La irrealidad en South Beach
Las mascarillas no son obligatorias, la gente bebe y r¨ªe en los bares, los contagios de coronavirus siguen aumentando. En Florida, la cuenta de fallecidos lleg¨® el viernes a 16.544
¡°?No te parece que la vida ha dejado de ser real? ?No te parece que no importa lo que hagamos o dejemos de hacer?".
Tom es un hombre macizo de unos 70 a?os. Estamos en la barra del Harat?s, un pub de South Beach, Miami. Fuera, bajo un cielo encapotado, el calor es muy h¨²medo. Los meteor¨®logos pronostican un diluvio en unas horas. En la calle se ve lo que se ve cada d¨ªa en las calles de South Beach: Ferraris descapotables, bikinis imposibles, turistas, mendigos. Tom bebe con seriedad y m¨¦todo: vaso de cerveza y vasito de whisky. Son las 13,08. El reportero no est¨¢ seguro de que la vida haya sido real alguna vez en esta estrecha franja de tierra car¨ªsima rodeada de mar.
En Lincoln Road, el paseo comercial del barrio, sol¨ªa haber algo parecido a un pedazo de realidad: una sucursal de Books & Books, la cadena de librer¨ªas independientes que un joven de 25 a?os, Mitchell Kaplan, fund¨® en 1982. Books & Books a¨²n est¨¢ ah¨ª, en cierto sentido. ¡°Al principio esto era una librer¨ªa. Luego fue una librer¨ªa con cafeter¨ªa. Ahora, desde junio, es una cafeter¨ªa sin librer¨ªa¡±. Lo explica una camarera. El alquiler del local era demasiado caro para un negocio de libros, pero no lo es para un negocio de refrescos y comida r¨¢pida que, parad¨®jicamente, mantiene el nombre de Books & Books.
Unos kil¨®metros al norte, en una universidad de Biscayne Bay, Barack Obama celebra un mitin ante un grupo de peatones enmascarados y separados y medio centenar de autom¨®viles. Cosas del distanciamiento social, un emblema de los dem¨®cratas. Encerrados en sus coches, con el motor en marcha para que funcione el aire acondicionado, los asistentes homenajean al expresidente a golpes de claxon. Obviamente, no escuchan nada. No se puede. Obama mantiene el ¡°swing¡±: sonrisa, elocuencia, ni una gota de sudor. Pero lo ¨²nico que se oye son los bocinazos. Es como si Frank Sinatra ofreciera un concierto en la sala de m¨¢quinas del acorazado Bismarck.
Miami, y en especial algunas de sus zonas, como el muy tur¨ªstico callej¨®n denominado Espanola Way de South Beach, a unos pasos del bar donde bebe Tom, se caracteriza por el ruido nocturno. La noche es una cacofon¨ªa de m¨²sicas latinas a todo trapo. Pero desde hace un par de d¨ªas el alcalde de Miami, Carlos Gim¨¦nez, republicano, ha ordenado que bajen la m¨²sica. Nadie sabe cu¨¢nto hay que bajarla y algunos hosteleros han sufrido las primeras multas de 500 d¨®lares. El alcalde dice que la m¨²sica ambiental obliga a los parroquianos a hablar m¨¢s alto, con lo que esparcen m¨¢s miasmas en el aire y aumenta el riesgo de contagio. Las mascarillas no son obligatorias, la gente bebe y r¨ªe en los bares, los contagios de coronavirus siguen aumentando. El viernes, la cuenta de fallecidos lleg¨® a 16.544 en Florida y la de contagios, a 771.780. Por consiguiente, conviene bajar la m¨²sica.
Tom es un hombre popular en este establecimiento. Un cliente reci¨¦n llegado le da un abrazo. El reportero se interesa por la opini¨®n de Tom acerca de las medidas p¨²blicas contra la pandemia. Tom se encoge de hombros y pregunta a su vez qu¨¦ se hace en Argentina, donde vive el reportero. ¡°La cuarentena dura desde el 20 de marzo y el virus sigue extendi¨¦ndose¡±, es la respuesta. ¡°Jes¨²s¡±, exclama Tom. Pide otra cerveza y otro whisky. ¡°Las verdad es que no s¨¦ cu¨¢les son las pol¨ªticas correctas para este problema¡±. Entonces pronuncia la frase vagamente nihilista que encabeza esta cr¨®nica, sobre la aparente ausencia de realidad y de significado en nuestras acciones. Todo resulta tan extra?o que dan ganas de acompa?ar a este hombre en su terapia alcoh¨®lica.
Obama ha dicho, bajo el concierto de bocinas, que las elecciones presidenciales del pr¨®ximo 3 de noviembre ¡°son las m¨¢s importantes de nuestras vidas¡±. Tambi¨¦n ha dicho que si Joe Biden gana en Florida, con sus 29 compromisarios, Donald Trump estar¨¢ acabado. Trump ha votado unas horas antes, precisamente en Florida. Tras votar ¡°a favor de un tipo llamado Trump¡±, anuncia que durante la jornada celebrar¨¢ m¨ªtines en Ohio, Carolina del Norte y Wisconsin. Sin distanciamiento ni mascarillas. ¡°Ser¨¢n grandes multitudes¡±, promete.
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