El Nueva York cubano
Hialeah, al norte de Miami, es la ciudad racial y ling¨¹¨ªsticamente m¨¢s homog¨¦nea de Estados Unidos
¡°Que apenas unos meses despu¨¦s se fuera a vivir con aquel tipo a un apartamento inmundo de la inmunda Hialeah, nada m¨¢s y nada menos que Hialeah, result¨® ser para la madre la prueba definitiva de la insania mental que afectaba a su hija¡±.
Este es un p¨¢rrafo de Como polvo en el viento, la novela reci¨¦n publicada de Leonardo Padura sobre la di¨¢spora cubana. Habr¨¢ opiniones para todos los gustos, pero puede afirmarse con cierta seguridad que Hialeah, al norte de Miami, no es un lugar inmundo. S¨ª se trata de un lugar muy especial: es la ciudad racial y ling¨¹¨ªsticamente m¨¢s homog¨¦nea de Estados Unidos (blancos, hispanoparlantes y de origen cubano de forma casi un¨¢nime) y es la ¨²nica ciudad industrial del pa¨ªs que no ha dejado de crecer. Un vecino la define como ¡°la Nueva York de Cuba¡±.
Aqu¨ª no vive la rancia aristocracia del exilio cubano, la que toma caf¨¦ en la calle 8 de Miami y sue?a con recuperar la propiedad de la isla. Tampoco vive aqu¨ª la nueva aristocracia cubano-americana de los Marco Rubio, los Mauricio Claver-Carone, los John Barsa o los Carlos Trujillo. En esta ciudad bulliciosa de 243.208 habitantes, seg¨²n el ¨²ltimo censo, se congrega gente ni muy boyante ni muy pobre (los ingresos anuales medios ascienden a 24.192 d¨®lares) con ganas de trabajar y prosperar. En Hialeah arrasa Donald Trump. Por razones muy diversas y en conjunto bastante comprensibles.
La familia Rosales-Hern¨¢ndez resulta peculiar porque sus or¨ªgenes no son cubanos, sino salvadore?os. Hace solo un mes, en plena pandemia, invirtieron sus ahorros en la compra de un restaurante de cocina cubana, Las Pavas 2, y ahora intentan fusionar el men¨² de antes con sus propias especialidades y un popurr¨ª continental. En la carta se mezclan el lech¨®n, el chicharr¨®n, el chorip¨¢n y los refrescos colombianos. ¡°No es f¨¢cil¡±, comenta una de las hijas. Necesitan sacar el negocio adelante. Lo ¨²ltimo que desean son cierres y cuarentenas. Y eso, los cierres y las cuarentenas contra el coronavirus, se identifica con Joe Biden. Mejor, por tanto, Donald Trump.
Ayl¨ªn dirige una agencia de viajes especializada en vuelos a Centroam¨¦rica y el Caribe (muy especialmente a Cuba) y ahora, por la pandemia, apenas tiene actividad. Lleg¨® de Cuba en 2013. Su marido se hab¨ªa establecido poco antes en Hialeah. Rubia y de ojos claros, Ayl¨ªn se aparta del clich¨¦ f¨ªsico caribe?o. Casi toda su familia se qued¨® en Cuba, mantiene frecuentes contactos con ellos y, pese a ¡°la tristeza por el comunismo¡±, no se siente exiliada sino emigrante. Tambi¨¦n se aparta del clich¨¦ local porque no comparte el entusiasmo mayoritario por Donald Trump: no piensa votar, los dos candidatos le parecen malos. Pero cree que ¡°Trump tiene raz¨®n al decir que si gana Biden este pa¨ªs dar¨¢ un paso hacia el socialismo y la pobreza¡±. Y si la obligaran a votar, no dudar¨ªa: Trump. ¡°Donald Trump va a ganar en Florida, segur¨ªsimo¡±, afirma.
El joyero Mike compra y vende oro. Reconoce que su negocio va bien: ¡°Unos tienen que vender, otros quieren comprar¡±. Su acento es cubano pero con matices. ¡°Nuestra familia tiene ra¨ªces en Cuba, Espa?a y Portugal y yo soy de Miami. Lo que usted escucha¡±, explica, ¡°es el acento de Hialeah¡±. Como en otros lugares visitados, Mike y su familia derrochan amabilidad con el reportero. Amabilidad y caf¨¦ cubano. Despu¨¦s de varios dedalitos de ese brebaje delicioso y explosivo (y legal, a diferencia de la coca¨ªna), al corresponsal le tiemblan las manos y apenas comprende sus propias notas.
Ayl¨ªn, la directora de la agencia de viajes, hab¨ªa comentado antes que no todo el mundo se acostumbraba al ruido y la actividad constante de Hialeah (no saquen de ello conclusiones err¨®neas: es una poblaci¨®n limpia y ordenada). A Mike le encanta esta ciudad ¡°donde si quieres cenar a las tres de la madrugada, tienes muchos restaurantes donde elegir¡± y donde ¡°las cosas buenas son muy buenas y las cosas malas tienen remedio¡±. ¡°Esto es el Nueva York cubano¡±, proclama. El joyero, sin mascarilla, estrecha la mano al reportero. Es esc¨¦ptico sobre la pandemia. ¡°Lo importante¡±, dice, ¡°es seguir trabajando y que la econom¨ªa no se detenga¡±. Resumida en dos palabras, esa frase significa ¡°Donald Trump¡±.
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