciendo a ¨¦l o si hay que cambiar de p¨¢gina
Trump pelea con Biden, pero pierde con el moderador Chris Wallace. Malas noticias para el candidato republicano entre los votantes indecisos. El moderado periodista ha mostrado, una vez m¨¢s, la calidad y la relevancia de la prensa en la democracia norteamericana. Prometi¨® no hacer de verificador de los datos y afirmaciones, pero ha hecho algo mucho m¨¢s relevante: preguntar y repreguntar sin dejarse amilanar. Finalmente ha ido cans¨¢ndose, como buena parte de los espectadores, de Trump y su estrategia filibustera y agresiva. Wallace, en la ¨²nica vez que ha hecho una afirmaci¨®n personal, ha reconocido en complicidad con Biden que tambi¨¦n estaba teniendo dificultades para seguir el debate. Casi sin pretenderlo ha dejado al aspirante con la ¨²ltima frase (¡°Quiero ser presidente de todos, de los dem¨®cratas y los republicanos¡±) resonando en el plat¨®, en el ¨²ltimo e interesant¨ªsimo bloque sobre la aceptaci¨®n del resultado electoral.
Este ha sido el primer asalto de tres debates entre Donald Trump y Joe Biden. Uno de los momentos m¨¢s esperados en la campa?a electoral que obliga a los candidatos a contrastar sus respectivos programas ante los votantes. En 2016, 84 millones de espectadores siguieron el debate presidencial entre Donald Trump y Hillary Clinton. Esta noche era de esperar que un volumen similar de potenciales votantes siga el evento. Y, sin embargo, el impacto que tienen estos debates sobre el resultado de las elecciones es cada vez menor: solo un 5% de los votantes creen que ser¨¢n persuadidos en el debate.
Biden ha tenido un mejor control del escenario. Ha hablado varias veces mirando a la c¨¢mara con firmeza y acompa?ado sus palabras de una buena gestualidad con sus manos. Trump no lo ha hecho en ninguna ocasi¨®n. A las muecas de Trump, una mezcla de arrogancia y desprecio a su rival, Biden ha respondido con una comunicaci¨®n no verbal de risas displicentes, incluso cuando hablaba de la covid-19, para desacreditar al ¡°payaso, mentiroso, charlat¨¢n, rid¨ªculo, y sin modales¡± de Trump. El presidente, que no ha sonre¨ªdo ni una sola vez, ha mostrado su rostro y estilo m¨¢s luchador pero con menos eficacia que en los debates de 2016.
Trump ha conseguido que el debate se parezca a ¨¦l. Es una gran met¨¢fora de la elecci¨®n. Los votantes deber¨¢n decidir si quieren que Estados Unidos se siga pareciendo a ¨¦l o si hay que cambiar de p¨¢gina. Trump ha agotado la paciencia de los espectadores. Es la peor noticia para su campa?a. Biden no ha conseguido seducir, pero ha mostrado que es muy diferente en estilo, aunque no ha sido capaz de marcar con la misma nitidez las diferencias program¨¢ticas.
Lamentablemente la pol¨ªtica internacional ha estado ausente del debate. Ni Europa, ni Am¨¦rica Latina ha merecido ni un solo segundo de su tiempo. Un debate m¨¢s nacionalista que nunca, m¨¢s personalista que nunca.
Biden, arrinconado, ha cometido un error en el bloque medioambiental al afirmar que no apoya el Green New Deal y no ha sido convincente al marcar un perfil propio en materia de seguridad, su punto m¨¢s d¨¦bil. ¡°T¨² no puedes ni afirmar ley y orden¡±, le ha espetado Trump. ¡°Tampoco puedes decir que te apoye ninguna agencia policial¡±.
Pero el candidato dem¨®crata, que no mencion¨® nunca el nombre de su oponente y al que se dirig¨ªa como ¡°¨¦l¡±, ha conseguido hablar a los votantes, utilizando bien la primera persona del plural: Nosotros. ¡°?Cu¨¢ntas familias tienen sillas vac¨ªas en sus cocinas?¡±, se ha preguntado en alusi¨®n a la cantidad de muertos de la covid-19. Esta es la esencia de su propuesta: o nosotros o ¨¦l. Biden ha conseguido fijar la idea de plebiscito, m¨¢s que de una elecci¨®n. Y Trump parece sentirse c¨®modo en una elecci¨®n que sea sobre ¨¦l, y no sobre las dos opciones. O nosotros o ¨¦l. Esta es la elecci¨®n. Simple, b¨¢sica y sin matices. Sin pol¨ªtica y sin programas. Ganar¨¢ quien interprete mejor la pregunta y el estado de ¨¢nimo de los electores.
Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª es asesor de comunicaci¨®n.
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