Kamala Harris mantiene la ventaja, pero no derriba a Pence en el debate
Con mejores n¨²meros y capacidad ret¨®rica de partida, la candidata dem¨®crata no lleg¨® a arrasar en un debate de efectos modestos, cuya parsimonia contrasta con los excesos dial¨¦cticos de la semana pasada
La confrontaci¨®n entre Trump y Biden de la semana pasada dej¨® al mundo con un amargo, persistente gusto antidemocr¨¢tico. Esta vez, incluso cuando se pasaban de tiempo reglamentario o se interrump¨ªan entre s¨ª, la dem¨®crata Kamala Harris y el republicano y actual vicepresidente Mike Pence sonaban calmados, casi mon¨®tonos en comparaci¨®n con la interrupci¨®n constante que protagoniz¨® el jefe de este ¨²ltimo la semana pasada. En esta calma, Harris ha logrado una aparente victoria que sin embargo no supera las elevadas expectativas que ven¨ªa acumulando: aunque la ¨²nica encuesta disponible poco despu¨¦s del debate, la de CNN, da una ventaja clara a favor de Harris (59-38), la diferencia es ligeramente menor que la que result¨® del debate presidencial, y no alcanza los niveles de dominaci¨®n que algunos esperaban en el campo dem¨®crata.
En realidad, rara vez los compa?eros de ticket de los candidatos presidenciales deciden una elecci¨®n; de hecho, casi nunca influyen demasiado. La mayor¨ªa de votantes suele usar lo que ya piensa sobre el partido al que cada uno pertenece, o sobre el propio candidato principal, para decidir qu¨¦ expectativas tiene sobre los que, en realidad, ocupar¨¢n un puesto bastante secundario incluso en el evento de una victoria (el principal trabajo de un vicepresidente ¡ªo vicepresidenta¡ª es estar ah¨ª por si algo le pasa a su jefe). No es casual, ni mucho menos, que la popularidad/impopularidad de Harris y Pence en la ¨²ltima encuesta disponible se parezcan bastante a las de Biden y Trump.
La ganadora del debate de esta noche, de hecho, tiene un perfil de aprobaci¨®n por sexo, edad y raza que no es sino el que cabr¨ªa esperar de casi cualquier candidatura dem¨®crata: mujeres, j¨®venes, afroamericanos con m¨¢s positivos que Pence; hombres, blancos y mayores de 45, con menos.
Hasta aqu¨ª, lo que cabr¨ªa a esperar y lo que probablemente se ha trasladado a la encuesta posdebate de CNN (los dem¨®cratas suelen ver con mayor frecuencia que los republicanos estos debates). Pero hoy Harris y Pence se han esforzado por mostrar lo que pueden aportarle de distintivo a sus respectivas campa?as. No en vano, desde el comienzo del debate parec¨ªa que ambos candidatos ignoraban las preguntas precisas de la moderadora para sacar a relucir los talking points que, a todas luces, ten¨ªan preparados no solo para el debate, sino para el conjunto de la campa?a.
La candidata caleidosc¨®pica
Pence tiene cuatro a?os de exposici¨®n medi¨¢tica masiva, gracias a (o por culpa de) uno de los presidentes m¨¢s connotados del pasado siglo y medio. Harris, senadora y previamente fiscal de distrito en San Francisco, no es precisamente una desconocida, pero una porci¨®n significativa de los votantes no la ubicaron hasta su nominaci¨®n. Tan pronto como esta se volvi¨® oficial, las percepciones partidistas se activaron. Con un detalle distintivo: seg¨²n la encuesta doble que Morning Consult hizo justo antes y despu¨¦s, los votantes calificados como ideol¨®gicamente moderados incrementaron su percepci¨®n positiva sobre ella.
No es raro para un candidato a la Casa Blanca escoger como compa?ero de viaje a alguien para complementar su atractivo. Pero Biden ya encarna la moderaci¨®n: de hecho, cuando los votantes le ubican en un eje de izquierda a derecha, est¨¢ m¨¢s cerca del centro que Harris. Lo mismo pasa con Trump en comparaci¨®n con Pence, a quien normalmente se lee como alguien particularmente conservador (su religiosidad es bien conocida tanto en la capital como en Indiana, el Estado que gobern¨®).
Como senadora, los votos de Kamala Harris no han sido particularmente moderados: seg¨²n govtrack.us, est¨¢ entre los cuatro m¨¢s progresistas de su partido. Est¨¢ mucho m¨¢s cerca de Bernie Sanders, su rival autoproclamado socialista en las elecciones primarias, que de Tim Kaine, el compa?ero de candidatura de Hillary Clinton en 2016.
Pero su trayectoria como fiscal poco amable le ha puesto en la mira de la izquierda de su propio partido, y al mismo tiempo facilita su presentaci¨®n ante los autodenominados moderados. Trump ha insistido en que ley y orden sean unos de los argumentos centrales de su campa?a, y el conservador Pence le sirve como ariete tranquilo en contraste con las protestas a las que el pa¨ªs se ha visto sometido desde el asesinato a manos de la polic¨ªa de George Floyd. Harris tiene en sus hombros buena parte de la responsabilidad para contrarrestar esta caracterizaci¨®n de dichas protestas como pura delincuencia. Lo puede hacer apoyada en su trayectoria dentro de la ley. Tambi¨¦n en su biograf¨ªa.
Joe Biden es un se?or blanco de una cierta edad. Fue el segundo de a bordo para el primer presidente afroamericano de la historia en una naci¨®n construida a hombros de esclavos. Kamala Harris es la primera mujer no blanca en formar parte de una f¨®rmula presidencial. El plus de legitimidad que ello le otorga en el contexto actual no es despreciable, y es la base sobre la que pivota su capacidad de largo alcance ideol¨®gico. Pero no est¨¢ claro el peso que todo ello vaya a tener en un contexto de in¨¦dita polarizaci¨®n. As¨ª, los efectos del debate de esta noche (solidez de Harris, capacidad de Pence de reproducir los argumentos de Trump con su calmado aplomo) se parecer¨¢n a los del muro de plexigl¨¢s que separaba a ambos candidatos: aparentes, simb¨®licos, probablemente ¨²tiles para frenar unas gotitas aqu¨ª y all¨¢, pero en ¨²ltima instancia inconsecuente ante la enormidad de la pandemia. Hay dos formas de evaluar esta falta de efecto, ambas ciertas: los que van perdiendo seg¨²n las encuestas (Trump y Pence) no han logrado remontar, pero los que esperaban acrecentar su supuesta ventaja (Biden y Harris) tampoco colman sus esperanzas. Tras esta breve pausa, seguir¨¢ la vor¨¢gine.
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